Protocolo anti abusos. Visión de un cura raso
Ya he dicho algunas veces que una de las tareas de este blog es contar las cosas desde el punto de vista y la opinión del cura, que será mejor o peor, pero es la del cura. Quizá es que para conocer las cosas bien hay, precisamente, que mirarlas desde ópticas distintas.
La Conferencia episcopal española publicó unas normas, hoy vigentes, el 22 de julio del año 2010, en las que se establece el protocolo de actuación de la Iglesia en España para tratar los casos de los delitos más graves cometidos contra la moral por parte de clérigos. Mi impresión, la mía, es que son normas que blindan a los obispos pero que no garantizan suficientemente los derechos de los clérigos.
Pongo un ejemplo. Servidor, ya desde seminarista, estuvo unos años como formador en la escolanía del Escorial. Niños internos. Otro como educador en un internado con adolescentes. Muchos años de mi vida sacerdotal con niños y jóvenes en los que no faltaron convivencias y campamentos. Profesor de religión años. Director espiritual de un colegio mayor. Es decir, muchísimo contacto con niños y jóvenes.
Imaginen que aparecen ante mi obispo uno, o mejor dos, que vienen ahora a decir que servidor abusó de ellos hace los años que sean, que no han sido capaces hasta ahora de decir nada por los traumas sufridos, pero que ha llegado el momento en que, en conciencia, se ven en la obligación de denunciarme. A lo mejor la cosa es que en su día no se sintieron bien tratados por un servidor y ahora viene la venganza. Es una posibilidad.
Se inicia el protocolo.
Punto primero. Verosimilitud de la denuncia. Así dice el protocolo en su número 4: “Tras la recepción de la denuncia, corresponde al Obispo diocesano un primer juicio de verosimilitud … Esta apreciación no supone toma de postura ni a favor ni en contra del acusado. El Obispo puede servirse del parecer de expertos para realizar la valoración de la denuncia”.
Pues pudiera suceder que el obispo o los expertos, falibles como todo mortal, dijesen: “algo pudo haber”. Y el obispo, para su propio blindaje, dice: por si acaso, iniciesé el procedimiento, no sea que me digan que hubo y no quise hacer nada.
Sigo el protocolo estricto. Ahora el número 5: “Si el Obispo considera que la denuncia resulta verosímil, debe dictar un decreto para dar paso a la investigación preliminar. El juicio de verosimilitud se refiere a la naturaleza de la denuncia y no prejuzga de ningún modo la condición del acusado. Sin embargo, en cualquier momento de las actuaciones, a tenor del c. 1722, puede el Obispo, si lo considera necesario para prevenir el escándalo, proteger la libertad de los testigos o garantizar la buena marcha del proceso, imponer medidas temporales de carácter cautelar, para prohibir al clérigo acusado el ejercicio del ministerio sagrado o del propio oficio, imponer o prohibir la residencia en determinados lugares, o incluso prohibirle la participación pública en la eucaristía”.
Continuo con el ejemplo. Resulta que los dos que me acusan de abusos hace años lo tienen bien preparado y su declaración no es del todo disparatada. Se dicta el decreto y el obispo, por sí o por sus consejeros, que le sugieren que no se pille los dedos, además, para prevenir el escándalo y garantizar la buena marcha del proceso, me cesa en el oficio de párroco, me manda dejar la casa parroquial y hasta me prohíbe celebrar la eucaristía en público.
Es decir, que servidor desaparece de las parroquias ¿qué habrá pasado?, se va a vivir a su pueblo y no se le vuelve a ver celebrando misa. El escándalo está servido, porque a veces son peores los rumores y el “me han dicho” que los mismos hechos. Servidor pasa a ser un maldito cura abusador con luz, taquígrafos y foto en la prensa con la noticia real de que el cura de Braojos, Piñuécar y La Serna ha dejado las parroquias de la noche a la mañana y se rumorea que es por asunto escabroso. No faltará quien lo filtre desde la misma curia de forma que los supuestos abusos sean un secreto a voces.
Tras un proceso, siempre largo y muy doloroso para todos, especialmente para el acusado, imaginen que llega la absolución. No sería el primer caso ni el último. ¿Y ahora qué? Porque por más que se diga que todo fue falso, no faltarán quienes afirmen que sí, pero que si pasó todo aquello “seguro que algo habría”.
Entiendo que el protocolo blinda a la Iglesia institución y a los obispos. Entiendo que puede ser un buen protocolo de cara a las posibles víctimas. Pero insisto que, desde la visión del cura raso, uno se siente desprotegido. Dependes de que el obispo o la persona delegada por él, se crea o no la denuncia. Y dependes de que entiendan, naturalmente ellos, que para prevenir no sé cuántas consecuencias, es mejor que dejes la parroquia, la casa y no vuelvas a celebrar en público.
Vale. ¿Y si después todo queda en nada? ¿Quién devuelve al cura la honra y la fama? Lo que fue un gran notición tal vez en prensa, y desde luego en corrillos clericales y curias hasta ser vox populi, se resuelve con un “lo de Fulanito quedó en nada, no hubo delito”.
Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.
Un abrazo, compañero.
