Los pobres tienen derecho a celebraciones dignas
Tengo que reconocer que algunas veces tenemos nuestros templos parroquiales un tanto descuidados. No es de extrañar que, incluso, se mantengan y doten con, digamos, “las sobras” de los hermanos mayores y ricos.
Creo que a todos nos ha pasado eso de ir a celebrar al último pueblo, la última ermita, la más aislada aldea para descubrir que no hay más misal que uno de edición más que pasada, ni otro leccionario que uno desvencijado y pegado por mil sitios, amén de ausencia de libro de la sede y el añadido de un libro de la oración de los fieles bastante añejo, desencuadernado y sin cintas para marcar.
No me olvido de los rituales, porque claro, para un bautizo al año… El caso es que podemos encontrarnos con un ritual del bautismo pringoso de oleo santo o bien el de exequias en edición de hace veinte o treinta años y con un sello de parroquia desconocida que decidió comprar el ritual de exequias actual y hacer generosa donación del antiguo y desvencijado para una parroquia de aldea.
Parte de la opción por los pobres es que tienen derecho a sus rituales, leccionarios, libros litúrgicos o pseudo litúrgicos actualizados y decentes. Parte de la opción por los pobres es que la última iglesita del último lugar tiene derecho a manteles limpios, purificadores recién planchados, misas dignas y solemnes si hace falta y un trato en lo material, y especialmente en lo litúrgico, realmente exquisito.
Hablo también ahora de las mismas celebraciones litúrgicas. Soy el primero que, a la hora de celebrar con una persona, dos o incluso yo solo, caigo en la tentación de hacerlo de manera más, no diré descuidada, pero si quizá menos detallista. Últimamente estoy procurando justamente cuidar más la celebración cuanto más sencillo el templo y más limitada la asamblea. Hasta me descubro a mí mismo cantando con entusiasmo con la viejecita que ha venido a misa y que, llena de candor, hasta me dice que no merece la pena celebrar los dos solos. ¿Cómo que no merece la pena? Precisamente porque estamos los dos, más que nunca.
Me produce tristeza eso de que como somos pobres, cuatro y mayores, todo nos vale: misal antiguo, leccionario con treinta años, el purificador como esté, cualquier cosa nos sirve de mesa de altar, un alba más o menos decente y una misa de cuarto de hora porque total, para cuatro que somos…
Las cosas no las hacemos por nosotros, sino por Dios, que se hace sacramento en el pan y en el vino igual en San Pedro del Vaticano, que en la última capilla de la última aldea. Y de la misma manera que la casa más pobre se esfuerza en acoger al invitado lo mejor posible, igual en los templos católicos. Por eso insisto en la necesidad de cuidar las cosas, los leccionarios y rituales, manteles, vasos sagrados, objetos de culto. Y celebrar, siempre, con toda la dignidad y la solemnidad del mundo. No por nosotros, que con cualquier cosa nos apañamos, sino por Él, que si bien es verdad que nada pide, y con todo se conforma, tanto que nació donde nació, nosotros sabemos que merece lo mejor y por eso cuidamos las cosas.
Sé que no hay dinero, a mí me lo van a contar. Pero…
22 comentarios
Desde aquel 'infausto espíritu' se enseñó que aquello era un reunión de amiguetes, sin más; se puso todo "coram populo", dejando detrás del sacerdote a Aquél que era el único importante, si no es que se le trasladó a un altar o capilla apartados para que no molestara en la reunión.
Es triste decirlo, pero creo que la realidad es esta. Hasta se dieron normas para suprimir las genuflexiones ante el sagrario, incluso en las Exposiciones del SSmo. Una pena, pero así se empieza y así se acaba.
Iglesias en las que hay ornamentos, calices, patenas, libros liturgicos.etc.. no ya dignos sino mas que dignos y el cura de turno saca un vaso de duralex y se pone la estola tejida por los indios pichinchos del aconcagua para estar con los pobres
Unidos en oracion. Saludos.
Sáquese la viga del ojo!
Sigo. La misa se celebra sin fervor alguno. El sacerdote se traba varias veces, mete una "morcilla" de su cosecha... Lo peor fue cuando, orando con un misal en la presidencia, de repente se fue a rezar con el que había sobre el altar. ¿Faltaba algo? ¿Se había preparado las rúbricas antes de celebrar? Lo dudo. Rematamos con una homilía improvisada, muy normalita.
Pues esa fue mi experiencia con la misa de ayer. No es la primera vez que me pasa. Aunque no me atrevo a quejarme, pues sé que no surtirá efecto, y me tacharán de rígido. No creo que sea tan difícil estar 30 minutos antes en la iglesia, revisar los misales, las lecturas y los ornamentos litúrgicos, y descargarse una buena homilía de Internet, si no hay tiempo para escribir una.
¿Por qué no se besan las manos del sacerdote y al saludarlo se chocan las manos laicamente?
Siempre hay que besar las manos que consagran para recordarle al sacerdote que lo es, que es un hombre consagrado a Dios y seguidor de Jesus Bar-Abbá.
La técnica del salami desde el post Vaticano II ha hecho que no quede salami que cortar.
Su Avemaría rezada.
in Domino.
La colaboración entregando el tiempo que podría utilizarse o malgastarse en otras cosas personales, es una forma de "enriquecer" la Liturgia y cosa estupenda, de enriquecerse uno mismo en humildad, en Amor a Dios y al Prójimo. Cuántas veces hacer de sacristán , o de monaguillo no se valora, pero cómo se nota su falta.
Ya ni lo digo D. Jorge, pero qué maravilla ha conseguido poniéndonos a todos a rezar como tributo a Cristo y su Madre en favor de sus parroquias , parroquianos y también haciéndolo extensivo a Ud. Por cierto, a San José algo también para que proteja a esta grey cibernética y la ilumine.
Dios se lo pagará con creces. Que Él le bendiga.
-No hay misal y el cura superstar suelta sus ocurrencias.
-En vez de celebra en el altar, se pone una mesa de camping bajo las escaleras.
- Se retiran a una caja de cartón el cáliz y la patena de metales nobles, los que siempre que se pueda, como ordena el Derecho Canónico, han de ser el receptáculo del Misterio, para sustituirlos por otros de barro.
-Se le dice al fiel que la Misa es una reunión de amiguetes solidarios.
-Con el ordenador portátil en el altar, en vez de centrarse en la Palabra de Dios y en la liturgia, sueltan en la pantalla unas imágenes empalagosas que harían vomitar a un diabético.
Asumo el tener que soportar a un Presidente del Gobierno okupa, pero los okupas que están dentro de la Iglesia, me jo...roban aun más.
Piensan que, con la casulla se ven muy señoriales, y quieren dar una imagen de sencillez ante los sencillos.
A estos se les olvidan dos cosas: una, que quien se reviste no es el hombre, sino Cristo y la otra, lo que usted afirma, que los pobres merecen celebraciones dignas.
No me imagino a San Damián de Veuster, celebrando para leprosos, en la isla de Molokai, revestido de cualquier manera.
Vladimir, cuidad con vincular pobreza material con ignorancia, que no es, ni mucho menos, lo mismo.
Le agradezco sus artículos que son siempre una lección que tomo con gusto.
En el caso de los artículos seguramente pasa algo parecido como con las celebraciones litúrgicas, que seamos pocos. Pero aún así creo que merece la pena y seguramente son tan eficaces como puede serlo un diario con una tirada de 100.000 ejemplares, o un programa de TV, que ven teóricamente un millón.
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