Entre gustos, lo de siempre, lo que vende y lo que necesitamos
Es que estamos a menos de un mes de la Navidad y se nos acumulan las cosas. Es Navidad y algo hay que hacer.
Gustos. Primera tentación y no siempre la más acertada. Lo comprendo y hasta si quieren lo justifico. Es mucho más gratificante hacer cosas que gusten que intentar cuestiones más problemáticas. Comprendo que es mucho más apetecible escuchar villancicos cantados por los nietos que una tarde de retiro con plática, oración y, encima, confesiones. Y te agradecen más un regalo o una invitación que una invitación a un día de ayuno.
Lo de siempre. Pura inercia. En cuaresma charlas cuaresmales y en adviento y Navidad corona y belén. En cuaresma viacrucis y en adviento retiro. Lo de siempre.
Lo que vende. Hay cosas que siempre salen en la tele y que te suponen un baño de palmadas en la espalda. Operación kilo, cenas para los pobres, visita a residencias y albergues. Siempre vende y más en Navidad.
Me pregunto si en esta hora es lo que realmente necesitamos. Adelanto que un servidor es el primero en limitarse demasiadas veces a lo de siempre, a lo fácil, a lo más gratificante y menos engorroso, pero siempre me queda un algo por dentro que me dice que no.
¿Y qué necesitamos? Mejor, ¿qué creo yo que necesitaríamos, o qué necesito yo?
Frente a gustos, más valentía para hacer las cosas como se deben hacer. Sigo siendo, en el fondo, un cobarde que no quiere demasiadas complicaciones. Quizá algunas cosas no se lleven a cabo haciéndome el tonto o por pura vagancia de un servidor, pero otras que deberían ser cuando menos revisadas, siguen ahí por algo tan poco evangélico como “no liarla”.
Ser más creativos. Si lo de siempre cada vez atrae a menos personas, tal vez sea el momento de innovar, buscar, conocer iniciativas pastorales que realmente motiven y animen. Posiblemente lo que más motive sea volver a lo de siempre: misa, rosario, oración, confesión.
Una cosa es lo que vende y otra lo que debe hacerse. Vende dar una bolsa a un pobre o bien ofrecerle una noche el que pueda cenar como un señor. Pero eso siempre unido a un trabajo constante en favor de los más pobres y a la denuncia ante las autoridades civiles de las situaciones que van contra la dignidad de las personas.
Y volver a hacer una apuesta por la fidelidad personal. Por la oración, la vida sacramental, la austeridad, la ascesis, el estudio, la formación constante. Tantas veces nos ocurre que andamos con tantas cosas que nos olvidamos de lo esencial, que es ser nosotros mismos santos.
Es que me escucho año tras año decir las misas cosas, y me veo año tras año con las mismas ocurrencias y me parece que algo falla.
17 comentarios
Y les contesto que, como toda la vida. Poniendo en Belén y rezando.
Pero por lo visto, eso no son formas de celebrar la Navidad.
Pidamos unos por otros, para que Dios nos ilumine y estas Navidades, que para algunos parece que van a ser muy tristes, nos traigan paz y fuerzas renovadas.
Ave María
"Cuando en la noche santa suene una y otra vez el himno Hodie Christus natus est, debemos recordar que el inicio que se produjo en Belén ha de ser en nosotros inicio permanente, que aquella noche santa es nuevamente un «hoy» cada vez que un hombre permite que la luz del bien haga desaparecer en él las tinieblas del egoísmo (...) el niño - Dios nace allí donde se obra por inspiración del amor del Señor, donde se hace algo más que intercambiar regalos. Adviento significa presencia de Dios ya comenzada, pero también tan sólo comenzada. Esto implica que el cristiano no mira solamente a lo que ya ha sido y ya ha pasado, sino también a lo que está por venir. En medio de todas las desgracias del mundo tiene la certeza de que la simiente de luz sigue creciendo oculta, hasta que un día el bien triunfará definitivamente y todo le estará sometido: el día que Cristo vuelva".
