¿Qué es eso de que todas las religiones son iguales? Releer "Ad gentes"
He dicho muchas veces que, aparte el Quijote y la Biblia, no he visto nada más citado y menos leído que los documentos del Vaticano II. Es más, conozco gente que habla y habla de los documentos del concilio y del espíritu del concilio sin haberlos leído jamás, o sin haber vuelto a leerlos en años. Todavía no hace mucho tomando café con unos feligreses que invocaban para todo el concilio, les pedí que me trajeran los documentos. Costó más de media hora encontrar el librito…
Cuando nos estamos aproximando al cincuentenario de la clausura, podíamos ponernos como meta leerlos enteritos, los originales, sin lavado posterior, a lo bruto.
Se me ha ocurrido, por ejemplo, esta misma mañana, releer el decreto “Ad gentes” sobre la actividad misionera de la Iglesia, porque hay que ver en ese campo las chorradas que hemos tenido que escuchar y sufrir en la praxis pastoral. Recuerdo el testimonio de un obispo que tras pasar treinta años en misión se mostraba ufano de no haber bautizado a una sola persona en ese tiempo. Sencillamente estremecedor. ¿Cuántas veces no hemos tenido que escuchar eso de que no hay que imponer ninguna religión, que todas son igualmente válidas y circunstanciales, es más, ni proclamar el evangelio, porque lo que pide el concilio es respetar a cada uno? ¿Cuántos misioneros no han pasado la vida como artífices de la mejor ONG del mundo pero sin hablar a los hombres de Jesucristo? ¿Cuántos animando a los budistas en su senda iluminativa, a los musulmanes en el estricto cumplimiento de los preceptos del Corán, y a los agnósticos en ese buenismo de lo importante es compartir, mientras esconden su fe en Jesucristo en la soledad de una recóndita capilla? ¿Eso es el concilio, el espíritu del concilio?
Vayan algunas frases del decreto “Ad gentes” pos si fueran útiles para la reflexión. Advierto que pertenecen tan solo a los siete primeros números de los cuarenta y dos que comprende:
“La Iglesia, sal de la tierra y luz del mundo (Cf. Mt, 5,13-14), se siente llamada con más urgencia a salvar y renovar a toda criatura para que todo se instaure en Cristo y todos los hombres constituyan en El una única familia y un solo Pueblo de Dios".
“Lo que el Señor ha predicado una vez o lo que en El se ha obrado para la salvación del género humano hay que proclamarlo y difundirlo hasta los confines de la tierra”.
“Incumbe a la Iglesia el deber de propagar la fe y la salvación de Cristo”.
“El fin propio de esta actividad misional es la evangelización e implantación de la Iglesia en los pueblos o grupos en que todavía no ha arraigado”.
“La razón de esta actividad misional se basa en la voluntad de Dios, que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengas al conocimiento de la verdad. porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el Hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos", “y en ningún otro hay salvación”. Es, pues, necesario que todos se conviertan a Él, una vez conocido por la predicación del Evangelio, y a Él y a la Iglesia, que es su Cuerpo, se incorporen por el bautismo”.
“Pues aunque el Señor puede conducir por caminos que El sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe, sin la cual es imposible agradarle, la Iglesia tiene el deber, a la par que el derecho sagrado de evangelizar, y, por tanto, la actividad misional conserva íntegra, hoy como siempre, su eficacia y su necesidad”.
Pues todavía vendrá quien diga que el espíritu del concilio habla de respeto, que todas las religiones son igualmente válidas y que quiénes somos nosotros para decir a la gente que se cambie de religión, y que de dónde hemos sacado que la nuestra es la única verdadera.
Un simple decreto. Lean todo entero y sorpréndanse.
18 comentarios
Los Documentos del Concilio hay que leerlos y releerlos, y mejor en grupo, que alguien dirija su explicación. esto es para laicos y clérigos. Y cuando nos venga un 7 ciencias a meternos una de sus herejías podamos responderle y defender el Mafgisterio de la Iglesia, que repito, es Madre y Maestra, y no esa pandillo de sabiecillos que en el fondo no tienen ninguna espiritualidad. Una viejecita, casi analfabeta, puede conocer mucho más a Dios que cualquiera de estos sabios de fin de semana.
Por cierto, las oraciones de esas beatas vestidas de negro que se ponen al final de la iglesia con sus rosarios y movimientos de labios, son un tesoro para la Iglesia, pues sus oraciones son como incienso que se eleva al Cielo.
La filantropía por sí sola no salva.Que por mucho que des limosna, si estás en pecado mortal, no vas al cielo.Las buenas obras sin fe no sirven para que te salves.Porque puede haber uno que asesine a un millonario para dar el dinero a los pobres, y ese acto de filantropía no borra el pecado del asesinato.Eso es lo que la sociedad progre no entiende.
Es decir, las obras de caridad de una ONG pueden quitar la pobreza, pero eso no es lo que te salva, lo que salva es el perdón de los pecados: confesión y comunión.
