Normativa clara y que se cumpla
Simples sensaciones de uno, pero como son mías, las cuento. Verán, echo en falta en el trabajo pastoral y en general en la vida de la Iglesia más claridad en las cosas. Es como si en la práctica se hubiera llegado a una especie de consenso según el cual la doctrina es la que es pero luego cada uno tiene que discernir, comprender, decidir, ver lo menos malo… El peligro de todo esto es que como nadie te dice nada en concreto, acabas viviendo con el traspuntín al aire, porque sí, tú haces el discernimiento, pero…
El primer problema es que nos faltan directrices claras respecto a algunas cuestiones. Por ejemplo, presencia en hermandades y cofradías y, especialmente en cargos directivos de personas que viven situaciones irregulares de pareja o condenados por delitos económicos o narcotráfico. O el consabido asunto de los divorciados vueltos a casar civilmente. Requisitos para ser padrinos de bautismo o confirmación. Son solo tres ejemplos.
El segundo problema es que aquí se pueden hacer una cosa y su contraria sin que pase absolutamente nada. Es decir, que en la parroquia de A no aceptan dos madrinas para un bautismo pero en la de B sin problemas. En la C exigen los tres años de catequesis para acceder a la penitencia y la eucaristía según se exige en los documentos del sínodo de Madrid, mientras que en la D con dos años tienen bastante. En la E piden certificado de estar confirmado para ser padrino de bautismo mientras que en la F no es necesario.
Tercer problema. Que en estos casos el que siempre queda peor a los ojos de los fieles es el que intenta hacer las cosas según derecho, porque invariablemente será el intransigente, el que pone pegas, el poco misericordioso, el que se cree el dueño del cortijo y no está en sintonía con el papa.
Cuarto. Que la gente no nos toma en serio. Y con razón: aquí cada uno hace lo que le da la gana y no pasa nada. Perfecto. Pues a buscar la parroquia que lo venda más barato o más a mi gusto, que verás como la encontramos.
Quinto. La cosa del traspuntín al aire. Porque como hay normas pero en la práctica depende, siempre te pueden arrear por sitios diversos. Y demasiadas veces un cura se ha visto poco apoyado por su obispo cuando ha surgido el conflicto. El razonamiento me lo sé: “sí, las cosas son así, pero bueno, hay que saber decirlo, y hacerlo, y a veces hay que ser un poco flexible”. Vamos, que depende.
Sexto problema. Que el cura se cansa. Con tres posibles consecuencias:
a) Que le da igual, aplica el derecho a rajatabla y punto y al que le pique, que se rasque.
b) Que decide convertirse en misericordioso, y para comprensivo él. Ya tenemos otra parroquia y otro cura sin ganas de complicarse la vida. Nada, nada, para el bautizo padrino y madrina, o dos madrinas, o dos padrinos, o madrina y chucho común. Lo que queráis. Oh… qué bueno y comprensivo D. Fulanez.
c) Que directamente se queme y acabe… Lo dejamos ahí.
Por eso uno echa en falta normativa y que se cumpla, aceptando los primeros puntapiés en salva sea la parte de servidor.
30 comentarios
1.-Los padrinos no son un elemento necesario para la validez del sacramento.
2.-Los padrinos son un elemento canónico necesario (?????) para la celebración del sacramento. Porque hasta dónde yo sé el bautismo sin padrinos es posible canónicamente sólo en caso de bautismo urgente en peligro de muerte.
Pero claro, señores, el derecho canónico pone a los padres en un brete dificilísimo de resolver. Seamos serios. ¿Es posible encontrar a alguien que cumpla, medianamente, las condiciones requeridas canónicamente para ser padrinos? Pues no. Y para la confirmación tampoco. Y esto causa graves quebraderos de cabeza a la mínima que tengas una formación católica adecuada.
Pues esto es tan frecuente que se plantea la pregunta: ¿es factible la celebración de un Bautismo sólo con testigos del mismo y sin padrinos?
