Razones para asistir a una parroquia u otra
Cuando uno vive en un pueblo sin más que su parroquia, no lo tiene fácil para poder elegir alternativas. En las ciudades la cosa es muy diferente. Aunque vivas en el extrarradio, como es nuestro caso, caminando encuentras una parroquia a pocos minutos de tu domicilio. En el centro, entre parroquias, iglesias abiertas al culto, conventos… donde quieras y como quieras.
Cada parroquia tiene adjudicado un territorio concreto al que no queda más remedio que atenerse para algunas cuestiones que tocan lo administrativo. Para otras, sobre todo asistencia a misa, confesiones, formación… cada cual es libre de ir donde le plazca.
¿Las razones? Supongo que cada cual tiene las suyas. Pero si me atrevería a preguntar, por la cosa de ir mejorando lo que se pueda, qué cosas son las que más valoramos a la hora de asistir a una parroquia u otra.
Las que sean, aunque parezcan una bobada, aunque creamos que son nimiedades. Les agradecería mucho sus respuestas. A veces los curas y los consejos parroquiales andamos pensando en liturgias solemnes con dieciocho moniciones y a lo mejor lo que buscan es algo tan simple como puntualidad tanto para empezar como para terminar las misas.
43 comentarios
- Los días de feria que puedo asistir (lamentablemente no todos) me gusta que en la misa haya homilía. En Granada, mi ciudad, hay pocas iglesias que cumplen este requisito.
- La posibilidad de confesar. En mi parroquia, que lo es desde hace 12 años, aun no he visto un confesionario funcionando. Lo de acudir a la sacristía para solicitar la confesión no me gusta. Es preferible que haya un horario, más o menos fijo, de confesiones, preferiblemente en momentos que no se esté oficiando la misa.
- Que la iglesia en cuestión esté bastantes horas abierta al público. Si no se puede conseguir lo que en la suya, padre Jorge, con su capilla de adoración perpetua, al menos que haya unas cuantas horas al día en las que se pueda entrar un ratito a la iglesia.
- A veces, también hay motivos "estratégicos" para ir a ciertas misas. Por ejemplo, acompañar a mi hija y a algunas amigas que les gusta ir juntas (en este caso deciden ellas a dónde ir).
Supongo que podría citar algunos más: la fidelidad a la liturgía, la calidad de los sermones, el rezo comunitario de laudes o vísperas, ....
Un saludo cordial y muchas gracias por su bitácora.
Dejé de ir a misa de domingo en la parroquia de San Lorenzo (Calle de la Fe, Lavapiés, Madrid) porque está abarrotada de gente. ¡No coge ni un alfiler! El párroco anterior, el actual y los sacerdotes que les acompañan han hecho un trabajo magnífico de pastoral con extranjeros y han perseverado incluso cuando se les ha atacado por ello.
Ojalá el desborde de aforo fuera la principal causa para ir a una parroquia u otra.
En mi parroquia adoptiva hay horario de confesiones, adoración perpetua, catequesis casi permanente y tardé más en pedir el bautismo para mi hijo que ellos en otorgármelo, pese a que él seguía siendo huérfano, yo era soltero y no tenía ningún papel para demostrar mi relación con él. Allí me casé y tampoco tuve ningún impedimento.
Si tuviera que resumir en algo, diría que la diferencia entre ambas parroquias era quién mandaba: el párroco o los "grupos".
A PESAR DE TODO, a la hora de confesarme prefiero ir a otra parroquia, donde los horarios de confesión son más extensos y hay más confesores disponibles. En realidad se ha vuelto una costumbre, peregrinación incluida, que sigo el primer sábado de cada mes. No tengo nada en contra de la confesión en mi parroquia, pero el horario no siempre coincide con el mío, mientras que en la otra el horario siempre me ajusta a la perfección, y si falla, hay otro, y otro y otro.
Mi esposa, que no conoció mi parroquia geográfica en su mala época, acostumbra confesarse allí, ahora que ya hay confesor con horario.
Si tuviera que establecer un sólo elemento que hace atractiva una parroquia, diría que es el horario de confesiones.
Esto puede parecer una simpleza, pero hoy por hoy, en determinados lugares es un lujo.
Y si además,el párroco nos obsequia con una Adoración Perpetua entre otras iniciativas, es como para hacerle la ola.
En resumen:¿Qué es lo que más valoramos algunos en las parroquias?
LA FIDELIDAD AL MAGISTERIO.
Así que mi postura es: no escoger en absoluto sino aceptar la parroquia que te toque, tanto si es buena como si no (y en este último caso, orar y trabajar para que lo sea); y no cambiar de parroquia salvo que haya buenas razones para ello.
