La otra lista
Hace unos días, a sugerencia de una feligresa, nos hemos decidido a colocar en uno de los paneles de la entrada del templo, la lista con actividades y recursos de la parroquia. Tiene razón en que, si no colocamos nada, nos puede suceder que llegue una persona al templo y no sepa ni qué actividades tenemos o si en alguna pudiera ubicarse. Tampoco tenemos tantas, así que la cosa se resolvió en un periquete.
Las hemos ubicado en una especie de tríptico en el que mostramos la vida de la parroquia en sus tres pilares fundamentales: evangelización (formación, catequesis), liturgia (misas, confesiones, oración…) y vida común (consejos parroquiales, Cáritas, despacho, revista…). El caso es que lo ves en el mural y hasta parece que hacemos algo. No mucho, pero algo.
Se lo mostré a mi compañero: “¿qué te parece?” Y mi compañero, sensato donde los haya, me respondió: “nos falta la lista de los fracasos, de las omisiones, de lo que no hemos sabido o querido hacer mejor". La verdad es que esa lista es justo la más grande.
Cada vez que nos reunimos un grupo de sacerdotes o tenemos que hablar denuestra parroquia, tengo la impresión de que inflamos e inflamos las cosas con el deseo que de quedar bien y ser admirados por los compañeros. En la soledad, cuando estás con tu compañero en la parroquia, y, sobre todo, cuando estás a solas con el Señor, es cuando de verdad te viene a la mente la otra lista. Una lista en la que vas anotando tus fracasos pastorales: ese grupo que no hubo forma, aquél que acabó languideciendo, la poca respuesta a la última celebración penitencial, ese proyecto que quedó en nada, el conformismo con la vida de la comunidad, la actitud pasota tantas veces ante las necesidades de tantas personas. Metes la última misa celebrada, en la que se te olvidó pedir por ese difunto o en la que un despiste impidió que celebraras correctamente la liturgia del día, añades el montón de papeles en el despacho que tienes que resolver y acabas reconociendo que algunas veces, en lugar de preparar bien la liturgia del día, terminas en un corta y pega que repites año tras año.
Y más cosas. Porque al final nunca sabes si lo que te importa es tener muchas cosas o anunciar el evangelio de verdad, si se te va el tiempo en reuniones no muy pensadas o si de verdad tu esfuerzo va en el anuncio de Jesucristo y en la salvación de los fieles.
Cada vez que veo la lista colocada en el mural pido a Dios que nos conceda el don de no perder la vergüenza, que nos regale el reconocer con humildad que nos falta mucho para ser la comunidad cristiana que Él espera de nosotros y que tenga misericordia de sus curas.
Caramba con la lista. Una persona me decía ayer mismo: “cuántas cosas, parece que la parroquia va bien". Respondí: “nos preocupa más lo que falta… anda que no nos falta hasta llegar todos al cielo".
19 comentarios
Seguro que le duelen ciertos "fracasos" y ciertas "lagunas"; porque no se puede llegar a todo. Pero solo por el hecho de presentar al Santísimo 24 horas al día, debería consolarse (nunca enorgullecerse)
Si la mitad de las parroquias de España fueran como la suya, otro gallo nos cantaría. Concretamente, el gallo interpretaría a Tomás Luis de Victoria.
1- culto: misas, liturgia, sacramentos, adoración, grupos de oración y alabanza...
2- anuncio del Evangelio: actividades de kerygma, como Cursos Alpha; actividades para evangelizar alejados o tibios... [Esta falta en el tablón de anuncios]
3- discipulado de los creyentes: catequesis, creación de un "beta" (para los que hicieron Alpha o Cursillos o Emaús o equivalente), grupos de formación, crecimiento espiritual, LifeTeen para los adolescentes...
4- comunión entre los feligreses: actividades que dan sensación de familia y cercanía entre los parroquianos, como paellas, excursiones, fiestas...
5- caridad: trabajo de Cáritas, Manos Unidas, acompañamiento a enfermos, ancianos solos, etc... [Esta se hace con el economato, Cáritas parroquial, pero falta en el tablón de anuncios]
Ahora, a nombrar un responsable de renovarlo periódicamente, y con frecuencia. Los tableros de avisos se avejentan rapídisimo.
El problema con los modernistas, es que no tan solo pugnan porque perdamos la fe, sino la vergüenza al pecar también.
