La clave está en la liturgia
Me da mucho respeto escribir sobre liturgia cuando en este portal tenemos a D. Javier Sánchez Martínez, auténtico especialista en ese tema. Si lo hago no es desde la profundidad de los estudios y reflexiones litúrgicas, que eso es cosa de D. Javier, sino desde la cosa del día a día que es con lo que un servidor más o menos se maneja.
Ayer ofrecí la última charla o reflexión sobre el compendio del catecismo de la iglesia católica que estoy manteniendo los jueves desde hace ya varias semanas. Tocó comenzar con la liturgia. Y dije a ms oyentes y escuchantes, porque escuchan y con mucha atención, algunas cosas, especialmente cuando lo que desde hace muchos años llega a los fieles es asistir a celebraciones superficiales, entretenidas, equivocadas de raíz. Ahí van esas cosas sacadas del compendio de catecismo, es decir, que son doctrina fetén, no elucubraciones del primer tuercebotas que se cree un San Anselmo redivivo.
1. La liturgia es la celebración del Misterio de Cristo. No la celebración de la comunidad, de los niños, de una parroquia o grupo.
2. En ella se manifiesta y realiza la santificación de los hombres y se ejerce el culto público que se debe a Dios. Atención a estos dos principios y fundamentos, porque para esto se celebra la liturgia: para santificar a los fieles y para dar a Dios el culto debido. Santidad y culto. Culto y santidad. Por tanto, no se celebra la liturgia como servicio a los fieles si vienen, como un rito que tiene sentido si la gente viene o lo pide. Se celebra como culto debido, se celebra porque en la celebración nos santificamos, CON PUEBLO O SIN ÉL.
3. La liturgia es la cumbre hacia la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de la que emana su fuerza vital. Esto quiere decir que la liturgia no es una actividad más como la catequesis, Cáritas, el centro de mayores o la revista parroquial. Es culmen de toda la vida de la Iglesia y fuente de toda su vida.
4. La liturgia es la fuente principal de la gracia de Dios, que es imprescindible para alcanzar la santidad. Todo eso de llegar a la perfección a base de voluntarismo, autoayuda y psicología barata es pura filfa. Sin vida litúrgica y sacramental no somos nada.
5. La liturgia, los sacramentos, han sido confiados a la Iglesia, que es quien la cuida y regula. Celebrar al margen de esto es falsificar y prostituir la celebración.
6. Lex orandi, lex credendi. Es decir, la Iglesia cree como reza. Imaginemos una celebración con el celebrante sin revestir o a medias, inventando los textos, trivializando todo por hacerlo más atrayente y divertido. ¿Qué fe estamos transmitiendo? Y al revés: liturgia cuidada, mimada… Pensemos.
En la liturgia nos jugamos la vida misma de la Iglesia. No debe extrañarnos por tanto que las comunidades que cuidan la liturgia sean comunidades más vivas y con más vocaciones. Tampoco que aquellas que han querido reducir la liturgia a un encuentro fraterno minimizando la presencia de Dios y la fuerza de la gracia estén languideciendo. ¿O no?
El gran drama de nuestra iglesia en los últimos años ha sido el de la trivialización de la liturgia, quitando el protagonismo a Cristo y al culto debido, olvidando la santificación de los hombres para centrarnos en nosotros mismos y la fiestecita de turno. En la medida en que la liturgia se cuida y se celebra desde la humildad del que se sabe no dueño sino administrador de los misterios, y donde los fieles saben que acuden a dar culto a Dios y su propia santificación, la liturgia es viva y fecunda.
Una liturgia que tiene como principio actual eso de que “la misa es una fiesta muy alegre” y que hay que ver qué bien nos ha salido y a los niños les gusta más así, y que lo importante es compartir y la sencillez, que demasiadas veces es cutrez, es el fin de la Iglesia.
