Mala cosa cuando el comercial se avergüenza de su producto
Mala cosa encontrarte un comercial que no confía en su producto. Peor un comercial que disfruta como un loco con productos de la competencia.
Nos pasa en la Iglesia. A veces tengo la impresión de que no confiamos en nuestro producto, de que andamos como si lo nuestro fuera algo tolerable, pero en cualquier caso de segunda, tercera o vigésimo sexta calidad. Más aún, como si lo nuestro no solo no fuera bueno, sino que consistiera en un conjunto de axiomas, normas y principios hoy del todo intolerables y que nos da una cierta vergüenza proclamar.