Elogio y reivindicación del hijo mayor (Rafaela está que muerde)
Tengo una feligresa, una Rafaela cualquiera, que cada vez que escucha la última parte de la parábola del hijo pródigo se la llevan los demonios. Porque a ver, dice ella, ¿tan malo era el hijo mayor? Toda la vida fiel, trabajando por la casa común, obedeciendo al padre, y sin un solo detalle por parte de este, ni siquiera un ternero por una vez en la vida. Nada de nada. Pero cuando llega el hermano menor, después de haber dilapidado la herencia, todo son fiestas, alegrías y dispendios. Encima, para la historia y la exégesis, qué malo el hermano mayor. Y dentro de lo malo, al menos el menor, después de unos años de pecado y alejamiento, regresó arrepentido a la casa paterna. Menos mal.
Hoy muchos católicos se sienten como el hermano mayor y encima peor. Matrimonios abiertos a la vida, generosos, que llegaron al altar conservando su virgnidad, que rezan, trabajan, colaboran con su parroquia y a los que se tacha de integristas e inquisidores porque siguen creyendo en el matrimonio como siempre se hizo. Religiosas de vida contemplativa o activa, que llevan toda la vida intentando vivir de acuerdo con las reglas que profesaron, orantes, humildes, calladas, y hoy denostadas por no estar al parecer de algunos suficientemente al lado de los pobres. Sacerdotes -y no es mi caso- que se dejan la vida en la parroquia, que confiesan, celebran, atienden a los feligreses sin reservarse un minuto, rezan… y que por muchos fieles e incluso superiores son tachados de conservadores, poco evangélicos y fieles seguidores del hermano mayor simplemente porque dicen que sí, que la Iglesia es para todos pero que habrá que convertirse…
Mal momento. El mundo al revés. Toda disidencia aplaudida. Todo error disculpado. Las acciones más abyectas merecen siempre una disculpa. Sin embargo la gente que pretende vivir como le han enseñado desde su infancia, que lee y estudia el catecismo, pregunta por los mandamientos y pide aclaraciones a lo que humildemente no comprende, lo único que viene sacando en limpio son bofetadas desde la propia Iglesia que les tacha de inmisericordes, fariseos, antievangélicos y reencarnación del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo.
¿A quién no le va a agradar que regrese un pecador? ¿Quién no se encontrará feliz de que cualquier persona abandone su vida de pecado y se convierta a Cristo? Pero el problema es que parece que hay que sentirse feliz de que cada cual haga lo que quiera y el que no sea tolerante y comprensivo sea con lo que sea ya se sabe que el problema es que no quiere comprender el evangelio, se ata a la ley e impide el acercamiento de los demás.
Esta feligresa, que confiesa y comulga, va a misa, trata de formarse como buena cristiana y de educar a los suyos en la Iglesia, que sabe de pobres más de lo que muchos se imaginan, me dice que cuenta con los palos de la sociedad, pero con lo que no contaba era con palos desde la misma Iglesia por la que se siente tachada de inmisericorde, farisea, cerrada al evangelio y, sobre todo, de fiel reflejo del hijo mayor.
Como bien dice ella, los que somos llamados hijos mayores de la parábola, los de misa dominical, crucecita en el IRPF y ayuda económica, los que nos casamos por la Iglesia y ayudamos en Cáritas, teníamos que largarnos una temporada, a ver si ese padre, gracias al hijo menor y a sus geniales amistades, que por más carantoñas que reciban no van a volver, que lo sabemos, consigue llenar los templos y sacar la Iglesia adelante. Caramba, que ya está bien.
59 comentarios
Qué poco le conocen.
El relativismo es así, lleva inevitablemente a crear el tribunal de la Inquisición (con perdón de la auténtica, que no era relativista) para los que no son relativistas.
O hay que tolerar a los malos, o hay que tolerar a los buenos, no hay otra. Con la diferencia de que tolerar a los buenos es prácticamente imposible. De hecho, lo que se tolera es el mal.
El relativista no puede hacerle justicia al que no es relativista. En un arranque de buena voluntad pueden a lo sumo proponer una especie de "prelatura católica" dentro de la Iglesia Católica, que pueda guiarse por normas propias.
O sea, exactamente lo que un católico no puede aceptar y debe abominar desde lo hondo de su alma.