Sólo les quedaría en mi modesta opinión, que cada vez mas personas vengan a adorar al Señor, se organicen su vida para dedicarle tiempo, (eso de 5,10 o 15 minutos no vale) . Y que los sacerdotes de su parroquia recen rosarios ante el Santísimo, pidiendo por la paz de España, que esta amenazada.
Nuestro Señor Jesucristo se vuelca en gracias, y cura a todos los que se acercan a el, ya sean sacerdotes o seglares.
Yo les tengo una sana envidia por tener Vds. esa posibilidad. No la dejen escapar.
Un abrazo para todos.
José Eladio.
Estamos en medio de una batalla espiritual y no cabe duda que, por ahora, el demonio la está ganando.
En Occidente, pero dentro de Occidente en Europa en primer lugar, la semilla cayó en tierra fértil, fructificó y rindió ciento por uno.
Así como la planta joven da mucho fruto pero cuando se pone añosa el fruto es cada vez más escaso, hoy Europa ha vendido su glorioso pasado por un suculento y sabroso plato de lentejas.
¿Y después, qué? Ese es el drama que a corto plazo se convertirá en tragedia.
En medio de ese drama los párrocos deben remar río arriba a contracorriente, y claro, muchas cosas quedan a medio hacer o nunca se hacen.
Estoy seguro que viendo todo eso Dios valora más el esfuerzo puesto por alcanzar la meta que los resultados obtenidos.
Dicho de otro modo, Dios no nos pide el triunfo, sólo nos pide la lucha, la victoria le pertenece porque El ya triunfó sobre la muerte.
Que Dios lo bendiga Padre, necesitamos muchos como Usted, y ya quedan pocos...
La iglesia no solo es para si misma (carretera, formación; crecimiento del discípulo) sino para hacer discípulos de quienes no lo son (evangelización).
Que Dios mandé gracia a su parroquia. ;)
No nos olvidemos de la recientemente formada Cofradía del Santísimo Sacramento y la Dolorosa, etc.
En esta tierra de mis pecados le aseguro que la mayoría de las parroquias ese tríptico lo acaban en una línea... y además orgullosos de poder escribirla (y están convencidos que son el futuro de la Iglesia ¡toma ya!)
Y a este respecto de tiempo y lugar actual; diré que así como tanto se ha hablado del llamado Tercer Mensaje de la Virgen de Fátima; Así fácil de ver y comprender, la razón y el motivo de este querer, cómo -, Juan Pablo II- en su libro: -Cruzando el Umbral de la Esperanza/ Para no tener miedo- dejó escrito este mensaje, para quien lo quiera ver y comprender.
Y por lo que a mi respecta y como para quien no me crea, pues, que pida al Papa que deje ver el susodicho escrito de este Tercer Mensaje; en principio dirigido al Papa; y después , en modo y manera, para quien lo quisiera ver. Y que reza de la siguiente manera:
-Es necesario que en su conciencia resurja con fuerza la certeza de que existe Alguien que tiene en sus manos el destino de este mundo que pasa; Alguien que tiene las llaves de la muerte y de los infiernos; Alguien que es el Alfa y el Omega de la historia del hombre, sea la individual como la colectiva.-
Por lo demás quienquiera saber más que lo pregunte.
- En necesario que en su conciencia
-
Veo tu buena voluntad y claridad de ideas y me alegro, pero permíteme un pequeño consejo : antes de lanzarte con tanta seguridad a corregir a un veterano y eficaz párroco piensatelo dos veces y dedicate a aprender de él. Sabe en la teoría y en la práctica muchísimo más que tu.Todavía toreas de salon.
Laudetur Iesus Christus.
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Jorge:
Socio tuvo su paella, solo faltaba!
Dice Benedicto XVI en "Sacramentum Caritatis":
"Desde las diversas modalidades de los primeros siglos, que resplandecen aún en los ritos de las antiguas Iglesias de Oriente, hasta la difusión del rito romano; desde las indicaciones claras del Concilio de Trento y del Misal de san Pío V hasta la renovación litúrgica establecida por el Concilio Vaticano II: en cada etapa de la historia de la Iglesia, la celebración eucarística, como fuente y culmen de su vida y misión, resplandece en el rito litúrgico con toda su riqueza multiforme."
La Eucaristía, fuente y culmen de la vida y la misión de la Iglesia. La misión de la Iglesia, obvio, es la evangelización. Ergo, la fuente y culmen de la evangelización es la Eucaristía, que no se hace con los de afuera.
Saludos cordiales.
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