Perder la fe con dignidad
Conozco, supongo que todos conocemos, a personas que han perdido la fe. En otro tiempo fervorosos, militantes, con una vida ejemplar en muchos casos, gente de “iglesia” de siempre, practicantes habituales. Laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas que llevaron su vida cristiana y su vocación específica con dignidad y que al cabo de los años dejaron todo para acabar instalados en un cómodo agnosticismo y la negación de lo que había sido el motor de su vida.
No quiero entrar en las causas. El fondo del corazón solo Dios lo escudriña. Quién sabe si todo fue fruto de una deficiente formación o incluso deformación, si mandaron las circunstancias de la vida, si arriesgó en su quehacer y se quemó, si se perdió en la buena intención de ser uno más. Cada persona es un mundo y su interior su sagrario particular.
Gente hay que perdió su fe con dignidad. Me explico. Poco a poco se fueron dando cuenta de que se les iba de la vida hasta que un día se descubrieron en el vacío. Esta gente hace mutis por el foro, abandona la práctica cristiana y cada cual a lo suyo. Lo que en un momento era fundamental en su vida desapareció y hay que empezar a vivir en consecuencia. Abandono total de la práctica religiosa y alejamiento de la institución como uno se aleja de la sociedad de colombofilia si han dejado de importarle las palomas. Pero nada más. Una cosa es que no le importen las palomas, y otra que se líe a tiros con ellas y queme la sede de la asociación.
Otros hay que necesitan culpar a los demás de su situación. El doctor Vallejo-Nágera, un señor y un gran creyente, afirmaba en su libro “La puerta de la esperanza” que hay que tener valor para asumir lo que pasa en la vida de cada uno sin necesidad de culpar a los demás, y que si uno perdió la fe pues no pasa nada, una pena, pero lo que no vale es echar la culpa a aquel cura tan malo y a sor Generosa y sus pellizcos. Parece mentira, en la era de la libertad y el sé tú mismo, tener que justificar mi vida por lo que hagan los demás. Qué tristeza de persona sin más argumentos ¡y en cosas de la fe! que lo que una vez le hizo un cura o que si la monja era mala. Estos son los simples.
Pero los hay que más que simples son orgullosos y se creen que acaban de inventar la pólvora y están en disposición de cargarse la teología de los últimos dos mil años. No es que hayan dejado de creer, no, es que la Iglesia lleva equivocada dos mil años, la teología es un conjunto de sinsentidos y durante veinte siglos todos hemos vivido equivocados. Todos. Desde San Pedro a Francisco, de San Agustín a Ratzinger, pasando por Santo Tomás, Santa Teresa o San Juan de la Cruz.
Es igual que uno haya contemplado las catedrales más bellas y los monasterios más perfectos y llenos de santidad. Nada significa la herencia cristiana en Europa y el resto del mundo. Equivocados Antonio Abad, Benito, Isidro el labrador, Teresa de Calcuta, Francisco de Asís, Francisco Javier, Juan María Vianney, Maximiliano Kolbe… Todo equivocado, todo antievangélico, todo pecado y condenación.
Qué tristeza. Y digo yo… aunque solo sea por humildad y no meter la pata, ¿no se da cuenta quien así piensa que se está pasando un poco? ¿Alguien es capaz de decir que todos equivocados en veinte siglos menos yo y los cuatro que piensan como yo? ¿Alguien se atreve a afirmar que su fe y su vida son más ciertas que la de Rafaela y Joaquina rezando el rosario, las monjas de clausura de A., Pepe y María con sus cuatro hijos yendo a misa el domingo, el cura de B. diciendo seis misas cada fin de semana y los feligreses que acuden y echan una mano en lo que pueden?
Claro que se puede perder la fe, desgraciadamente. Lo que no se puede perder es la dignidad. Y cuando uno para justificarse no encuentra otro razonamiento que la maldad del cura de su pueblo o burlarse de la teología de Tomás de Aquino, no es que haya perdido la fe. Ha perdido la dignidad. Y eso aún es peor.
36 comentarios
Porque no se seculariza de una vez a (des)Cortes?
¿Porque es el ilustrador de los libro de texto de Religión Catolica de SM?
¿Tan mal estan los Marianistas?