En cambio el católico no tiene problema alguno en decir que dentro de la Iglesia no hay lugar para el relativista, porque él no es relativista.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Escribió san Josemaría Escrivá: es verdad que fue pecador. -Pero no formes sobre él ese juicio inconmovible. -Ten entrañas de piedad, y no olvides que aún puede ser un Agustín, mientras tú no pasas de mediocre (Camino, n. 675).
Si Dios hace una fiesta cuando vuelve un hijo pecador, qué no hará con sus hijos fieles que le aman? Hay que valorar más lo que es estar en gracia de Dios. Esa es nuestra paga aquí, ahora. Luego ya veremos
No lo dude Padre Jorge, que si los hijos "buenos" se van y los hijos "malos" no vuelven, el Padre llenará la Iglesia con millones de otras personas que ahora están fuera pero no porque se hayan ido alguna vez sino porque nunca tuvieron la gracia de poder entrar. Y bien dice La Palabra: si el pecador se arrepiente se salvará pero si el justo peca se perderá.
Todo su comentario, le soy sincera, me da pena. No es de buen cristiano adjudicarse méritos que solo Uno tiene. No me imagino a la Virgen diciéndole a Dios algo semejante a lo que usted dice cuando Jesús moría en la Cruz por los pecadores como yo. Le soy sincera, rezo por usted y por todos los que han caído en tan lastimoso estado de sentirse víctimas por vestirse con un sayo que si fueran lo que dicen ser no deberían haberse puesto jamás. Que la Virgen lo guarde
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Jorge:
De parte de Rafaela que vale.
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Como muy bien dice Néstor>/b> " el detalle: el hermano mayor se enojó con uno que volvía arrepentido y pidiendo perdón".
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Los que han sido fieles como el hermano mayor no pueden sentirse menospreciados, si la Iglesia y sus jerarquías se vuelcan en cariño y detalles con los pecadores que vuelven arrepentidos.
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Pero es que el problema es otro:
- Ahora está de moda decir que no hace falta arrepentirse de nada, que la vida es así, que hay que aceptar cualquier conducta, etc.
- Y a quien se maltrata no es al que "cumple" sino al que confiesa que hay que cumplir (sea éste cumplidor o no). Si un pecador hoy confiesa públicamente su pecado y reconoce que su conducta estuvo mal, será tan maltratado como cualquier otro que "confiese2 la sana doctrina.
Los que se consideran hermanos mayores no deben olvidar que estar con Dios es un honor inmerecido, y que en el mismo servicio a Él está la recompensa. “Por tanto -dice San Agustín- todas las honras son nuestras, si nosotros somos de Dios”.
Como ya sabemos, el hijo menor pidió su parte de la herencia, se fue, gastó todo en la mala vida, y cuando tuvo hambre, se le ocurrió volver a la casa del padre.
Pero aquí está la novedad evolutiva que ha “emergido” en la parábola en las últimas décadas, en total armonía con los postulados del P. Teilhard de Chardin:
“El hijo pensó: “¿Deberé arrepentirme de lo que he hecho y pedir perdón a mi padre? No me parece, en realidad no he hecho más que expresar mi personalidad auténtica y el verdadero pecado habría sido no haberlo hecho”.
Así que cuando llegó, le echó en cara al padre por no haberle enviado fondos para poder continuar divirtiéndose y le informó que en adelante consentía quedarse a vivir en la hacienda siempre y cuando el padre se hiciese cargo de todos los gastos.
“Pienso seguir disfrutando de la vida, obvio”, agregó.
El padre saltó de alegría y ahí mismo mandó construir un chalet nuevo para uso exclusivo del hijo menor.
Entonces entró en escena el malvado hijo mayor. Y le dijo al padre:
“Padre, ¿no te parece que tendrías que plantearle alguna exigencia más a mi hermano?
Ahí sí que el padre no pudo más y perdió la paciencia. “¡Como es eso!” le dijo al hermano mayor. “¿No te das cuenta de que estás atado al legalismo carente de misericordia?”
En fin.
Saludos cordiales.
La Paz de Cristo.
Saludos cordiales.
Señalo la frase con la que concluye la parábola:
"¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos."
Si bien es una reacción natural, esperar que "uno que ha sido fiel durante toda la vida reciba mayor recompensa", no es eso lo que promete el dueño de la viña. Jesús ofrece lo mismo a todos, el sol sale igual sobre malos y buenos. ¿Por qué debo enojarme si el Señor quiere recompensar IGUAL que a mí a esos haraganes que se pasaron el día sin hacer nada?
