Reflexiones de este amargado que les escribe
Los datos son tercos, y comprendo que eso cabree y mucho. Encontrarte con que tus grandes apuestas pastorales de los últimos cincuenta o sesenta años, mantenidas con exultante frenesí, hayan conseguido dejar vacias las iglesias y el milagro de que nazcan tomateras en la plaza de san Pedro, tiene que ser algo frustrante.
Ante esta realidad ya me sé las respuestas: que lo importante es que ahora la gente va de verdad a misa, y no como antes, que por lo visto lo hacían amenazados por la pistola de los grises de Franco, y que los que nos empeñamos en hacer públicos los datos somos unos amargados, anti Francisco, incapaces de dar una idea y siempre con lo negativo por delante, y que a ver qué hacemos nosotros que parecemos tan listos.