Razones: Se hablaba de mover el Sagrario desde una esquina penumbrosa al centro de la Iglesia, se hizo. Encargaron tallar un enorme y hermoso crucifijo para la pared central encima del Sagrario. También otras imágenes como San José, San. Mauricio (nombre de la iglesia), etc para poner en las naves laterales y pinturas clásicas hasta en el Atrio. Oiga que parece por fuera muy moderna pero por dentro es bien católica. Para remate, y de esto sabe Vd. padre, Oración Perpetua. Y muchas cosas más (no bingo).
Una Liturgia sobria, con momentos bien marcados para el silencio donde deben ir. Sin "creatividades" que muchas veces distraen (qué lindo lo que se le ocurrió a tales, o cuales, para la Misa "personalizada"). Una homilía donde se recuerden las verdades fundamentales, no muy extensa, aplicada a la realidad actual. La homilía es todo un tema, porque debe ser, me parece, referente a la Escritura, al Magisterio, a la realidad cotidiana. Se necesita tanto que el sacerdote explique de dónde proviene tal palabra del Evangelio, como que explique la posición de la Iglesia ante un problema que se está suscitando en la sociedad.
En cuanto a las confesiones, lo mejor es que las haya antes de la Misa. Si se dispone de forma que terminen antes de la Misa, mejor aún. Pero aún en el caso de que no terminen antes, es mejor que las haya en ese momento, y no tener que pactar con el sacerdote o ver en qué horarios se confiesa. Sé que en algunos lugares la gente es tan buena que apenas si necesita confesarse, o puede diferir la confesión de sus peccata minuta para alguna fecha en la que se hace la celebración penitencial, pero no me parece lo mejor ;-))
En Barcelona pocas parroquias están abiertas durante el día, solamente las abren media hora antes de la misa vespertina, y como vuela un rayo las vuelven a cerrar cuando acaba. Por ello es frecuente que algunos feligreses pidan confesión por la calle cuando ven a un cura con alzacuellos, que son los que menos, porque la mayoría van vestidos que parecen camioneros franceses, con perdón de los que tienen esta honrosa profesión.
Por lo demás, por ejemplo, yo no voy casi nunca a la parroquia que me corresponde geográficamente. Y suelo seleccionar las que voy a asistir a la Santa Misa. Motivos: una ligurgia digna, celebrada con devoción y seridad, que se administre regularmente el sacramento de la Penitencia, la belleza y el buen gusto estético del templo, algunos detalles (por ejemplo, que haya agua bendita)….
Hoy día, creo que más que nunca, conviene ser selectivo para el templo al que se asiste a celebraciones religiosas. Motivos creo que obvios.
No excluyo ir a otra parroquia, pero he procurado ir siempre a la que me corresponde digamos administrativamente, aunque no estoy seguro que esa sea la palabra adecuada. Asisto a misa en mi parroquia más allá de que me guste más o menos. Naturalmente si me gustara "mucho, pero que mucho menos" por decirlo así, en ese caso iría a otra, puesto que la Iglesia así me lo permite.
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Jorge:
Le aconsejo una novena a Santa Lucía.
Para mí, a día de hoy, lo que más me importa es que los sacerdotes en su actividad, la que sea (dar una misa, atender el despacho, etc., etc.) no se sientan cuestionados porque no arrastren a grandes masas, porque todo parezca caer en la monotonía, porque sus esfuerzos parezcan caer en saco roto. Y para ello quizá sería bueno que vivieran con profundidad espiritual que es Dios quien convence, tiene éxito, atrae... De lo contrario, se sobrerresponsabilizan y caen en el desánimo, o, algo peor, en distanciarse de la feligresía.
Y esto tiene efectos en los feligreses: parece que hemos de gustarle al sacerdote, ayudar a su reafirmación personal o espiritual. Es evidente que todos debemos rezar por ustedes, por que sepan ser instrumentos privilegiados de Dios, que eso es lo que son. Una vez consulté en este mismo portal con el que hoy es cardenal Sebastián, en el blog que mantuvo abierto, sobre la licitud de que el feligrés pudiera confesarse en otra parroquia o iglesia que no fuera la que le correspondía. Me respondió que por supuesto, que los feligreses no eran propiedad de ningún sacerdote, y que acudiera allí donde me encontrara mejor para recibir los sacramentos.
