Cantamañanas no. Cosas que estoy diciendo en la homilía de este domingo
El final del evangelio de hoy es de los que puede llevar a la demagogia y ponerse en plan cantamañanas: “no podéis servir a Dios y al dinero”. Qué gran tentación la de volver a repetir esa barbaridad de que el dinero es malo, nefasto, una desgracia y volver a lo de los pajaritos del campo, que se alimentan solo de lo que Dios les da (por eso tienen las patitas tan gordas, decía un paisano socarrón).
Yo he dicho esta mañana a mis fieles en la homilía que de dónde han sacado que el dinero sea cosa mala. Todo lo contrario: un signo de la bendición de Dios según se lee frecuentemente en la Escritura. Otra cosa es que tenga su peligro.
Más aún. Seamos serios. ¿No estamos a favor de la dignidad de las personas y de que todos tengan los medios necesarios para vivir decentemente? Pues casa, educación, sanidad, ocio… si no es con dinero, ya me dirán cómo. Y hasta las cosas de la fe. Un local para reunirnos, las formas y el vino, unas velas… ¿son gratis? Pues eso. Necesitamos dinero, y bendito sea Dios si nos concede bienes materiales.
Eso sí, les he dicho que sobre el dinero hay que tener claros tres criterios:
1. El dinero es siempre un medio, nunca un fin en sí mismo. El único fin que debe importarnos es poder vivir en esta vida con dignidad y en fraternidad y llegar un día al cielo. Los bienes materiales han de servir para ayudarnos a alcanzar esos fines, si no, serán una desgracia. Aquel que hace del dinero un fin en sí mismo pierde la vida, porque de todos es sabido que por dinero se miente, se roba, se mata, se difama… Siempre un medio.
2. El dinero ha de ser conseguido siempre por medios lícitos: trabajo, donaciones, herencia o que toque la lotería. Tendríamos que ser mucho más escrupulosos en lo que hace referencia al séptimo mandamiento: pago de impuestos, manejo de dinero negro, IVA, sacar cosas del trabajo para uso particular, comisiones ilícitas, malversación de caudales públicos. La primera lectura es durísima: vender al pobre por un par de sandalias. En estos momentos de crisis es de especial obligación ser extremadamente honrados. Unos políticos corruptos no justifican ni autorizan nada. Aunque todos sean injustos y ladrones, cada uno honrado. Al menos habrá un sinvergüenza menos en el mundo.
3. Sobre los bienes de cada uno pesa una hipoteca social. Algo que repitió constantemente el beato Juan Pablo II. Lo que Dios nos da es para nosotros y para el prójimo. Y si uno recibe más, mayor obligación de hacer que sus bienes repercutan en bien de los demás. Limosna, por supuesto, pero mucho más. Es comprender que no podemos tener el dinero escondido en el colchón o en una caja de seguridad en un paraíso fiscal.
He acabado la homilía diciendo que si Dios les ha concedido bienes que le den muchas gracias, que no se aten a ellos hasta hacerlos objeto de adoración, que no olviden que son administradores también de los que menos tienen y sobre todo que recuerden siempre que el fin de la vida no es acumular tesoros, sino vivir de tal forma que un día lleguemos al cielo.
87 comentarios
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Jorge:
Él sabrá. Supongo que se referirá al mal uso que pueda darse de los bienes.
Prefiero hablar de "función social", lo cual afecta esencialmente a todos los bienes, sin excepción. Creo que es esa la doctrina clásica de nuestros teólogos renacentistas y de los modernos sanos.
Y sin embargo como no somos ángeles vivimos en el mundo y estamos encarnados.
Hoy mi homilía ha girado sobre auteridad (el dinero como un medio para el bienestar, sin convertirlo en el dios del mejor estar, justicia (conseguir los bienes de manera lícita y sin quedarnos con algo que no sea propio) y compartir (somos en cierto modo sólo administradores de nuestros bienes).
porque estoy solo y operado del corazón.- Gracias.-
Jesús no ataca al dinero, sino al hecho de "servir" al dinero, lo que justamente dice el P. Jorge que consiste en tomarlo como fin y no como medio.
Hoy el sistema tributario es confiscatorio y tremendamente injusto, con los que tienen más y con los que tienen menos, con todos. Bueno con todos no, hay excepciones influyentes que pagan una risa. Todos estamos de acuerdo en que hay que pagar impuestos para mantener la cosa común, pero están pésimamente administrados, han provocado la ruina de mucha gente, han matado de raíz innumerables actividades económicas, y se utilizan para mantener otras claramente parásitas.
No voy a defender nunca la evasión, pero a la vez que se exige escrupulosamente el pago de impuestos, también hay que exigir un sistema justo, y el nuestro está muy lejos de serlo.
Eso si, cuando a la Iglesia se le exija un IBI descomunal - vamos, como al resto de ciudadanos -, entonces si, a escribir cientos de comentarios sobre el tema. Entonces si caemos en la cuenta de la injusticia. Pero contra un IVA del 21%, un IRPF demencial, o una seguridad social de más del 30% sobre el sueldo, contra eso chitón.
Para la progresía eclesial ambos están condenados a un infierno en el que los primaverales no creen.
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Jorge:
No lo veo así. Ni en el evangelio ni en la doctrina de la iglesia. ¿El dinero malo per se, sea cual sea el uso que demos a las riquezas? No puedo estar más en desacuerdo.
Y debió también equivocarse cuando...:
Lucas 22,36
Y les añadió: Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga, venda su manto y compre una espada.
¿Sería posible que comentara Vd. la famosa frase del Papa "....Imelda pero jamás he sido de derechas"?. A mí me ha dejado esto con desazón y quisiera escuchar una voz tan clara como la de Vd. explicándolo.
Muchísimas gracias.
Somos muchos los laicos que estamos hartos desde hace "siglos" de ese buenismo tontorrón, de que el dinero es malo; y estamos aún más hartos si opiniones como esa proceden de la jerarquía. A usted se le debe exigir ponderación y, sobre todo, exhibir doctrina cierta; porque lo que usted ha escrito, sin duda, no lo es. Ya está bien de confundir a los fieles.
El dinero no es malo si se obtiene lícitamente, si no se le convierte en un fin, sino que se le posee como un medio, y, por su puesto, si se usa rectamente.
Podría ponerle argumentos de la Escritura y del Magisterio; por ejemplo, los amigos del Señor que eran ricos; las personas que le acompañaban -se citan mujeres con su nombre propio- y que le servían con su dinero; y tantos otros pasajes y textos que podría traer. No lo haré, porque excede el espacio razonable, y porque, con sus prejuicios, no los entenderá.
Sin embargo, el dinero es necesario para llevar una vida digna (vivienda, comida, vestido, educación) y también para el Apostolado. Construir iglesias, dotar adecuadamente a los lugares de culto, la vida misma de la Iglesia, y la vida en general, es imposible sin dinero.
Los conventos franciscanos, los han construído sin dinero?. O es que como era de otros el dinero, ustedes podían seguir llevando vida de "pobres". Cuando usted viaja, o come o viste, no paga?. Si lo hace acepta el dinero; y si, además, se lo dan, teniendo en cuenta su opinión de que es injusto, lo suyo es doblemente injusto.
Vale de ya de lugares comunes y de simplezas, no perviertan la doctrina y no nos tomen a sus "ovejas" por borregos.
Una pequeña adenda: no insulte mi inteligencia. Si el Señor habla de dinero injusto, por esa misma razón, es evidente que Él admite que hay otro que no lo es. Simplemente, deducción lógica.
Pues está clarísimo. Los versículos que citas, son, evidentemente, interpolaciones post-pasquales. Y yasta.
;-)
Y aquí la palabra clave es "representación". Cada centavo que tenemos o nos encontramos tirado en la calle, tuvo antes su equivalente en esfuerzo humano. Y el esfuerzo humano no tiene nada de malo, a menos que se use mal.
Nos reiríamos de buena gana del hombre que caminara cuarenta kilómetros para ir a un prostíbulo, pero no parpadeamos ante el que llega en automóvil "ganado con el sudor de su frente". Es exactamente lo mismo.
El esfuerzo humano debe dirigirse hacia el bien, siempre. Es lo mismo que decir que el dinero debe dirigirse hacia el bien, siempre.
Luego viene el asunto de la acumulación excesiva de dinero en pocas manos. ¿Es mala? Sí lo es, si esas manos no trabajaron para ganárselo. Cuando una persona arrebata a otra su esfuerzo, o lo hace esforzarse de más para él (o ella) seguir descansando, es malo. Si por el contrario, la persona acumula esfuerzo (dinero) ahorrándoselo a otros, es bueno. El inventor del automóvil tendría mucho mérito en ahorrarle esfuerzo a otros; pero el comerciante de petróleo no tanto. Hoy día el esfuerzo de la humanidad se dirige a mantener lujosos palacios en oriente medio; mientras el fabricante de pan apenas tiene para vivir. ¿Quién de los dos tiene más mérito?
