Una plaga llamada moniciones
Directamente las tengo suprimidas. Suelo hacer la monición de entrada del misal y, en las celebraciones de los santos, leo un par de cosas de su biografía. Y ya.
Las moniciones aparecen por falta de estudio, en primer lugar. No sé qué trabajo nos costaría a los sacerdotes dedicar de vez en cuando unos minutos, no más de los que se necesitan para repasar el Marca, para repasar el misal romano, sobre todo la letra “colorá”. Para los más legos en el asunto, el misal ofrece textos con letra de color negro, que son las cosas que se leen, sea en voz alta o baja. Y ofrece textos en rojo, la letra “colorá” que se decía, que son las rúbricas, el modo de hacer las cosas.
Bien. Además de esto, es sencillísimo sacar más tiempo, mucho menos que un primer tiempo de un partido de fútbol, para leer sobre el sentido de cada uno de los signos y vacunarnos ante abusos que, quizá, cometemos nosotros mismos sin ser especialmente conscientes de ello. Un sacerdote, un laico, interesados en celebrar correctamente, con mirarse las rúbricas y leerse despacito la Ordenación General del Misal Romano y la Instrucción Redemptionis sacramentum, puede celebrar con muchísima dignidad.
Pero claro, lejos de nosotros atarnos a la ley y a la norma, como si el misal y la liturgia de la Iglesia fueran invenciones de cuatro chalados que por su poca afición al deporte y nula a los centros comerciales se dedicaran a inventar chorraditas para hacer en las misas. Y claro, llega el P. Venerando, que lo último que leyó de liturgia fue el conocido libro de Higinio Fernández, “La misa sin justillo”, con una segunda parte con interesantes aplicaciones prácticas de sor Betania de María Madre, Sorbete para los amigos, en la obra, ya un clásico, “Celebrar con tiza y cartulina”, y decide que es momento de superar viejos clichés para conseguir una liturgia renovada.
El P Venerando quiere una liturgia cercana a la gente. Liturgia incluso más que cercana, campechana. El problema es que el paso de lo campechano a lo chabacano es muy sutil, y el paso de lo cercano a lo infantiloide inevitable.
El P. Venerando, para su nueva liturgia, tiene sus criterios. El primero y esencial es el de considerar que todo lo oficial, por el hecho de serlo, es esencialmente descartable. Y cuanto más oficial, más tradición, más solera, más descartable. Por eso suele emplear plegarias inventadas, las mismas de Higinio o de Sorbete y otras de su propia elaboración, que siendo suyas tienen más teología, más enjundia, más vida y más miga. Dentro de la ruptura con toda norma, abajo las casullas y fuera los cálices de siempre.
No hay cosa que guste más a un seguidor de Higinio Fernández que improvisar moniciones. Una monición es de las cosas más complicadas de hacer bien. Alguna vez son necesarias para introducir ritos muy especiales, como podría ser, se me ocurre, la bendición de óleos en la misa crismal, pero la inmensa mayoría de las veces son del todo prescindibles. Los higiniolistas o sorbetistas tienen un problema de verborrea monicional de difícil curación. Necesitan parar la misa veinte veces para instruir a los fieles con cosas tan interesantes y novedosas como que “el padrenuestro es la oración de la comunidad”, “el gesto de la paz sea algo más que un simple gesto” o “con el pan y el vino tenemos que ofrecer nuestras vidas…”. Los hay del sector radical que, además de la verborrea, son incapaces de celebrar la misa sin ofrecer con el pan y el vino la zapatilla, la cadena, las llaves y el teléfono móvil que, por supuesto, al acabar la celebración el propietario exige le sea devuelto ¿pero no era ofrenda? Je…
La misa es la misa y no necesita otra cosa que mirarse las cuatro cosas fundamentales y aplicarlas. Y, de repente, uno se da cuenta de que se hace más profunda, más solemne, más viva, que la mejor monición es decir “oremos” y guardar un momento de silencio y que no hay plegaría eucarística, por muy de Higinio que sea, que llegue a las suelas de los zapatos al canon romano.