En los pueblos nos conocemos todos. Y esto, que puede tener sus ventajas, es muchas veces una pesada losa. Desde hace trece años que vivo en un pueblo, que, aunque grande (sesenta mil habitantes, aproximadamente), sigue siendo pueblo en muchos aspectos. Añoro, al menos en este aspecto, mi vida anónima de Madrid, donde residí durante casi cuarenta años. Buena parte de mi cansancio viene dado (y perdón por hacer mías las palabras del Señor) porque no tengo donde reclinar la cabeza sin que mi intimidad, ni siquiera la espiritual, se vea mezclada con los intereses personales de toda índole, también en el seno de mi parroquia. No estoy acostumbrado al control absoluto que se ejerce en los pueblos sobre la vida de las personas. Y estoy bastante harto, sinceramente. Harto y exhausto como nunca antes en mi vida.
Como ve, esto no es muy extrapolable. Le pido perdón por el subjetivismo de mi comentario.
Las homilías mínimo 40 minutos (eso si hay suerte).
Y confesiones, sinceramente, todavía no he visto a un cura confesando en una iglesia.
Eso sí, las misas llenas a tope siempre de gente joven y las corales alucinantes (cada misa es un concierto).
Y además se suele bailar mucho en misa.
Conclusión: aqui da lo mismo una parroquia que otra.
Ahora de las que tenemos cerca voy aquella donde no les molestan los pequenuelos aunque de vez en cuando actúen como tales. Y volvemos a estar en el Golgota
Siempre es de agradecer saber más o menos con qué te vas a encontrar, y las solpresitas muy de vez en cuando también son buenas.
Los padres de familia sabemos que hay que regañar a los hijos cuando la falta es grave, pero no lo hacemos sino por excepción. Resulta mas claro para los niños cuando los ayudamos indicándoles que es deseable hacer.
De igual manera, creo que hacer énfasis en lo bueno del cristianismo resulta mas adecuado en las homilías (amor, bondad, generosidad) que hacer énfasis en malo (no hagan esto, lo otro o lo de mas allá),lo primero porque nos enseña como actuar, lo segundo solo nos dice que debemos dejar de hacer, pero no responde el como debemos actuar.
En Santo Domingo, había un sacerdote extraordinario, en cuanto a su forma de transmitir el Evangelio. Ese sacerdote era también el capellán del colegio dónde mis hijas estudiaban, (Santo Domingo) y el mismo que les dió la Primera Comunión a las dos. Pero dejó de decir la misa a la que yo acudía, normalmente acompañada por mis hijas y por mi madre, y no sé la causa por la que dejó de decirla. Y al no conocer dónde, ni qué sacerdotes me puedan ayudar mejor a vivir mi vida de Fe, opto por la comodidad.
Si usted estuviera en Granada, no me lo pensaría dos veces. Iría a dónde usted estuviera así fuera en el otro extremo de Granada.
Reciba mi admiración y un fuerte abrazo en Cristo.
Estimado Carlos, dices que no te gusta entrar a pedir para "confesar". Mira el otro día decía, creo que era el obispo Munilla, que los cristianos somos "mendigos de la
Gracia". Y digo yo ¿ por qué no ser también "mendigos de la confesión" ? La verdad es que las palabras de Munilla me hicieron pensar... y concluir, que nosotros cristianos, sólo somos mendigos de Dios, esperando siempre su promisión.
En fin, dicho todo con cero de acritud y si con mucha confianza.
Lo que no sea de agrado, humildad y penitencia, que en una misa se renueva el sacrificio de Jesús en la cruz, respecto el, tanto podemos hallar el canto de gloria en los cielos, como la ingratitud que en este mundo se le manifestó, y si la misa mezcla ambos momentos, en cada uno compongamos el ánimo.
Eduardo Jariod:
Esos períodos de cansancio son naturales en la vida de los santos (no digo que usted lo sea, pero siempre cabe la esperanza).
En tiempos antiguos, los santos se iban al desierto en busca de esa intimidad con Dios; hoy el desierto son las ciudades donde uno pasa desapercibido y usualmente sujeto a más peligros que las fieras de antaño.
Le ruego que no desfallezca. Dicen que la misma Madre Teresa vivió varios años en ese estado, llegando incluso a dudar de su fe, pero sin dejar nunca de trabajar y esperar el regreso del alivio, que siempre llega, aunque sea con el último suspiro. Lea las vidas de los santos y vea qué tan parecida es su situación a la de muchos de ellos y estudie cómo salieron de allí.
Usted dice que no, pero su situación sí es extrapolable... ¡y mire hacia quiénes!
Muchas gracias por su muy amable comentario. Seguiré su consejo cuando recupere un poco la concentración perdida. Estoy tan agotado que ya solo puedo hacer esfuerzos cortos.
Dios con nosotros, David.
Saludos, Padre Jorge
1 - La comodidad según horarios o distancias, o estar ligado a otra parroquia por razones de proximidad familiar o de amistad con alguien, u otros motivos, como la necesidad de caminar, por ejemplo.