Por eso creen que la oración no sirve para nada, porque se quedan en la materialidad y todos ellos dicen: lo único importante es ser bueno.
Los nazis también eran muy buenos entre ellos.
El católico progre es un auténtico sepulcro blanqueado.
No existe auténtica evangelización si no hay anuncio explícito del kerygma, por mucha ayuda humanitaria y promoción social que se haga (que será necesaria, no lo niego), eso en la misión "ad gentes" y en todos los ámbitos misioneros, como el de nuestra España actual.
Conversando con un grupo de gente afirmé que todas las personas merecen un exquisito respeto, ya sean creyentes, agnósticos, ateos, indiferentes o creyentes no cristianos (budistas, musulmanes, etc), hasta aquí muy bien, todos de acuerdo, pero ahora llega la segunda parte; sin negar lo primero, también afirmé que la verdadera vida está en Jesucristo que nos llega a través de su Iglesia y lo que no están en comunión con esto no viven en la verdad, sino en la oscuridad.
Por supuesto que decir esto ya no gustó nada, no era un discurso relativista y "tolerante", sino radical e integrista, excluyente e intolerante. Por eso nos tienen muchas veces, pero es que eso es la verdad y no podemos callarla.
No existe auténtica evangelización si no hay anuncio explícito del kerygma, por mucha ayuda humanitaria y promoción social que se haga (que será necesaria, no lo niego), eso en la misión "ad gentes" y en todos los ámbitos misioneros, como el de nuestra España actual.
Conversando con un grupo de gente afirmé que todas las personas merecen un exquisito respeto, ya sean creyentes, agnósticos, ateos, indiferentes o creyentes no cristianos (budistas, musulmanes, etc), hasta aquí muy bien, todos de acuerdo, pero ahora llega la segunda parte; sin negar lo primero, también afirmé que la verdadera vida está en Jesucristo que nos llega a través de su Iglesia y lo que no están en comunión con esto no viven en la verdad, sino en la oscuridad.
Por supuesto que decir esto ya no gustó nada, no era un discurso relativista y "tolerante", sino radical e integrista, excluyente e intolerante. Por eso nos tienen muchas veces, pero es que eso es la verdad y no podemos callárnosla.
Cuando un clérigo presume del horrible hecho (del que responderá ante Cristo) de no haber bautizado a nadie, ý se ampara en textos del Concilio Vaticano II, generalmente no acude al Decreto Ad Gentes, citado por el padre, sino, por ejemplo, al "Decreto Unitatis Redintegratio" de 1964, que en relación con las comunidades cristianas heréticas (fundadas todas -no lo olvidemos- en la desobediencia, la soberbia y el error), dice una frase desconcertante: "El Espíritu de Cristo no rehusa servirse de ellas como medios de salvación".
Esos indignos clérigos concluyen en que, aunque exista evidente desigualdad entre la Iglesia Católica y otras iglesias heréticas o cismáticas, todas ellas coinciden en una misma eficacia salvífica, y de ahí a concluir que todas son iguales hay un solo paso.
Insisto, la interpretación y la praxis de esos clérigos me parece un disparate, pero creo que esa frase de la U.R. no ha sido desde luego la más afortunada del C.V.II.
la frase que indicas "El Espíritu de Cristo no rehusa servirse de ellas como medios de salvación", no indica en ningún momento que sean iguales todas las religiones, parece más una invitación a la reflexión que Dios es capaz de hacer el bien a pesar de nuestros pecados y yerros.
Un abrazo en Cristo.
A Adan le fue rechazado cubrir su desnudez por sus propios medios.Tambien Cain, fue rechazado por el sacrificio fruto de sus manos.El sacrificio de un animal para cubrir a Adan y Eva y el sacrificio que ofrecio Abel,prefiguran como Dios salva nuestra naturaleza caida por medio de la sangre de un inocente;Jesucristo. Es imposible volver a Dios por nuestros propios medios."Si el Señor no edifica la casa,en vano trabajan los albañiles".
La religion verdadera es el Espiritu Santo,Don de Dios,que nos entrego Cristo para santificar lo que se habia pervertido y fuera posible la re-union,la co-munion,la re-conciliacion ,la vuelta al Padre.
La Paz de Cristo.
"La Iglesia prohíbe severamente que a nadie se obligue, o se induzca o se atraiga por medios indiscretos a abrazar la fe,"
y unos pequeños extractos de los comentarios anteriores (solo porque no me puse a buscar en artículos más viejos):
"estupideces... herejes... defender...filantropía barata... nazis...se cargan la fe... disparates..."
La verdad, si yo no fuera católico (y posconciliar, pues nací durante el Concilio), de estas catequesis me pasaba a la Cienciología sin falta.
Claro que siempre hay un "salvo", un "sin embargo", que es por donde entró el "humo de satanás". Porque Satanás vive en el estado de excepción.
Entonces, ¿por qué se ha tan malinterpretado por tantos, incluidos sacerdotes de la Iglesia Católica, y con tan desafortunados frutos?
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