El P. Venerando sigue diciendo que hay que superar lo antiguo. Pues que se ande con cuidado, que tiene cumplidos los ochenta. Mejor que no dé ideas.
51 comentarios
Sin entrar en más consideraciones sobre la liturgia de Pablo VI, yo, que soy un puñetero y vulgar laico, reivindico mis derechos litúrgicos, a saber:
1º, que no me tomen ni por idiota ni por bobo. Lo de las moniciones da por sentado, categóricamente, que el laico es un pobre desgraciado y un peazo carne con ojos. En realidad, si voy a misa es porque tengo interés en estar ahí, leche.
2º, que no insulten a mi inteligencia. Las simplezas de las grandes ocurrencias "monitorias" de los expertos (¡siempre los expertos!) son siempre de mal gusto y peor teología.
3º, que no me tomen por frívolo. Deben pensar que el laico está tan metido en el mundo, en sus cosas, que se pasa toda la misa pensando en el partido de fútbol de ayer o en los problemas de su empresa. Piensan que vive en la distracción. Más me distraen con moniciones para marcianos.
4º, que tengan algo de estilo. Han hecho de las misas un espectáculo de baja calidad. Es un teatro pueril para gente aburrida.
5º, que no se empeñen en hacer de la misa una reunión. Que ni siquiera conozco a mi vecino de banco, y que no voy a misa a hacer amistades.
6º, que me dejen en paz.
¡Amén, padre!
¡Qué aje tan grande tiene usted!
La Liturgia Católica de la Misa es tan bella y elevada que hasta los protestantes reconocen que no tiene igual.
Pot si alguno opina que la liturgia ortodoxa también es muy bella, que no lo cuestiono, le invito a asistir a una, completa; y a ver si repite.
Evidentemente como espectador, excepto por caisa de fuerza mayor.
Por último indicar que los estrambotes fuera del canon alejan a los católicos. Toda persona normal prefiere lo auténtico.
¡Ave María, padre!
Mañana es S. Isidro. 😇
Siempre que doy clase de liturgia, o imparto un cursillo, etc., repito como lema: "moniciones, cuantas menos mejor, y si no hay ninguna, mejor que mejor".
Pero, don Jorge, los curas que queréis seguir la liturgia como Dios manda, al menos, en las celebraciones que presidís, podéis hacerlo bien. Los diáconos y laicos que ministramos en las misas del padre Venerando estamos ya hartos y atados de manos, tragando saliva y deseando que acabe tanta bobada. Hasta la coronilla estoy de tanta monición, ofrenda chorra, globitos, cartelitos, innovación y parafernalias varias. Es triste que toda mi experiencia litúrgica parroquial esté atravesada por este sentimiento.
Ave María.
A mi las moniciones aunque sean informativas o formativas, me cansan y hacen perder el sentido trascendente del rito. Para formar o informar ya esta el sermon, y hay se pueden hacer las acotaciones que sean, pero claro entonces algunos se quedan sin aparecer. Yo tampoco entiendo esa manía de las moniciones y de no preservar un rito milenario, que para mi entre mas antiguo mas me parece un tesoro a preservar. Bastante me distraigo a veces como para que me ayuden con cuestiones externas a la propia misa.
Luego, claro, metemos el turbo porque hay prisa, y mirando todo el rato el reloj de la pared. Porque, sí, hay un reloj de pared a la entrada del presbiterio, bien visible para todo el mundo.
