Engancharse a la misa dominical
Me parece que hay que entrar por el camino de la simplificación. Los planes pastorales de diócesis y parroquias me superan. Objetivos, contenidos, actitudes que fomentar, valores que proponer. Si hablamos de actividades, ya es que ni cuento. Entre catequesis, campamentos, liturgias varias, grupo de A, B, C y X, salidas, excursiones, Cáritas, cultura, vida ascendente, fiesta parroquial y encuentros a diversos niveles: parroquia, arciprestazgo, vicaría, diocesanos, alguna peregrinación… un estrés de padre y muy señor mío.
Todo esto me parece bien. Cuanta más vida una parroquia, mejor que mejor. Dicho esto, yo creo que lo que hay que lograr es que la gente se agarre a la misa dominical de forma que se convierta en algo tan consustancial, tan natural, como respirar, comer, caminar, dormir. Cuando me encuentro con una familia que, por ejemplo, al planificar un viaje, lo primero que se pregunta es dónde ir a misa el domingo, o cuando salir o regresar para no perderla, esa es una familia católica enganchada a la Iglesia.