Para cada uno de nosotros, la pregunta sobre el dinero debe ser: ¿Me lo he ganado? ¿Estoy exigiéndole a otros esforzarse más para yo tener más? ¿O por el contrario, mi carga de trabajo alivia la carga de otros? Una forma de acumulación de riqueza es buena, la otra no.
En total acuerdo con Vicente Álvarez, y me atrevo añadir un par de reflexiones. Intentando dar lección de justicia, ética y buenismo, partiendo de la injusticia, es cuanto menos llegar a lo ridículo pasando por lo cómico. Y como usted muy bien sabe, cuando se generaliza, el primer error que se comente es el de la injusticia, al igual que cuando se hacen juicios de intenciones tan rotundos como los que usted hace… en los que imagino también debe incluirse usted y su orden. Sea coherente, D. Santiago, y si el dinero es tan malo, no colabore usted utilizándolo para pagar la cuota de internet que utiliza para poder conectarse a los foros… Por cierto, ¿por qué no nos cuenta cómo se puede vivir, ir a la compra, pagar la educación/formación, los suministros, el vestido e incluso las medicinas sin utilizar el dinero? Seguro que si nos cuenta su experiencia personal de cómo vive sin dinero, nos iluminará y romperá las tinieblas en las que vivimos.
Por cierto Pacote, la pregunta también puedes entenderla dirigida a ti… Me encantaría encontrar esa fórmula.
¿De dónde, pues, procedía lo necesario para su subsistencia?
(si bien no necesitaban pagar facturas, ¡al menos necesitaban comer un par de veces al día y cobijarse!)
LUCAS 8, 1-2…
‘Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la buena noticia del Reino de Dios, acompañado por los doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades... Y QUE LE SERVÍAN CON SUS BIENES’
: )
lo has bordado en tu comentario de las 9,27. Ni una palabra más que añadir. Y hasta eso te agradezco, que yo también estoy hartita de tanta demagogia lela en el tema del dinero.
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Jorge:
Dice usted: "el dinero tiene por naturaleza pervertir". ¿Y qué solución propone? Gracias.
1.-Si la prioridad de una persona es ganar dinero y cuanto más mejor y obtenerlo de la manera que sea ( dando igual el método )y una vez ganado, acumularlo y acumularlo de una manera absurda y no le importan nada los pobres ni la sociedad en la que vive , eso creo que es lo que en Evangelio condena.
2.-Si , por el contrario , una persona gana una cosa razonable, de una manera lógica . Hablo de cantidades no enormes , muy por encima del salario mínimo interprofesional multiplicado por 10 , por ejemplo y vive sin enormes lujos y ahorra algo ( no va a haber dinero para pensiones de la Seguridad Social nos dicen cada minuto y todos los días desde hace meses , puede quedarse el propio sujeto en paro o quedarse enfermo y solo , puede necesitar ayuda en su vejez ya que los hijos o no quieren "cargar " con sus ancianos o no pueden o ambas cosas simultaneamente ) y colabora algo con su dinero a que la sociedad funcione vía impuestos y además ayuda a los desfavorecidos ( hermanos , según Jesús ) no creo que eso sea censurable a la luz del Evangelio siempre y cuando el dinero no sea el eje alrededor del cual gire su vida.
Ya sabemos que ir al supermercado para comprar comida sencilla ( no vinos carísmos, ni solomillo de ternera ,ni mariscos gallegos, ni lujos gastronómicos ) y vestirse de una manera modesta y pagar la luz, el agua, la comunidad de vecinos y , si se tiene hijos, los colegios y las universidades , en el mundo actual es muy caro y que sin el dinero para todo eso no se puede vivir en la España del año 2013 y que un padre de familia tiene que tener en su cabeza cómo hacer para afrontar todos esos gastos y algún imprevisto que siempre surgirá .... pero, creo yo, que sin ser su objetivo fundamental y único en la vida EL DINERO ;
un cristiano debe ser seguir a Cristo( que no era un millonario ) y no olvidarse de las bienaventuranzas ( "tuve hambre y me disteis de comer")y de que hay gente que se muere de hambre y son tambien Hijos de Dios
Paco-: La respuesta a tu pregunta de las 10:26 (22/09) te la da el propio Jesucristo (Mt. 6, 24-34):
24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará
al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a
Dios y al Dinero.
25 «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué
comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más
que ellas?
27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe,
añadir un solo codo a la medida de su vida?
28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del
campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como
uno de ellos.
30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al
horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de
poca fe?
31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?,
¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe
vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os
darán por añadidura.
34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de
sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
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¿Y porqué tengo yo que proponer soluciones?
Mire, parece que Santiago Besteiro ,que está de acuerdo con Monselñor Agrelo (sin que sirva de precedente) piensa algo parecido: parece que todo el discurso del post de hoy es suavizar la escritura, tamizarla, interpretarla, hacerla más accesible. Es decir: lo mismo que hacebn los progres con la moral sexual, pero con las riquezas y el dinero.
Pecadores, todos. Y el dinero atrae más que los placeres de la carne. Así que, suavicemos la radicalidad evangélica al respecto. Decir que el dinero ganado honradamennte (equiparando "legal" a "honrado", ¡santo Dios!) es bueno.... es hacer un mensaje light.
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Jorge:
Dígame una sola línea de mi post que no sea la doctrina de la Iglesia.
Efectivamente, no tenemos que proponer soluciones. Ya lo hizo Jesucristo (me remito a mi post anterior).
Para mí, lo importante, porque lo he experimentado en mi propia vida, en mi propia historia, son los versículos 31 - 34.
Y de verdad, no hay mejor solución que esa. Doy fe.
La providencia existe. ¡Claro que existe!
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Jorge:
Según esto, y por confianza en la providencia, y teniendo claro que según el evangelio no hay que preocuparse por el mañana, ¿tiene seguro de automóvil, seguro de hogar, cotiza a la seguridad social, ahorra algo?
Al César lo que es del Cesar, y a Dios lo que es Dios.
No voy a polemizar con Vd., que tiene estudios, y yo no. Pero mi experiencia, no me la van a interpretar. Es mía.
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Jorge:
Evidentemente su experiencia es su experiencia. Pero tiene seguros y cotiza. Es decir, que cree en eso de que a Dios rogando y con el mazo dando. Pues como todos.
2426 El desarrollo de las actividades económicas y el crecimiento de la producción están destinados a satisfacer las necesidades de los seres humanos. La vida económica no tiende solamente a multiplicar los bienes producidos y a aumentar el lucro o el poder; está ordenada ante todo al servicio de las personas, del hombre entero y de toda la comunidad humana. La actividad económica dirigida según sus propios métodos, debe moverse no obstante dentro de los límites del orden moral, según la justicia social, a fin de responder al plan de Dios sobre el hombre (cf GS 64).
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Obviamente, la Iglesia condena el mal uso del dinero:
2424 Una teoría que hace del lucro la norma exclusiva y el fin último de la actividad económica es moralmente inaceptable. El apetito desordenado de dinero no deja de producir efectos perniciosos. Es una de las causas de los numerosos conflictos que perturban el orden social (cf GS 63, 3; LE 7; CA 35).
Por tanto, quien afirma que el dinero es en sí mismo malo, se aleja de la doctrina católica. Sea seglar, religioso, diácono, sacerdote, obispo, arzobispo o cardenal.
Punto final.
Hay que vivir en el mundo que nos ha tocado estar y digo yo que habrá que comer y que vestirse y que pagar la luz y el agua....
Pero a la vez, no permitir que el dinero nos obsesione y sea el motor de nuestra vida.
Hay sacerdotes que viven con una austeridad espartana y que de los 700-800 € que ganan, aún les sobra todos los meses para dar algo de dinero a la gente de su entorno que está en la miseria. Hay sacerdotes con coches con 15 años de antiguedad y 250.000 km , coches por supuesto sin frenos ABS NI AIRBAG ni eso tan moderno de que cada rueda frena lo que necesita .... y en su muñeca llevan un reloj que valen 30 euros y que en verano se van a descansar a sitios en donde tienen familia y no a un hotel de lujo en la zona más elegante ,ni hacen uno o varios viajes a los LAGOS DEL CANADÁ o al Japón (que les encantaría ) y que en su vida se puede ver que no tiran el dinero a la vez que en su entorno hay padres de familia parados y con 5 hijos ... Esos sacerdotes a los que me refiero , comen ( ¡¡¡SÍ FÍJATE TÚ , COMEN!!!! ) pero no gastan en comida al mes más de 300- 400 € o sea unos 10- 13 euros al día y se lavan su ropa y se la planchan para ir limpios. Y consideran un lujo tomarse un café con un pincho en un bar y eso lo hacen 10 veces al año ... pero dan bastante dinero a gente pobre sin que lo sepa nadie o casi nadie.