Consultado Monseñor Casalotodo indica que en la actualidad actual de hoy hay que tener especial cuidado en la interpretación y aplicación práctica del término adviento (debe entenderse como parusía una presencia esperada y realizada realmente), de ello se concluye que hay que diferenciar el "ad viento" del "al viento" este último un estado gaseoso en el que sucumben por combustión muchas de nuestras acciones definitivamente inútiles, como al.....
Su comentario es muy sensato y lo suscribo.
Pero hete aquí que su nick me causa cierta desazón porque fonéticamente evoca a otro comentarista gloria de las letras hispánicas y "el más simpático de este manicomio" según declaran sus cuidadoras. Seamos prudentes y no causemos confusión que para ello ya tenemos a los de morado y al de blanco.
Dicho esto, mi Navidad me retrotrae a luces mágicas en silencio; a mi belén de una belleza que ya no existe, cuando en los chinos tenemos sanjosés con un ojo en la frente y otro en la barbilla.
Para los que somos tan jóvenes, gracias a los diferentes modelos educativos sabemos que la Misa del Gallo consiste en una alocución de Pedro Sänchez, tan gallito él, y que gracias a los estudios arqueológicos PODEMOS saber que la intersección entre lo divino y lo humano no se verificó en Belén, sino en Galapagar.
Carmen Calvo es modelo de feminidad.
Me voy a tomar la medicación que ando un poco justo.
Contenido original «Anuncio del Evangelio» accesible en «https://www.cursocatolico.com/la-vida-del-cristiano/anuncio-del-evangelio/». Propiedad de Curso Católico «www.cursocatolico.com» bajo la licencia CC by-nc-nd 4.0.
Lo que hay que hacer es tomarnos en serio la lucha por nuestra santidad personal. El resto lo hará el Señor: que la gente vuelva a la Iglesia, que rece, que participe en la liturgia, que ayude a los demás. El ejemplo nos lo da el santo cura de Ars, tanto a sacerdotes como laicos. Se propuso ser de veras santo en una aldea insignificante y el Señor hizo que revolucionara toda Francia.
Lo dijo Ud. antes: la oración y la vida sacramental como camino a la santidad personal y desde ahí al Cielo, llevándole al Señor un voluminoso paquete de almas, que es lo que más desea y nos pide en este momento. Quizá no veamos de inmediato los frutos de esa vida sacramental y de oración, pero el Señor, que lo ve todo, los estará multiplicando ante nuestras narices sin que nos demos cuenta ¿o no es esta su forma habitual de proceder?.
Marchando su Ave María.
No es cuestión de describir de nuevo en qué condiciones nació el Niño Dios. Todo lo que le rodeaba era negativo: pobreza, ignorancia, indiferencia, hostilidad, persecución, soledad y desamparo extremos... ¿Cuánto hay en nuestras vidas de todo esto? Seguro que mucho en muchos. Desde hace unos cuantos años me conecto, por así decir, con esta celebración desde este lado aparentemente oscuro de su nacimiento. Las condiciones de su nacimiento fueron la primera expresión de su cruz, la primera forma que tomó su calvario en su peregrinación en esta vida. Siempre podemos ofrecerle nuestros sufrimientos y carencias al Señor para acompañarlo, por decirlo así. La alegría del cristiano es siempre profunda. Puede haber villancicos o panderetas, pero la expresión de nuestra alegría es otra.
Y unidos de este modo a su misterio, sí, oración, rosario, meditación, eucaristía... No hay nada mejor que aceptar nuestra pobreza cuando la unimos u ofrecemos al Señor. En verdad, no hace falta nada más. La alegría, entonces, viene de suyo, con sus panderetas, villancicos y dulces; o sin ellos, pues no son necesarios.
Gracias por estas palabras, creo que no se puede decir nada mejor, que nos lo apliquemos de verdad en este Adviento.
Muy interesante y verdadero, pero claro, estoy inclinado a lo que dices por deformación profesional.
Que hay mucha gente que sufre es cierto, lo que pasa es que no somos conscientes de ello. Y cerrar los ojos es muy fácil.
La religión, si es algo, es un asunto eminentemente PRÁCTICO. Y no es que lo diga yo, es que lo dice también Newman (sermón por la fiesta de Santo Tomás Apóstol). Pero, ¿cómo una moral inventada por un maniqueo africano que abandonó a su esposa natural puede ser práctica realmente?