Pero a propósito de las moniciones quería apuntarle a un vicio asociado a este mayor y que, incomprensiblemente, ha pasado por alto: los respetos humanos. Sí, el asunto planea por su artículo pero no termina de aterrizar, así que permítame darle un pescozón -al tema, que no a usted, faltaría más- para que baje. Y es que el ardor monitorio de estos sacerdotes es sentido por ellos como un servicio de caridad (lo que muestra qué poco entienden de ella): en tanto que conciben la eucaristía como una representación de cara al público del que se sienten actores a la espera de la valoración de ese público (no creo que nadie se escandalice ya de esta mundana y errónea visión de los hechos compartida expresa o tácitamente por muchos sacerdotes y fieles), ésta ha de convertirse también en el medio para hacer lucir a aquellos (que a su vez pueden representar a ciertos grupos) que la comunidad debe conocer y reconocer o a los que debe agradecer su vida como tal. Y ahí hay que hacer el encaje de bolillos para que las juersas vivas de la comunidad se encuentren representadas, y, por lo tanto, al verse así, aplaudirse (sí, que no falten los aplausos en algunas ocasiones) y reconocerse como magnífica y benemérita (aunque no se sepa muy bien por qué). Y entonces tiene que hablar fulano, perengano, zutana y zuzanita, que para repartir juego no siempre tiene que haber un mismo pregonero (pudiendo añadir el sacerdote alguna coletilla). Hasta cinco moniciones hay en la parroquia, cuando la cosa es de fiesta. Una, en la preparación; otra, antes de las lecturas; otra antes de la oración de los fieles (cuyo autor no coincide, faltaría más, con ninguno de los que las hacen, a ser posible, los más que se pueda); otra, obviamente, antes del ofertorio; y otra, durante la postcomunión.
Y de este vicio, padre, el sacerdote, más que culpable, es víctima (complacida o complaciente, da igual, aunque no inocente como su modelo ideal, que sufrió y murió defendiendo la Verdad que encarnaba): su falta de carácter, de temor de Dios y de amor por las cosas del cielo patente en otras muchas cosas que hace libérrimamente, aquí sucumbe ante el peso, poderoso, de una comunidad a la que no siente que tenga que dirigir espiritualmente, sino a la que plegarse si no quiere salir mal parado del empeño y que quiere confundir con caridad y fraternidad para que no se le caiga la venda de su falta de temor de Dios y de la mentira que lo envuelve todo.
Monición de entrada
Monición a la primera lectura
Monición al salmo
Monición a la segunda lectura
Monición al Evangelio
Monición A la liturgia eucarística
Monición Final
Por supuesto estas las hacen un Like o más luego las moniciones extra que hace el sacerdote.
Por supuesto plegaria eucarística segunda porque no hay tiempo para la primera
Gracias, padre Jorge, de un devoto y constante lector.
a).- A varios sacerdotes o religiosos -a mi edad pienso tengo cierta autoridad laical, sin pasarme y con sentido del humor-, les pregunto, de acuerdo con la misa que ha celebrado- si se han leído las rúbricas según el ordenamiento del misal romano, y más en concreto el pgrf 27. La verdad es que me escuchan con respeto y admiración, aunque luego algunos, no me hagan ni p caso.
b) Algunos se pasan (1 ª morcilla) más de tres minutos al empezar la misa, presentando la biografía del santo. Lo comprendo por las viejitas, pero en Wikipedia lo tienes todo y más.
c) Acepto que los días laborables hagan homilías, que a mi no me aportan nada. Pero parece que se ha convertido en una obligación, para no dejar dejar desamparados a los de misa diaria, el charlar de lo que sea. ¿será porque muchos celebrantes durante el día sólo hablan con las paredes?
d) El introducir morcillas en plan espontáneo e intermitente, diciendo más de lo mismo y rebañado de banalidades, me saca un poco de mis casillas. ¿será porqué lo único que deseo es asistir a la celebración de la Santa Misa, sin más pegas y cortes. ¿O es mucho pedir, o es que que soy un marciano?
"Monición con patas".
😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂
Buenísimo Palas, me lo apunto.
Y olé por ti valentía.
Muchas gracias, Palas.
