El desclericalizador que la desclericalice, buen desclericalizador será
El verano es época propicia para el esperpento como fruto de los calores y el dolce far niente. Las parroquias bajan el acelerador, las comunidades de base suspenden sus reuniones, muchos grupos de acción caritativa echan el cierre hasta septiembre y, en consecuencia, hay gente que se aburre mucho y sale por peteneras, que es una forma interesante de salir en los papeles.
Estos últimos días he visto casi de todo, pero me van a permitir que me sitúe en las historias que me han parecido más chuscas.
He visto publicada la carta de un cura de Getafe cabreado porque le cambian de parroquia. Lo de cambiar de parroquia es cosa que a todos nos sucede más tarde o más temprano, afortunadamente para nosotros y para los fieles. Para nosotros, porque uno se acomoda allí donde está y nos viene bien que nos manden con la música a otra parte por la cosa de que tomemos nuevos ánimos. Y para la gente por supuesto: los partidarios del cura para que no se acomoden, y los no partidarios para que descansen. Por otra parte es lo que hay: quien manda, manda y si después de veinte años decide que tocan maletas, pues maletas.
También he visto otra carta que para apoyar al cura insulta al obispo. Pues no son formas. Toda la vida con lo de respetar, pero juzgando y condenando al pastor.
Me ha llamado la atención que un concejal de IU de Fuentidueña de Tajo haya lanzado una campaña a favor de que concedan al P. Ángel de Mensajeros de la Paz (¿acaso hay otro P. Ángel, incluso otro padre?) el premio Nobel de la paz. Curioso el asunto.
Más perplejo me deja que la revista “Iglesia viva” haya decidido publicar su último número bajo el título “Por una Iglesia desclericalizada”, mayormente porque no me aclaro que cosa sea esa, qué sea el clericalismo, si es bueno, si es malo, si es medio pensionista. Defectos de formación de este su seguro servidor.
Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua que clericalismo tiene tres acepciones, que paso a comentar:
1. m. Influencia excesiva del clero en los asuntos políticos.
No creo que sea el caso. En España, y en la mayor parte del mundo, lo que opinen los curas importa nada, y lo que digan los obispos más de lo mismo. Clericalismo sin embargo si lo ha habido en el sandinismo nicaragüense, donde los curas llegaban a ministros. Pero me temo que ese era un clericalismo por el pueblo, y ese clericalismo popular es hasta bueno. Qué digo bueno, santo y profético. Así que tranquilos.
Se entiende perfectamente la diferencia. Un obispo sentado como procurador en las cortes franquistas era clericalismo y fascismo. Un cura ministro sandinista es un profeta. Cosas.
2. m. Intervención excesiva del clero en la vida de la Iglesia, que impide el ejercicio de los derechos a los demás miembros del pueblo de Dios.
Más me barrunto que vaya por aquí el asunto. Cuando curas, ex curas y laicos clericalizados se quejan de clericalismo, en definitiva lo que dicen es que se les deja mandar poco. O sea, que en lugar de que manden los obispos y los párrocos, es mejor que manden Manolo, Trini, Maria, Pepe y sor Anunciación, que llevan en el consejo parroquial desde el inicio de los tiempos, y sin necesidad de ser a su vez aconsejados.
Rafaela lo tiene visto en la parroquia de su sobrino. Hay unos cuantos que todo tiene que ser a su gusto y a su aire, y los demás a aguantarse, porque como se te ocurre llevar la contraria te llaman de todo. Hasta fascista le han dicho a ella, cosa que por otra parte le da igual. Dice Rafaela que justo en parroquias así lo que hay es demasiado poco clericalismo, que el cura y el obispo deberían dejar las cosas claras y mandar un poco más.
Claro que hay curas mandones, y muy mandones. Pero como te salgan laicos mandones, ahí sí que estás perdido. Y si encima son de esos medio “leídos y escribidos", nada que hacer. O les das la razón en todo y les dejas explicar, celebrar, organizar a su aire o serás básicamente antievangélico y como tal objeto de todo improperio, descalificación, condena y juicio sumarísimo. La gente tan abierta suele ser bastante intolerante cuando alguien se empeña en llevar la contraria. Ya saben: “estos curas que se pasan el día condenando son todos unos clericales, fariseos y ultramontanos". Pues eso.
3. m. Marcada afección y sumisión al clero y a sus directrices.
Pos eso ya depende de cada cual. No del clero.
