La limosna como fracaso pastoral y social
Sé que este es uno de esos posts que me pueden acarrear palos y palos. Cuento con ello. Qué se le va a hacer.
Sociedades desarrolladas. En España, 350 diputados y 256 senadores. 17 parlamentos autonómicos. 8131 municipios. Dicen que más de 100.000 políticos con sueldo. La cosa está más que clara. Es vergonzoso que entre tanto político no sean capaces de ver la forma de que todos los españolitos podamos vivir con dignidad sin necesidad de tener que acudir a pedir limosna. Si hay gente que pide limosna eso quiere decir que nuestros políticos no saben llevar a cabo su trabajo.
Trabajo se necesita. Una economía desarrollada que permita a las personas ganarse la vida y afrontar los gastos precisos para garantizar una vida digna para la familia. Una economía que no deje fuera del sistema a nadie y tenga los mecanismos necesarios para que, aquellos que no pueden trabajar por cualquier causa (incapacidad, enfermedad, paro) no se vean privados de llevar una vida digna.
Ya. Pero hay gente que, incluso teniendo medios garantizados para tener bien cubiertas sus necesidades básicas sigue pidiendo limosna. Digo yo, y vuelvo a lo de los más de 100.000 políticos, que ya podrían buscar formas para que esto no suceda. Digo yo.
Por tanto, la existencia de gente pidiendo limosna es simplemente mostrar al mundo que nuestro sistema de supuesta sociedad de bienestar tiene lagunas muy serias por cubrir, y que nuestros señores políticos tienen cosas más importantes que hacer que pelearse entre ellos y repartir subvenciones.
Digo que lo de la limosna es un fracaso social y también pastoral. Dar limosna desde Cáritas no es más que constatar como Iglesia que los políticos no están cumpliendo con su misión. Más aún. Dar limosna sin denunciar públicamente la situación de la gente abandonada a su suerte, es hacernos, de alguna manera, cómplices de todo lo que está sucediendo. Incluso iría más allá. Posiblemente el mejor servicio que puede hacer Cáritas es la denuncia.
Hoy por hoy tenemos mucha gente que se ha quedado fuera del tren de la vida ordinaria. La pandemia ha dejado a muchas personas y familias con una mano detrás y otra delante y, por supuesto, como Iglesia no se les va a dejar en la estacada. Ante la urgencia, ahí estamos. Pero, por favor, y perdonen que insista, estas cosas pasan porque nuestros políticos las consienten, si no las fomentan.
La caridad cristiana es mucho más que la bolsa de alimentos y el pago del recibo de la luz. Posiblemente comience con la exquisita honradez personal en todo, desde el rey al último ciudadano, siga por la reivindicación de vida digna para todos y continúe desenmascarando a los que han hecho de la picaresca su modus vivendi. Después de esto, cuando a base de denunciar y reivindicar se logre que las obras de misericordia corporales sean derecho inalienable del ciudadano (comida, vestido, vivienda, sanidad…), nosotros, como Iglesia, viviremos la caridad de otra manera, haciendo bandera y vidas de las obras de misericordia espirituales (consejo, fraternidad, compañía, solidaridad moral…).
La limosna, hoy, no deja de ser un mal parche para una injusta situación que fomentamos o consentimos con nuestros votos. Desgraciadamente parche imprescindible, pero parche.
Sé que limosna es muy agradecida. La das y quedas como un señor, te lo agradecen y qué bueno es usted, don José. Un parche que cronifica la pobreza. La solución, la que vale, es dura, porque es poner colorados a los políticos y desenmascarar a los pícaros.
18 comentarios
Por otra parte los gobiernos laicos tendrían que ser autosuficientes para resolver el problema, la existencia de Cáritas es un reproche y una vergüenza porque está asumiendo una labor que el estado presume de que es de su competencia. Es mucho más lógico que haya colegios católicos para los padres que sean católicos que existan organismos caritativos a cargo de la Iglesia Católica, pero resulta que el estado entiende la cosa al revés, fastidia la fe de los cristianos pero explota su "caridad" y la misma Iglesia ha reducido la Caridad a eso, cuando todo el que lea a San Pablo, cuyo texto de 1 Corintios 13, 1-13, se refiere a una virtud totalmente diferente y no a un valor como la solidaridad.
Es evidente que los problemas estructurales solamente pueden ser resueltos por quienes manejan las estructuras de los pueblos. Por eso la acusación del P. Jorge contra los políticos es acertada. Es una obligación atender al necesitado en cualquier caso, que tampoco él tiene la culpa de que las estructuras sociales no le asistan.
También hay gandules que piden para no trabajar y personas que se ponen a pedir para sacar un extra, casos de esos conozco varios, si bien las instituciones como Cáritas controlan mejor al que pide.
Siempre habrá pobres, pues siempre habrá falta de caridad, de amor, de justicia. El capitalismo y el libre mercado se basan en la producción y en la competitividad, en la inversión y en la especulación; el comunismo, que surgió teóricamente para superarlo, en el sometimiento absoluto de la persona a los intereses del Estado. Ambos producen pobreza de toda índole (no sólo económica).
La limosna que la Iglesia les ofrece, la que en verdad vale y les vale, es la del amor, la del reconocimiento, la de la verdadera compañía. Eso trasciende el mero proceder asistencialista. Un caldo de sopa lo puede dar cualquiera; afecto, no.
En mi precaria trayectoria profesional, nunca he sido más feliz que cuando colaboraba con Cáritas dando psicoterapia gratis a gente muy humilde de una determinada zona deprimida de Madrid. Y nunca recibí más cariño que de quienes no podían pagarme.
A veces, los que piden no son los más pobres...
