Avispa inoportuna
Es bueno sonreír de cuando en cuando. Por eso, alguna vez, como hoy por ejemplo, y aprovechando que en Madrid estamos en plenas fiestas de San Isidro, dejaré por aquí alguna anécdota de las que recojo en mi libro “¿A qué hora es la misa de doce?".
Entre los objetos litúrgicos que los sacerdotes utilizamos para celebrar misa hay un pañito cuadrado o rectangular, que puede estar almidonado o incluso reforzado en su interior por una pieza rígida, que lleva el nombre de palia. Su función es tapar el cáliz de forma que se evite que caigan cosas extrañas en el vino.
No, no. No piensen que estamos rizando el rizo, porque en el vino puede caer polvo, que es lo de menos, o aterrizar un mosquito goloso, que siendo el vino habitualmente algo dulce, es más frecuente de lo que parece. Si el mosquito aterriza, o ameriza o vitiviniza antes de la consagración la cosa no tiene especial dificultad. Basta sacarlo con cuidado bien con alguna cucharita si la hubiere o simplemente empleando una esquinita del purificador y asunto concluido.
¿Y si es después de la consagración? Porque será mosquito o moscardón, pero bañando en la sangre de Cristo, y con esas cosas no se juega. Así que el cura tiene un problema y él verá cómo sale del apuro, porque, un servidor al menos, no está por la labor de tirar a la basura dos gotas del “sanguis” por muy pegadas que estén a un inmundo bichejo. Afortunadamente se me han dado pocos casos de ese tenor, creo recordar alguna vez un mosquito pequeño y se fue para dentro con el vino consagrado. Total, decía mi padre, “desgraciado del animal que entra en el cuerpo de otro”. Eso sí, espabilas y pones más cuidado con la palia para no llevarte sorpresas.
Don Benito era un cura de cuerpo entero, baturrico y un tanto brutote, para qué andarnos con tapujos. Misa de domingo en una parroquia madrileña, puro verano, y sin demasiado cuidado por el cáliz. No sé si le pusieron palia o si ni siquiera la echó en falta. No es obligatorio su uso y no parece que en esas circunstancias exista especial peligro en que algo pueda mezclarse con el vino. Pero el diablo enreda, o vaya usted a saber, pero el caso es que tras la consagración se le metió en el cáliz y se dio una buena zambullida en el vino consagrado, nada más y nada menos que una señora avispa.
Lo contaba muerto de risa a un grupo de amigos:
- ¿Una avispa en el cáliz después de la consagración? ¿Y qué hizo?
- Me la quedé mirando y le dije: “arrecoje las patas, que vas de viaje”. Y para dentro.
No le pasó nada. Lo único, la risa que le entraba según lo contaba y observaba las caras que ponían los demás.
13 comentarios
- Echa - susurro el sacerdote - pon mas, venga.
Yo miraba con horror el insecto, tratando de que el cura lo viera. Oero no. Seguia imperterrito, exigiendo mas vino en el caliz.
- Chico, venga, pon mas vino.
Suspirando, hice lo que se me ordeno y lance el contenido de la vinajera de un solo golpe. El cura dio un respingo y levanto la copa de golpe. Demasiado tarde: el moscardon chapoteaba en lo que aun era vino y agua. Lo malo es que encima me cargo las culpas. Pero el otro monaguillo y yo nos partimos de la risa.
Seguro que más de uno sufrió algún palmetazo. La Sangre y Cuerpo del Señor ya está acostumbrada a todo,así que hizo bien ese sacerdote en tragarse la avispa. A lo que no creo que "Se acostumbré" son a nuestros intencionados picotazos.
La anécdota del sacerdote que cuenta don Jorge si es graciosa y santa.
A partir de aquello recomiendo encarecidamente el uso de palia. Es un complemento litúrgico perfecto.
Bendiciones!!
En el blog de Mari Cruz se dirige a mí y como ya cerró los comentarios le contesto en este si le parece bien a D.Jorge.