Comprendo pués lo difícil que debe ser para un sacerdote que quiera cumplir ortodoxamente con las reglas, la situación actual de la Iglesia, a todas luces, manifiestamente mejorable.
Acabo de leer un enlace sobre las palabras del arzobispo de Dublín sobre las bodas homosexuales, y no doy crédito... Aunque ya empiezo a estar curada de espanto.
Y pienso, si nada menos que un señor arzobispo de Dublín es tan condescendiente ante ciertas situaciones, hasta el punto que pide que la Iglesia tiene que modificar las normas ante ellas, no quiero ni pensar lo condescendientes que pueden ser con ellos mismos y sus situaciones personales.
Si hace nada más que veinte años me hubieran dicho que iba a pasar en la Iglesia lo que está pasando, hubiera dicho que era totalmente imposible.
Las directrices están claras... en las Cofradias esta contemplado y uno jura cumplirlo, al ingresar. Pero es el Sr. Arzobispo o sus Vicarios, pasando por párrocos, los que ante situaciones irregulares (homosexuales "en activo" y sin estar en el armario escondidos, divorciados vueltos a casar o arrejuntados, o con cargos en partidos políticos -hoy mismo en listas de partidos-) miran para otro lado.
Y no sólo en Granada... donde todo es posible.
Es directriz clara que el abarragamiento esta prohibido? Pues también, no?
Ah... Tampoco nos enteramos.
En fin, las directrices son claras, pero el que debe vigilar esta en otras cosas y en vez de pastorear, de aquí a allá que es más divertido, supongo.
Solo agregaría una cosa, para que el asunto funcione: que se regule lo importante y que se desregule lo accesorio. Pongo un ejemplo en un tema importante, la catequesis de primera comunión. Lo importante sería que el niño sepa lo que hay que saber, lo accesorio sería que pase tres o cinco años con una niñera que canta canciones muy bonitas una vez a la semana. Hay niños que a los 4 años saben qué es la transubstanciación y catequistas que a los 40 todavía no se enteran.
En temas banales hay normas mucho más estrictas y perfectamente cuidadas, como por ejemplo, la colocación de las flores y el lugar donde se sientan los papás de niños pequeños. Aquí en mi país se cuida mucho más la ceremonia de unción de la Consagrada Imagen del Cristo Sepultado que la Misa y no quiero ni empezar con la confesión que terminaría llorando.
Para el bautismo lo importante es que los padres se comprometan a educar cristianamente al niño, pero lo único que está claro es el color de las velas que deben llevar los padrinos.
Lamentablemente no son simples sensaciones suyas.
¡¡¡Que el Espíritu Santo mueva el corazón de cada uno de los miembros de la Iglesia, para que cada uno actúe según le corresponda: el que tiene que dar la norma, el que debe hacerla cumplir y el que debe cumplirla!!! ¡¡¡Y todo sea para mayor gloria de Dios!!!
Un divorciado vuelto a casar civilmente no puede comulgar. La norma está clara. Y quien es el cura para saber a ciencia cierta si ese hombre está casado civilmente otra vez??? Tiene acaso copia del registro civil de esa persona o tiene que hacer caso de lo que otros le dicen? Y quienes son esos "otros"? Le vamos a pedir al cura que se informe para saber si es verdad o no?
Una persona juzgada por delitos económicos. No sé lo que dice la norma eclesiástica al respecto, pero... delitos económicos hay de muchas clases. Incluso nadie está libre de equivocarse un día en una declaración de la renta, o sufrir una bancarrota y dejar impagos y ser juzgado por ello. O sea que se une a la dificualtad del cura de saberse todas las sentencias de sus feligreses, pues discernir si es un delito grave o si es algo que le puede pasar fácilmente a cualquiera.
Es decir, que no le veo mucho sentido a convertir al cura en un conocedor absoluto de la vida de los demás. Es imposible hoy en día. La gente se mueve mucho, esos papeles pertenecen a veces a la persona en cuestión y el cura no tiene derecho a tener acceso a ellos, etc...
las normativas están a mi juicio cada vez más claras: en el Calvario y en el Apocalipsis. En pocas palabras: pocos fieles, y gloriosamente mártires, por gracia de Dios, contra el Mundo.
