Rafaela y el cura que no tenía nada que hacer
Aquella mañana, cuando volvía de la cuadrita de ver a sus gallinas y recoger los huevos recién puestos, Rafaela se sorprendió al ver a D. Jesús paseando por el pueblo. El buen cura llegaba siempre corriendo a las misas, marchaba a toda prisa para llegar al pueblo de al lado y apenas un día por semana se reunía con esas buenas mujeres y se daba algo de catequesis a los niños. Nada más.
Era lo que decía D. Jesús. Apenas pasaban de los ochocientos habitantes y no había nada que hacer en la parroquia, así que para qué pasar el día por allí. Misa los fines de semana, alguna reunión y ya. No tenía sentido echar horas, se aburría, nada que hacer.
Hombre, dijo Rafaela, a mí se me ocurren algunas cosas aunque seamos cuatro gatos, conocidos todos y ya sé que poco piadosos. Pero algo se me ocurre. ¿Me deja que le haga una lista?
Para empezar debemos ser en el pueblo algo así como trescientas familias. Haga una visita a cada casa. Quizá alguien no le reciba, pero la gran mayoría, aunque solo sea por educación, le harán pasar y le invitarán a un café. A tres o cuatro familias por semana, ya tiene entretenimiento para año y medio.
Sigo. Anímese a celebrar misa cada día aunque solo vayamos de momento la Joaquina y yo. Ya vendrán más, y si no es igual, que rezar es bueno.
Aquí en el pueblo hay una pequeña casa parroquial aunque un poco destartalada. ¿Por qué no pone un día por semana despacho y está ahí por si alguien quiere hablar con usted o necesita alguna cosa?
Se puede dar una vuelta por las escuelas, que el maestro es muy majo y le recibirá bien.
A lo mejor puede preparar alguna revistilla o una hojita parroquial para repartir por las casas que de eso hasta nos encargamos nosotras y así la gente sabe lo que se hace en la parroquia.
Ya sé que la gente ni reza ni se confiesa, pero también es porque no hay facilidad. Otra cosa que puede hacer, se me ocurre, es que a lo mejor un día por semana puede exponer el Santísimo un buen rato en la iglesia, que custodia sí que tenemos, y mientras ponerse a confesar, que seguro que alguien acude.
Aquí en tiempos hubo una hermandad de hombres que se llamaba del Santísimo y que se perdió como tantas cosas. A lo menor podía hablar con algunos de aquellos hermanos y tratar de recuperarla, que a algunos les haría ilusión. O volver a poner en marcha la cofradía de la Dolorosa donde estábamos muchas de nosotras.
Rafaela… dijo D. Jesús, que como sigas al final ni tiempo de comer. Ya, respondió Rafaela, pero como usted decía que aquí no había nada que hacer, pues por eso se lo decía.
Y hablando de comer… acabo de recoger estos huevos recién puestos. Le invito a comer en casa. ¿Tortilla o mejor fritos y ponemos chorizo y lomo de la olla?
15 comentarios
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Jorge:
Se puede, se puede...
Los salidos del seminario en los ultimos 15 años mas o menos se desviven por hacer cosas. (Que por cierto son la mayoria y eso que mi diocesis estara en la media de numero de seminaristas)
Eso me lleva a ser optimista y pensar que de aqui a unos años vamos a tener un excelente clero.
Para mí indispensable Misa diaria, exponer el Santísimo y confesar.
También se me ocurren más cosas, como acercarse a los niños y jóvenes (quizá más catequesis o cineforum con buen fondo o liguilla de fútbol con convivencia o asistencia social realizada por los jóvenes, visitas a conventos, peregrinaciones, ...), a ver si la próxima generación frecuenta más la Parroquia y, para acercarse a las familias, celebrar una Misa especial de Acción de Gracias el día de aniversario de los matrimonios, fiestón el día de los abuelos,...
Y le diría a D. Jesús que, aunque a Rafaela y a mí se nos ocurre todo esto a la primera pensada, a quien debe preguntar qué tiene que hacer es al Señor, simplemente que rece y el Señor le dirá qué necesita su rebaño y como cuidarlo.
Recemos por todos los sacerdotes como D. Jesús, que seguramente se siente solo y desorientado y, los que somos ovejitas, queramos a nuestros pastores que muchas veces necesitan ayuda y consuelo.
Muchas gracias D. Jorge,...y Rafaela
Por cierto, recomiendo el libro. Está disponible en el sitio fortea(punto)ws
Hay que navegar un poco para encontrarlo, pero se encuentra. Es gratis.
David Q: he leido la "Summa Demoniaca" del padre Fortea y es excelente, me ha resultado muy reveladora. Expone los temas demoníacos con tanta naturalidad, y con tal clara visión de la acción de Cristo sobre el maligno, que lejos de ser un texto que infunde temor, ilumina y acerca más a las verdades de Dios. Tambien lo recomiendo (pero no lo he encontrado gratis, je).
Pero nos quedamos sin saber si d. Jesús las acepta y las lleva a cabo (al menos las más importantes), o si esboza una sonrisa e improvisa cualquier excusa para no prestar más atención y quitarse rápidamente de encima a la inculta (y muy sabia) Rafaela.
Dejo la pregunta en el aire: ¿Suelen hacer algún caso los párrocos a las sugerencias-peticiones de los fieles? (No me refiero a caprichos sino a peticiones en la línea de las formuladas por la protagonista del post de hoy.
Así es que no es porque no haya fieles para confesar, sino que muchas veces no se puede, porque no es la primera vez que no hay confesor antes de la misa.
Yo necesitaba confesar y mientras estaba confesando se leyó el Evangelio, con lo cual no lo pude oir. Le pregunté al sacerdote si me servía la misa y me dijo que sí.
Hacen falta confesores en los confesionarios.
Buenas noches nos dé Dios. Para usted Padre buenos días pues a estas horas ya estará soñando con los angelitos.
Un saludo.
Este sacerdote toledano, tiene como segundo destino un pueblecito llamado Totanés, con unos 500 habitantes. Su celo apostólico nace de su fidelidad y dedicación a la oración. En este libro pueden ver cúanto tiempo reza, qué hace por los enfermos y moribundos (en el pueblo de D.Jesús debe haber más de uno), qué hace por los que van a trabajar al campo a las 5 de la mañana y por los jóvenes en tiempos de fiesta. No, no se aburría.
¡Bendiciones!
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