Lo que nos cuesta entender es que, comparado con la inmensidad de Dios, todo el bien que podamos hacer en este mundo no es nada. Y comparado con el sacrificio de Cristo, todo sacrificio que hagamos es insignificante. Tan insignificante el mío, que me he pasado 50 años haciendo penitencia como el de éste otro que es la primera vez que se confiesa.
Puede que no entienda nada Gabriela y usted tenga dones que yo no tengo pero no logro comprender porque usted y otros como usted se consideran destinatarios de esas frases del Papa y se ofenden. Yo rezo el rosario y no considero que me está maltratando el Papa. No "cuento" rosarios, lo rezo y en forma contemplativa. Tengo amigas con 10 hijos, 25 nietos y hasta con 35 bisnietos. No se consideran conejos, sino bendecidas por Jesús y la Virgen y agradecen a Dios la familia que les ha permitido formar. Y aman al Papa.
Si estamos de acuerdo en que el problema fundamental actual no es la falta de caridad, sino la falta de arrepentimiento, señalemos eso. Pero no nos confundamos con el hermano mayor: el verdadero cristiano es el pequeño, que se arrepintió al final. El hermano mayor falló al final.
Creo que usted mejor que nadie sabe que los que no paran de dar la lata con la misericordia sin dolor de los pecados estarían encantados de que nos creyéramos los hermanos mayores.
Espero no haberle ofendido, porque soy un gran fan de su blog. Y me siento por ello bastante estúpido dándole consejos, teniendo en cuenta las dificultades diarias a las que usted se enfrenta (y yo no).
A las 99 ovejas el pastor no las puede abandonar en el entendido que éstas se pierdan, debe abandonarlas tomando las medidas de seguridad, las debe encerrar.
A los trabajadores de la viña que entraron más temprano, el empleador no está obligado a pagarles de más, pero sería injusto que no les pagase nada. Y si estos trabajadores reclaman un poco, no tiene por qué haber un juicio moral tan grave sobre ellos, al fin al cabo, han sido fieles y han sido trabajadores, y seguramente comprenderán que el empleador tiene razón.
Mucho OJO el hijo mayor, las 99 ovejas, o los trabajadores de la primera hora, no se pueden asimilar al fariseo que ora en el templo y aborrece al publicano pecador, los primeros son fieles cumplidores y el fariseo es un hipócrita.
Nuestro Señor exhortaba muchas veces a los apóstoles por sus tonterías, pero ninguno de ellos hasta ese punto "había caído" como sí lo hizo Judas. De manera que ya dejemos de retorcer las cosas que tanto la intencionalidad del artículo, como la forma de exponer la situación están bien. Y estoy de acuerdo con Gabriela, todos somos el hijo menor y el mayor a veces, así que no hay lío, no nos jactamos de nada, ojalá fuéramos los últimos en entrar al paraíso pero que finalmente pudiéramos entrar.... Y ojalá, al igual que ocurrió conmigo y con todos los que hemos pasado por "la primera conversión", podamos amar mucho, debido a que se nos perdonó mucho, y que haya muchas fiestas en la Iglesia y en el Cielo, pero por LA CONVERSIÓN de los pecadores.
Clarito, ¿verdad?
Pues hale.
Saludos cordiales.
Eso sí, es muy misericordiosa con nosotros. Conmovedor.
Ines: las frases de los conejos, fariseos y contadores de rosarios no son mias, sino del papa al que tanto idolatra. Si ud. cree que eso es tratar bien a los que intentamos vivir cristianamente (con nuestras caidas, como todos), mientras que de cuando recibir a sodomitas y corruptos son todas flores, si ud. no es capaz de entender eso, la próxima vez le hago un dibujito. Ya se pasa Ud. de cándida y de vernos la cara a todos.
Yo creo q la parabola viene al caso desde el lado de aquellos que estamos dentro y somos "cumplidores", entendiendo ese cumplimiento de forma positiva y para quienes el cardenal Dolan tuvo unas palabras hace unos días. Yo me he sentido así.