Eso creo yo que es seguir el Evangelio de ayer .
He hablado hasta aquí de sacerdotes, pero lo mismo que he dicho para un sacerdote , se puede aplicar a un soltero o a un casado.
Ya cuando hay hijos la cosa es más complicada porque la educación de los hijos es cara y a veces no estudian y hay que ponerles profesores particulares ... o que aprendan música o algo para que su futuro sea menos negro ( que ya lo es bastante!!!) . Cuando hay hijos el decir exactamente como es vivir con austeridad ...es más complicado y alomejor el marido y la mujer no acaban de ponerse de acuerdo ( en nada a veces ) o simplemente en donde acaba lo que hay que pagarles a los hijos porque ya ahí empieza el lujo o el despilfarro.
¿ESTE TIPO DE VIDA que describo ES QUERER SUAVIZAR EL MENSAJE DE JESÚS Y HACERLO LIGHT PARA HACERLO MÁS LLEVADERO ?
Si el dinero fuera malo en sí mismo, sería una blasfemia que la Iglesia hiciera una colecta en las Misas, equivalente a que pidiera que echásemos en la cesta revistas pornográficas, por ejemplo.
Si el dinero fuera malo en sí mismo, Jesucristo y los Apóstoles no hubieran llevado una bolsa con dinero (Jn 12,6).
El dinero se convierte fácilmente en un ídolo, como señala Yolanda, igual que pasa con el sexo, la cultura, los amigos, los hijos y mil cosas más, pero eso no significa que esas cosas sean malas en sí mismas, lo que significa es que nuestro corazón está enfermo por el pecado y se ha convertido en un fabricante de ídolos, poniendo otras cosas en el lugar de Dios.
Hay que ser vigilantísimos con el peligro de idolatrar el dinero, pero sin salirnos de la verdad.
eso de "vamos a dejar las cosas bien claritas " y lo de "punto final "
¿no le parece a usted un rasgo de querer decirnos a los que aquí estamos leyendo y escribiendo , de manera tajante "la verdad la poseo yo y es esta y se acabó "?
Señor mío.... las formas tambien importan , no solamente el fondo.
El Catecismo lo sabemos leer todos... y no creo que nadie de los que escribimos aquí despreciemos o ignoremos el Catecismo.
Le ruego , respetuosamente y con toda humildad, que no se dirija usted a los demás como si todos fuéramos niños de 10 años y usted el sapientísimo profesor ... con los modos que se usaban en la España de 1950 o mejor en la España de 1483 en que Torquemada era el Inquisidor General
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Luis Fernando:
Cuando digo punto final no me refiero a que los demás no puedan opinar, sino a que es un tema tan claro desde el punto de vista del Magisterio, que solo cabe decir aquello de "Roma ha hablado, el caso está cerrado".
Y como así lo creo, así lo digo. ¿No le gustan mis formas? Pues qué se le va a hacer.
Pero claro, si se "cree en" el dinero, es porque se le ha endiosado, y es entonces cuando, dueño de nuestro corazón que lo idolatra, se convierte en ese "excremento del demonio" de que hablaba el Papa y que siempre ha sido condenado por la Iglesia.
En cambio, el dinero no endiosado es sanísimo. Pensemos por ejemplo en los famosos veinte millones que donó Amancio Ortega a Cáritas: ¿Son excremento del demonio o más bien vehículo de la Caridad de Cristo?
Yo lo tengo bastante claro.
PD: Algunas consideraciones sobre la lógica de considerar el dinero como algo intrínsecamente malo y la pobreza extrema como algo intrínsecamente bueno:
1.- Por un lado, Cristo dijo a sus discípulos que confiasen en la providencia, pero al mismo tiempo también debían llevar bolsa y dar limosna.
2.- Desde siempre la doctrina de la Iglesia ha señalado que los cristianos debemos cumplir escrupulosamente con las obligaciones civiles y sociales, y el dinero es necesario para este cumplimiento.
3.- Más aún: el Catecismo señala que "El acto es moralmente bueno cuando supone, al mismo tiempo, la bondad del objeto, del fin y de las circunstancias." (la cita es del Compendio), de donde se deduce que el dinero no puede ser intrínsecamente malo puesto que eso maliciaría cualquier acto en el que ese dinero participe. ¿Tiene sentido concluir que actos como dar limosna son malvados porque hacen uso de un medio malicioso como el dinero? Tal cosa no se sostiene y, por ello, sólo cabe concluir que el dinero no es intrínsecamente malo.
4.- Si el dinero es malo y la pobreza buena, entonces se deduciría el absurdo de que lo malo es combatir la pobreza y lo bueno el fomentarla, que obramos mal ayudando al Tercer Mundo, al que es bondadoso condenar a tan maravillosa pobreza, etc. Como el más elemental sentido común dicta lo contrario, sólo puede concluirse que si la carencia de dinero es algo malo, entonces el dinero no puede serlo tanto.
Un saludo.
¿Y vd es arzobispo de Tanger, como dicen por aquí? ¿O sólo se llama igual que alguien que sí es sensato? (o firma con nombre falso, que también puede ser)
El dinero es un medio, y por eso equivale a lo que se entregó (o no) para conseguirlo y a lo que se obtiene (o no) al entregarlo.
Si se entregó trabajo o un bien lícitamente adquirido de valor equivalente, ese dinero se posee lícitamente y es bueno. Si se obtuvo mediante robo o estafa, entonces es ilícito.
Del mismo modo, si de él se hace un buen uso que redunde en beneficio sano tanto propio como de los demás, el dinero compartirá la bondad de esos fines. En cambio, si se hace un mal uso del mismo, si se derrocha, si se adquieren malos bienes, si se usa como poder mediante el que hacer daño a otros, o incluso si se atesora de forma que no redunde en beneficio de nadie, entonces ese dinero compartirá la maldad del uso torcido que se hace de él.
Desde luego, es triste ver a tanta gente con esa visión enfermiza del dinero. Afortunadamente, la Doctrina Social de la Iglesia es mucho más sensata, lo cual queda más que claro al leer lo que dice sobre el Libre Mercado (que, por si nadie se ha dado cuenta, funciona con ese terrible "dinero"). Cito el Compendio:
"347 El libre mercado es una institución socialmente importante por su capacidad de garantizar resultados eficientes en la producción de bienes y servicios. Históricamente, el mercado ha dado prueba de saber iniciar y sostener, a largo plazo, el desarrollo económico. Existen buenas razones para retener que, en muchas circunstancias, « el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a las necesidades ».726 La doctrina social de la Iglesia aprecia las seguras ventajas que ofrecen los mecanismos del libre mercado, tanto para utilizar mejor los recursos, como para agilizar el intercambio de productos: estos mecanismos, « sobre todo, dan la primacía a la voluntad y a las preferencias de la persona, que, en el contrato, se confrontan con las de otras personas ».727"
Y León XIII, en Rerum Novarum también dijo:
"El fundamento de dicha doctrina consiste en distinguir entre la recta posesión del dinero y el recto uso del mismo. Poseer bienes en privado, según hemos dicho poco antes, es derecho natural del hombre, y usar de este derecho, sobre todo en la sociedad de la vida, no sólo es lícito, sino incluso necesario en absoluto."
¿Qué tal un poco de sensatez... para variar?
Un saludo.
No se aflija, que como siempre se han sacado las cosas de contexto, con buena parte de ingeniería social en la forma de manipulación del lenguaje (triste que el papa caiga en estas engañifas tan burdas, pero se ve que lo hace). Vea el párrafo completo:
"Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas."
www.razonyfe.org/images/stories/Entrevista_al_papa_Francisco.pdf
Como puede ver, cuando el papa dice "de derechas" se refiere a "autoritario". No se refiere a la ideología sino a una cuestión de forma,y lo dice como rechazando las acusaciones de "ultraconservadurismo" (es decir, haciéndole el juego a la izquierda).
Como ve, todo radica en que usa el lenguaje manipulado de la izquierda, que ha conseguido torcer el lenguaje para apoyar su propia ideología. Así, han conseguido que expresiones como "ultraconservador" o "de derechas" acaben significando no la adhesión a una determinada ideología (que en general es infinitamente más sana que el millones de veces criminal marxismo), sino que se usan para designar una forma de gestión que se puede considerar peor que otras más participativas.
Lógicamente, las palabras del papa sorprenden más en España porque usa la manipulación argentina del lenguaje. Si usase la española, habría dicho "facha", "fascista" o cualquier otro de los tópicos espantajos habituales de la izquierda, con los que suele distraer a sus ignorantes adeptos para que, odiando al contrario, no sean capaces de percibir el hedor de su propia ideología.
PD: la verdad es que el Papa habría sido mucho más preciso si hubiese dicho que "aunque era bastante autoritario, sólo era una cuestión de forma, de inexperiencia en el cargo. Nunca fui de izquierdas, ni manipulé a quienes estaban a mi cargo para forzarles a defender lo que el más elemental sentido común desaconseja, ni sucumbí a esa visión totalitaria del mundo y de la sociedad".