No creo que D.Jorge esté hablando de lo que vd debate. No se trata de la duda que se produce cuando le faltan datos a quien debe aplicar una norma clara (tanto da si nos referimos a dar la comunión a alguien de quien no se sabe si está o no en pecado mortal, o si nos referimos a respetar las indicaciones de un semáforo que no vemos porque está tapado por un camión aparcado en doble fila)
De lo que habla D.Jorge es de la excesiva abundancia de normas inconcretas, ambiguas o excesivamente discrecionales, en las que se señalan criterios que luego no se explicitan (por ejemplo, está claro que los niños que acceden a la Primera Comunión deben estar "suficientemente preparados", pero como no se concreta qué se considera "suficiente", se abre la veda para que cada cual haga lo que le dé la gana, desde el saber rezar en latín hasta el no saber ni el padrenuestro).
PD: "no le veo mucho sentido a convertir al cura en un conocedor absoluto de la vida de los demás". Pues no señor: el cura DEBE ser conocedor de la vida de los demás, si no absoluto sí al menos de lo espiritualmente relevante. Porque es CURA, es decir, médico de almas, y para curar hay que conocer aquello que se está curando.
¿Se imagina un médico que diagnostique sin conocer los pormenores relevantes del caso? ¿Se pondría vd en manos de un médico que no examina, que no pregunta, que a todos receta la misma aspirina, tanto si van con una cefalea como si van con tos o una hemorragia?
Pues eso. Desde luego, la sociedad no lo pone nada fácil, pero el cura sí tiene el deber de tratar de conocer todo eso (naturalmente, no de modo intrusivo sino mostrándose accesible e instando a que todos hablen con él y, sobre todo, se confiesen).
Un saludo.
"No creo que D.Jorge esté hablando de lo que vd debate"
Pues ha sido él quien ha puesto esos ejemplo. Y yo le estoy diciendo que aún habiendo normas claras, no se pueden cumplir.
"el cura DEBE ser conocedor de la vida de los demás, si no absoluto sí al menos de lo espiritualmente relevante"
Usted mismo lo especifica bien después: el cura debe ofrecerse, pero no puede entrar en detalles que son privados de la persona y esta las cuenta si quiere, y si no, pues no.
Por tanto tenemos:
- normas no demasiado claras. Como el ejemplo de estar suficientemente preparado para la primera comunión
- normas claras, pero que el cura tampoco puede cumplir bien porque no dependen de él
Cierto que el ejemplo lo ha puesto él, pero no en el sentido que vd desarrolla.
Por ejemplo, en lo de los divorciados vueltos a casar entiendo que D.Jorge no se refiere al desconocimiento de la situación familiar de quienes van a comulgar en sus misas, sino a cosas como el reciente revuelo sinodal y la subsiguiente catarata de declaraciones contradictorias por parte de diversos obispos, a cosas como que quienes incumplen la norma vigente no son castigados, ni siquiera amonestados, o a que algunos clérigos (sacerdotes y obispos) han administrado la comunión a pecadores públicos con el consiguiente escándalo. Todo ello en la práctica invalida de facto dicha norma. Y se refiere a que esa norma que tantos se saltan impunemente no es refrendada por quienes tienen autoridad para ello, lo que ayuda a que se tomen por válidas interpretaciones erradas de la norma.