Pero en la realidad de hoy...no hay hermano menor que vuelve (¿Quién no se alegra de un pecador arrepentido?.) sino un intento de legitimar sus acciones como si estás no importasen (el padre todo lo perdona). Eso Señores se llama PROTESTANTISMO.
Si los Apostoles no entendian las parabolas en arameo, ni las clases particulares que Jesus les daba ¿Cómo vamos a entender todos lo mismo de la parabola?
Lo que Jesús no critica es la juerga que monta el padre, es que el mayor no tenga la confianza de hijo para preguntarle a su Abba.
By the way, es mas dura la parabola de los viñadores a un denario por jornada... Pero como le decía Sra Teresa al Verbo: Tratando así a tus amigos, es normal que tengas tan pocos.
Solo es una mala noche en una mala posada.
In Domino.
Es que lo que pasa no es lo de la parábola. Yo ya lo he dicho en otras ocasiones, es que lo quieren es cambiar la historia.
Asi si hacemos caso a estos neodescubridores de la polvora, el Padre no recibe al hijo arrepentido, sino que se va de putas con el, y deja al soso del hermano mayor currando, y Cristo ya no diría lo de vete y no peques mas, sino que no te pillen.
Hace ya años tuve un desacuerdo con un sacerdote sobre la parábola del hijo pródigo: sencillamente negaba el arrepentimiento en el hijo menor que volvía a casa. Decía que volvía por el interés, porque tenía hambre, no porque estuviera arrepentido. Y que Dios aún así también perdona. En aquel momento no tuve nadie en aquel ambiente que viera la parábola como yo la veía. Y me sentí muy solo y muy mal pensando que era el malvado hijo mayor. Pero algo en mi interior me hacía no desistir de aquella reflexión y nunca lo he hecho. Hoy la he leído en boca del Cardenal de Caracas.
También he pensado siempre: ¿por qué Jesús en la cruz no dice "os perdono", sino "Padre, perdónalos"?. Porque el perdón no sirve de nada al que está embravecido en el mal. En ese caso, el perdón se conviertiría en una perla pisoteada por los cerdos, y eso el Señor no lo quiere. En cambio, si apela a la misericordia del Padre como "fuerza transformante". Cristo en la cruz muestra su deseo de perdonarlos, lo cual quiere decir que su corazón está en paz, sin resentimiento de ningún tipo e implorando al Padre la salvación de sus enemigos. Pero eso no convierte en positivo lo que es pecado.
Gracias infocatólica,
Verse retratado continuamente en el hermano mayor de la Parábola del Hijo Pródigo es cuanto menos presuntuoso, sino un gesto de soberbia notable.
Todos admiramos al hermano mayor y comprendemos su indignación.
Un saludo
La verdad es que aquí sin negar pero, en modo y manera de tiempo y lugar; no dar al Hijo mayor lo que a éste, según parece, le corresponde y él quisiera; El acto del Padre, justo y misericordioso, al recibir, perdonar, vestir y celebrar la vuelta del Hijo prodigo tal como aquí aparece. Vamos como si el relato quedara un tanto cojo pues contenta a uno y del otro no se acuerda, al menos, para que éste se de cuenta..
Y dado que lo que es del Padre es del Hijo mayor, a fin de evitar susceptibilidades: ¿Cabe preguntar pues, si antes, el Padre, debiera haber consultado al Hijo mayor sobre la forma y manera de recibir al Hijo pródigo?
Si hay que sufrir por amor a Jesús, suframos con alegría. Por eso decía Santa Teresa: No me extraña que tengas tan pocos amigos.
Y es un fariseo reprensible, porque en la parábola auténtica el hijo menor VUELVE ARREPENTIDO: "Padre, pequé contra el Cielo y contra tí. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus servidores".
En cambio, en el parábola "progre" el hijo menor NO SE ARREPIENTE DE NADA, porque quiere comulgar sin dejar de tener relaciones sexuales adúlteras o peor aún, sin dejar de tener relaciones homosexuales.
Porque es obvio que es de eso de lo que están hablando los nuevos parabolistas.
Entonces, en la parábola "progre", el hijo mayor es simplemente el católico que todavía no perdió el seso del todo, y que dice "todo bien, pero confesión y comunión sin propósito de enmienda y por tanto sin arrepentimiento, NONES."
Repito, en el Sínodo no se está discutiendo sobre la primera parábola, la evangélica, sino sobre la segunda, la inventada hace poco por los "misericordiantes".