Un saludo.
"el dinero es necesario para llevar una vida digna"
Perdon, yo creí que la dignidad recaía sobre las personas, y no sobre las cosas. Es decir, los pobres que acuden a Cáritas son dignos per se, no porque tengan dinero ya que no tienen dinero y no llevan una vida "digna". Y no digamos de los pobres del tercer y cuarto mundo.
El dinero en sí no es ni malo ni bueno, sino todo lo contrario. Sí que es injusto. En el sentido que cataloga a la gente en rica y pobre, o mismamente, cataloga la vida de digna o indigna. Tiene razón Bruno. El dinero es un arma del maligno para esclavizarnos y alejarnos de Dios, y tiene un poder increíble (mírese si no el orden de los pecados capitales). ¿Por qué dice Jesucristo que no podéis servir a Dios y al dinero?
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Jorge:
Me temo que en lo de Bruno se ha ido a las hojas olvidándose del rábano. O quizá en todo.
Y sí el hecho de que "la actividad económica dirigida según sus propios métodos, debe moverse no obstante dentro de los límites del orden moral, según la justicia social"
Si hay impuestos injustos, herencias injustas, lucro injusto, se trata de actividad económica inmoral.
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Jorge:
Y si alguien adquiere el dinero atracando bancos, se lo gasta en drogas y alcohol, y de paso se ríe de los pobres, ni le cuento la inmoralidad.
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O hablamos en serio o hacemos juegos de palabras.
¿Malo en sí mismo? Un trozo de metal o un papel obviamente no son malos en sí mismos.
Igual que la práctica del sexo no sólo no es un mal en sí mismo (más bien al contrario) un medio de cambio tampoco.
Que nuestra naturaleza herida de pecado se pirre por un par de pecados más que por el resto, ha llevado a la Iglesia a decir que no hay parvedad de materia en lo tocante a sexto mandamiento. Y ( catecismo: 1867) a la tradición catequética que también que existen “pecados que claman al cielo”: la sangre de Abel (cf Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf Dt 24, 14-15; Jc 5, 4). Todos los últimos son pecados de codicia cuya medida siempre es una magnitud expresada en divisas.
A ver si hay pecados que se comparen a estos. Naturalmente que se puede hacer mal uso de algo bueno como es la amistad. Pero poca tradición hay para advertirnos de ese peligro; y por algo será.
Imprecaciones de Nuestro Señor contra los pecados derivados del dinero, a montones, seguramente las más numerosas.
Pero como hay que distinguirse de los progres a toda costa, nada: el dinero es bueno y santo porque los apóstoles lo usaron (ya se encargó Judas por algo).
Pensad que a veces algún progre tiene razón en alguna cosa.
Suena al mismo discurso de ellos, pero al revés: igual que ellos no encuentran pecaminoso casi nada relativo a la lujuria, y lo disculpan y disfrazan de mil maneras para bendecir cualquier pecado contra sextum, pero lo que huela a riqueza lo condenan con saña y furia, aquí lo mismo, pero al revés.
Es pues, la primera vez en la historia que un Papa reconoce que las enseñanzas de la Iglesia no son para nada sólidas.
Mas claro ni el agua
Sólo con suprimir el dinero no tendríamos una sociedd mejor y más virtuosa, pero una sociedad mejor y más virtuosa pasa necesariamente por suprimir el dinero.
Los modernos avances en electrónica e informatica hacen posible el intercambio de mercancías sin necesidad del dinero.
Yo me apunto a ser un cantamañanas y a lo de los pajaritos. Nunca lograremos ser una mejor sociedad si no suprimimos el dinero.
¿Podría usted citar el texto exacto donde el papa, por primera vez en la historia, reconoce que las enseñanzas de la Iglesia no son para nada sólidas? ¿A que no?
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No. No será dinero físico, pero es dinero. Además no se trata de suprimirlo sino de no dulcificar la doctrina, siempre durísima en la Escritura, acerca del dinero para dejarla en una cosa sosita y sin exigencias. Con eso de dejar a criterio de cada cual si está o no está "apegado" al dinero (NADIE reconoce estarlo), nada es pecado con tal de calmar la conciencia dando migajas de limosna.
Un comentarista ponía como ejemplo de gasto mal gastado el vino carísimo y el marisco gallego. ¿Eso es un criterio objetivo? Como lo lean en Galicia...
Se empeña vd en mantener una postura insostenible en la que condena al dinero pero sin condenarlo y lo desvincula de la economía pero vinculándolo.
- Niega que el punto 2426 del Catecismo (que citó Luís Fernando) hable del dinero (imagino que la actividad económica que menciona aplica exclusivamente al trueque)... Pero utiliza ese mismo punto para demonizar al dinero (¿pero no decía que no aplicaba al caso? ¿por qué lo esgrime?)
- También afirma que "el dinero tiene por naturaleza pervertir", pero luego especifica que "Si hay impuestos injustos, herencias injustas, lucro injusto, se trata de actividad económica inmoral". ¿Y si no las hay? ¿Niega la mera posibilidad de que haya impuestos justos, de que haya herencias justas o de que haya lucro justo? Si no lo niega categóricamente, entonces es que la culpa no es del dinero sino sólo de su mal uso.
- Pero aún hay más: aunque los impuestos tienen un importantísimo impacto económico, no son actividad económica sino política. No mezcle churras con merinas.
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En su segundo comentario:
"O hablamos en serio o hacemos juegos de palabras."
Eso digo yo, deje de jugar con las palabras.
"Todos los últimos son pecados de codicia cuya medida siempre es una magnitud expresada en divisas"
¿Y por eso el dinero tiene que ser malo? La generosidad, la caridad o la justicia social son virtudes, y no son malas por expresarse en divisas, luego el problema no es el uso del mal dinero sino el mal uso del dinero.
"Pensad que a veces algún progre tiene razón en alguna cosa".
Es esa una afirmación gratuita que está sin demostrar. Desde luego, si algún día llega a demostrarse, ese día no ha sido ni por asomo hoy.
El dinero no es más que un medio de intercambio de bienes, por mucho cuento que algunos le quieran echar. Como tal, es una herramienta poderosa y versátil que, como pasa con todas las herramientas poderosas y versátiles, es susceptible de todo tipo de usos, buenos y malos; legítimos e ilegítimos; moderados y abusivos.
Tal vez sea poco ortodoxo citar un comic aquí, pero hay una muy buena frase que resume el código de valores de Spiderman: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".
El dinero confiere a quien lo posee un gran poder, y es ese poder (como cualquier otro) el que corrompe y el que obliga a la responsabilidad de administrarlo bien y darle buen uso.
Un saludo.
"Los modernos avances en electrónica e informatica hacen posible el intercambio de mercancías sin necesidad del dinero."
¿Ah si? ¿Y cómo? ¿Cómo se valoran esas mercancías?
Quiero decir, imagine que acabamos con la moneda. Perfecto, ya no hay euros ni dólares ni nada.
Ahora póngase a comprar y vender. Por mucho que se empeñe en tecnificar el asunto, necesitará valorar lo que compra y vende, y para eso necesitará usar una unidad de intercambio.
Así, necesariamente habrá que instaurar los bitcoins (estos ya existen) o los créditos, los puntos, los minutos (de banco de tiempo) o las unidades de banco de favores, porque seguirá siendo necesario valorar los bienes y servicios de modo que los intercambios puedan hacerse según una medida estándar.
Y todo eso, siento decírselo, ES dinero.
¿O no se ha dado cuenta de que no es el hecho físico de los billetes y las monedas lo que corrompe?
PD: tengo bastante claro que quienes abogan por necedades como "suprimir el dinero", simplemente ignoran lo que es el dinero y las funciones que cumple en la sociedad.
Y si saben de lo que hablan, que nos iluminen explicando qué sustituiría al dinero, cómo sería esa sociedad idílica no-económica.
Un saludo.
se enreda usted con las palabras con el solo objeto de resultar despectivo y desagradable, aunque me temo que ni siquiera ha llegado usted a entender aquello que presumiblemete está rebatiendo. No tengo ganas de discutir con alguien así. Mi postura está dicha.
Sencillamente, en vez de dinero tarjetas de consumo personales e intransferibles. Nada de compraventas de mercancías, sino entrega de bienes de consumo o de producción, mediante tarjeta de consumo personal, a cambio de trabajo.
El valor de un bien vendría determinado por lo que cuesta mantener un nivel de vida digno en todos los que han participado en su producción. Y el nivel de vida digno u honesto no vendría valorado en dinero sino en los bienes en especie que son necesarios para mantener dicho nivel de vida digno.
Es decir, una economía de valoración directa de los bienes en razón del coste vital, real y honesto de lo que cuesta producirlos y no de una valoración monetaria especulativa dictada por el productor buscando la mayor ganancia posible.