62 comentarios
Estuve interna en el colegio para poder hacer el bachiller completo y eso de los abusos es un tema peliagudo, muy difícil de tratar.
Lo de abusos sexuales ni los vi, ni creo que hubiera. Siempre fui un poco ignorante en ese tema, fue de mayor que me entere que eran los tales abusos. Echando la vista atrás y, recordando situaciones y cosas que sucedían, mi opinión es que podría haber curas salidillos y monjas lesbianas como dicen, pero que tanto alumnas como alumnos tontos no eran para darse cuenta de todo. Así que los abusados eran consentidores por no quejarse a tiempo ante sus padres y superiores, porque nos quejábamos hasta de la comida.
Abusos de autoridad por parte de monjas y profesores había, con el cuento de la disciplina nos tenían castigadas continuamente por bobadas, que si moviste la cabeza para atrás es que no guardabas silencio: castigada, pero si era en clase es que estabas copiando: suspenso... Cosas exageradas y bobas que nos amargaban la vida y nos tenían en una puño. Era penoso porque hasta nos castigaban sin salir con familiares cuando iban a vernos. Yo era espontánea, inquieta, me tenían reprimida y eso me parece un maltrato, un abuso, que desde el punto de vista actual sería denunciable, pero las guarradas sexuales que cuentan algunos eran imposibles a no ser que consintieras, así que culpable el adulto pero nada inocente el menor, por lo que denunciar después de años es penoso, no se arregla el daño pasado haciéndolo presente y extensible a todos, incluso a quienes no tienen necesidad de sufrirlo, y no digamos ya si es falsa la acusación ...
Hace unos años estas cosas se sabían, pero las personas normales no pensábamos en ellas porque no se nos ocurría abusar de un niño, todo lo contrario, lo protegíamos, ahora ya estamos avisados y creo que la mayoría de los sacerdotes, ni locos están con los chicos sin la presencia de testigos. Hacen bien.
Lo que me parece inadmisible es que se diga, sin más autoridad que la osadía que da la ignorancia, que el abusado consiente porque le gusta, y de ahí su silencio de años. No habría, pues, abuso, sino pleno consentimiento, placer compartido. Yo he conocido compañeros en mi colegio de curas que eran homosexuales (por cierto, cómo los machacábamos; qué canciones les cantábamos...). ¿Y por ello hemos de pensar que les gustaría que los curas o profesores les metieran mano? Martinna, hazme un favor, aplícate la prohibición de contar chorradas aquí. Me importa poco que tengas 80 años o 112: la ignorancia no conoce edad.
Tiene usted toda la razón. Y, para muestra, basta un botón: si el cardenal australiano George Pell pudo ser condenado injustamente en los tribunales de justicia (luego absuelto), ¿qué no harán con un humilde cura, que, a lo peor, no tiene ni dinero ni medios de demostrar su inocencia?. ¿Y si decide "colgar los hábitos" por ese abandono por parte de quien debiera ser su mejor abogado, pues es a él a quien confió su vida y destino en este mundo?. Claro, ¡dónde va a ir ahora!, dirán. ¡Pobrecillo!
Que toda norma que proteja a las víctimas de abusos o de agresiones, en general, si no está bien diseñada, es susceptible, a su vez, de usos perversos, es algo difícil de evitar. Eso lo saben muy bien los hombres condenados por falsas acusaciones de maltrato (que ya van siendo legión), con todas las terribles consecuencias que deben soportar por ello.
Yo mismo he sufrido esos malos usos de la norma. Hace unos meses he resultado condenado por agresiones a una mujer. El hecho es que el que resultó agredido reiteradamente de inicio fui yo. Mi respuesta fue sólo una defensa a esa agresión previa. La falsa denunciante (por cierto, militante de un partido de extrema izquierda, el de Errejón -antes fue podemita-) incluso consiguió un falso testigo que testificó a su favor. Y digo falso, porque habiendo visto todo lo que ocurrió, sólo vio (¡oh casualidad!) la agresión mía. Como detalle, no sé si baladí, tanto el juez como el fiscal, el testigo y el secretario del juzgado eran mujeres. Es significativo el dato de que hubo otro testigo que lo vió todo, un varón pareja de la que testificó, que no se presentó a la vista. La sentencia fue infame. Despachó el tema en dos renglones. Quise ver cuál fue el argumento por el cual no dio crédito a mi denuncia (yo también denuncié por agresiones) ni al parte de lesiones que presenté. No había ningún argumento: simplemente creyó a la otra parte. Resultado: condena por agresiones y al pago de indeminzación, multa y las costas. No recurrí.
Así están las cosas, en efecto...
En mi opinión las chicas solas con un hombre... nunca. Porque al hombre le tira lo que le tira, y para eso no hace falta ser abusador NI lo implica, pero porque las chicas también se manejan con mucha desenvoltura, a veces con demasiada. Ya lo decía la Gitanilla: no está en peligro en estar entre un ejército de hombres, sino en estar a solas con un hombre. Conclusión: las chicas siempre acompañadas.
Lo de los chicos es más difícil, más abigarrago, asqueroso. En estos casos sólo se me ocurre una solución: si te tocan, rompe bocas con los puños y no vayas a lloriquear al juez 20 añis después, cuando quizá el culpable ya es anciano, está enfermo, ni se acuerda.