Saludos cordiales.
La misericordia de Dios es para los que se arrepienten de sus pecados y los confiesan. "Padre, pequé contra el cielo y contra tí". No para los que se enorgullecen de ellos: "Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo".
Nos han estado corriendo a ponchazos con una parábola falsa, demoníaca, que no figura en la Escritura, en la que el hijo menor vuelve a casa para que el padre le bendiga el adulterio. Para que el padre le bendiga y le financie la parranda.
No tienen ningún argumento, nada.
Saludos cordiales.
Hace un rato escuchaba la canción de Frank Sinatra "A mi manera" versionada al español, y en ella hay una estrofa que dice:
"Jamás viví un amor que para mí fuera importante
tomé solo la flor y lo mejor de cada instante
Viajé y disfruté, no se si más que otro cualquiera
si bien, todo eso fué a mi manera. "
Y yo pensaba: Para ser feliz hace falta ser y pensar cómo el protagonista de ésta canción. Vive con total libertad y pensando nada más que en ser feliz, incluso sin importarle nada ni nadie que no sea él mismo. Y luego lo mismo se arrepiente de su vida pasada cuando ya está para el arrastre, se arrepiente y le pide perdón a Dios y se salva. El completo. Y los demás aquí haciendo el imbécil.
Padre no es necesario que publique mi comentario si no lo ve conveniente. No quiero dar ideas.
Saludos afectuosos.
Quizás el sacerdote exageró al decir que "no tenía arrepentimiento", pero no exagera al decir que volvió por interés, por hambre.
Y allí se separa algo que raras veces tomamos en cuenta: no existe sólo la contrición, sino también la atrición. Uno puede legítimamente pedir perdón aún sin estar arrepentido "de corazón", sino apenas asustado por el temor del castigo. Al hijo pródigo le asustaba el hambre, a muchos nos asusta el infierno. ¿Estamos arrepentidos? Quizás no. Quizás seguimos creyendo que es mucho más alegre dilapidar la herencia paterna que trabajar en bajo el sol del campo. Quizás incluso, una vez que hayamos tomado posesión de la finca, volvamos a vender todo para irnos de parranda, es posible. Pero en este momento, tendidos en el lodo y sin una bellota para comer, estamos dispuestos a arrastrarnos al confesionario a ver si conseguimos una migaja de las que caen de la mesa de los ricos.
Y aún así, el Padre perdona.
Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta. No cabe la desesperanza.
Todo lo del Padre es del hijo mayor, y eso no lo cambia nada.
El hijo menor regresa arrepentido. Si no vuelve, se arrodilla y dice "Padre, he pecado contra el Cielo y contra Tí", no ha regresado a la casa. Sigue viviendo entre los cerdos, anhelando las algarrobas, aunque alguien le haya dicho que en realidad ya ha vuelto a casa del Padre, y sin necesidad de arrepentirse. Aunque ese alguien lleve traje talar, alzacuellos o hábito. Más le hubiera valido atarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al agua.
El problema es el pastor que sale a por las 99 ovejas perdidas y les dice que, bueno, como son mayoría, casi que mejor consideren que el verdadero aprisco está allí, a la intemperie y a expensas del lobo, para que se las vaya comiendo una a una. Ese no es pastor, sino el que salta el muro de noche.
Y si la oveja que quedó en el redil tiene frío y siente soledad, nada hay de pecado en ello, y nada le haría más feliz que ver regresar a las otras 99 y al pastor. Al redil de Cristo. Eso no es ser hermano mayor celoso, sino haber permanecido donde debía mientras los demás se marchaban.
Porque sigue fiel al arrepentimiento, que es el camino de todo creyente. Porque la conversión, y no la acomodación al pecado, es el sello de los fieles que vestirán sus túnicas blancas el último día.
Lo que ocurre es que el poder de atar y desatar en el Cielo y en la Tierra no incluye- no puede incluir- ir en contra de los mandamientos de Cristo. Quien eso hace no es sucesor de los apóstoles, aunque vista de púrpura, sino ministro de la sinagoga de satanás. Ya ha recibido su paga en este mundo. El día del Juicio será más suave para Sodoma y Gomorra que para él, porque aquellos hubiesen querido ver lo que él vio, y no lo vieron. Y oír lo que él oyó, y no lo oyeron.