Dinero no es sólo lo que se usa para el intercambio de las mercancias sino una mercancía en sí mismo, que se puede comprar y vender por un interés o precio.
Las tarjetas de consumo personal se usarían para intercambiar bienes por trabajo, pero no serían una mercancía ellas mismas, no se podrían comprar ni vender, serían personales e intransferibles, ni generar ningún tipo de interés ni plusvalía. Por eso no serían dinero propiamente hablando, aunque servirían para adquirir bienes en especie a cambio de trabajo.
El dinero es esencial a un cierto tipo de sistema económico en el que ciertas clases sociales elevadas explotan y se aprovechan de las clases más bajas.
Pero en un sistema sin explotadores ni explotados el dinero no sólo no sería necesario sino contraproducente.
Ahora bien si para Vd. no hay más sistema económico que el capitalista o el comunista bolchevique, entonces no entenderá nada de nada.
Estos dos sistemas históricos han fracasado. El capitalismo aún sobrevive, pero mostrará que también es incapaz para una distribución justa de la riqueza y que llegado a un cierto punto de saturación se convierte en generador de pobreza y miseria.
Tenemos que ir pensando en un sistema nuevo que sirva realmente para erradicar el hambre y la miseria en la que vive gran parte de la humanidad mientras otros viven insultantemente en el lujo y la opulencia.
El dinero es un instrumento que da enormes facilidades a todos los grandes criminales mafiosos, especuladores financeros, acumuladores injustos de riqueza, evasión de impuestos en paraísos fiscales, etc.
Una sociedad moralmente avanzada y progresista debería culminar con la desaparición o derogación del dinero. Mientras exista el dinero estaremos en una sociedad subdesarrollada desde el punto de vista de la moral económica por muy desarrollada que esté desde el punto de vista tecnológico y político.
No me he explicado bien. Cuando hablo de los modernos avances en electrónica e informática, no me refiero al dinero de plástico, tarjetas de crédito o de débito, etc. que ya existen y todos conocemos, sino a tarjetas electrónico-ínformáticas de consumo personal a cambio de trabajo.
También yo estoy en contra del dinero de plástico, pues por muy de plástico que sea no deja de ser al final dinero, pues su uso supone transacciones monetarias al menos en apuntes contables.
Soy enemigo del dinero y voy a hacer todo lo éticamente posible por derogarlo, pues creo que sus daños son mayores que las ventajas que produce y que habría otros medios para conseguir sus ventajas sin necesidad de sufrir sus inconvenientes.
Soy consciente de que la supresión del dinero supone una sociedad moralmente avanzada y progresista en el bien. Pero si la sociedad se instala en el inmovilismo moral y la tibieza ética, le parecerá que no es necesario derogar el dinero sino todo lo más darle una cierta regulación que los señores del dinero acaban burlando mediante paraísos fiscales y multitud de tretas y subproductos legales, societarios y financieros.
Cristo tenía un bolsa con dinero, pero seguro que jamás utilizó dicho dinero como mercancía, prestándolo a interés, sino para adquirir las cosas en especie necesarias para la subsistencia de Él y sus discípulos.
El mismo Cristo nos dijo que "seamos perfectos como el Padre celestial es perfecto", con lo cual condena en nosotros toda tibieza ética e inmobilismo moral que se conformaría con la existencia del dinero pasando por alto los grandes males que produce y la necesidad urgente de sustituirlo por otra cosa que tenga los bienes que tiene el dinero pero ninguno de sus muchos males.
El mandato de Cristo a la perfección moral nos obliga a intentar derogar el dinero, a intentar que no exista. No seamos también en esto tibios y conformistas. Tal vez no lo logremos nunca, pero debemos moralmente intentarlo, pues no podemos instalarnos en la tibieza moral y el inmobilismo ético en materia económica.
Claro que esta lucha en contra del dinero va directamente en contra de los valores del mundo, uno de los cuales y principalmente es el dichoso dinero.
Ya veo. Lo que vd propone es, básicamente, la cartilla de racionamiento pero en formato digital para que no haya quien se escape.
En esas cartillas se harían apuntes contables con ingresos y gastos en una unidad arbitraria establecida por el gobierno (tiene que haber un gobierno porque alguien -que no sea la libertad de los malvados ciudadanos- tiene que estandarizar los apuntes: ni vale una hora de trabajo lo mismo que ocho, ni vale una hora de recadero sin estudios lo mismo que una de piloto de aviación).
Lo mismo pasa con los bienes a adquirir con la cartilla: no vale lo mismo una caja de cerillas que un televisor o un coche. El importe en "puntos de cartilla" sería determinado -supongo- por el gobierno.
Y ese mismo gobierno sería quien -cómo no- determinaría qué necesita cada cual para tener un "nivel de vida digno u honesto", conceptos esos de dignidad y honestidad que el gobierno se ocupará de concretar. No se puede permitir que eso lo determine cada uno libremente porque, ya se sabe, sólo queremos abusar todo el día.
De hecho, el gobierno debería también llevar un exhaustivo control de lo que cada cual posee en cada momento, no sea que a alguien se le ocurra prosperar ilegalmente a base de trueques, naturalmente sin pagar los preceptivos impuestos.
Naturalmente, eso para el pueblo.
El Estado necesitaría una enorme cantidad de recursos para poder realizar eficazmente su labor de "protección y guía" del pueblo, amén de una numerosísima Nomenklatura que permita la presencia estatal en cada rincón. Lógicamente, los miembros del gobierno y sus delegados necesitarían algo más de "libertad", porque si estuviesen limitados de la misma forma que los demás, no tendrían suficiente capacidad como para dirigir debidamente las vidas de los demás.
Inevitablemente habría algunos insolidarios inconformistas que no estarían dispuestos a vivir limitados por lo que otros han decidido que deben poseer. Estos buscarán formas de escapar al control gubernamental, o bien de corromperlo para obtener su favor (y no pocos de los privilegiados que controlan el sistema serán debidamente "receptivos" a estas propuestas).
Sí, sí, ya veo por dónde va su "Utopía", su "sociedad moralmente avanzada y progresista".
¿Sabe? Eso ya existe en unos cuantos países que aún no han logrado liberarse de sus gobiernos progresistas. La única diferencia es que, debido a la pobreza y falta de recursos, las cartillas son de papel y las anotaciones van con boli y selladas con tampón de latex o timbre adhesivo. De hecho, diga lo que diga la cartilla a menudo no hay quien consiga cosas como papel higiénico, jabón o incluso comida.
Casualmente, este tipo de progreso ha provocado siempre la más horrenda miseria y muerte que ha conocido la Historia, aparte de fomentar cosas como el surgimiento espontáneo de monedas improvisadas que escapan al control gubernamental o las oleadas de emigrantes que arriesgan sus vidas para escapar de ese infierno, aunque en el camino haya minas explosivas, vallas electrificadas o tiburones hambrientos.
Lo dicho: fantasías de ignorantes.
PD: No crea que se me ha pasado por alto el término "progresista" en el último párrafo. No es más que la guinda de su fétido pastel de... ejem... que hay niños delante.
Un saludo.
Claro que su postura está dicha: asumir pose indignada cuando se le ponen delante sus propias incoherencias.
Reconozco que tal vez no haya entendido debidamente su postura, cosa que no resulta extraño dado lo contradictorio de la misma. Tal vez si se explicase algo mejor y esta vez sin contradecirse a cada párrafo...
El caso es que sí entiendo lo bastante de economía como para saber que sus críticas son, en general, descabelladas e ideologizadas (aunque ciertamente menos que las de Pepito, al menos por ahora), motivadas no por un interés evangélico sino por una mezcla de desconocimiento enciclopédico de la economía real y de conocidísimas soflamas progresistas cuya finalidad es netamente destructiva.
Así pues, aduce vd que el dinero tiene por naturaleza pervertir, afirmación que no argumenta, aunque sí repite machaconamente.
¿Puede aclararnos a quién quería pervertir el que inventó el dinero? ¿O más bien surgió para organizar las cosas, flexibilizar el comercio, fomentar el desarrollo, facilitar el reparto justo de tareas, tasar bienes y evitar el fraude? ¿Sabe algo de la relación entre el dinero y el precio, y entre el precio y la eficiencia en el uso de los recursos? ¿Cómo determina vd si un impuesto, una herencia o un lucro son justos o injustos? ¿En qué se basa para juzgar? ¿Condena vd por inmoral la totalidad de una economía en la que se producen algunos abusos (normalmente tipificados y perseguidos), aunque se trate de hechos minoritarios y en general todos prosperen en esa economía?
También aduce que los últimos pecados que claman al cielo son de carácter económico, y de ahí deduce que el dinero es malo. El problema es que sólo el último de los pecados que cita, el del asalariado, es un pecado de tipo económico (los anteriores versan sobre el esclavismo, el maltrato, el sexo, etc), y queda claro que en ese pecado de explotación la culpa no la tiene el dinero: la solución para no ser explotador es, precisamente, pagar como Dios manda, con dinero contante y sonante.