2 - La escasez de servicios religiosos ofrecidos en la propia Parroquia, ya para recibirlos del Ministerio como para participar en ellos desde la laicidad (bien entendida, claro)
3 - La idoneidad pastoral a nuestro caso particular, o el cansancio por una vida dedicada a la Parroquia sin perspectivas de futuro para nuestra propia evolución religiosa, o el no verse valorado por la Parroquia, o sentirse quemado por los propios esfuerzos sin resultados, o el pudor de acercarnos a ciertos servicios religiosos impartidos por unos ministros que nos conocen “demasiado”, o la propia cobardía más o menos insuperable, o, simplemente, por cambiar de aires.
4 - El desengaño por la línea seguida por la Parroquia, cuando (según nuestro criterio) vemos que se podía hacer más, o de otra manera mejor, y no se hace, o el desacuerdo con las líneas pastorales, litúrgicas o doctrinales de la parroquia, por verlas en desacuerdo con el buen hacer, o divergentes de las de la Iglesia Universal.
5 - Etc. etc.
Cada uno de estos puntos, según se los vea como causados por la parroquia, o como problema de propio seglar, tiene su propio “contra - punto” que los corrija y que hay que buscar, lo cual a veces no está de nuestra mano, pero lo que se intente hacer no puede conseguirse aislados de la propia Vicaría y Diócesis, y mucho menos, de la Iglesia Universal, (aunque puede ocurrir, también, que los inconvenientes no partan de la Parroquia, sino de estructuras eclesiásticas superiores).
En cualquier caso, estos “contra – puntos” (como yo les he llamado) ya están más que discutidos en los diferentes medios, tanto en la red o publicaciones como en reuniones de todo tipo, y sólo falta que los responsables directos tengan conciencia acertada de ello y pongan en práctica lo que sea preciso. Y los que no puedan hacer nada, a la oración.
Bendigamos al Señor y que el Señor nos bendiga.
¿Usamos los mismos criterios de gustarme, apetecerme, lo que se acomoda a mi pensar...para toda mi vida cristiana? Creo que deberiamos abedecer a Dios en cada momento haciendo su voluntad.
2 Que en la Misa el sacerdote predique en la homilia, sea domingo o dia de diario.
3 Que se organicen horas de Adoración Eucarística
4 Que haya disponiblidad para confesar.
A la hora de elegir Misa buscamos:
- Respeto a la liturgia y al magisterio.
- Que haya homilía y que ésta no sea siempre la misma (en algunas parroquias siempre hablan de los pobres, en otras siempre de la oración, en otras siempre del Papa,...), que se base en las lecturas del día y el tiempo litúrgico.
- Que el sacerdote SE CREA lo que dice en la homilía, se nota mucho cuando un sacerdote no está convencido de lo que predica o no le parece importante.
- Que la homilía sea positiva, es decir, que nos dediquemos a prohibir, sino que nos indiquen lo que debemso hacer y siempre con la promesa de felicidad que hay en el Evangelio.
- Horarios compatibles con la vida familiar.
- En mi caso, con varios hijos entre 7 y 18 años y una abuela, que exista atención a toda la familia, a todos los grupos de edad y sexo.
- Que los niños no estorben.
- Que las Misas sean alegres, me gusta que haya coro pero no que actúen (no puedo con los aplausos a los caoros al terminar la celebración, bastante habituales con oso coros rocieros)distrayéndonos de lo principal sino que animen y ayuden a la liturgia (cuidado con los ritmos y las letras).
- También me gusta percibir que hay vida parroquial más allá de las celebraciones del domingo y, en este caso, que están dispuestos a acogernos y ayudarnos, que no son un club selecto al que es muy dificil que yo pueda pertenecer algún día porque, para ello, tendría que demostrar un cierto nivel de santidad o dedicación.
Dicho todo esto señalo lo siguiente: paso temporadas en un pueblo pequeño, que comparte sacerdote con otro pueblo cercano también pequeño. Como consecuencia solo hay Misa los domingos y 3 días a la semana, la iglesia solo se abre para las Misas y, a diario, durante media hora en que un grupito de abuelas (6 ó 7) se reúnen para rezar el rosario y hacer una visita al Señor (cada vez están más viejitas y no parece haber nadie dispuesto a relevarlas), la confesión hay que pedirla en la sacristía porque no hay ningún horario, ...
Por tanto, me siento PRIVILEGIADA Y MIMADA por vivir en una gran ciudad y tener todos los sacramentos tan a mano, iglesias abiertas en amplio horario, e incluso poder elegir parroquia, horario, sacerdote, grupo, etc.
Muchas gracias D. Jorge
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