Tranquilice a su Rafaela, y dígale simplemente que ella no es el hermano mayor de la parábola por sentirse como se siente.
Ella es el resto fiel de Israel en los tiempos de prueba. Ella es el niño del cuento del nuevo traje del emperador.
Dios se vale de todo, especialmente del sufrimiento para hacerse oír. Pero a Dios no se le engaña. Habiendo conciencia de pecado y arrepentimiento si cuela. Si sólo hay interés no.
Sobre arrepentimiento y atrición, ver lo que dice el Catecismo:
"1451 Entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es "un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar" (Concilio de Trento: DS 1676).
1452 Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama "contrición perfecta"(contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental (cf Concilio de Trento: DS 1677).
1453 La contrición llamada "imperfecta" (o "atrición") es también un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador. Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia (cf Concilio de Trento: DS 1678, 1705)."
1491 El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia."
Es decir, la confesión requiere contrición, que puede ser perfecta o imperfecta, en este caso se llama "atrición". A esa contrición se la identifica con el "arrepentimiento", así que también hay arrepentimiento perfecto e imperfecto.
Con el segundo basta para la confesión válida.
Saludos cordiales.
Sea pues:: Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia.
Como puede ver en la exposición de Néstor, "tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior", que cuando lleva a la confesión, termina en la absolución.
Es muy difícil -no imposible, pero difícil- tener atrición sin cierto grado de arrepentimiento. Como cuando uno se emborracha y más tarde sufre los estragos del "día siguiente". Quizás siga pensando que la pasó muy bien, pero no deja de "arrepentirse" de ese último Jaggermeister con tequila y prometa no volver a hacer esas mezclas fatales.
En el otro extremo, la contrición perfecta es también muy difícil de lograr, porque como humanos tenemos cierto grado de "interés" en alcanzar la vida eterna. Así que la mayoría nos movemos entre una cierta conveniencia ("hoy hay liturgia penitencial, voy a aprovechar a confesarme aunque no estoy muy seguro por qué") y un sincero arrepentimiento ("en serio, en serio, no vuelvo a ahogar gatitos con bolsas plásticas, se siente horrible"). El hijo pródigo no es distinto.
Al hermano mayor solo le dicen " `Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.'"
Es el padre quien le explica lo ocurrido. "convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado."
Que cueste no quiere decir que estemos haciendo el imbecil. Pienselo bien, usted se arriesgaría a eso, ¿a que su salvación dependiera de un palpito final que podría no ocurrirsele? demasiado peligroso, es mejor ir a lo seguro, aunque cuesta.
No hablar de "hermanos mayores", entonces, cuando se trata de casos de personas que NO SE ARREPIENTEN ni piensan hacerlo.
Saludos cordiales.
Mi comentario ha sido motivado por mis pensamientos al oir la canción versionada al español de Frank Sinatra, sobre un hombre que ha vivido la vida "A su manera" de lo que se desprende que ha ido a lo suyo, importándole poco el daño que haya podido hacer a los demás, aunque dice Néstor que no está bien traducida la letra. Y pensaba yo, que ese tipo de personas son las que logran la felicidad en esta vida. En la sociedad actual especialmente, creo que todos conocemos ejemplos. Y cómo en la parábola del Hijo Pródigo, siempre tienen la posibilidad de arrepentirse al final y ser salvados. Con lo cual tienen la felicidad en esta vida y en la otra... Y de ahí que yo pensaba en plan hijo mayor. El hijo mayor había estado siendo obediente al Padre, trabajando y siendo una persona honrada y no le cayó nada bien el recibimiento que le hicieron al que había vivido perdidamente y dilapidado la parte de la herencia que le correspondía. Ya sé que es falta de misericordia para el hermano que ha vuelto, pero también comprendo que es parte de nuestra humanidad pensar que se está siendo injusto con nosotros cuando se favorece a alguien que no ha dado la talla, (nadie es perfecto, que diría aquel), y no sería yo la que juzgara la actitud del hijo mayor. Tampoco lo juzga el Padre, que sabe de nuestras graves carencias; Él sabe que somos cómo niños...pero niños muy pequeños, sino que le explica el por qué se alegra tanto de la vuelta del hijo descarriado. En la película "Jesús de Nazareth" de Zefirelli, esa parábola es narrada por Nuestro Señor en la casa de Mateo el publicano, (si no recuerdo mal), a la que Pedro se ha negado a entrar, por considerarlo impuro. Jesús se dirige a él cómo si fuera el hijo mayor de la parábola y Pedro comprende y entra en la casa del pecador. Esa escena la he visto muchas veces, y es de una belleza extraordinaria que siempre me consigue emocionar.