Y en cuanto a las limitaciones, las hay de todo tipo: subjetivas, que proceden de nuestro carácter y capacidades; objetivas, que proceden del exterior, de las cuales solo caben padecerlas o sobrellevarlas; y las que son fruto de las dos realidades anteriores. Estas últimas son muy numerosas. En nuestro caso, por ejemplo, persona afectivamente frágil o con poca formación espiritual que da con un sacerdote poco recomendable. Lo contrario también se da: muchacho/a que es una esponja para captar la realidad interior y trascendente que da con una persona llena de santidad que le lleva de la mano. Y el término medio, que suele ser lo más común: persona apta en entorno hostil; y lo contrario, inepto en medio favorecedor (esto se da mucho aquí en la política y en los claustros universitarios).
Procuremos ser dignos siempre. Y rogar a Dios que no perdamos nunca la fe que Él nos regaló, a pesar de nuestras limitaciones, sean del tipo que sean.
El caso es que no creo que la mayoría de los que asisten a misa sepan quienes son esas 'eminencias', pese a la veneración que dejan traslucir los 'iniciados'.
Porque de lo contrario, el problema sería gordo.
La respuesta es: sí, estaban equivocados, aunque no al 100%; digamos que al 60%. Tenían razón en lo principal: hay vida tras la muerte y es hermosa, Dios es luminoso, los hechos de nuestra vida importan y serán juzgados en el paso a la vida eterna, los muertos merecen respeto, la divinidad debe ser adorada, hay que alabar la divinidad por alimentar la vida...
Pero el mérito histórico de una religión no es su duración, sino los santos que genera. ¿Dónde están los Tomás de Aquino, Teresa de Avila, Maximiliano Kolbe o San Agustín de los egipcios? Recordamos los David, Salomón, Abraham, Jacob, Isaac de Israel... pero ¿qué ejemplos de devoción santa dejó el viejo Egipto?
Israel y el Nuevo Israel aquí están: 3.000 años de historia, 2.000 millones de hijos o más hoy... a los faraones se los llevó el viento.
De todas formas, creo que tanto el agnosticismo como el ateísmo no pueden ser posturas cómodas y optimistas; no dan una respuesta de sentido a las "últimas peguntas" que están y han estado latentes en todas sociedades y culturas a lo largo de la historia.
Tambien me parece que nadie es ateo cien por cien o creyente cien por cien. ¿A que creyente no le ha aguijoneado alguna vez la espina de la duda? Y el ateo que no cree en Dios: "Dos no existe, pero bueno, algo tiene que haber" (lo he oído decir a más de uno).
Jesús lo dice a los que le acusan de hacer obras de Dios en nombre del demonio: Dios no está dividido en bien y mal.
"Y el que no está contra nosotros, está con nosotros" Marcos 9:40
Jesús lo dice acerca de los que obran milagros en su nombre, aunque los discípulos se quejan "no son de los nuestros": el que hace el bien en nombre de Jesús, no dará mal testimonio de El.
Los que mal han interpretado Vaticano II, se dieron a la acción como algo prioritario, pero olvidando el verdadero alimento del alma: la oración. Los resultados todos los conocemos: curas guerrilleros, secularizaciones, el desastre de los curas obreros....
Sin lugar a dudas, primero está la oración, la mortificación, y después, muy después: la acción.
A la Beata Madre Teresa de Calcuta le preguntó un periodista cómo consentía que sus hijas estuvieran en oración durante 2 horas antes de la misa, con las escenas de miseria que debían soportar durante la jornada. La Beata le respondió: "Si no fuera así al cabo de una semana se marcharían."
No la capacidad propiamente, sino las ganas.
Recuerdo que siendo niño, yo quise "perder la fe" porque un catequista demasiado apurado me dijo que los perros no iban al cielo. Aquéllo fue para mí, en aquélla época, una ofensa tan grande como hoy es la pederastia.
Así somos, como niños caprichosos que cuando nos dicen que algo no es como nosotros queremos, en lugar de escuchar y perdonar queremos salir huyendo. Porque si un cura nos tocó el trasero ya todo es malo, y si mi perro no me espera en el cielo no vale la pena vivir.
Sería mejor que acotara más su pregunta: de cual de las formas religiosas del imperio Egipcio está hablando?
A mí me gusta la ilustración del artículo.
Cuando salgo de mi hora de adoración al Santísimo, siempre en la puerta le pido al Señor que se venga conmigo. No me gusta dejarlo allí, me gusta que salga, que venga a compartir mi vida, mis problemas, mis alegrías, mi familia y mi trabajo. De hecho, tengo entendido que esa Hostia no se queda allí mucho tiempo, en tres o cinco días alguien la consume y se cambia por otra.