No se refiere a que los curas no sean omniscentes: es evidente que toda norma sólo puede exigir su cumplimiento de acuerdo con el conocimiento que se tenga de la situación, y no con lo que se desconozca (lo cual aplica a toda norma, no sólo a las canónicas)
Por otra parte, su conclusión:
1.- Normas confusas (lo de "no demasiado claras" parece eufemístico). Si una norma es confusa, es preciso clarificarla: si la norma debe aplicarse discrecionalmente, a criterio del sacerdote, entonces debe establecer las directrices que debe seguir ese criterio (por ejemplo, ese "suficientemente formado" debería establecer una forma de evaluación)
2.- Normas claras, donde lo confuso es el conocimiento de cada caso, para discernir sobre él. Ahí el sacerdote debe hacer dos cosas:
- En primer lugar, indagar en la medida de lo posible. Esto no suele ser posible hacerlo en el ejercicio ordinario del sacerdocio (por ejemplo, al administrar la comunión en misa dominical), pero sí en el ejercicio que podamos llamar "extraordinario" (por ejemplo, ante celebraciones especiales como bautismos, primeras comuniones o matrimonios; en estos casos, el sacerdote puede y debe exigir una preparación previa, y tiene el derecho y el deber de indagar sobre la adecuación de quienes requieren ese sacramento)
- En segundo lugar, orar, orar y orar, pidiendo don de discernimiento. Porque el sacerdote no ve en lo escondido, evidentemente, pero si pide con verdadera Fe una gracia que realmente necesita, Dios se la concederá ("Pedid y se os dará"). Así, ese discernimiento ayudado por el Espíritu (que sí ve en lo escondido) podrá guiar esas decisiones para las que el criterio meramente humano no alcanza.
¿O se estaba vd olvidando del Espíritu Santo?
Un saludo.
Técnicamente es posible: si sólo existiera un confesor en la parroquia y todos tuviéramos que confesarnos con él, el cura podría conocer todas nuestras intimidades.
Sin embargo, en virtud del secreto de confesión, el cura no puede actuar conforme a su conocimiento.
Caso clásico: El cura escucha en confesión que una persona mató a otra. No puede denunciarlo ante las autoridades. Puede pedirle que se entregue, puede negarle la absolución, pero no puede entregarlo. Muchos curas han muerto por guardar secretos como esos.
Caso clásico II: El cura escucha en confesión que una persona tiene la INTENCIÓN de matar a otra. Aunque puede intentar poner medios para evitarlo (por ejemplo, retener al penitente, aconsejarlo, negarle la absolución, amenazarlo) no puede revelar a nadie, ni siquiera a la víctima, el peligro que corre.
Así, aunque el cura sepa con pelos y señales cada uno de los pecados de sus feligreses (y creánme, los saben), no puede negarle abiertamente la comunión a uno A MENOS QUE su pecado sea evidente para todos. Y eso es difícil, incluso con los divorciados vueltos a casar. El asunto tendría que ser vox pópuli, incluyendo la negativa porfiada del comulgante a corregirse, para que el cura pueda negarle públicamente la comunión. Caso contrario, estaría revelando un secreto, por muy secreto a voces que sea.
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Sí puede, por ejemplo, negarle la comunión a un diputado que promueve una ley abortista. Puede negársela al doctor que públicamente realiza abortos y a todos los que con él colaboran. Esto porque ese pecado es público, escandaloso y su absolución está reservada al obispo. Sí se puede legítimamente suponer que mientras el pecador sigue obstinado en su práctica de manera pública, públicamente puede negarle la comunión, incluso la absolución si no es obispo, excepto en peligro de muerte.
Hombre, el sacerdote sí puede actuar conforme al conocimiento adquirido en confesión, aunque con limitaciones severísimas.
Por ejemplo, puede argumentar con el penitente durante la propia confesión, para tratar de llevarle a un estado de contrición perfecta que le mueva a hacer lo correcto (entregarse, si es que ha delinquido); puede hablar de los pecados confesados, si es que el penitente tiene la iniciativa de ello a solas; puede hacerlo autorizado por el penitente en decisión expresa, espontánea, libérrima, motivada y orientada a su bien; o bien hacerlo autorizado a petición del propio confesor por razón de excepcional necesidad.
Lo que no puede es mencionar nada a terceros, ni actuar pública ni privadamente conforme a ese conocimiento, ni siquiera actuar en perjuicio del penitente aun en forma que sea imposible que el secreto sea revelado.