No llego a entender bien las razones de esas denuncias tan tardías y creo que la mayoría inmensa o son falsas o buscan un beneficio secundario el que sea. Yo conocí a una mujer que había sido abusada de niña pequeña por un familiar y me decía que era consciente de ello, que nunca le había afectado en su desarrollo afectivo-sexual y que no queria remover el pasado.
Con respecto a los curas supongo que el mayor problema que tienen son las feligresas que se enamoran de ellos, sobre todo de pimpollos salidos del seminario con 24 años. Si se te enamora una de 50 pasa, pero si se te enamora una de tu edad, ¿qué? Ya tenemos El pájaro espino... ¿A estos quién los ayuda? ¿Nadie?
Si eso me ocurriera a mí, me retiraría a una Cartuja para pedirle a Dios perdón por mi cobardía.
Su Avemaría, Pater.
Abrazar al compañero es la mejor solidaridad en las dificultades.
No es tanto fallo de protocolo, como error de la gente que está dispuesta a desconfiar. El mal lo tiene más fácil que el bien, falta caridad y sobra malicia.
Cuando una acusación entra por la puerta, la presunción de inocencia sale por la ventana. De siempre se ha comparado con el agua que se derrama, o las plumas que se esparcen, es imposible volverlo a recoger como estaba.
Aquí en Andalucía, se dice que la maldición de la bruja es : “Que tengas pleitos y los ganes”
(O sea, que mal, mal, de todas formas)
¿Monjas lesbianas? ¡Por favor! ¡Con lo mal visto que estaba aquello, desde la izquierda a la derecha, pasando por la Unión del Centro Democrático! Sí que había personas que por maldad, acusaban de lesbianismo a cualquier mujer a la que no se le conociera varón o mal rollo, que siempre ha habido gente mala.
Lo que sí era frecuente, que hubiera alumnas cuyos padres pasaran el día trabajando y las madres también y/o atendiendo a hijos pequeños y descuidaran un poco a las hijas mayores y estas, buscaran el cariño de las monjas, que al estar más desocupadas y tener mayor preparación cultural, les mostraran una comprensión que no encontraban en la familia, pero de ahí a lo otro... ¡Menudo espanto hubieran sentido monjitas y alumnas si pudieran leer este hilo! No confundamos el cariño materno-filial ni la amistad con "lo otro". A veces pienso que tienen razón los progres, cuando culpan al heteropatriarcado y otras palabrejas raras del "empoderamiento" que estamos padeciendo en cosas que hasta hace poco veíamos sin malicia.
Tenga mucho ánimo D. Jorge, que Dios nunca nos abandona.
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Jorge:
Qué quiere que le diga...
No hay que arriesgarse a que te acusen de cualquier cosa, que todo es posible.
Desde luego hay que tener protocolos, pero estos deben tener también en cuenta la posibilidad de faltas acusaciones. Hay mucho calumniador por ahí, a veces por venganza de algo que consideraron una supuesta injusticia y a veces por pura maldad. Hay que prevenir.
Luego están los casos reales de abusos que hay que atajar y la historia se vuelve bastante triste y miserable. Los abusadores, para satisfacer sus pasiones, forman, no solo una secuela de víctimas directas, sino otra de indirectas provocadas por la sospecha.
Esa mujer te mintió. O, seguramente, se mentía a sí misma. No hay persona, hombre o mujer, que, siendo abusada por un familiar, no le deje algún tipo de huella psicológica que no tenga efectos en su afectividad y/o en su sexualidad.
Es cierto que, en contra de lo que opinan las feministas radicales, en el abuso, como en cualquier otra realidad, hay grados. No es lo mismo tocamiento que penetración, caricia que masturbación, beso que felación. Ni es lo mismo que el abuso sea un acto esporádico o repetitivo, prolongado en el tiempo; que lo cometa un extraño o un familiar (gravedad máxima si el abusador es el padre); que ocurra en un entorno inusual o cotidiano y familiar; que concurran circunstancias como la complicidad de terceras personas que hacen posible el abuso, o es un acto solitario, arriesgado para el abusador, que no cuenta con apoyos.
La excesiva tardanza en la denuncia de los abusos por parte de la víctima, más allá de las falsas acusaciones, se debe a que estas personas suelen estar severamente traumatizadas. El trauma psíquico, de la índole que sea, provoca en general vergüenza, desamparo, autoculpabilidad, hundimiento de la propia estima, depresión, incluso tendencias suicidas. En la literatura psicopatólogica son conocidos multitud de casos en verdad escalofriantes que afirman esta tesis. Lo normal es que pasen muchos años antes de que la persona se atreva a denunciarlo públicamente. Para lograrlo la persona ha de de salvar una multitud de escollos puramente intrapsíquicos que son muy difíciles de superar. Lo normal es que la inmesa mayoría de los abusos caigan en el olvido del silencio, aunque no de la persona que los ha sufrido. Es verdad que también se dan los casos de víctimas que se identifican con el agresor, y se hacen a su vez agresores y abusadores. Es su precaria forma de tramitar su trauma; de algún modo se dicen a sí mismos: jamás volveré a ser la parte débil; ahora seré yo el que golpee para que me teman y no me vuelva a ocurrir; seré temible, me haré respetar.