No añado ni una coma a su muy acertado post de hoy.
Y conste que yo aporto a Cáritas de manera personal y programada como católico que soy.
¡Ave María, padre!
En vez de dar ayudas sin más el propio Estado debería dar trabajo aunque sería a media jornada. Hay mucho trabajo por hacer, limpiar los ríos, acompañar y visitar personas mayores solas, ayudar a recoger la basura que la gente tira en las playas etcétera. Podrían darte los 462 del Ingreso mínimo vital o de otro tipo de ayudas como la Renta mínima de inserción que tenéis en Madrid, viene a ser lo mismo, pero cambia el nombre. Y aparte el Estado podría cotizar por ti a la seguridad social aunque sea lo mínimo. Aparte de no tener ingresos lo peor es no sentirse útil.
El segundo problema es el tema de la burocracia y la lentitud de la administración. Y es que no puede ser que no tengas nada y tengas que esperar seis meses a que se resuelva tu solicitud para concederte o negarte una renta mínima de inserción. Y luego el seguimiento que se realiza debería de mejorarse. Teniendo que actualizar cada año o cada cierto tiempo para verificar que se siguen cumpliendo los requisitos.
Cáritas a pesar de la gran labor que hace, yo personalmente no tengo una buena experiencia. Y eso que soy creyente.
No se.
Porque ayudas hay, otra cosa
Le rezo su Ave María
Con esto está dicho todo
Contar experiencias, añadir opiniones, comentarios, es redundancia, queja, desahogo, hablar por hablar para echar fuera el malestar que produce, es un tema que no se resuelve, cada cual lo ve y lo trata diferente, es una pena.
¡¡Este posts no le ha acarreado ningún palo!!, por lo menos hasta la fecha. Leyendo los comentarios, todos le dan la razón.
Tengo la impresión que lo ha escrito con el freno de mano echado. Con mucha prudencia y dejando cosas en el tintero.
En estas circunstancias la limosna puede ser el "opio del pueblo". ¡¡Toma ya!!.
Trato de explicarme. La injusticia, el robo, que supone la cantidad de políticos, altos funcionarios, enchufados, dirigentes y vividores de ONGs que no hacen casi nada, que cobran unos sueldos exagerados, que aunque no tengan nada que hacer, no se incluyen en los ERTs ni en los EREs, es intolerable.
Y es intolerable y más cobardía u opresión paralizante que virtud, el que esto se tolere por todos y más por quienes están sufriendo necesidad por la mala gestión, el despilfarro y la corrupción.
Estamos, hemos decidido estar, sedados ante tanta injusticia. Y esto no se soluciona con la caridad. Parece que saben y nosotros sabemos, que dando pequeñas migajas que eviten el hambre o la necesidad extrema , seguiremos aguantando y debilitándonos emotivamente, disfrazado de resignación. Lo de la rana en la cazuela.
Quien no hace todo lo posible por evitar la injustica y el delito puede ser cómplice.
Tenemos ejemplos de cristianos y personas de buena voluntad que nos han enseñado el camino para conseguir lo que parecía imposible. Martin Luter king y Gandhi. No dejaré ni un momento de manifestar mi admiración y reverencia por madre Teresa, pero creo que el camino y la determinación de Gandhi es mas efectiva para el conjunto del pueblo indio. Es un camino difícil, sacrificado y tan duro como eficaz.
Hacen muy bien en recordarnos nuestros pastores que debemos acoger al emigrante "porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto".
Pero el buen pastor debe iluminar y enseñar a las ovejas a distinguir quien es el emigrante que nos necesita para que le ayudemos y le enseñemos a vivir mejor que vivía en su origen y quien es el intruso, o los que consciente o inconscientemente, son manejados por movimientos masivos de personas con fines espurios.
El ejemplo del P. Ángel recibiendo a un pequeño grupo de emigrantes, sin volver a repetir "la operación" ante todos, los muchos más, que han venido después, debe de ser explicado por los que lo ponían de ejemplo, para que no parezca una acción demagógica o inútil o simplemente un chasco o una manipulación.
En el Eclesiastico (4,9) se lee "Arranca al oprimido del poder de su opresor y no te acobardes al hacer justicia".
Tengamos caridad con quien lo necesita, pero tengamos cuidado que esa caridad no nos deje tranquilos y al oprimido ligeramente reconfortado (como un opio) y ambos dejemos de trabajar por la justicia, los derechos y la dignidad de las personas, aunque por supuesto es un poco más incomodo y difícil.
La limosna es contraproducente si sustituye a la justicia y a lo que se debe recibir como un derecho que puede ganarse con el propio esfuerzo.
Y no me vengan luego con que es mejor dar una caña que un pez. Tener una caña es un derecho. Quien pudiendo utilizar la caña no quiere utilizarla... es un problema. Pero la caña es un derecho que debe exigirse no limosnearse y no es de recibo que te la cambien por un pescadito. No señor... eso no...
Jesucristo nos dijo que a los pobres siempre los tendríamos con nosotros, pero que a Él no siempre lo tendríamos. Y como, con todo lo que dijo, profecía cumplida.
La verdadera preocupación no son los pedigüeños, que siempre los habrá, como los cotillas o los descuideros de lo ajeno, sino que no tenemos a Jesucristo. Esa es nuestra principal necesidad y nuestra principal preocupación. Y la de los pobres. Y la de los mendigos.
Busquemos el Reino y lo demás se nos dará por añadidura. Y otra vez acertó. En los monasterios nadie pasa hambre ni le falta lo principal. Tampoco hay ricos. Ni se desperdicia nada. Se trabaja mucho, pero siempre hay tiempo para adorar a Dios.
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