Por otra parte una cosa es lo que pensamos ante determinadas cosas y otra que sigamos por caminos que no son los nuestros. Quiera Dios fortalecernos siempre para seguir por el camino que Él quiera para nosotros. Por eso le dije al Padre Jorge que si no lo veía conveniente que no lo publicara. Era más bien un desahogo mío. Hay días que cómo dice un enlace de facebook, si una callara le saldrían subtitulos.
Saludos y feliz domingo.
Este es el estado de las cosas en este momento.Este es el ambiente actual. La verdad no interesa, solo mi satisfacción en cada momento, hiera o no hiera al prójimo ¿que más me da?. Y asi nos vamos a la porra. .. anunciada , entre otros por Michelini, en "Confidencias de Jesús a un sacerdote". La catástrofe se ve venir. Saludos de J.L.M.
No nos olvidemos tampoco que en la Iglesia lo que prima es hacer pastoral de lo espectacular, de lo que llama la atención.
Dentro de esa pastoral, se incluye la teología del fracaso. Hacer elogio de la conversión en función de los pecados cometidos. Parece que sea necesario incluso cometer barbaridades para conocer el Amor de Dios.
Se pone de ejemplo a gente que ha cometido todo tipo de pecados -cuanto más grandes, mejor - para resaltar la misericordia del Señor. Recordar y predicar la misericordia del Señor es algo hermoso y grande, pero se olvida con frecuencia que la mayor misericordia de todas es que el Señor mantenga a una persona fiel a Él durante su vida. Ese es el mayor ejemplo.
Y también se olvida, que salvo milagro especialísimo del Señor, los pecados hay que purificarlos en vida mediante oración y penitencia. Obviamente no tiene ni punto de comparación caer que no caer.
ahora se nos propone que el hijo menor no tenga que pasar por este proceso para volver.
El Padre no le recrimina el haber colaborado con Él siempre, sino el no alegrarse con la vuelta de su hermano, mostrando un corazón durísimo tanto con su hermano como con su padre, y le dice que nunca le había ofrecido un ternero cebado "porque todo lo mío es tuyo" (Lc 15, 31). Creo que se trata de un problema de corazón, de que el hijo mayor cumple, pero no ama al Padre ( si hubiera amado de veras al Padre tal vez hubiera salido en busca de su hermano perdido, aunque solo fuese para evitar el sufrimiento de su padre), no se sabe parte de la familia y participante por tanto de los bienes de la misma.
Creo que a todos los "buenos cristianos" nos pasa esto en mayor o menor medida, o por temporadas. Es que ser "buen cristiano" no es un trabajo ni una carga, sino un disfrute y una fuente inagotable de alegría y gozo; por eso no serían necesarios terneros cebados (ni palmaditas en la espalda), es que ya tenemos lo mejor, estamos en la casa del Padre, y participamos de "todo lo suyo".
Pasa igual con los trabajadores de la viña que comienzan a distintas horas del día y todos perciben el mismo salario, nos molesta porque no nos damos cuenta de que trabajar en la viña del Señor es una gozada y una gran suerte (y deberíamos vivirlo así).
Pienso que ser parte del la glesia es algo tan grande, tan grande, que no somos capaces de comprenderlo ni de vivirlo.
Exacto. Lo que se propone hoy es que el hijo menor no tenga que pasar por el proceso de volver...
...ni por el de reconocer el pecado...
...ni mucho menos por el de no volver a pecar...
Vamos, que ahora lo "misericordioso" es hacer que el padre envíe al hijo despilfarrador (*) una transferencia con la mitad de la herencia que queda, para que se la "pula" exactamente igual que como hizo con la primera mitad.
Hacer otra cosa sería "excluirle", y queda muy feo.
¿Y el hermano mayor? Pues calladito que está más guapo.
(*) Mencionar que entre las personas de poca formación hay quienes creen que "pródigo" significa "que vuelve" y no "que despilfarra". Naturalmente, si empezamos así, malamente vamos a entender la parábola.
Un saludo.
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