Y ya para terminar. No hay nada más falseado ni falsificado ni menos leído que los documentos del concilio Vaticano II, que con la cosa de un mal llamado “espíritu del concilio” manipulamos de forma que nos justifique las mayores barbaridades. Por si sirve a mis lectores, especialmente cuando les toque discutir con algún sacerdote digamos “de liturgia creativa”, esto dice la constitución “Sacrosanctum Concilium” en su número 22: «Nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia». Y eso no es espíritu, es literal. Con un poco de suerte serán tachados de cavernícolas, tradicionalistas e incluso infocatólicos.
Y espero, D. Javier, no haber dicho demasiadas barbaridades.
39 comentarios
IN DUBIIS, LITURGIA.
Siempre he pensado que los curas que necesitan montar el número durante la Misa, no creen en la Iglesia sino que se miran sus propios ombligos.
Dicen, y yo así lo creo, que los sacerdotes son Administradores de los Bienes del Cielo en la Tierra.
¡Ave María, padre!
Ojalá le leyeran en mi parroquia. Es lo contrario de lo que hacemos. Hartito estoy de decirlo una y mil veces. Y no hay manera. La misa no es "nuestra", no es para "entretener", no se trata de "divertir" o de hacer pasar "un buen rato". En el Calvario no había diversión, ni cantos chorras, ni performances. Allí moría Cristo y nos brindaba la salvación.
Y no se trata de buscar ser aburrido. Se trata de ser fiel a lo mandado y de tener siempre presente que la misa no es un espectáculo.
Y si que incluso entre buenos sacerdotes que pasan horas en el confesionario que cumplen con todas sus obligaciones propias de su estado y predican lo que la Iglesia enseña, pues incluso entre ellos, encontramos con demasiada frecuencia, la costumbre de cambiar algunas cosas o mas frecuentemente, abusar de los fervorines; por cierto, no sabía que eso estaba prohibido. Y ya los "creativos"...
Le rezo su Avemaría.
Tannhäuser: ¿Qué son los fervorines?
Cuando la liturgia se le quita lo sagrado se convierte en teatro, y no todos los sacerdotes son buenos actores.
Recuerdo hace años una misa en verano en una localidad turística tarragonense famosa por su playa, con el cura sin peinar, en chancletas, sin casulla ni estola, y asomando camisa de cuadros a través del alba desabotonada. Al final de la misa le fui a decir, de buenas, que por favor, que había que cuidar un poco más ese aspecto. Respuesta: "nuestro señor Jesucristo llevaba sandalias, barba y pelo largo". Toma ya.
Totalmente de acuerdo en lo que dices y me parece que es la mejor "programación pastoral" en lugar de esos rollos que nos meten muchas veces de objetivos revisables a corto, medio y largo plazo, con sesiones muy sesudas en los distintos Consejos.
Por cierto, me rondaba la idea e ir preparando artículos para mi diócesis sobre la liturgia en el Catecismo y veo tu post, que es muy inspirador...
¡Ah! Y muchísimas gracias por la cita de mi pobre persona y conferirme auctoritas. Gracias Jorge.
Francisco y el Concilio Vaticano II deben ser historia y ser reemplazados por una renovación total de la Iglesia. Son dos instrumentos caducos, obsoletos y anticuados, incluida la misa de Pablo VI de 1969.
Lo demuestra el cierre de conventos y la casi desaparición de vocaciones. No hay primavera, sólo apocalipsis.
Pastoralmente, la sociedad del 2020 es una sociedad altotecnológica que nada tiene que ver con la sociedad del 1950-1960: digitalización, globalización, comercio electrónico, criptomonedas. ¡Han pasado 70 años y vamos por los 80!
Pero eso sólo se verá en conjunto y dentro de unos años, pasado el desastre Francisco.
Se agradece q se recurra a citas del catecismo y el Vaticano II.
Son también muy interesantes los posts de liturgia del P Javier Sánchez que nos hacen fijarnos en todos los detalles de la liturgia.
Ave María
Romano : La celebración de la Misa, como acción de Cristo y del Pueblo de Dios ordenado jerárquicamente es el centro de toda la vida cristiana.
Ante esta definición nadie podría decir que celebra para , sino que celebra. CON toda la asamblea que participa activamente según su condición.