Por otra parte, hay muchos tipos de abusos además de los sexuales, que pueden llegar a ser tan traumáticos como aquellos. Algo de esto lo comentó Martinna con acierto en su comentario: los abusos de poder, el afán de dominio y la manipulación del otro, los chantajes emocionales, los dobles mensajes, las mentiras, maledicencias e injurias... Mi acusadora se presentó ante la juez como una pobre mujer semi minusválida (tenía reconocido cierto grado de minusvalía). Cuando denunció, en cosa de pocos minutos, se metió a la Guardia Civil en el bolsillo; cuando fui a denunciar, inmediatamente después de ella, recibí un trato deplorable por parte de los agentes. En la realidad, se lanzó hacia mí con una furia agresiva desorbitada por el mero hecho de señalarle que atara a su perro (que ya tenía a mi lado) que llevaba suelto en un lugar público no habilitado para ello. La realidad es que tras varios intentos de apartarla de mí, volvía a lanzarme patadas y puñetazos una y otra vez. Hasta que actué... Esa era la pobre mujer desvalida y semiinválida...
Ahora hemos llegado al extremo opuesto, completamente ridículo, en el que hasta un "agasajo postinero" o un "piropo retrechero", que diría un castizo, se considera abuso. Se da la circunstancia que las mujeres pueden ir semidesnudas por la calle, y el hombre ha de mostrar una impasibilidad estoica hasta en las miradas para no ofenderlas. Esto sí que es un abuso... de insensatez y a nuestra paciencia.
Me lo contó con lagrimas en los ojos, y con lagrimas en los ojos de rabia terminé yo, escuchándole.
Vivía en Valencia, tenia un hija, su mujer le fue infiel y además le pidió el divorcio por maltratos que nunca hubo.
Por supuesto perdió todo lo que se puede perder y dieron la patria potestad a la madre.
La madre se marchó a vivir a Huelva y el padre tenía que desplazarse desde valencia para ver a su hija una vez al mes.
Estando esperando a la hija a la salida el colegio, un viernes que le tocaba visita, un hombre le atacó por detrás, le dio un terrible puñetazo sin posibilidad de protegerse, le tiró al suelo y le dio una soberana paliza.
La gente desapareció como por encanto, no pudo encontrar a ningún testigo que le acompañase, vio a su mujer que curiosamente estaba por allí y se fue a presentar denuncia en la comisaria.
Mientras tanto su mujer presentó denuncia diciendo que su exmarido la había agredido y que menos mal que el señor, desconocido, que la acompañaba a testificar, la había socorrido arriesgando su vida.
Habría juicio y estaba seguro de perder como le había ocurrido en otros casos anteriores de diferentes características.
Otro caso: El hijo de un amigo, cuya familia Ud. conoce P. Jorge, ha sufrido problemas y denuncias falsas similares, durante 16 años. El padre y la abuela todos los meses un fin de semana, tenían que desplazarse a 650Km a ver a su hija, al principio en varios de los viajes no pudieron verla, y otras tuvieron que retrasar el viaje porque la madre no estaba en casa para recogerla, hasta que consiguieron que se fijase un ponto de encuentro para recogerla y entregarla.
La madre tenía nueva pareja, lo que fue un nuevo motivo de sobresaltos, hasta que a la hija con 17 años ha pedido venir a vivir con su padre y menos mal que la madre no ha puesto pegas por desavenencias con la nueva pareja.
O sea P. Jorge, que en una sociedad con una dudosa moralidad (quiero ser moderado) ningún protocolo, ni ningún obispo responsable pude salvarnos ni a curas ni a laicos de una calumnia bien tramada entre varios.
También es verdad que cualquier mujer puede caer en manos de una cuadrilla de predadores sexuales desalmados. O de un individuo sádico y sin moral. La ley poco puede hacer si predomina un ambiente crispado e inmoral. Cuando se elimina a Dios, nada hay, nada, que pueda imponerse a los caprichos y deseos de quien es más fuerte o poderoso.
¿Cómo es que no hemos sido capaces de que impere el Reino? ¿Cómo es que el mundo sea una masa sin sabor? ¿Se habrá vuelto la sal insípida?
Ya se que mal de muchos, o mejor dicho de todos, no es consuelo, pero...
Y el resumen suyo, P. Jorge, es justo: Protegidos los obispos; desprotegidos los sacerdotes.
"En la actualidad, un sacerdote es culpable de abuso aun después de probarse lo contrario."
Hermano: le diste al clavo.
¿Conocen a algún obispo que defienda hasta el final a sus curas? En otras épocas, a lo mejor. Yo los he visto abandonarlos a su suerte por cuestiones en los que el cura actuaba conforme a derecho canónico, doctrina o moral. Abandonados por lo "políticamente correcto" o por quedar bien frente a terceros. Lamentable.