Yo no había oído hablar de moniciones hasta 2007, lo recuerdo perfectamente. Se veía, además, que quienes estaban al cabo de la calle en el asunto tenían ya previsto el plan de alargar sus discursos (que es en lo que han convertido las moniciones, con el consentimiento ignorante o culpable de los sacerdotes) y de multiplicar las personas que se dedican a endosárnoslos (alguno, escasamente edificante).
Al Misal Romano, la Organización y Redemptionis Sacramentum le agregaría la Carta Dies Domine que agrega -de alguna forma- una cuarta pata a la mesa.
Además que el término monición tiene origen latín. monitio, -ōnis. aviso o amonestación o advertencia, especialmente el que hace con carácter oficial una autoridad eclesiástica, monitor es el que avisa, aconseja, persuade. Los monitores eran los que llamaban a votar, o a los convidados a comer, en el caso del teatro los apuntadores de los cómicos.
Y leyendo muchos comentarios me parecen propios de quejicas (Eso de ir a misa "para que le dejen en paz" a uno... no sé qué pensar)
Primero de todo decir, que "en su misa manda vd." Es decir, que si no le gustan las moniciones, me parece estupendo que las suprima. Obligatorias no son. Pero de igual manera, hay quien no opina así.
Una monición bien hecha es una llamada a la atención y puede ayudar. Lo digo por experiencia.
Y ahora con un poco de humor...
También podemos decir que hay eucaristías donde los cantos se alargan hasta lo indecible (esos coros parroquiales en ocasiones me hacen añorar la segunda república)
Muchas veces (más de lo que me parece lógico) los lectores son horribles. O no se les oye, o leen saltándose todas las reglas ortográficas.... y quizá la monición sea lo único que nos llevamos a casa.
Otras veces las homilías son excesivamente largas, soberamente aburridas y además... no dicen nada (Y otras veces mejor olvidar lo que dicen, que es justo lo contrario)
En fin, que como se puede ver creo que el sentido común debe dictar las cosas. Ni pasarnos ni quedarnos cortos. Lo digo todo con respeto hacia vd. Si fuese de la zona estaría encantado de asistir a una misa suya.
1.-Buscare un templo en donde celebren La MISA segun I.G.M.R. en vez de quejarme inutilmente.
2.- Si no me queda mas remedio que asistir a Misa-monicionitis u otro tipo de MIsa-show o Misa-entretenimiento .... no colaborare ni con 1 centimo
3.- Cuando pueda agradecere al celebrante FIEL para que resista la tentacion de deteriorar el culto con ocurrencias peregrinas.
Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus,
nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.
Yo me he aburrido mucho con las gentes que te explican lo que han dicho porque son incapaces de decir algo, no voy a dar nombres. Tampoco mencionaré a aquel pintor que debajo de cada cosa que pintaba colocaba un cartelito explicando lo que había pintado, esto es un árbol, esto es una cuchara.
A esas obtusas precisiones, o moniciones, solo se me ocurre contestar ... "¿pero esto es también una misa?"
___________________________VINCEMMO, VINCEREMO. ✠
Anda y que te admonicien todo lo que tu quieras, pero deja en paz a los demas.
La misa es algo trascendente. Como explica Catalina de Emerich, en la consagración se hace presente la corte celestial.
No es lugar para ocurrencias de iluminados o de gente que necesita figurar, o de voluntaristas sin criterio.
¿Quien es el fatiguitas de turno o el culo inquieto sin luces para cambiar la misa milenaria?
¿Es que tu la mejoras con tus ocurrencias?
En misa lo mas importante es lo que ocurre no lo que nos dicen.
Y el silencio es muy importante. La gente como tu tiene la manía de llenarlo todo con palabras con su incontinencia verbal.
Y no me digas que necesitas moniciones para formarte porque entonces no te va a aprovechar por falta de materia prima. En el sermon caben todos los mensajes que se emiten en las moniciones. Mas alla del sermon el resto sobran. Pero claro entonces no tienen oportunidad de aparecer algunos, igual ese es el problema.
