Son bobadas, pero...
Yo no sé mis lectores, pero a uno, desde su experiencia de cura y de fiel, le basta entrar en un templo para darse cuenta de si eso es una parroquia medio seria o cualquier otra cosa. Yo les voy a señalar cosas en las que me fijo, y luego me dicen si ando más o menos acertado o si me faltan o sobran cosas.
- Horarios de apertura, misas, confesiones, despacho y teléfono de contacto en el exterior
- Carteleras de avisos actualizadas y ordenadas
- Orden en el interior (no hay folletos, libros, cantorales en los bancos y de cualquier manera)
- Orden en el presbiterio: altar, sede, credencia
- Altar limpio, ordenado
- Sagrario “detectable” a la primera, con la luz roja bien colocada
- Santos o altares laterales arreglados y adornados
- Flores frescas o secas (jamás “mustias”)
- Confesionario sin polvo
- Pequeña librería con material para la oración
- Iluminación adecuada
- Climatización
No es fácil, entre otras cosas porque muchas veces uno se enfrenta a “costumbres” de esas de siempre que no es nada sencillo superar o corregir. Por ejemplo, en mis pueblos es abundante la presencia de flores artificiales en altares, flores reconozco bastante pasables, pero artificiales. Ahí siguen. Entre otras cosas por falta de recursos para otra cosa. Iremos poco a poco.
No encontrarán todo esto en mis parroquias. Algunas sí, unas faltan por costumbres adquiridas y manías locales, y otras porque un servidor tampoco lo cuida tanto. Sin embargo, reconozco que entrar en un templo, verlo ordenado, limpio, cuidado, atendido y con todo el orden, es la mitad de la vida pastoral. Sí, la mitad, incluso pensando en alejados. Imaginen alejados que llegan a una iglesia, a un templo, por una celebración de compromiso, y a veces no queda más remedio, y la impresión que damos cuando el templo está abandonado, los manteles de cualquier manera, no hay un horario, flores mustias.
Esos mismos alejados, si entran en un oratorio de monjas, que ya sabemos cómo lo tienen todo, al menos reconocerán cómo se cuidan las cosas de Dios. Un templo pulcro y ordenado habla del misterio de Dios. Siempre recordaré los templos de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, las hijas de Santa Ángela, que viven la pobreza más absoluta pero que, llegando a la capilla, da pie a la belleza, la majestuosidad, la perfección… porque todo es para Dios.
Cuidar los templos es la primera catequesis. No sé si lo hace os suficientemente. Yo, al menos, ando todavía un poco justo.
20 comentarios
En realidad, una iglesia ordenada es una muestra de amor al trabajo bien hecho. Algo que, por desgracia, no sólo no abunda, sino que parece decrecer.
Pero también, abundando en esta idea, lo que dice el Evangelio. Si el párroco es fiel en lo poco, podemos confiar en que probablemente es fiel también en lo mucho.
El diablo está en los detalles, según el dicho popular. Dios, también, y con mucha más fuerza.
Supongo que dependerá de recursos humanos y materiales el tener mejor o peor un templo.
Sencillo, concreto y viable.
-Horarios ..... en el exterior.
En el exterior, y en un tablón de anuncios que esté accesible a los ojos.
Esto es, que se pueda leer. Leer... incluso cuando la verja esté cerrada.
-Pequeña librería con material para la oración.
Una herramienta muy útil. Eso ayuda a tratar con Dios...
Por ejemplo;
El Evangelio Diario. (Donde está el versículo del Salmo que todos repiten, pero pocos podemos retener).
Devocionarios, pero con letra legible, (=buen tamaño).
Cancioneros...
Y viable...
Sobre todo, viable...
Por otro lado, entiendo que una iglesia normal, de barrio, más o menos concurrida, no puede tener una librería a mano, por culpa de los amigos de la ajeno. Además del lío que supone la elección de los títulos, más allá de la Biblia: "¿El catecismo? Uy, no, que eso es muy carca.", "¿Y por qué el párroco no me deja poner uno de este autor herético, con lo que me gusta?".
Ave María, llena eres de gracia...
Para mi, sea la parroquia, grande o pequeña, con pudientes o no, lo que no debe faltar es el cuidado del Sagrario. Buena iluminación, cuidado y en la parte central. Que al entrar la vista se dirija a él. Después una simple flor es suficiente, si no ha posibilidad para más. Es lo que define la fe de esa parroquia y del párroco.
¿Habrá una relación directa entre el propio vestir y el "vestir" del templo?
Las monjas de clausura con sus bordados en todo lo referente al Señor;el párroco cuidando la dignidad del altar de Dios; el padre de familia vigilando que su esposa no sea una zarrapastrosa y su bebé esté libre de piojos, cambiarle el pañal en cuanto sea necesario y que tenga la adecuada cremita hidratante.
No siempre bastan las palabras para expresar el amor.
Muy acorde con el tema y se consigue por internet.
AH¡¡ Y los sacerdotes vestidos de "tales", no con camisas de "leñador americano".-
(Cuando estábamos en la Academia y salíamos a la calle, y luego en nuestra vida diaria, nos apasionaba poder ir vestidos de uniforme ¡¡¡Hasta que nos lo prohibieron!!!). Se nota que soy militar.-
Y San Juan Pablo II lo ordeno hasta tres veces durante su Pontificado.
¡¡Pero "que si quieres arroz catalina"!!!.-
vean vean:
www.youtube.com/watch?v=6kNle9_dppM
En una iglesia de Cartagena encontré una cosa curiosa.
En cada altar lateral había enmarcada una breve oración al santo al que estaba dedicado el altar, con lo cual podías recorrer la iglesia haciendo un recorrido de oración
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