Incluso por simples desavenencias menores o problemas entre clérigos, los obispos no suelen tomar decisiones que les comprometan demasiado, así que me apuesto una caña de cerveza que muy pocos apoyarían a un cura acusado por un menor (o mayor). Casi desearía el obispo que el cura fuera culpable porque es más fácil "para todos" castigar que resarcir, pues la opinión pública y publicada ya está perdida. Al menos saldría en el periódico, estando mejor visto, como el obispo que quitó del ministerio a don Fulano, y no como el que devolvió su encomienda a ése cura que decían, y "seguro que era", un abusador despreciable.
Fíjate lo que escribes :”Martinna, hazme un favor, aplícate la prohibición de contar chorradas aquí. Me importa poco que tengas 80 años o 112: la ignorancia no conoce edad.”
Aunque esto se puede hacer extensivo a los hombres en general, yo por mi trabajo puedo decir que mis compañeros a la hora de hacer una entrevista a una mujer dejan la puerta abierta de par en par, para curarse en salud ante posibles acusaciones, y no es paranoilla, sino por amargas experiencias que ya se han dado.
Y si hay abusos, malos tratos, etc., etc., nadie lo niega, pero se ha destapado una caja de truenos despiadada y a ver quien los mete otra en su justo cauce. Y la jerarquía que debería amar la justicia y la verdad esta muy acobardadita, con mucho afán de justificarse ante los de afuera y desamparando a los de dentro (en este caso a los sacerdotes)
En el caso que yo mencionaba supongo que fue un abuso de baja intensidad; me consta que fue repetido pero de baja intensidad.
Supongo que la edad a la que se sufre el abuso importa también.
Yo creo que a partir de determinada edad, si no hay violencia, hay cierto grado de consentimiento.
Hay que ser astutos y más inteligentes que los hijos de la oscuridad.
Increíblemente en el caso de sacerdotes y religiosos no se aplica la presunción de inocencia y es imposible restituír la buena fama aunque se llegue a demostrar la inocencia.
El caso roza lo paranormal si se trata de consagrados que trabajan con niños.
Unos consejos breves:
1) Nunca quedarse a solas con niño o mujer.
2) Confesar en el confesionario con espacios separados entre sacerdote y confesando.
3) Rechazar invitaciones de desconocidos.
4) No acudir a ninguna casa sin ir acompañado por persona de confianza.
Aún así los malvados son capaces de buscar las vueltas a cualquier consagrado.
En cuanto a un caso real de abuso, que son los menos, el criminal ya buscará de hacer todo lo contrario a lo que acabo de aconsejar.
Siento lo de su amigo, padre. Rezaré por él.
¡Ave María!
Cuando tuve chicas de prácticas a mi cargo, el primer día les decía que era un enfermo mutilado e insinuaba que me quedaba poco tiempo de vida.
Para evitar denuncias falsas.
Porsiaca.
A lo mejor estoy simplificando demasiado, pero todos estos rollos no han servido mas que para que la izquierda perjudique la imagen de la Iglesia, porque bien se guardan sus medios de publicar luego las absoluciones.
Ante una denuncia falsa contra un cura y un procedimiento inicuo incoado por un obispo que teme la presión mediática, el inocente debera asumir que es bienaventurado cuando es injuriado o calumniado por causa de Jesús (pues acusar falsamente a un cura es tan repugnante como los que calumniaban al Señor en el juicio ante el Sanedrin).
Una vez inicuiada esta maquinaria legal-mediatica, la rehabilitacion total en la tierra, del inocente tal y como están las cosas, va a ser que no. Pero Dios hará justicia y ay de los que calumnien y destrocen la vida de un inocente y más si es un hombre consagrado.
Infovaticana empezó una campaña feroz contra los sacerdotes de la parroquia, sugiriendo que eran homosexuales. La consecuencia es que el obispo los quitó de la parroquia, no los destinó a otra ( no fuera a decir Infovaticana que los mandaba a pervertir a otra) y los puso a estudiar. También castigó a nuestra parroquia dejándola sin párroco, como sigue.
Era la parroquia mejor del arciprestázgo. Los sacerdotes ejemplares con ambición permanente de evangelizar ( trajeron las Cenas Alfa, Mujeres y hombres de Emaús, coro "Canta conmigo", peregrinaciones a Covadonga, Guadalupe, Medjugore, Tierra Santa etc no viajes turísticos, se sentaban a confesar, había adoración . Llevó muchos jovenes a Filipinas y a la JMJ de Polonia .etc ).
Para los sacerdotes la consecuencia fue terrible. Se les quitó la fama e hizo imposible su labor sacerdotal, pues esa mala y calumniosa fama, con internet, le sigue a todo el mundo. Como consecuencia , uno de ellos se ha secularizado, siendo santo y maravilloso. El otro se ha buscado la vida fuera de las parroquias.
Todo ello sin expediente canónico alguno . La calumnia hoy día es para mí el pecado más grave.
Un feligrés le dijo al obispo cuando vino que era un cobarde.
El caso es que el obispo debería estar jubilado por edad.
¡Pobres sacerdotes, absolutamente vendidos!
Echar la culpa a las víctimas o a los medios de comunicación, solo perjudica a las víctimas y a la institución y beneficia a los abusadores.