Los kikos, por la tipología de su fundador, realizan "cosas peculiares" durante la Misa.
Con el próximo Papa es posible que tengan que
cambiar "algunas cosas" accidentales.
En lo fundamental son católicos auténticos.
Y no debemos olvidar todo el bien que han realizado por la Iglesia en el mundo.
¡Ave María, padre!
¡Feliz Festividad de S. Isidro!
Sr.Juan Nadie, entonces ¿es vd. la persona que dice lo que sí se puede o no se puede hacer en la misa? Porque parecería que las moniciones ¿las he iinventado yo o es la Iglesia quien las autoriza?...
Como todo en la liturgia, si se abusa de ello llega a ser dañino. Como pueden ser los cantos, como puede ser la homilia... Por eso "cada sacerdote tiene su librillo" y uno debe buscar la parroquia que sea "más de su estilo", sin que eso signifique para nada que una eucaristía sea más que otra ¿no?
Incluso hay parroquias que dan eucaristías de 20 minutos, sin pausa, sin introducir nada, e incluso nos saltamos la segunda lectura (que se puede), todo en silencio... para los que tienen prisa por acabar.
Y todas valen igual. Para "los prisas", para quienes quieren estar en la misa en su burbujita, y para los que nos gusta tener una eucaristía completa.
Las moniciones a las lecturas es una de las cosas que más echo en falta. La gente, todos somos gente, mientras el lector se situa, el micro, el crio de al lado que no para, pues resulta que se lee la la lectura y no nos enteramos. La monición a la lectura ayuda mucho a profundizar en el misterio y el conocimiento que entraña la Palabra de Dios, en el momento de la Santa Misa. Se puede hacer una monición general a todas las lecturas o particular, por cada lectura.
Que haya abusos en las moniciones, no es motivo para suprimirlas, también el oficiante comete abusos y no por ello lo echamos. Se trataría de tener un buen equipo de lectores, que también monitaran debidamente preparados. Incluso se pueden utilizar la moniciones que algunos almanaques traen.
Yo no pretendo decir lo como tiene que ser la misa, creo que se me entiende, pero por si acaso lo reitero. Lo que pretendo es que se preserve algo trascendente, que es el rito, un rito depurado y antiquisimo para el acto mas trascendente que puede ocurrir a cada momento. Te pregunto en serio, ¿eres consciente de la trascendencia de a misa? ¿De lo que es, de lo que significa, de lo que supone? ¿Como podemos nosotros modificar de hecho el rito de la Iglesia mediante añadidos superfluos que no aportan nada y que lo que puedan aportar ya puede ir en el sermón? Si hay curas o parroquias que tienen su librillo como dices, y hacen cosas que se les ocurren eso no significa que sea bueno.
Tenemos un tesoro, trascendente, y lo estropeamos con basurilla. Es como poner grafitis a las meninas, igualito. Creo que me he explicado.
LF: Haz el favor de poner el corrector ortigráfico automático cuando escribes, que aunque te calientes eres redactor.
Directorio Homilético | Direttorio Omiletico
El 10 de febrero 2015 el cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentó en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el «Directorio Homilético», elaborado por ese dicasterio bajo la prefectura de su predecedesor el cardenal Antonio Cañizares Llovera.
«A menudo, para muchos fieles -explicó el purpurado- el momento de la homilía, considerada buena o mala, interesante o aburrida, decide la importancia de la celebración. Efectivamente, la misa no es la homilía, pero ésta constituye un momento importante para la participación en los santos misterios, es decir la escucha de la Palabra de Dios y la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor».
«El Directorio no nace sin una razón. Su objetivo es ofrecer una respuesta a la necesidad de mejorar el servicio propio de los ministros ordenados: la predicación litúrgica«, prosiguió el cardenal".
Muy querido D. Jorge:
¡Cristo nos hace participar en su aleluya gozoso y eterno! ¡Aleluya!