Abierto quedo a que me lo expliquen y aclaren. Y si hay que desclericalizar a la Iglesia, se desclericaliza. Y el desclericalizador que la desclericalice, buen desclericalizador será.
25 comentarios
- Hay clericalismo cuando un miembro del clero quiere mandar en aquello que no es de su competencia como meterse en asuntos de política práctica, del funcionamiento de la sociedad civil, o cuando quiere entrometerse en cuestiones organizativas propias de los laicos en el mundo. Un ejemplo sería un sacerdote organizando una manifestación o haciendo gestiones para conformar un partido político (que aunque parezca mentira son situaciones reales que se pueden dar hoy en día).
- Hay clericalismo cuando un laico piensa que debe recibir órdenes del sacerdote o del obispo en aquéllo que es responsabilidad suya o también hay clericalismo cuando el laico piensa que su función está en la sacristía.
Le voy a contar una anécdota de nuestra parroquia.
Tenemos varios curas en nuestra parroquia. Hace ya algún tiempo, a uno de ellos le gustó la idea de recuperar el uso de la campanilla en la Consagración y la bandeja para administrar la Comunión.
Pues fue el caso que un, en este caso, una laica, fue al párroco a decir que le ponía nerviosa el uso de estos adminículos.
A que no sabe lo que pasó. Pues eso, que se prohibió su uso.
Naturalmente los curas clericalistas no son conscientes de esto, pero actúan muchas veces así. En cierta ocasión discutiendo con un cura sobre su papel como párroco me soltó "¿Pero tu que sabes de los curas?"... y le contesté "Lo mismo que tú del matrimonio. Lo que la Iglesia y las experiencias propias de muchos curas que las han compartido conmigo me han enseñado"
(1) Temas que no son directamente relacionadas con la Iglesia, segun los que lo piden, leyes, economia, justicia social, inmigracion, etc
(2) Temas que son directamente relacionadas con la Iglesia, pero que mal que los curas lo "impongan", y no se haga como un referendum democratico en que los mandamientos, los sacramentos, la moral, la fe sea decididos por todos y no se deje espacio para discrepar en temas diversos (e.g. Jesus es Dios o no, la anticoncepcion, el aborto, que es pecado o que no es pecado, etc)
(3) Que la Iglesia se vuelva mas como una comunidad protestante, con libre examen y sin jerarquia.
Supongo que "ahí está el negativo y confuso..."
Ciertamente es confuso confundir el verbo "hay" con el adverbio "ahí"...
Carta del Santo Padre Francisco al cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. 19 de marzo de 2016:
"Mirar continuamente al Pueblo de Dios nos salva de ciertos nominalismos declaracionistas (slogans) que son bellas frases pero no logran sostener la vida de nuestras comunidades. Por ejemplo, recuerdo ahora la famosa expresión: “es la hora de los laicos” pero pareciera que el reloj se ha parado.
Mirar al Pueblo de Dios, es recordar que todos ingresamos a la Iglesia como laicos. El primer sacramento, el que sella para siempre nuestra identidad y del que tendríamos que estar siempre orgullosos es el del bautismo. Por él y con la unción del Espíritu Santo, (los fieles) quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo (LG 10). Nuestra primera y fundamental consagración hunde sus raíces en nuestro bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizados laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar. Nos hace bien recordar que la Iglesia no es una elite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos formamos el Santo Pueblo fiel de Dios. Olvidarnos de esto acarrea varios riesgos y deformaciones tanto en nuestra propia vivencia personal como comunitaria del ministerio que la Iglesia nos ha confiado. Somos, como bien lo señala el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, cuya identidad es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo (LG 9). El Santo Pueblo fiel de Dios está ungido con la gracia del Espíritu Santo, por tanto, a la hora de reflexionar, pensar, evaluar, discernir, debemos estar muy atentos a esta unción.
A su vez, debo sumar otro elemento que considero fruto de una mala vivencia de la eclesiología planteada por el Vaticano II. No podemos reflexionar el tema del laicado ignorando una de las deformaciones más fuertes que América Latina tiene que enfrentar —y a las que les pido una especial atención— el clericalismo. Esta actitud no sólo anula la personalidad de los cristianos, sino que tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente. El clericalismo lleva a la funcionalización del laicado; tratándolo como “mandaderos”, coarta las distintas iniciativas, esfuerzos y hasta me animo a decir, osadías necesarias para poder llevar la Buena Nueva del Evangelio a todos los ámbitos del quehacer social y especialmente político. El clericalismo lejos de impulsar los distintos aportes, propuestas, poco a poco va apagando el fuego profético que la Iglesia toda está llamada a testimoniar en el corazón de sus pueblos. El clericalismo se olvida que la visibilidad y la sacramentalidad de la Iglesia pertenece a todo el Pueblo de Dios (cfr. LG 9-14) Y no solo a unos pocos elegidos e iluminados.