Dicho esto, los delitos debe investigar los el poder judicial. Hay que pasarlos al juzgado y, por precaución, separar al acusado de los menores hasta que se resuelva el proceso.
Sí. Pero ojo.
Hace un par de años una chica de 16 años de sl lado de mi pueblo denunció pir violación a un hombre unos 10 años mayor. El caso era que se habían ido un grupo de amigos a una comida de campo y estos dos ni se conocían. Tras la comida y bebida se fueron los dos en un coche solos y de ahí en adelante. La chica alegaba NO haber consentido, lo cual es posible. Al no haber dato alguno de violencia el chaval fue declarado inocente.
Yo creo que en este caso hubo, PROBABLEMENTE, el mismo grado de consentimiento que dio la guarra de la manada de Pamplona: ni sí ni no, no quiero reslmente pero las cosas pasan y luego me arrepiento.
Otro tanto me da que padó con un cura de Madrid condenado, años despues, por haberles sobado las nalgas por encima de los pantalones a unas alumnas de bachillerato. ¿A cambio de sobresalientes acaso?
Si no te defiendes, a cierta edadc, salvo que tengas una pistola en la sien, estás consintiendo.
No quiero extrspolar esto a niños pequeños, pero en el caso de adolescentes ya talluditos me parece claro.
No hay cristianos "homosexuales". Hay cristianos pecadores, y lo somos todos los que seguimos a Cristo. Ni uno está libre de pecado, ni de tendencia a cometer uno u otro pecado, tan variados como caída está la condición humana.
Me parece absurdo hacer una asociación vinculando el nombre de "cristiano" a algún pecado o a alguna tendencia al pecado.
Y más grave es que esas "asociaciones" no pretendan superar esa tendencia al pecado, sino justificarse en el mismo, lo que es abiertamente un nuevo pecado ¡y contra el contra el Espíritu Santo!
Lo que tienen que hacer es acudir a Cristo de verdad, para que sane sus heridas y les dé la gracia de superar sus tenciones, pues "nadie es tentado más allá de sus fuerzas". Lo otro es diabólico.
No me puedo creer lo q leo. Nunca acaba una de decepcionarse.
Después de la barbaridad que has escrito más arriba, con todo el aplomo que dan los años, supongo, no estás en condiciones de decirnos a nadie aquí que nos fijemos en lo que escribimos.
Si la verdad es la verdad, lo diga Agamenón o su porquero; también la burrada lo es, lo diga un chaval de 20 años o una venerable octogenaria. Es más, el joven, por serlo, tiene más disculpa en su necedad que el que ya tiene experiencia de la vida. Y ahora me llamas la atención sobre lo que escribo... Si fueras un hombre y tuvieras unos años menos, te diría que eres un cínico con la cara más dura que el cemento armado.
Si este fuera mi blog, no hubiera dejado pasar tu comentario, o al menos el párrafo que dedicas a las víctimas de abusos.
¡Ave María, padre!
Me estoy refiriendo al contexto del que trata el titular del blog: abusos a menores.
Es evidente que a menor edad de la víctima, más daño psicológico e incluso físico se produce en ella. A mayor precocidad, mayor vulnerabilidad.
En todo caso, el abuso en todas sus formas, las sexuales o las que no lo son, se producen perfectamente también en el mundo adulto. Mi "querida" agresora abusó de mí al manipularme para que la golpeara, abusó de la Guardia Civil, abusó de la ley, abusó de la juez, abusó del papel de los testigos obligados a decir la verdad.
Esto que dices de que cuando intenten abusar de un adolescente, éste debe reaccionar partiéndole los dientes, es desconocer la realidad del abuso. El abusador escoge cuidadosamente la víctima, que es siempre la persona más psicológicamente vulnerable (chico/chica espacialmente tímido o inhibido, o aislado, o especialmente tierno y confiado, por ejemplo). ¿Por qué me escogió mi agresora absuelta?
Pues porque mi mujer padece de ataques de pánico cuando ve un perro suelto, algo que, teniendo causas afectivas muy profundas, no ha podido resolver (sí, en casa del herrero, cuchillo de palo; pero, salvando esta dificultad, o precisamente por lo que lleva sufrido en esta vida, es la mujer más maravillosa que he conocido nunca). Siempre por la herida se introduce el mal, Tulkas...
No debemos aceptar que sea "normal" sentir atracción por el mismo sexo ni que, sintiéndolo, sea ésta una condición que ya encarrila mi vida. El sentir algo no es condición de ser. Asumiendo ese lenguaje normalizamos que sea "normal y aceptable" la homosexualidad. Por tanto lo indicado sería, si alguien siente atracción hacia el mismo sexo el decir precisamente eso, que siente atracción, pero no encasillar a nadie en la categoría de "homosexual", porque le conducimos a actuar y ser como el Mundo hostil quiere. Si uno acepta llamarse así, ya sí que acepta lo que implica y es imposible unirlo con el "ser cristiano".
Los de la manada, TODOS, deberían estar en la cárcel con o sin consentimiento.
Que fue una “clara” violación díselo a los jueces.
¿Y lo de la de 16 años del pueblo de al lado qué te parece? ¿Que claramente NO fue violación?
Ojo.