Me convence del todo lo que nos dice en el artículo, desde el título hasta el final.
Y me convence aún más, si cabe, que usted reivindique sencillamente el respeto hacia el Misal Romano vigente, insistiendo en sus bondades y en los beneficios que nos traería el respetarlo.
Respecto a las moniciones, en muchas de ellas se cumple tristemente aquello de “hablar por no callar”. En el caso de las moniciones a las lecturas, ¡cuántas de ellas no tienen nada que ver con lo que nos dirá a continuación la Palabra de Dios e incluso la tergiversan clarísimamente!
¡Cuánta razón tiene, D. Jorge, al decir que podríamos celebrar la liturgia “con muchísima dignidad”, simplemente con seguir las rúbricas y no creernos más listos y libres que los demás!
A mi parecer, esa supuesta libertad e inteligencia es la de un pobre y necio esclavo que, por instinto de conservación y miedo a caer en depresión, no quiere tomar en cuenta sus muchas cadenas y sus enormes complejos psicológicos.
Como usted dice tan acertada y excelentemente, “el paso de lo campechano a lo chabacano es muy sutil, y el paso de lo cercano a lo infantiloide inevitable”.
El final del artículo me parece antológico: “no hay plegaría eucarística, por muy de Higinio que sea, que llegue a las suelas de los zapatos al canon romano”.
Muchísimas gracias, D. Jorge.
Un fuerte abrazo:
José Mari, franciscano
Muchísimas gracias también a sus comentaristas, en especial a José J. Escandell, Hechos, Javier Sánchez Martínez, Diácono, JUAN NADIE, Victor, C.V., Scintilla, Kinxo, Lucho, Viejo Profesor, Forestier, Palas Atenea, claudio, petrus martinez, Pablo y Manuelo.
Por eso, Padre,
nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial de la muerte gloriosa
de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor;
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo;
pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda
y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente,
Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos tu ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,
seamos colmados de gracia y bendición.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Si es que ahora muchos sacerdotes (por no decir la mayoría) están celebrando "a su manera". Uno ya no sabe que misa ver (en estos momentos de pandemia) porque encontrar sacerdotes fieles a la liturgia es muy difícil.
Hace un tiempo quise escribir un libro sobre este tema, pero a la editorial no le pareció y no me lo aprobó. No se imagina Padre la cantidad de cosas que le agregan a la misa, o le quitan, o le modifican. Es de nunca acabar. La creatividad de los sacerdotes no tiene límites. Se han olvidado de lo que dice el Código de Derecho Canónico en el Canon 846 y la Constitución sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium en el No. 22,3; por citar solo dos documentos.
¿De seguir así, qué será de nuestra Liturgia dentro de unos años?
Estará totalmente deformada.
Reciba un afectuoso saludo y como siempre mi Ave María.
"5º, que no se empeñen en hacer de la misa una reunión. Que ni siquiera conozco a mi vecino de banco, y que no voy a misa a hacer amistades.
6º, que me dejen en paz."
Reivindico ambas cosas. Respecto de la primera: para hacer amigos prefiero otros lugares y no la Iglesia. A lo que voy en la misa es a participar con el Pueblo de Dios (todo él, no solo el vecindario) en el Sacrificio de Cristo. Es bien sabido que la nueva teología se empeña en acentuar lo del Pueblo y en difuminar lo del Sacrificio. Yo no.
Mi vecino de banco es un acompañante ocasional con el que no hay por qué seguir en contacto después. Podrá brotar quizás, o no, una relación, pero no me interesa por principio. Cosa perfectísimamente lícita.
Por eso quiero que me dejen en paz centrarme en el Sacrificio en compañía de todos los ángeles y con la Iglesia militante, purgante y triunfante. No tiene ningún derecho el cura ni los monitores ni los cantantes a perturbarme.
¡Hombre, D. José!
Los cantantes también son hijos de Dios, otra cosa es que entonen como alguna de Sus criaturas.
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