...Muchas veces hemos caído en la tentación de pensar que el laico comprometido es aquel que trabaja en las obras de la Iglesia y/o en las cosas de la parroquia o de la diócesis y poco hemos reflexionado como acompañar a un bautizado en su vida pública y cotidiana; cómo él, en su quehacer cotidiano, con las responsabilidades que tiene se compromete como cristiano en la vida pública. Sin darnos cuenta, hemos generado una elite laical creyendo que son laicos comprometidos solo aquellos que trabajan en cosas “de los curas” y hemos olvidado, descuidado al creyente que muchas veces quema su esperanza en la lucha cotidiana por vivir la fe. Estas son las situaciones que el clericalismo no puede ver, ya que está muy preocupado por dominar espacios más que por generar procesos. Por eso, debemos reconocer que el laico por su propia realidad, por su propia identidad, por estar inmerso en el corazón de la vida social, pública y política, por estar en medio de nuevas formas culturales que se gestan continuamente tiene exigencias de nuevas formas de organización y de celebración de la fe.
...Nuestro rol, nuestra alegría, la alegría del pastor está precisamente en ayudar y estimular, al igual que hicieron muchos antes que nosotros, sean las madres, las abuelas, los padres los verdaderos protagonistas de la historia. No por una concesión nuestra de buena voluntad, sino por propio derecho y estatuto. Los laicos son parte del Santo Pueblo fiel de Dios y por lo tanto, los protagonistas de la Iglesia y del mundo; a los que nosotros estamos llamados a servir y no de los cuales tenemos que servirnos."
Y antes de que se me haga un nudo la lengua (mental), déjeme terminar comentando que ésto que usted dice en su post: «Toda la vida con lo de respetar, pero juzgando y condenando al pastor.» me parece haber visto en algunos posts suyos, lo menciono para una sana reflexión, que algunas veces, más bien pocas, parece que el teclado se le puso más ágil que la prudencia.
Los expedientes y los Libros los deben de llevar los párrocos por la cantidad de datos en ellos que no importan a nadie; la catequesis puede darla gente bien formada pero siempre supervisada por el párroco. La comunión en el caso de que haya much gente en la parroquia y a horas muy puntas pues mejor la da el párroco.
Al final algunos dan la sensación de que no tienen ilusión por nada ni se preocupan de nada, si no lo hacen los demás y cuando alguno se harta pues parece más que una iglesia un desván.
Sin embargo, cuando por clericalismo entendemos la injerencia del sacerdote en cuestiones que corresponden a los seglares, o a la tendencia que muestran muchos clérigos a rodearse de seglares serviles y manejables, mientras otros seglares más válidos y preparados son preteridos por no bailarle el agua al cura de turno, la "desclericalización" está plenamente justificada.
En Andalucía tenemos un claro y cotidiano ejemplo de clericalismo en el mundo de las cofradías. A pesar de que se trata de asociaciones fundamentalmente de seglares, los sacerdotes muchas veces interfieren en cuestiones que no son de su estricta competencia, las cuales se reducen a la celebración del culto y a la dirección espiritual.
No se le escapará que esto a su vez tiene enormes consecuencias a todos los niveles en la vida de la Iglesia, cotidianas y de importancia en la organización de la misma. Pero también en lo personal, evidentemente: sentirse "el" elegido, por encima de los demás, o al menos de aquellos que no han recibido la ordenación, no me negará que no tiene efectos. Y esto, incluso (yo diría que sobre todo) en gente cultísima, preparadísima, leidísima y alejadísima muy probablemente de lo que Dios quiere de su ministerio.
"Otros desafíos eclesiales
102. Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su servicio está la minoría de los ministros ordenados. Ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones. Si bien se percibe una mayor participación de muchos en los ministerios laicales, este compromiso no se refleja en la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico. Se limita muchas veces a las tareas intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio a la transformación de la sociedad. La formación de laicos y la evangelización de los grupos profesionales e intelectuales constituyen un desafío pastoral importante."