Lo demás es opinar sin conocer (casi siempre, obviamente habrá todo tipo de situaciones) los detalles y muchas veces sin conocer la ley (los que no somos Juristas).
Imagino terrible que te acusen falsamente. Pero poniéndonos, sin mas, del lado del acusado (sea este quien sea) no le hacemos ningún favor.
Si no se llevara el debate al terreno publico, la honorabilidad de todos los implicados sufriría mucho menos.
Y además de mentira es de una asquerosidad y de un machismo que hace vomitar.
Por desgracia hay muchas formas de amedrentar a las personas, menores o mayores, sin necesidad de usar armas, y quien trabaja con las víctimas sabe que muchas veces se tardan años en tener el valor para asumir que se ha sufrido una violación y denunciarlo, especialmente cuando el agresor tiene alguna posición de fuerza y liderazgo sobre la víctima y su entorno, por eso casi siempre el culpable no es un extraño sino un conocido como un familiar, un cura, un profesor, el jefe, etc.
Porque saben que la víctima temerá denunciar y no ser creída, y sufrir represalias.
¿Acaso amenazar con mandar al paro a una madre soltera no es suficiente presión sin tener que poner una pistola en la sien?.
¿O que te rodeen cinco tíos como armarios empotrados en un callejón oscuro?
¿O para Tulkas sólo eres inocente si te revientan a palos para violarte?.
Una cosa es lo que yo diga y otra la que tú entiendas.
¿Según tu que burrada he dicho?
Si te refieres a que los que no denuncian el abuso cuando ocurre son consentidores de que siga ocurriendo, opino que es así, no que les guste que ocurra, sino que no dicen lo que está sucediendo como si no pasara. No cuento situaciones reales porque me parece obsceno y a mi no me ocurrieron, pero si a otros que después pues han contado lo que pasaba.
Por tu parte puedes opinar lo que te parezca sin ofender, te puede parecer que por anciana e ignorante me tengo que callar, solo tu puedes opinar, vas de sobrado, pero te falta empatía, comprensión, tolerancia con los demás.
Paz y bien.
No sé en qué quedaría la cosa, pues si bien no me gusta pensar mal de nadie, el caso es que recordaba una situación "ambigua" anterior con esa misma monja, de la que yo "me zafé hábilmente" aún sin tener una idea clara de qué es lo que "estaba mal". Es decir, el instinto me llevaba a poner distancia, si bien la mente no quería acusar de nada a nadie ni pensar mal. Ni siquiera ahora tengo claro si debía pensar mal o no, pues lo que recuerdo es la experiencia de una adolescente.
Los adolescentes no tienen las cosas claras ni se les puede pedir que las tengan.
A lo mejor me falta especificar: hablo en concreto de los abusos de curas, o supuestos abusos.
Ahí es donde digo que me extraña totalmente la ausencia de defensa.
Seamos claros: muchas de las circunstancias que se citan arriba como coacción insuperable no se dan, obviamente, en los abusos o supuestos abusos de un cura a adolescentes mayorcitos.
Un chico de 17 años, que 20 años después denuncia que un cura le hizo alguna asquerosidad, lo siento, pero me cuesta creerlo.
Reformulo lo dicho arriba: si te quieren violar te defiendes, salvo que tengas una pistola en la sien o equivalente demostrable. Si no hay defensa y no hay coacción insuperable, ¿dónde está la violación?
El caso de la niña de 16 años que puse lo ejemplofica: no se acusó al varón.
Tu última respuesta es de condescendencia, “mantenerla y no enmendarla”. Te pido que en adelante me ignores por completo y así cada cual siga según su criterio.
Sí, hazme a mí también el favor de ignorarme.
Ignoro si esos curas eran tan santos como dices o no. Pero hay algo que si tengo claro, no eran muy espabilados. Y ya nos dice Cristo que seamos astutos como serpientes. El mero hecho de que hagan una jornada contra la homofobia muestra su indigencia intelectual, si no es algo peor. Es que es de retrasados mentales. Hay un dicho que dice, es tan bueno tan bueno que es tonto. Igual era eso.
Aunque no sirva de mucho, charlar con compañeros de profesión y proponer cambios constructivos puede servir de algo. En todo caso es difícil, como siempre lo es cuando se intenta ser fiel a Cristo en esta vida, que es una prueba para que amemos a Dios sobre todas las cosas, desde el pecado de nuestros primeros padres.
La "verosimilitud" que menciona don Jorge es, para los fiscales, "que la víctima acudiera a la parroquia del sacerdote en la época de los supuestos abusos; a veces, ni siquiera tiene que coincidir la parroquia, basta la ciudad. En EEUU, solo con que se pruebe que coinciden la parroquia y el año, el obispo destituye al sacerdote sin esperar más confirmación de los hechos.
Al sacerdote que menciono le ofrecieron salir al cabo de año y medio si confesaba, dejándole bien claro que si no confesaba era cadena perpetua. Se negó a confesar porque mantiene que no lo hizo. Hay toda una página web dedicada a su caso con todo detalle. El acusador primero dijo que había sucedido en Florida. Cuando el sacerdote demostró que nunca en su vida había estado en Florida, el acusador cambió a la parroquia actual. El juez que le sentenció, notorio anti-católico, pidió al jurado que ignorara las contradicciones del testimonio de la "víctima".
