Libertad de expresión, prudencia y comunión eclesial
Hace unos días me hacía eco del silencio impuesto a D. José Luis Aberasturi. Me duele y me preocupa, pero solo hasta cierto punto. Es un sacerdote con años y con la fortaleza de la experiencia y una dilatada vida sacerdotal. Más me duelen los silencios impuestos a otros sacerdotes, en ocasiones muy jóvenes, porque están mucho más indefensos. Las razones que se esgrimen para los silencios impuestos o recomendados, algo sé, son razones de prudencia y de comunión eclesial.
Nadie va a estar en contra de tales recomendaciones. La prudencia es virtud reconocida y la comunión eclesial a todos nos preocupa. Dicho esto, tendrán que reconocerme que cuanto más arriba esté uno en el estamento eclesial, más debe cuidar estos dos puntos. Vamos a un ejemplo.