En primer lugar, decir que he podido enviar muchos libros por correo. Espero que los hayan recibido correctamente. No obstante, si a alguien no le llegó, que me lo haga saber para ver qué ha pasado y hacer un nuevo envío.
Agradezco de corazón en mi nombre y por supuesto en el de Rafaela las amables palabras que los lectores nos hacen llegar. He visto opinones sobre el libro en varios lugares, además de los correos que me han hecho llegar. Ya saben que a uno le encanta saber su opinión. Rafaela y un servidor, sin olvidar a Socio, esperamos sus comentarios.
Tiempo de Pascua, de resurrección y de vida eterna. Si creemos en la Pascua, en el resucitado, no hay lugar para el miedo.
En estos días, leyendo el libro de los Hechos de los apóstoles veremos constantemente cómo Pedro y los apóstoles predican la verdad de la fe con convencimiento y contundencia. Es justo lo que nos falta, porque aquí entre el qué dirán, la gente no lo entiende, hay que ser prudentes y tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos, acabamos predicando la nada edulcorada con unas gotas de new age y unas guindas de ecología y agenda 2030, muy poético todo pero insustancial.
La apertura a la trascendencia gozosa en el calor del nuevo día que acaricia tu alma, el compromiso visceral por la causa del Reino que nos lleva a una compasión universal ante el sufrimiento planetario, la unidad que abraza voluntades por encima de credos, ideologías y violencias, la apuesta por la paz que pretende cambiar el corazón de Putin con una canción de John Lenon y la construcción de una nueva iglesia nacida de la unión de los corazones en la inmensidad de la inmersión en lo divino, no es que aporten poco, es que son chorradas gilipollescas aunque haya quien las venda como si fueran las catequesis de san Cirilo de Jerusalén.
Eso me dice Rafaela. Y que gracias de nuevo a todos.