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Copio lo que me decía usted:
Martinna, no tengo nada que disculpar. Usted no ga dicho nada ofensivo. En cuanto a poses, no hay tales. Hay que ur cin cuidado con ustedes, eso si, porque se ofenden con facilidad. Yo no soy rigorista, estoy con Francisco en el fondo y en la firma. Cristo esta en mi, como en usted. El es nuestro maestro. Esoy bautuzado, pir tanto soy cristiano. Vengo a Infocatolica a aprender algo que no conozco bien: el rigorismo doctrinal. Cuanto mas aprendo, mas me veo fueta de esa corriente. Por que?
Ustedes no sn felices. Vuven pendientes del castigo divino. No aman a Dios: le temen, pero no le aman. El muedo al infierno impregna su mente. Creen que tidis esrsmis condenadis a el, de antemano. Que solo podemos salvarnos cumpluendo con unos mandamientos imposibles de seguir. Pero vivir con sentimiento de culpa no es positivo. Casi todos ystedes lo llevan mal. Se les nota. Syfren solo de pensar que puedan comulgar quienes estan (segun ustedes) en pecado mortal. Y mira por donde el Papa dice que no tuenen por que estarlo.
Bueno, no podemos escribir un libro en un blog. Dejemoslo en una brebe declaracion de untenciones.
Y, repito, no me ha ofendido en lo mad minimi. Me ha gustado que me tomara por un adolescente. Tiene gracia. Un saludo cordial,
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Quiero comentarle que lo que usted llama rigorismo doctrinal es un malentendido por su parte. Somos cristianos convencidos de que tenemos por Dios un Padre Bueno y somos felices, por eso, en medio de las dificultades de la vida, vivimos con amor y sin temor. Sabemos según la Biblia y el Nuevo Testamento todo lo que nos muestra de la Santísima Trinidad, no nos hacemos un Dios a nuestra medida escogiendo unos temas y olvidando otros según nuestra preferencia.
Lo que usted llama temor es el cuidado que ponemos en ser como Cristo nos enseña, no por miedo al castigo sino por darle gracias por tanto que hace por nosotros.
Vivimos alegres y confiados en que somos salvados por la gracia de Dios, por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, y con la ayuda del Espíritu Santo que nos da sus dones para que llevemos fruto. Gracias a todo lo que nos da podemos cumplir esos mandamientos que ha muchos les parecen imposibles de seguir. Vivimos en oración y en presencia del Señor, tenemos conciencia de pecado, pero no tenemos sentimientos de culpa sino de contrición y de alegría por sabernos perdonados y movidos a crecer en la fe, esperanza y caridad.
Tenemos adoracion por Cristo en la eucaristía y por eso nos acercamos a recibirle confesados y en gracia. Creemos que debe ser así y respetamos las normas de la Iglesia para recibir este sacramento. Por supuesto que nos alegramos de que todos puedan recibirlo, faltaría más. Respetamos la autoridad del Papa, oramos a diario por el.
Pensaba que usted era un adolescente por sus comentarios, por cómo los hace. Me parecía usted joven porque a estas edades que tenemos ya nos ha comunicado el Señor de mil maneras que si le amamos cumpliremos sus mandamientos, porque no nos pide lo que no podemos cumplir y porque si nos rendimos a Él llevará nuestra carga para que no desfallezcamos.
Al leer lo que me decía en su comentario he pensado responderle, quizá interviene tanto en todos los blogs porque necesita recibir en lo más hondo de su ser, esto que el Señor nos dijo cuando subió al Padre, que recibiremos el Espíritu para ser cada cual cristianos plenos y en comunión con todos los demás.
No responda a mi mensaje, lo dejamos aquí, por favor. Mejor oramos los unos por los otros y que Dios nuestro Señor cuide de nosotros y de su Iglesia.
Si cae una mosca en la Sangre del Señor, se saca y ya está. Despues se comulga. Otra cosa es respeto humano y falta de respeto para los que comulguen después. Pero no nos lo tenemos en cuenta y nos perdonamos. Que ¿qué hacer luego con la mosca?. Dejar que vuele, o dejarla en un tiesto hasta que despierte de la borrachera, y olvidarse del asunto. No hay problema.
Otra cosa, ¿se han fijado que al demonio le llaman el Señor de las Moscas?
Y otra cosa "bis": ¿qué hubiera pasado si en vez de una avispa hubiese sido una abeja?
Saludos..
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