Por último, resulta vomitivo que compare la degeneración sexual que defiende la progresía (genocidio abortista incluido) con la postura justa de la Iglesia respecto al dinero, del que condena el mal uso pero no su existencia misma.
Pero no afirmo que todo lo que vd decía sea falso. Es cierto que el discurso de la Iglesia es como el de la progresía pero al revés: el de la Iglesia es sensato, honrado, bondadoso, racional, realista, verdadero, caritativo, humano, justo.
El de la progresía es justo al revés.
PD: Si le ofenden las verdades, se siente.
Un saludo.
Como dice Jesús, no es malo lo que entra en el hombre (referido a la comida), sino lo que sale de su corazón: envidias, orgullo, etc.
Cierto, el Papa ha comparado el edificio moral de la Iglesia como un castillo de naipes. Desde el prejuicio ignorante puede parecer que eso lo describe como algo débil e inútil (claro, sólo lleva funcionando unos insignificantes dos milenios, y los que le quedan), pero esa interpretación absurda sólo puede darse desde esa ceguera voluntaria.
Esas palabras del papa tienen un contexto, que sistemáticamente es hurtado por los mentirosos habituales para jolgorio de sus necios seguidores. En ese contexto se dice que las enseñanzas de la Iglesia no pueden intentar transmitirse desestructuradamente, porque de hacerlo así el edificio entero caería como un castillo de naipes.
¿Qué caracteriza los castillos de naipes? Que su estabilidad se debe a que unas partes se apoyan en las otras y que, por tanto, la estructura sólo puede existir se se comporta como un todo. Si se rompe su estructura, todo pierde su apoyo y cae.
La doctrina es, pues, así: forma un todo coherente que debe transmitirse sin romper las conexiones entre unas enseñanzas y otras, porque si se intenta enseñar ignorando esas relaciones, cada parte pierde el apoyo de las demás, desaparece el todo, se pierde el sentido y, finalmente, lo que se ha conseguido transmitir es algo muerto, sin sentido, un montón amorfo de recetas incapaz de inspirar Fe en quien lo ha recibido.
De eso habla el Papa: no de la debilidad del anuncio de la salvación que predica la Iglesia (del que dice el Papa que "No hay nada más sólido, profundo y seguro que ese anuncio", palabras textuales que se le han hurtado), sino de cómo transmitirlo manteniendo su integridad y su frescura para no hacer más mal que bien.
PD: si no le gusta la metáfora del castillo de naipes, pruebe esta otra:
(AVISO: la metáfora del perrito es algo bestia, lo aviso para los estómagos sensibles)
Un padre de familia anuncia que esa misma tarde va a traer un perrito a casa. Llegado el momento, aparece con una gran caja de cartón, y, ante su primero ilusionada y después horrorizada familia, empieza a sacar de ella el cadáver descuartizado del animal repartido en bolsitas.
A los demás, esa "versión" muerta, troceada y "desestructurada" del perrito no sólo no les ilusiona sino que les provoca un hondo y visceral rechazo. Lo que esperaban, lo que anhelaban, lo que les ilusionaba y pensaban que les iba a acompañar por muchos años era el perrito vivo, divertido, cariñoso, entero.
Y lo peor es que probablemente en lo sucesivo jamás querrán tener contacto con ningún otro perrito, tan grande es la herida.
Con la doctrina pasa lo mismo: es algo vivo e ilusionante que muere y causa rechazo al descuartizarse, cayendo como un castillo de naipes.
Un saludo.
En primer lugar Vd. describe una situación de "imposición" desde el gobierno. No se trata de eso, sino de proponer a los ciudadanos un nivel de vida honesto y realista que sea conforme al bien común de todos a tenor de los recursos económicos disponibles y éstos libremente decidirían y se comprometerían o no a ajustarse a dicho nivel de vida honesto.
Claro que en el caso de no ser aceptado por los ciudadanos dicho nivel de vida honesto, el político no debe imponerlo sino dimitir y tratar de seguir convenciendo a los ciudadanos de la necesidad de ajustarse a dicho nivel de vida que posibilita el bien común de todos.
Es obligación de todo gobierno conseguir el bien común y ello es imposible dejando al mero arbitrio de los individúos el nivel de vida que desean vivir. Dejar que el individúo por sí solo determine su nivel de vida honesto es la ley de la selva.
Ello debe de hacerse en cooperación solidaria entre el individúo y el gobernante teniendo en cuenta los recursos disponibles con los que se deben satisfacer a todos.
Tiene que haber correcciones del que tiene a su cargo el bien común para que los niveles de vida elegidos por los individúos no sean tales que se opongan y hagan imposible el bien común de todos.
Bien, lo que Vd. propone es seguir básicamente como estamos, que algunos individúos tengan niveles de vida de lujo o de superlujo, viviendo de modo insultante su opulencia, mientras muchos carecen de lo necesario para vivir con dignidad.
Insisto, el nivel de vida económico no puede ser dejado exclusivamente a la libre iniciativa del individúo, sino que tiene que ser un acto político ordenado al bien común en el que tanto el individúo como el gobernante tienen que tomar parte.
Uno de los grandes errores del sistema capitalista es dejar al mero arbitrio de los individúos fijar su nivel de vida, según el libre juego de la oferta y la demanda, confiando en un buenismo de la libertad individual que la realidad se encarga tozudamente de desmentir.
De hecho, muchas conversiones se han obrado sólo por cosas tan incompletas como una frase suelta leída al vuelo de una Biblia abierta.
Pero confío en que se entienda a qué me refería: un todo completo, vivo y armonioso puede percibirse como lo opuesto al agregado de sus partes, si éstas se presentan inconexas, apagadas, inmotivadas. Lo primero fascina; lo segundo, en el mejor de los casos, deja frío.
Un saludo.
Lo que vd propone es comunismo, pero más exacerbado de lo que se ha llegado a padecer hasta la fecha (que no es poco, ya que acumulan entre 100 y 200 millones de víctimas).
Propone un dictador que controle y planifique toda la economía, capaz de decidir los bienes que cada persona puede o no poseer, la abolición de la propiedad y la iniciativa privadas, la prohibición de las libertades individuales, la persecución de la economía...
Pero en un ramalazo de buenismo ñoño y pueril sin precedentes, supone que ese dictador totalitario con pulsiones esclavistas va a "proponer" su programa al pueblo y, si éste elige que no quiere perder todo lo que posee, va a dimitir discretamente para dedicarse a dar conferencias sobre las bondades de su "propuesta".
Y encima, después de ese mal viaje lisérgico, aún tiene la desfachatez de acusar de "buenismo" a las libertades individuales sobre las que se asientan los sistemas económicos de libre mercado.
Para que se entere, lo que vd propone no es elevar la condición moral de las sociedades: vd propone imponer un esclavismo puro y duro, un Gulag totalitario, la ruina y la desgracia para todos.
Un saludo.
Acabamos de darnos cuenta de que vd no necesita su ordenador o smartphone para llevar una vida digna y honrada, pasarán a recogerlo cualquier día de estos. Como tampoco hay razón para que vd disfrute de beneficios burgueses tales como una cuenta bancaria, en breve le embargaremos la que figura a su nombre en el recientemente nacionalizado Banco X y le haremos entrega a cambio de su nueva Cartilla Personal de Ciudadano Digno, Honrado y Feliz, que le recomendamos que no extravíe.
Para una vida digna y honrada no necesita vivir en una casa de su propiedad, de modo que será reubicado próximamente en un albergue comunal. Espere en su domicilio actual hasta que se persone un funcionario a tomar posesión del inmueble y a indicarle dónde se encuentra el albergue (no se moleste en empaquetar los muebles, que se quedan en la casa). Cuando llegue al albergue, el funcionario encargado le indicará cómo solicitar los 800KWh de electricidad y 1200 kilocalorías/día que se le han asignado.
Dispondrá de un balde donde lavar su ropa en el patio del albergue. Nuestros expertos han llegado a la conclusión de que, para cubrir los requerimientos de dignidad y uniformidad (a fin de no discriminar a nadie), la ropa que deberá usar constará de pantalón vaquero (2 juegos), botas (2 pares), camisa (3 juegos de verano y tres de invierno), jersey de lana (uno de verano y otro de invierno), chaquetón forrado con capucha, gorro con orejeras, guantes y diez juegos de mudas (compuestos de camiseta, calzones y calcetines), todo en verde militar para la parte de arriba, azulón para la de abajo, blancas las mudas y marrón para el calzado.
En breve recibirá una carta certificada en el albergue por la que se le notificará a qué puesto de trabajo social se le ha asignado. No olvide llevar su Cartilla, ya que en ella es donde le sellarán los créditos/hora trabajados cada día.