Yo creo que el Señor siempre está pidiendo que lo saquemos de allí. No porque no quiera quedarse, sino porque quiere venir.
Qué me ayuden a sostenerla,y agrandarla con todos los medios que nos han dejado para ello.
Si a pesar de esto se “pierde” la fe, puede que sean “engañiflas” del demonio, que no cesa de decirnos que seamos “realistas”, que no tenemos fe, puesto que no sentimos la espiritualidad convincente en nuestra alma, y que debemos acoplar nuestra vida a esa realidad, ¡nada menos que para no ser hipócritas! (Para hipócritas, él, el padre de la mentira).
El mundo y la carne también hacen de las suyas, cada una en su terreno. Empiezan por oscurecer la mente, debido a cierta “sensación” de crecimiento de necesidades sin salida alguna, o de pérdida de oportunidades o modos de vida, etc., etc., que hacen desconfiar de la Providencia divina y perder la fe.
En fin, oración sincera, sana catequesis, apoyo acertado de la Iglesia, buena dirección espiritual, y no creer que porque no se siente la fe, ya no se tiene. Debemos comprendernos todos mejor, y no encerrarnos en nosotros mismos, sabiendo que si algo sale mal, la culpa no la tiene Dios.
Mejor es caminar a oscuras, pero con fe, que pretender ‘ver’ eliminando la fe. Es un gran sacrificio, y como tal Dios lo premiará cuando llegue el momento, no cabe duda.
¡Ah, y no dejemos los sacramentos, que es un grave error, ni aunque nos creamos que nuestra fe brilla por su ausencia! Cumplamos, que no es hipocresía.
Oración, sacramentos, amor práctico al prójimo, pero según Dios, catequesis, involucrarse en la parroquia... etc.
Saludos en el Señor
Así como la caricatura, es un símbolo.
En la realidad, Dios está en todos lados, yo no puedo decirle "ven aquí" ni "ve allá", porque aquí está y allá también.
En la realidad, también Jesús (Dios)está en cada minúscula partícula de la Eucaristía. Está allí, y también está aquí, adentro de mí, porque comulgué el domingo.
PERO SIMBÓLICAMENTE, uno va a "ver" a Jesús en la custodia. Simbólicamente uno sale de casa y deja allá sus preocupaciones. Simbólicamente uno sólo se porta bien dentro del templo y en la calle hace lo que le da la gana. Simbólicamente es bonito decirle a Jesús "no te quedes allí, vente conmigo". No es que Él no pueda hacer lo que le dé Su Real gana, es que le gusta que uno lo invite a su casa (Ap 3,20). Simbólicamente, me gusta la idea de Cortés, que se imagina un Jesús atrapado donde no quiere estar. Simbólicamente me gusta la idea de ir y decirle "vente conmigo, vamos a visitar enfermos, a darle comida a los pobres". ¿El lo necesita? Por supuesto que no. Lo necesito yo.
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PARA QUE NO SE CONFUNDAN: No estoy diciendo que la Presencia de Jesús en la Eucaristía sea simbólica: es real. En el dibujo es simbólica. En la Eucaristía es real.
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Es verdad lo que dice y espero la misericordia del Señor para el que, por lo menos, no intenta pasar por bueno. Una oración por él a San José, por caridad.Gracias.
La sociedad en general, contribuye de todas las formas posibles a desterrar la fe del alma de los creyentes. Y la apostasía general que nos invade, es una buena prueba de ello.
Hay una profunda división en el seno de la propia Iglesia, en forma de teólogos heterodoxos y famosos, monjas que van dando por las televisiones opiniones y entrevistas, totalmente contraria al Mensaje Evangélico, escándalos en consagrados...
Después en estos últimos cien años, la sociedad ha ido a peor, en todo lo que son valores como la Religión, la familia, la moral...Dos guerras mundiales, (nunca habían habido dos guerras mundiales hasta estos últimos cien años), las atrocidades cometidas (y conocidas) en ellas (campos de exterminio, experimentos terribles con seres humanos, incluidos niños, exterminio de personas indefensas e inocentes por odio a la fe...) y hay muchos que revisando todos esos terribles hechos preguntan como en el Salmo: ¿Dónde está tu Dios? Y llegan a conclusiones devastadoras.