Esto, yo que tengo una escasa formación intelectual y muy menesterosa de luces, no lo entiendo.( mejor dicho, entiendo que se podía hablar de purificar ciertas cosas, pero el que lo ha escrito no está pensando en lo mismo)
¿ Por qué no ha añadido, como le pedía el cuerpo, una Iglesia sin sacerdotes, sin Sacramentos, sin obligaciones y mirad como muevo mi caderita para resultar más atractivo a la peña progre?
Encima será bajito...
A que vamos a misa?
Cierta ocasión que me encontraba de vacaciones, asistí a una misa cerca de casa de mis padres, llegué en la procesión de entrada y ya me dio pena revestirme. Me ubiqué en las bancas de atrás y recordé las palabras de aquella profesora.
Lamentablemente los resultados fueron desgarradores, no hay respeto por lo sagrado y la liturgia pero además, pese a lo que sucede en el altar, pareciera que las cosas se hacen para agradar a la gente y mantenerlas "entretenidas"... escuché comentarios negativos de los mismos fieles que sonreían pero a su vez manifestaban su inconformidad. Por cierto, en la homilía leyó el periódico con el supuesto de iluminar la realidad...
la clericalización es un tema de siempre pero que no se le da importancia debida. Los laicos quieren asumir tareas de los clérigos y viceversa. Mientras cada uno no esté seguro de lo que le compete, es mejor atender al dicho "calladito te ves más bonito".
1.-) La Iglesia les importa un bledo
2.-) El Pueblo de Dios les importa exactamente lo mismo que el #1
3.-) Siempre, absolutamente siempre, se trata:
A) De no hacer ni pajolero caso al Papa
B) Al Obispo se le hace el mismo caso que al Papa
C) La "norma válida" es la que a cada uno de ellos le va bien y que, ¡oh misterio misteriosos!, suele suponer descargarse de responsabilidades y trabajos a costa de los demás.
Ergo, tengo la impresión de que esta plaga se curaría si cada uno:
1.-) Hiciera su propio trabajo pensando en los demás (obispos, presbíteros, diáconos, ministerios varios y seglares todos)
2.-) Apoiyara y respetara el trabajo eclesial de los demás, en lugar de andar tocando las narices del prójimo.
¿Cómo se hace esto....? ¡¡¡No me den ideas, no me den ideas... que tengo que volver a confesarme!!!
Saludos cordiales.
La Fe una vez establecida, hemos de procurar el manteniento del CUERPO FÍSICO, agregando a otros hermanos a Nuestra forma de vida, en comunidad, cooperacion, y que todo arrancó de la familia, SAGRADA FAMILIA, con Nuestra Madre como primer Templo y Sagrario, REPETIBLE, ESCALABLE, RENTABLE, y que la Efusión del Espíritu al hoy S. Juan XXIII, dio las pautas a seguir para la FORMACIÓN de ESTRUCTURAS PROPIAS, basadas en esa POLÍTICA SOCIAL plasmada en la MATER et MAGISTRA, Laudata Si'.
Amén.
Es decir, a hacer que las prioridades del clero dejen de ser las que corresponden a su ministerio y pasen a ser las del buenismo ideológico dominante.
Naturalmente, en cuanto el clero abdica de sus responsabilidades, éstas pasan a ser ocupadas por laicos, con el desastroso resultado de que quienes ejercen funciones ministeriales carezcan del ministerio que habilita para dichas funciones.
O lo que es lo mismo, una "Iglesia desclericalizada" es una "Iglesia desactivada" o incluso una "Iglesia destruida".
Porque la Iglesia es un Cuerpo en el que Cristo es la Cabeza, y a sus miembros les toca ser ojos, pies, manos, etc. ¿Se imaginan el resultado de un "cuerpo desojado"? Un ciego. ¿Y un cuerpo despiernado? Un cojo. ¿Y un cuerpo desbrazado? Un manco.
¿Y una Iglesia desclericalizada? Imaginen...
Un saludo.
Es terrible ver en los consejos parroquiales a las mismas personas que llevan años y años apotronados en esas aburridas reuniones , y que vigilan que nadie les quite el sitio. Anteponiendo su puesto a la pastoral . En esos consejos siempre se hace lo que diga el clero; es decir, el párroco y sus vicarios- Por otro lado, ante una propuesta de un fiel laico al párroco, y que a este no le guste, se lo saca de encima diciéndole: "lo tengo que consultar con el consejo parroquial." Creo quemi comentario está bien completo.
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