El día en que don Senén quiso ingresar como novicia en las expeditinas
Tan tranquila estaba sor Visitación de la Santísima Trinidad junto al torno, repasando unos purificadores mientras rezaba sus consabidos padrenuestros por las ánimas del purgatorio e incluso daba una cabezadita de cuando en cuando. Invierno, braserito a la antigua, silencio… y hasta el gato ronroneando.
Se sobresaltó con el sonido de la campanilla y sobre todo con un vozarrón entre estibador de puerto y camionero curtido que soltó un educado “Ave María Purísima”. Soy Senén García de la Pompadour.
- Sin pecado concebida, hermano… ¿qué desea?
- No soy hermano, sino hermana.
- Perdón, me debí confundir por la voz, respondió mientras abría la celosía aneja para descubrir un tiarrón de dos por dos, provisto además de muy poblada barba. ¿En qué puedo servirle? Tenemos unas yemas exquisitas de san Expedito y los mantecados de san Anselmo.
- Hermana, quiero ingresar en este convento. Me siento llamada por Dios.
- Pero en este convento no puede ser… usted es un hombre. ¿No se habrá confundido con el convento de los padres misericordinos, que está justo al lado? A mucha gente le pasa.
- No. No quiero ser padre misericordino. Quiero ser hermana de san Expedito de este convento.
- Mire, voy a llamar a la superiora y lo habla con ella.
Me contaron que, en su carrera por el claustro, sor Visitación hasta se pisó el hábito dos veces, mientras el gato corría tras ella barruntando novedades. Llamó a la puerta de la celda de la madre y casi sin recibir el visto bueno entró agotada y sofocada:
- Madre, que tenemos una petición de ingreso en el convento.
- ¡Alabado sea Dios!
- Ya, pero el problema es que es un señor.
- ¿Un señor?
- Un señor.
- ¿No se habrá vuelto a atufar con el brasero?
- No madre. Un señor.
En el locutorio se encontraron. Efectivamente varón, sin duda alguna.
- Ya me ha dicho sor Visitación sus intenciones. Pero no puede ser, compréndalo. Esto es un convento de mujeres. Quizá en el de los misericordinos…
- Yo soy tan mujer como usted, reverenda madre. Lo que pasa es que soy una mujer atrapada, por desgracia, en el cuerpo de un varón. Y lo que vale no es la apariencia externa, sino el corazón, y yo soy muy mujer, de siempre. Por tanto mi sitio es este. ¿Qué iba a hacer una mujer como yo en el convento de los misericordinos? Una gravísima tentación de pecado para ellos y para mí.
- Pues aquí no puede ser. Nosotras solo admitimos mujeres como antes. Eso de que si el cuerpo es o no es nos supera un poco.
- Pues sepa usted, reverenda madre, que lo que usted está haciendo va en contra de la ley, puede ser objeto de sanción y desde luego yo de esto me tengo que informar.
Me contaron que, efectivamente marchó a un gabinete jurídico especializado en discriminación o no discriminación por razón de sexo y que hubo una demanda que todavía sigue en los juzgados a la espera de resolución.
Parece que un día lo comentaron con los vecinos misericordinos. Decía el padre superior:
- Ya ve, madre, que mal está el mundo. Sin embargo, a nosotros nos ha pedido entrar una señora simpatiquísima aunque fuera como hermano lego.
Y ahora van ustedes, y se siguen riendo de las leyes sobre ideología de género.
41 comentarios
Estupendo relato, hilarante y muy bien sazonado.
Por favor, recuerde que todos somos iguales, pero hay algunos mas iguales que otros..... y dependiendo de lo que le convenga al que mueve los hilos, hará énfasis en que somos iguales, o en que no..... aquí nos dicen que no todos los XY son hombres, ni las XX son mujeres, contrario al argumento"todos somos iguales" que usan en otras ocasiones.
Mi doloroso caso es el de un veinteañero atrapado en el cuerpo de un cincuentón y debo sufrir en silencio que en lugar de alabar mis preciosos rizos rubios, se refieran a mí como "el calvo"
Mi esperanza estriba en que una Cifuentes arregle lo que Dios hizo mal.
Saludos cordiales.
Ave Maria Purisima!
Si un transexual de verdad y bien operada fuera al convento a lo que Ud dice, la monjitas no se darian ni cuenta, pues no
verian un tiarron y menos con barba, verian una mujer tanto por dentro como por fuera, y no se darian cuenta en la vida.
De hecho, si tiene la documentación acorde al sexo que muestra, lo mismo ya tienen algún transexual en los conventos y no lo saben, seria hipócrita por su parte entrar a la iglesia que los rechaza, pero bueno, hay gente pa todo.
¡Y dirán que los católicos no tienen sentido del humor!
No se por que negais lo evidente, vuestra religión condena a los homosexuales y transexuales porque es pecado, y punto, lo demás es que si, que respetais a la persona y que le animais a cambiar, arrepentirse y comportarse como manda vuestra religión, no como son ellos, y eso no es aceptarlos.
El resto de tu comentario no lo entiendo, y eso que he buscado cacumen en el diccionario.
Creo que lo importante aquí es que si parece una mujer, se comporta como una mujer, y se siente como una mujer, pues para mi es una mujer y la acepto como tal, pero para vosotros no, y no la aceptais,porque no queréis ir mas allá de catalogarla por el pecado.
Si lo miras así, el que se operen cobra todo el sentido y dejara de parecerte una barbaridad.
Los transexuales hombres, atrapados en un cuerpo de varón, lo único que desean es ser mujeres. Y su principal interés en ser mujeres es para poder tener relaciones sexuales con varones. Punto. Solo por esa razón. Con varones a los que no les gustan otros varones.
Conozco a cierto personaje que se cree transexual, en realidad, y de eso estoy absolutamente segura, solo padece una horrible persecución demoniaca, este pobre, vive dominado por una obsesión que le esclaviza a Asmodeo, a quien rinde absoluto culto.
En resumen, que estas personas, que merecen todo el respeto, no son gente sana como deberia exigirse para ser servidor de Dios. No es un requsito homofobo sino siquiatrico, de tener un cuerpo correctamente hormonado y una sicologia sin antecedentes traumaticos.
Artículo precioso ¡¡¡Al lío!!!
Me he reido con atufarse con el brasero.
El gran problema con los enemigos de la Iglesia es que van en bloque en contra y llevan la maldad de la serpiente.
Juegan con la perversión del lenguaje.
Un convento es una casa privada en la que el Estado no puede entrar.
En mi casa entra quien yo quiero.
Otro tema es un espacio público abierto en el que se pide decoro, respeto y educación como es una parroquia.
Un convento, un monasterio NO son espacios públicos bajo el derecho Público del poder temporal.
Y la libertad de expresión SOLO es para los diputados en el Congreso y escenarios equivalentes: NO AMPARA las ofensas a los católicos.
La libertad de expresión no obstante sí vale para los enemigos y ampara la defensa del bestialismo, la eutanasia, el aborto...
Y leña al mono que al final aprenderá.
In Domino.
NB: Y comparto la sorpresa y me alegro con las 3 Santas Misas que celebrará Monseñor Cañizares por el eterno descanso de nuestra hermana en Cristo Excma Sra Dª Rita Barberá.
Después de tanto insistir en las teologías "modelnas" en la unidad del hombre, y liquidar el tema del "alma humana" y del dualismo, y ahora corre una idea dualista que divide internamente al ser humano al nivel de la bragueta.
De risa total.
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