En los tiempos que corren es difícil, casi milagroso, conservar la fe. Son demasiados los frentes que tenemos abiertos, y que a veces nos superan.
Dios nos ampare y fortalezca siempre nuestra fe.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."(Romanos;8;35-39)
Pienso que hay ciertos encuentros con el Amor de Cristo,inborrables,tranformantes,eficaces ,que dejan una Fe imperdible.Que vaya donde vaya y haga lo que haga,ese tal,siempre esta buscando a Cristo y no puede dejar de buscarlo porque no se encuentra sin EL,porque nada tiene sentido si no esta ordenado a Dios.
Me pregunto si es posible perder la Fe despues de haber sido hallado por el Señor,llamado de las tinieblas a contemplar SU Luz admirable,y no hallo otra respuesta que la de SU Amor; Soy Eterno y no pienso perderte,te dare fidelidad a medida que vas conociendo MI amabilidad indecible.
Quizas por eso se diga;
"Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros." (1ª de Juan 2;19)
¿Quien puede volver al mundo despues de haber conocido a Cristo,realmente? ,puede que sea engañado por un tiempo y que Dios lo permita con un sentido,pero no va a poder soportar vivir por mucho tiempo en la mentira,despues de haber conocido la VERDAD.
La Paz de Cristo.
Al ver hacia atrás, las diferencias son amplias entre lo que fuí y lo que soy. Si decide uno regresar, ya construimos hábitos que dificultan tal regreso y una salida 'fácil', es echarle la culpa a los demás; en vez de percibir que ya construimos un obstáculo con nuestro alejamiento.
Es mejor que exista una tensión ininterrumpida de ascenso. Detenerse, es retroceder.
Perder la fe.
Un tema, una realidad por demás delicada, penosa y angustiante, que me hace entrar en conflicto, porque según entiendo:
-La fe es resultado de un esfuerzo del intelecto, la razón humana, no exactamente una conquista, sino más bien un tremendo acto de humildad: sin tener evidencias objetivas , científicas, materiales…se acepta algo, se cree en algo: se da por cierto y verdadero algún hecho, circunstancia o situación. La razón humana que se pliega, y dejando a un lado sus conquistas y posibilidades, se abandona en el ámbito de lo desconocido, se introduce al ámbito de Dios.
-Pero por otro lado, siempre se ha señalado que la fe es un don de Dios; entendido el asunto en el sentido de que una persona por sí misma, aún usando todo el potencial de su intelecto (de su cerebro) no necesariamente consigue dar ese paso de fe, ese “salto a la realidad de lo espiritual. Se necesita de la gracia de Dios, de un pedacito de su espíritu, que nos toca, nos guía, nos conduce a su realidad.
Así entonces, ante el hecho de las personas que “pierden su fe”, uno se pregunta:
- El intelecto, el cerebro…se perdió? tomó otros rumbos?, se atrofió de tal modo que ya es incapaz de seguir accediendo a la humildad, a la confianza, al abandono de su propias capacidades y logros?
- O falló la gracia de Dios? (cosa que de acuerdo a los postulados de la Iglesia, sencillamente no puede suceder).
- O es simplemente, una etapa más en ese itinerario para arribar en algún momento a una “fe madura”?
Oremos los unos por los otros, para que aún en medio de cualquier situación, nunca perdamos nuestra fe. Amén
Al final el triunfo es suyo
Tambien con motivo de la JMJ de Madriz hizo un tebeillo dando cera a Benedicto XVI
Cuando yo digo que estamos ante una Apostasía general... Una buena parte de los cristianos o los que nos confesamos cristianos, lo son o lo somos de "boquilla", porque ser cristiano es seguir a Jesucristo, y como se puede seguir a Jesucristo, saltándose su Doctrina "a la torera".
Conozco a muchos que se dicen cristianos, a más de los que quisiera, que están divorciados(que yo sepa la Iglesia no admite el divorcio), y vueltos a casar por lo civil, una, dos, y las veces que hagan falta. Eso si no están de pareja de hecho a la que cambian como a las estampitas. Pero eso sí, ellos se confiesan cristianos, y a los que vivimos en la soledad y en la amargura más absoluta por cumplir con el sexto Mandamiento nos llaman fanáticos.
Y lo mismo con el de amar al prójimo como a tí mismo...¡es que me da la risa!
Que le vamos a hacer.
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