Ya sé que no se pueden enlazar páginas en los comentarios, pero si quieren buscar la página web (en inglés) del padre MacRae, se llama Beyond these stone walls. Los artículos que escribe el sacerdote sobre todo tipo de temas, y los artículos escritos por antiguos presos que se convirtieron debido a su testimonio, dejan la boca abierta.
Y las mismas activistas del "me too" llevan años quejándose de que hay menos mujeres que hombres con títulos superiores.
Que no hace falta ni la pistola en la sien ni la coacción para abusar y salir impune.
Ponemos el caso de un pueblo pequeño, hace décadas cuando el cura todavía era una autoridad, un chico de 17 años de familia conservadora.
Te confiesas con el cura y le dices que tienes dudas sobre tu sexualidad que igual te ponen chicas y chicos, y el sacerdote se aprovecha y te mete mano, sin testigos, fugazmente.
Es muy fácil decir "pues le metes un puñetazo".
Pero sabes que el chico no va a reaccionar así. Que se quedará sorprendido.
Que luego vendrán las típicas etapas:
Primero intentará convencerse de que eso no ha pasado que ha sido su imaginación.
Luego intentará racionalizarlo y puede que se autoinculpe, tal vez hiciste algo que invitó al hombre.
Después pensará que si se atreve a denunciar y y no le creen quedará estigmatizado de por vida como mentiroso o peor de maricón, porque claro si no te defendiste de inmediato es que te gustó.
Al final reprime sus sentimientos y le esperan décadas de psicólogos y alcoholemia.
Pues casos así los hay a puñados.
Sacerdotes de esos NO los hay a puñados. Puede que casos sí haya habido demasiados en ciertas épocas, ya que unos pocos sacerdotes homosexuales pueden corromper a cientos de niños (por no decir miles), como el repugnante caso de McCarrick. Por cierto, ahí sí fallaron todos los filtros y todas las denuncias... pero es fácil esconderse cuando no tienes escrúpulos. Siendo sacerdote ó teniendo cualquier otra profesión (médico, profesor, entorno familiar, etc). Esta gente además usa el dinero y las influencias para salir indemne.
Hablamos de pederastia, pero en un alto número de los casos es en realidad homosexualidad con abuso a adolescentes. Pederastia la hay en TODAS las profesiones, y NADIE le está quitando importancia. Todo lo contrario. Si un médico abusa de sus pacientes, no se puede generalizar ni hacer una cacería de médicos en general ó desprestigiar a la profesión, ó que todos los médicos del mundo pidan perdón. No. Lo mismo con cualquier otra área. Si hay familiares que abusan, eso no es generalizable en ningún caso. Tampoco los homosexuales son sospechosos de pederastia por su condición sexual, también sería injusta esa generalización.
En el caso de la Iglesia católica, el porcentaje de curas abusadores respecto al total es mucho menor que en casi cualquier otra profesión, lo que no quiere decir que haya que justificar ni el más mínimo caso de abuso. Tolerancia CERO, que dijo y llevó a efecto Benedicto XVI.
Personalmente tengo el convencimiento de que un buen número de los casos de pederastia dentro de la Iglesia que han causado escándalo en los tiempos pasados tienen una relación directa con la infiltración comunista. Durante todo el siglo XX la KGB ha estado infiltrando la Iglesia con falsos curas para usarla como instrumento revolucionario durante la guerra fría, para utilizar su Autoridad y su influencia. Para infiltrarla con falsos seminaristas usaban muchas veces homosexuales sin fé. Esas fueron las palabras de BELLA DODD, la dirigente comunista estadounidense que se arrepintió, lo contó todo y escribió un libro muy interesante en los años 70, "School of Darkness". Búscalo en Internet. Ella sóla infiltró en los años 40 y 50 a más de 1.000 seminaristas (preferiblemente homosexuales) en la Iglesia católica estadounidense. ¡Cuántos otros no habrá habido!... Polonia, centroeuropa, la España franquista, la Italia de la Otan y las brigatte rosse, la Hispanoamérica de la Teología de la Liberación... etc, etc, etc.
El caso de Bella Dodd (convertida por el obispo Fulton Sheen) es paradigmático. Sus palabras para definir el perfecto candidato para infiltrarse en la Iglesia eran ser homosexual (para disimular su castidad) "with no faith and no morals". Luego es fácil que gente así puedan corromper muchachos jóvenes y formen redes homosexuales y comunistas dentro de la Iglesia, aunque estas redes ya no formen parte del entramado de la KGB. Cuando cayó el muro esta gente se quedó dentro pero sin jefes.
No son los únicos casos ni mucho menos, por ejemplo está el de Maciel, etcétera... pero creo que un buen porcentaje de los curas pederastas entraron en el seminario engañando y ocultando su homosexualidad (está prohibido ser ordenado sacerdote a alguien con esta tendencia, aunque sea casto), lo que denota mala intención desde un principio.
Tolerancia cero siempre, y nunca ocultar la verdad, pero tampoco nos dejemos acomplejar con razones generalistas falsas.
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