"en última instancia la verdadera adoración a Dios es la vida misma del hombre, el hombre que vive rectamente, pero la vida es vida verdadera cuando nos dejamos configurar por Dios apoyando la mirada en Él. El culto existe para encauzar esa mirada y, de ese modo, dar la vida que va a consistir en honrar a Dios. (...)El ser humano, de ningún modo puede, por sí mismo, 'hacer' el culto; si Dios no se da a conocer, no acertará. Cuando Moisés le dice al faraón: 'no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a Yahveh' (Ex 10,26) realmente está mostrando, con estas palabras, una ley fundamental de toda liturgia. Si Dios no se manifiesta, el hombre puede, sin duda, en virtud de la noción de Dios inscrita en su interior, construir altares 'al Dios desconocido' (cf. Hch 17,23); puede intentar alcanzarlo mediante el pensamiento, acercarse a él a tientas, pero la liturgia verdadera presupone que Dios responde y muestra cómo podemos adorarle. De alguna forma necesita algo así como una 'institución'. No puede brotar de nuestra fantasía o creatividad propias -en ese caso seguiría siendo un grito en la oscuridad o se convertiría en una mera autoafirmación. Presupone un tú concreto que se nos muestra, un tú que le indica el camino a nuestra existencia. (...)La historia del becerro de oro es la advertencia de un culto arbitrario y egoísta, en el que, en el fondo, ya no se trata de Dios, sino de fabricarse, partiendo de lo propio, un pequeño mundo alternativo. En ese caso, la liturgia realmente se convierte, no cabe duda, en un jugueteo vacío. O, lo que es peor, en un abandono del Dios vivo camuflado bajo un manto de sacralidad. Pero al final lo que queda es la frustración, el sentimiento de vacío. No tenemos ya esa experiencia de liberación convertida en acontecimiento allí donde tiene lugar un encuentro con el Dios vivo."
(Joseph Ratzinger, El espíritu de la liturgia, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2007 (4ª ed.), pp. 56, 60 y 61).
"En la liturgia nos jugamos la vida misma de la Iglesia" y agregaría la personal...
La Instrucción Redemptionis Sacramentum fue un "grito de alarma muy serio" y una orden especialmente a:
"Los Obispos, presbíteros y diáconos, en el ejercicio del sagrado ministerio, se pregunten en conciencia sobre la autenticidad y sobre la fidelidad en las acciones que realizan en nombre de Cristo y de la Iglesia, en la celebración de la sagrada Liturgia.
Cada uno de los ministros sagrados se pregunte también con severidad si ha respetado los derechos de los fieles laicos, que se encomiendan a él y le encomiendan a sus hijos con confianza, en la seguridad de que todos desempeñan correctamente las tareas que la Iglesia, por mandato de Cristo, desea realizar en la celebración de la sagrada Liturgia, para los fieles.
Cada uno recuerde siempre que es servidor de la sagrada Liturgia".
Cuando un progre pseudocatolico me tacha asi me siento elogiado, mas si me dicen "tradicionalista" no hay nada tan lindo para mi como los rebuznos furiosos de gente de esa calaña.
1. En el punto 2, con pueblo o si él. Cierto que la Eucaristía es tan válida con pueblo o sin él por la Iglesia y la salvación del mundo, ya que se ofrece el Sacrificio del Hijo (lo más importante del mundo) al Padre a través del Espíritu Santo por nuestra Redención y Reparación.
2. Pero, no es menos cierto que: (a) el que no haya pueblo no es por voluntad del sacerdote (no evangelizar, llevar a Su Majestad y/o puertas cerradas); (b) la celebración es con las puertas abiertas, excepto si hay persecución (catacumbas); (c) el pueblo también es "sacerdote", "ofrenda" y "oblación" unida al Hijo de Dios por la salvación del género humano, de la Iglesia militante y purgante.