A su debido tiempo le diremos con quién debe emparejarse para mejor servir al bien común con hijos fuertes y sanos que aporten su trabajo a nuestra recién nacida sociedad feliz.
Por cierto, no intente buscar formas de aumentar ilegalmente sus asignaciones, ya que nuestro gobierno ha puesto en marcha un programa de tolerancia cero para con los delitos de insolidaridad social. Tenga por seguro que no faltan quienes necesitan su habitación del albergue.
Bienvenido a su sociedad ideal, esperamos que disfrute la estancia.
Firmado: Primer Ciudadano de Nueva Utopía.
Un saludo.
Relea mis intervenciones. Relea las suyas. recapacite: usted no está bien.
No ofenden ni las verdades, ni usted. No puede.
Quiere usted retorcer mis argumentos, pero no le sale. Cuando yo hablo de vida digna digo exactamente eso, una vida acorde con la dignidad de hijos de Dios. Es decir, una situación económica que permita tener una vivienda digna, una educación adecuada y abierta a todos los que muestren un esforzado deseo de obtenerla; una alimentación digna: una vida digna.
No digo que quien no disponga de esos medios sea indigno, sino que no puede llevar una vida acorde con la dignidad que el Señor le ha otorgado. Comprende la diferencia?. Me parece fácil.
Queridos amigos: con lo clara que es la doctrina de la Iglesia, por qué manejan algunos con tanta alegría utopías irrealizables o, simplemente, conceptos demagógicos. Se ha dicho por varias personas que el dinero no es bueno ni malo en sí mismo, como tantas otras cosas, que todo depende del uso que de él hagamos. Naturalmente.
Otro grupo de personas acepta el dinero, pero siempre que sirva exclusivamente para adquirir lo imprescindible: no marisco, ni vino de calidad ni otras cosas. Vivan como quieran, pero díganme: les han hecho algo mis amigos mariscadores gallegos que con gran esfuerzo, humedades incluso riesgo de su vida obtienen del mar sus exquisitos productos?. O los buenos bodegueros de Rioja o Ribera de Duero, no tienen derecho a obtener beneficio legítimo por su exquisito trabajo?.
Podemos volver al Evangelio: el Señor destaca el gesto de una mujer que ha derramado sobre sus pies un carísimo perfume de nardo. Recuerden el pasaje. Alguno me dirá que eso es un párrafo intercalado no sé cuando. Como quieran.
Claro, claro. Lo que pasa es que yo estoy mal, conocida evasiva ad hominem.
No tiene nada que ver que vd no argumente su falsa afirmación gratuita de que "el dinero tiene por naturaleza pervertir".
Ni tiene nada que ver que vd no argumente su acusación de que "todo el discurso del post de hoy es suavizar la escritura, tamizarla, interpretarla, hacerla más accesible", agravada al afirmar la barbaridad de que el post es "lo mismo que hacebn los progres con la moral sexual, pero con las riquezas y el dinero.".
Ni que no argumente por qué se escandaliza de "Decir que el dinero ganado honradamennte (equiparando "legal" a "honrado", ¡santo Dios!) es bueno."
Ni por qué una referencia en el Catecismo a "la actividad económica" no tiene nada que ver con el dinero cuando la cita la hace Luis Fernando, pero sí tiene que ver cuando la emplea vd.
Ni cómo determina vd que los "impuestos, herencias o lucro" son "injustos" o no lo son.
Ni conforme a qué moral todo lo anterior, que no ha argumentado sino sólo enunciado, tiene por qué conformar una "actividad económica inmoral".
Y mucho menos nos aclara qué sería para vd una "actividad económica moral", ni cómo serían justos los famosos "impuestos, herencias y lucro".
Ni por qué aduce vd de los pecados que claman al cielo que "Todos los últimos son pecados de codicia cuya medida siempre es una magnitud expresada en divisas". ¿Cuáles son esos "todos los últimos"? Yo sólo veo que sea económico el último, y ahí el dinero no es el problema sino la solución.
En todo lo que ha escrito, vd no ha argumentado nada en absoluto: se ha limitado a despotricar contra algo que, probablemente porque no lo entiende, a vd le cae mal.
Sólo hay una cosa, de todo lo que ha dicho, que suena mínimamente a argumento: se trata de la mención a la "codicia".
El problema es que "codiciar" significa "Desear con ansia las riquezas u otras cosas" (DRAE), de modo que lo característico de la codicia es el "deseo con ansia" y no el objeto de ese deseo, con lo que su conato de argumento sucumbe antes de llegar a presentar batalla: el argumento de la codicia no aplica sólo al dinero sino al afán desmedido de cualquier cosa que se pueda poseer.
Así pues, ¿responderá vd alguna vez o seguirá en su línea pueril de despotricar e insultar sin ton ni son, como hasta ahora?
Un saludo.
La iniciativa privada no es verdaderamente libre por el mero hecho de ser privada o ejercida por el sujeto individual, sino que es libre si se adapta a la verdad y al bien, al bien común incluído.
Desgraciadamente, la experiencia demuestra que la iniciativa privada no siempre cumple estos requisitos de estar ordenada a la verdad y al bien sino que es esclava del egoismo del sujeto en detrimento del bien común.
Yo no trato de anular la iniciativa privada, ni la verdadera libertad del individúo, ni la propiedad privada, sino que pido que éstas se ordenen y ajusten al bien común para que todos sin excepción ni exclusiones puedan tener en la sociedad un nivel de vida digno y no suceda como ahora que hay amplios sectores de población excluídos mientras algunos disfrutan de altos niveles de vida insultantes.
No creo que sea tan irracional y perverso que el político, que tiene la obligación de trabajar por el bien común de todos, proponga democráticamente a los ciudadanos no pasarse de un nivel de vida honesto y realista, que sea conforme al bien común de todos, con arreglo a los recursos económicos disponibles, y que los ciudadanos libremente lo decidan.
Lo que no puede hacer un buen político es dejar a la entera libertad del individuo privado que fije el nivel de vida que le parece bien, pues el individuo privado no es siempre realmente libre sino esclavo de su egoismo personal, el cual si se deja campar a sus anchas, sin la debida corrección y orientación al bien común por parte del político, degenera en una situación de malestar para cada vez más amplios sectores de la sociedad.
En una sociedad civilizada no se deberían permitir aquellos niveles de vida que fuesen incompatibles con el bien común de todos. Y en esto es una de las cosas en las que falla el capitalismo.
Lo cual no quiere decir que yo esté a favor del comunismo bolchevique, ateo, materialista y totalitario. Pero tampoco de un sistema que exalta indebida, irresposable e imprudentemente las supuestas bondades de una iniciativa privada que la mayor de las veces la realidad nos demuestra que no es una iniciativa privada libre sino esclava del egoismo.
Los capitalistas caéis en un buenismo pelagiano, considerando que la iniciativa privada del individuo, por el simple hecho de serlo ya es sufiente buena de por sí y capaz de conseguir el bien común. Y la realidad tozudamente nos demuestra que no es así.
Y el dinero consigue muchos bienes, pero también causa muchos y graves males. Por tanto en una actitud moral de progreso y no de inmobilismo ético conformista, habría que procurar encontrar otro medio que causando los bienes que causa el dinero evitase sus grandes males.
Si nos alegramos de que haya avance en la ciencia y en tecnología, también es deseable que haya avances en lo ético y moral, dejando de lado instrumentos como el dinero que, aunque causan muchos bienes, también originan muchos males, y sustituirlo por otros instrumentos económicos que tengan las ventajas del dinero pero no sus grandes inconvenientes.
El dinero no es algo connatural a la misma economía, sino un artificio humano que puede y debe ser sustituído por otro que tenga sus ventajas y nos libere de sus muchos inconvenientes.
Don José,
¿Me podría usted decir cómo va una persona con un sueldo modesto a fijar "el nivel de vida que le parece bien"? Por supuesto, me refiero a fijar objetivos que sean realizables, porque, claro, yo podría fijar un nivel de vida que me permita tener una mansión con dos piscinas, una de verano y otra de invierno, viajar todas las semanas al Caribe, como Curro, alojarme en hoteles de lujo... pero me parece que con mi modesta economía va a ser que no.
Para usted la perra chica. Y nunca mejor dicho.
D. Jorge: Solamente para comparar la homilia con la de otro pastor.
El dinero enferma el pensamiento y la fe y nos hace ir por otro camino. Lo dijo el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Papa subrayó que, de la idolatría del dinero, nacen males como la vanidad y el orgullo que nos vuelven “maníacos de cuestiones ociosas”.