Por ejemplo, si se te presenta delante alguien que sufre, no ya por una causa natural, sino por algo más gordo. Supongamos que se te pone delante una madre que sufre porque ha fallecido su hijo sin Fe. Si sigues al maniqueo de Tagaste tienes que pensar necesariamente dos cosas:
1.-que está en el Infierno
2.-que Dios ha permitido eso PARA posibilitar algún bien mayor.
La pregunta que te hago es: ¿cómo se hace eso de "con los que lloran llorad y con los que rien reid" de San Pablo? Pero te lo pregunto poniendo dos restricciones:
1.-realmente NO participamos de esa alegría o de ese dolor
2.-evitando las vaselinas mentales del maniqueo de Tagaste
La respuesta obvia es: la oración. Sí, pero la oración es entre Dios y tú, entre el Tú y el tú, pero ¿cómo se hace eso realmente entre el tú y el tú?
No te iba a responder, pero algo te voy a decir. Vuelves con tu obsesión particular con S. Agustín. Tu interpretación desmedida sobre él no me interesa en absoluto. Es desequilibrada, tomas la parte por el todo, absolutizas conclusiones tomadas con alfileres... Todo esto no tiene el menor interés para mí. Soy demasiado viejo para entrar en debates estériles, así que no me pongas restricciones, pues las bases en las que estableces el diálogo no las acepto.
Pero algo te diré. Según escribes, parece que eres una persona que no sufre, o sólo de forma irrelevante. Esto me parece sumamente curioso: no he conocido en mi vida personal o profesional a nadie que no sufra en alguna medida, en alguna ocasión, ante ciertas situaciones. Alguien que no sufra es un milagro mayor que la resurreción de Lázaro, o una monstruosidad tal que ni el ego de Sánchez puede asemejarse a ello.
Por mi profesión, he participado del sufrimiento de muchas personas; pero evidentemente cuando más íntima e intensamente lo he vivido es cuando me afecta a mí directamente o a mi mujer. En efecto, desde ahí, la oración surge casi sola. No hace falta ser católico para hacerse parte del sufrimiento del otro, aunque no sea nuestro en origen. Si no fuera así, nada en la vida afectiva de las personas sería posible, no existiría de hecho afectividad, y tampoco sería posible abrigar la menor inquietud (no ya sentimiento) religiosa o trascendente. Sólo así el diálogo es posible. Con Dios, por supuesto, y con los demás. Pero también con uno mismo.
Puede que el hijo, ese que murió sin fe, fuera una persona que siguiera las normas que imprime Dios en la conciencia. Incluso si aparentemente fuera una mala persona, no podemos saber su destino final. Confiar en la misericordia de Dios no tiene pérdida. Y más si su madre había estado sufriendo y rogando por su conversión: pedid y recibiréis.
La mujer podría consolarse pensando en que por la misericordia infinita de Dios, este ha acogido a su hijo, y que por la comunión de los santos, sus oraciones aún pueden serle útiles y purificar su alma y llevarla a Dios.
Al menos eso pienso yo.
....en Aragón, un pequeño grupo internacional de veintidós milicianos de todos los países cogió, después de una escaramuza, a un joven de quince años que combatía como falangista. Nada más ser cogido, temblando por haber visto cómo morían sus camaradas junto a él, dijo que se le había enrolado a la fuerza. Se le registró, se le encontró una medalla de la Virgen y un carné de falangista. Se le envió a Durruti, jefe de la columna, que tras haberle expuesto durante una hora las bellezas del ideal anarquista le dio la elección entre morir y enrolarse inmediatamente en las filas de aquellos que lo habían hecho prisionero, contra sus camaradas de la víspera. Durruti dio al muchacho veinticuatro horas de reflexión; al cabo de veinticuatro horas, el chico dijo no y fue fusilado.
https://www.bombasgens.com/wp-content/uploads/2020/04/Weil_Carta-a-Georges-Bernanos.pdf
Participo y participaré hasta que me muera del sufrimiento de aquel falangista de quince años del que no sé ni su nombre.
Dejar un comentario