3. En el punto 3, la Misión de la Iglesia queda rubricada en la Misa. Ese es el sacerdocio, ofrenda y oblación de la Misión que nos encomienda el Señor y que se consuma en la Misa, si no es un postureo de vida cristiana y falsa Comunión con Dios. Lo que quiero decir es que ir a Misa no es, es que la Misa me Cristifique.
4. En el punto 4, como fuente principal hay que ir vestido al Banquete de Bodas. No se olvide el Sacramento de la Confesión y la ofrenda que traigo de mi vida cristiana al Señor fuera de la Misa. La visita al Sagrario también. Atender las necesidades y preocupaciones del párroco también. La visita y Unción de enfermos también.
5. En el punto 6, no hay más que ir cada Domingo a una Parroquia distinta para ver los "añadidos/novedades" del Párroco.
... Santa María, madre de Dios y madre nuestra...
Yo coincido con todo lo que dice, a pesar de que me tachen de infocatolico. Recuerdo una ocasión en una iglesia de Madrid, en la que asistí perplejo a una lambada, por cierto muy bien bailada, pero que para eso están los salones parroquiales (digo yo), aunque me da que esos detalles la gente no le da mucha importancia.
Como casi siempre, uno lo echa sal a lo que quiere. A mí no me pareció adecuado, pero se comprende porque me tachan de reaccionario.
Quizá no sea el estilo mío, es verdad que no soy mucho de bailes, pero prefiero ver los bailes en la plaza del pueblo, antes que en una iglesia, y en esta opinión siento decir que a menos que me convenzan no voy a cambiar de opinión.
Un abrazo en el Señor
Ud. pregunta "¿por qué coj... nos imponen los obispos la comunión en la mano?".
Y yo respondo, en cuanto laico consternado, con las palabras de Papa Francisco: CLERICALISMO.
Cuando el clérigo impone su criterio sobre aquello que la Iglesia reconoce que es responsabilidad del laico, tenemos la lacra del Clericalismo.
CLERICALISMO que está en la raiz del grave escándalo de la pederastia en la Iglesia. Puede parecer que no tiene relación, pero cuando el clérigo que la palabra de Dios es su capricho (y él no es siervo, sino señor), y , además, el laico se lo consiente (haciéndose cómplice) no hay genero de mal que no pueda surgir. "leo rugiens circuit, quærens quem devoret".
"En la liturgia nos jugamos la vida misma de la Iglesia. "
Quien le dice esto a todos esos bobispos que han cerrado los templos y prohibido el culto. Que no saben que la misión de la Iglesia es salus animarum , y se dedican a cuidar el cuerpo.
Si hubieran ido a la clase de Sagrada Escritura, dónde se trató este pasaje:
12,11 Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
La consagración es válida si dice estas palabras:
"Esto es mi cuerpo" y "esta es mi sangre".
Modificar otras palabras es ílicito, pero no anularía la validez, a no ser que la modificación fuera mucho más enrevesada y compleja. Ahí ya no se que decir.
En un momento, el sacerdote nombró a los difuntos por quienes rezaba la misa, para que alcanzaran el premio del cielo por su santidad de vida. En lugar de pedir para que fueran liberados del purgatorio donde expían tal vez aún sus pecados.
Así es el tono de la liturgia contemporánea.
Además del desfile de fieles para las lecturas, antes reservadas exclusivamente al diácono y al sacerdote.
Sin entrar en la desorientación de la celebración, que descentra desde el vamos el sentido de culto rendido a Dios.
Ni hablemos del latín y el gregoriano, que figuran en la SC, pero fueron abandonados en casi todo el orbe católico desde que se impuso la misa de Pablo VI. Es como sucedía en las Repúblicas Democráticas del este europeo. Cuando se nombra algo en forma rimbombante, suele ser que falta totalmente.
Y qué decir del abuso de la comunión en la mano, que, como lo dijo Pablo VI, acarrea varios peligros como la disminución de la fe en la Presencia Real, las profanaciones. De hecho, incluso allí donde ha sido introducida (en general, de manera ilegítima, sin respetar las condiciones para ello indicadas en la Memoriale Domini de Pablo VI), puede ser negada por el sacerdote, si hay riesgo de profanación. En cambio, la comunión en la boca nunca puede ser negada a los fieles. Pero con el pretexto del Covid19, en la misma parroquia se indicaba que se administraría en la mano. Y en alguna diócesis, hasta se ha llegado al colmo de prohibir la comunión en la boca.