Lo confesado se le ha dicho "a Dios", no "al sacerdote", luego el sacerdote "no lo conoce".
Pero ojo: hablamos de lo que se haya conocido en confesión y no por otras vías (evidentemente, el confesor no está autorizado a buscar información sobre lo que le ha sido confesado para, hallándola, decir que ya no está atado por el secreto; la búsqueda sería un acto privado que le está vetado, y la información que obtenga no la conocería de no haber mediado en primer lugar la confesión)
PD: El sacramento de la penitencia, en el Código de Derecho Canónico (Libro IV, Parte I, Título IV):
www.vatican.va/archive/ESL0020/_INDEX.HTM
PD: También se explica de forma sencilla el secreto de confesión en este artículo:
es.catholic.net/op/articulos/9798/el-secreto-de-confesin.html
Es en este artículo donde se señala que "todo lo sobredicho [entiendo que lo relativo a la autorización del penitente para que el confesor disponga del secreto de confesión] va en el supuesto de que el confesor no sepa las cosas por otro producto que la confesión y así lo haga constar".
Es decir, que si el sacerdote ha tenido conocimiento de una situación por vías ajenas a la confesión, su obligación al sigilo queda, por así decirlo, "atenuada". En tal caso, supongo que sí debe mantener el sigilo respecto al hecho mismo de la confesión, pero no hasta el punto de no actuar conforme lo que ha conocido fuera de la confesión, dejando constancia de que lo ha conocido por vias ajenas a la confesión.
No actuar en respuesta a un pecado público (conocido no en confesión), causa escándalo y confusión en los fieles, y eso es cosa que debe evitarse (naturalmente, dentro de los límites inviolables del secreto de confesión, si la hay).
PD: Ahora que lo pienso, también está el caso contrario: que una persona que ha pecado públicamente se haya confesado válidamente de ello y acuda a comulgar. En ese caso, el hecho de concederle la comunión revelaría la confesión. ¿Puede ser que al pecador público se le deba exigir una retractación también pública antes de darle la comunión públicamente?
Un saludo.
se de desanime, solo recuerde esas incomodas "anécdotas" referentes a los tibios..... mejor a rajatabla.
Yo es que creo que hay que tener en cuenta la sociedad en la que vivimos hoy.
Qué doctor practica públicamente abortos? Nadie que yo sepa tiene derecho a filtrar ese tipo de información, porque es información reservada.
Solamente en el caso de que el doctor lo diga él mismo claramente, el cura puede saberlo. El resto de casos son casos que más o menos la gente conoce, pero el cura no tiene conocimiento oficial. Y si no lo tiene no puede aplicar una norma simplemente por habladurías de la gente.
Como efecto secundario este blog se convierte en una especie de sondeo para evaluar el nivel medio de conocimientos acerca del punto planteado, el porcentaje de partidarios y detractores, y un expositor de correctores de los demás.
Lo que me da pena es la escasa responsabilidad personal que asumimos. Todos los católicos sabemos lo que está permitido o no, nuestras obligaciones, pero buscamos las vueltas para salirnos con la nuestra: a ver si llegando al Evangelio cumplo con la Misa; a ver si el cura no se entera y el padrimo de Juanito es el tío Manuel que es tan simpático que se las lleva a todas de calle y...; a ver si...
La doctrina es dura pero como las lentejas. ..
las normas están para cumplirse y no para hacer un cstolicismo laig.
Estoy de acierdo con usted en que tiene que haber inas dorectrices claras. Pero no se atreven.
Estoy de acuerdo al 50 por ciento con usted don Jorge. Porque normativa hay a montones, tenemos cerros de normativas. Normativa no nos falta y bien clara. Lo que nos falta es el cumplirla (la segunda parte) y no pasarnosla por dónde nos venga en gana para quedar bien o ahorrarnos críticas, dejando en mal lugar a los otros compañeros sacerdotes que sí lo hacen.
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