Mala fe y arbitrariedad de muchos obispos y sacerdotes.
La liturgia de Pablo VI en sí misma encierra el veneno de la debilitación de la expresión de la fe. Si comparamos las oraciones del antiguo misal con las del nuevo, en general, se ha atenuado toda mención de las verdades "incómodas" para la mentalidad del hombre herido por el pecado.
Totalmente de acuerdo con su título, y los hechos que enumero no son más que un botón de muestra de lo que es la liturgia en la aplastante mayoría de las iglesias en mi país.
Pero cuando empece a asistir a la misa tradicional he descubierto una profundidad y un " no se que" que es una bendición. Y la misa tradicional me esta permitiendo vivir la misa nueva con mas profundidad también.
Efectivamente nos lo jugamos todo en la liturgia y creo que el tema de la misa tradicional es mas trascendental de lo que parece. Y aunque eztoy tentado no seguiré
Toda innovación litúrgica que rebaje la centralidad absoluta de Dios Padre como receptor del Sacrificio y de su hijo Jesucristo como oferente, y aunque pretenda de buena fe facilitar su comprensión al pueblo, es un error descomunal, Y las consecuencias trágicas para la fe Y el culto.
Benedicto XVI lo vio con absoluta claridad. Por eso promulgó el Summorum Pontificum de 2007 que pretendía normalizar la Misa Tradicional.
Desgraciadamente la ceguera de tantos obispos ha impedido en muchos casos esa normalidad que pretendía el querido papa emérito.
Pues bien, proclamar estas sencillas y trascendentales verdades del catecismo sobre la liturgia es revolucionario.
Si perdemos el sentido de lo sagrado, entonces vienen las ocurrencias personales, muchas tal vez bienintencionadas, pretendiendo hacer mas divertida a la misa para que los niños vengan.
En cuanto los niños crezcan dejaran de divertirse con las ocurrencias de Don Seigismundo y si no hay trascendencia acabarán dejando de ir a misa.
La misa no es un club social, no vamos a divertirnos, vamos a salvarnos, vamos a alimentarnos. Cuando era muy pequeño me aburrían soberanamente las misas. El cura habitual era un poco severo y echaba unos sermones que acongojaban. Iba por obligación, porque me llevaban mis padres. Cuando era muy pequeño con unos 5 años o incluso menos, siempre le preguntaba a mi padre, papa ¿queda mucho para terminar? y mi padre me decía que no. Siempre era igual. Era una tontería pero a mi me parecía que si me decían eso es que lo mas largo había pasado. Un día en que hacía calor y el sermon se había alargado, le pregunté varias veces a mi padre lo mismo. Y le dije que estaba cansado. Mi padre ya harto me contestó: mira hijo, nuestro Señor Jesucristo lo paso mucho peor en la cruz por todos nosotros, así que aguanta un poco el cansancio que no es nada en comparación. No volví a preguntar nunca mas.
Aparece "amigos" en alguna de las plegarias de la traducción del Misal Romano sustituyendo a "discípulos".
LEX ORANDI, LEX CREDENDI.
"Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando" (Jn 15,14)
Hace un año, fui un domingo a misa en un pueblo de Galicia.El sacerdote comenzó a tocar la guitarra y,perplejo,no supe en ningún momento en parte de la misa estaba.Tanto mi mujer, como yo,salimos alucinados. No nos enteramos de nada.
Escribí una carta al obispado para que,alguien,fuera testigo de la celebración eucarística y debatirá mi opinión.
No obtuve respuesta. Pensé que yo era un "ultra".Pero este comentario sobre el rigor en la celebración de la Eucaristía me ha hecho mucho bien
Cuándo voy a misa,es para adorar a Dios.¡Únicamente!
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