“No se puede servir a Dios y al dinero”. El Pontífice desarrolló su homilía partiendo de las palabras de San Pablo sobre la relación “entre el camino de Jesucristo y el dinero”. Hay algo “en la actitud de amor hacia el dinero – observó – que nos aleja de Dios”. Hay “tantas enfermedades, tantos pecados, pero Jesús – continuó el Santo Padre – sobre esto subraya tanto”: “la avidez del dinero, de hecho, es la raíz de todos los males”. Posesionados por “este deseo”, constató el Papa, “algunos se han desviado de la fe y se han procurado muchos tormentos”. Y con amargura el Obispo de Roma aseguró: “Es tan grande el poder del dinero, que te hace también desviar de la fe”, es más “te quita la fe: la debilita y tú la pierdes!”:
“El dinero también enferma el pensamiento, también enferma la fe y la hace ir por otro camino. Estas palabras ociosas, discusiones inútiles… Y va más adelante… De eso nacen las envidias, los litigios, las maledicencias, las sospechas, los conflictos de hombres corruptos en la mente y privados de la verdad, que consideran a la religión como una fuente de lucro. ‘Yo soy católico, yo voy a la Misa, porque aquello me da un cierto estatus. Soy bien considerado… Pero por debajo me ocupo de mis intereses, ¿no? Soy un cultor del dinero. Y a este punto dice una palabra, que encontramos tan, tan frecuentemente en los periódicos: ‘Hombres corruptos en la mente’. ¡El dinero corrompe! No hay escapatoria”.
Si eliges “el camino del dinero”, advirtió el Papa, “al final serás un corrupto”. El dinero, continuó, “tiene esta seducción de hacerte resbalar lentamente en tu propia perdición”. Francisco hizo notar que “Jesús es muy enérgico” sobre este argumento:
“‘No puedes servir a Dios y al dinero’. No se puede: ¡o uno o el otro! ¡Esto no es comunismo, eh! ¡Esto es Evangelio puro! ¡Estas son las palabras de Jesús! ¿Qué cosa sucede con el dinero? Al inicio el dinero te ofrece un cierto bienestar. Está bien, luego te sientes un poco importante y viene la vanidad. Lo hemos leído en el Salmo cuando aparece esta vanidad. Esta vanidad que no sirve, pero tú te sientes una persona importante: esa es la vanidad. Y de la vanidad a la soberbia, al orgullo. Hay tres escalones: la riqueza, la vanidad y el orgullo”.
“¡Ninguno – recordó el Papa – puede salvarse con el dinero!”. Sin embargo, observó, “el diablo toma siempre este camino de tentaciones: la riqueza, para sentirte autosuficiente; la vanidad, para sentirte importante; y, al final, el orgullo, la soberbia: es precisamente su lenguaje la soberbia”:
“‘Pero, Padre, yo leo los Diez Mandamientos y ninguno habla mal del dinero. Contra cuál Mandamiento se peca cuando uno comete una acción por el dinero’”. ¡Contra el primero! ¡Pecas de idolatría! He aquí el por qué: ¡porque el dinero se convierte en ídolo y tú le rindes culto! Y por esto Jesús nos dice que no puedes servir al ídolo dinero y al Dios Viviente: o a uno o al otro. Los primeros Padres de la Iglesia - hablo del siglo III, más o menos el año 200, el año 300 - decían una palabra fuerte: ‘El dinero es el estiércol del diablo’. Y es así, porque nos hace idólatras y enferma nuestra mente con el orgullo y nos hace maníacos de cuestiones ociosas y nos aleja de la fe, corrompe’”.
San Pablo, agregó el Papa, nos dice evitar estas cosas, y tender “a la justicia, a la piedad, a la fe, a la caridad”. Y también a la paciencia, “contra la vanidad y el orgullo” y “a la docilidad”. Este, afirmó el Papa Francisco, es “el camino de Dios, no aquel del poder idólatra que puede darte el dinero”. La humildad es “el camino para servir a Dios”. “Que el Señor – concluyó el Obispo de Roma – nos ayude a todos a no caer en la trampa de la idolatría del dinero”.
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Jorge:
Lo malo, dice el papa, es la idolatría del dinero. La IDOLATRÍA, no el dinero en sí mismo.
Cierto, una persona con sueldo modesto bastante tiene con llegar a fin de mes y cubrir sus necesidades más básicas. No hace ni puede hacer gastos superfluos ni permitirse ningún lujo.
Me refiero a niveles de ingresos que superan lo que una persona y su familia necesitan para vivir honestamente. Por ejemplo el sueldo de 200.000 euros al año que Banco Santander le va a pagar al Sr. Rato.
Lo que en resumen trato de explicar es que una sociedad realmente preocupada por el bien común debe de lograr que con los recursos económicos disponibles tengan un nivel de vida digno el mayor número de personas posible.
Se trata de optimizar la administración de la riqueza disponible de tal modo que ésta satisfaga de modo honesto, sin lujos, al mayor número posible de ciudadanos.
Y esa optimización pasa necesariamente por limitar los niveles de vida más altos, ya que siendo limitados los recursos totales disponibles, el exceso en los niveles de vida de algunos ciudadanos supondrá forzosamente la precariedad o incluso la inexistencia de un nivel de vida digno en otros.
Es como si una familia de 4 miembros dispone de una barra de pan de 150 gr., por ejemplo, es evidente que si tres de los miembros se queda cada uno con 50 gr., habrá un miembro de la familia que se quede sin pan.
Por tanto, para que todos los miembros de esa familia disponga de un pedazo de pan digno para poder nutrirse, habrá que limitar necesariamente el máximo que puede comer cada uno.
Así en una sociedad, cuyos recursos económicos son limitados, si queremos de verdad que exista el bien común, es decir que todos vivan con dignidad, habrá que limitar necesariamente el máximo nivel de vida que puede disfrutar cada uno de los ciudadanos.
Como en el sistema capitalista esta medida tan elemental de reparto no se toma, sino que se deja a la libre voluntad de individuo que compita por obtener el mayor nivel de vida que pueda, sin poner un límite máximo compatible con que todos tengan un nivel de vida digno, necesariamente siendo los recursos totales limitados habrá ciudadanos que se quedarán sin poder acceder a un nivel de vida digno o incluso a ningún nivel de vida viéndose precisados a mendigar.
¿Es tan difícil lo que trato de decir? En resumen hay que ponerle el cascabel al gato y los políticos deben incarle el diente a ese melón, aunque a los ciudadanos más potentes no les caiga bien la medida de ver limitado su nivel de vida teniendo que reducirlo a cierto límite compatible con la posibilidad de un nivel de vida digno, sin lujos pero sin carencias importantes, para todos los ciudadanos.
Ya sé que los políticos se hacen los suecos o los tancredos en este tema espinoso pero esencial del cáculo y determinación del nivel de vida máximo compatible con el bien común, y ese mirar para otro lado de los políticos respecto a dicho problema es una de las causas, no la única, de la postración y marginación que sufren sectores enteros de población.
Un político sinceramente comprometido con servir a los demás, es decir, a todos los ciudadanos, repito que debe de mojarse haciendo tal cálculo, proponerlo con luz y taquígrafos a la sociedad y que ésta sea consciente de que los ciudadanos no pueden sobrepasar de un cierto nivel de vida si se quiere realmente que todos vivan dignamente.
En este sistema político democrático no se hace ni se sueña con hacer tal cálculo y medida, ya que está dominado por los capitalistas que no consientes de modo alguno ver limitado sus ingresos por causa del bien común. Y por eso es un sistema político corrompido en su misma raíz, ya que realmente no le importa a los políticos el bien común de todos sino que estén contentos y satisfechos la minoria de los potentados y plutócratas viendo cumplidas sus egoistas y narcisistas expectativas de lucro.
Así pues los políticos nos engañan, pues sus obras nos demuestran que no les preocupa realmente el bien común de todos, pues si les importase verdaderamente le hincarían el diente al problema antedicho, y ni lo plantean, pasando de puntillas sobre tal cuestión.
Con tal de tener contentos a los Botines, Goirigolzarris, Ratos y demás eximios ciudadanos de alto standing, se conforman y viven del dinero público pero sin preocuparse realmente del bien común público.
Mas que servidores del bien público se sirven de lo público para ellos vivir bien, sin meterse en problemas con las clases altas sino teniéndolas lo más contentas posible aunque amplios sectores del pueblo, como las generaciones de jóvenes ninis perdidas, se queden tirados al borde del camino, sin futuro.
Bueno, con esto ya me he explicado. Aquel que lo quiera rebatir, pues que lo rebata. Pero más claro agüa.
Me temo que lo que se cuestiona aquí, en el blog, no es el pecunio de cada cual (es risible que vd pretenda que yo aquí defiendo mi dinero, como si ello estuviese en cuestión) sino la verdad de las cosas.
Y sobre el dinero, con sus virtudes y sus defectos, se están diciendo muchas mentiras infundadas que no proceden sino de la ignorancia y el prejuicio, y que llevan a absurdos como la condena total y absoluta del dinero en sí y la absurda y ridícula propuesta para su abolición.
Pero sí, reconozco que mis comentarios son repetitivos. No puede ser de otro modo cuando me dedico a señalar las falsedades que vd afirma sin argumentar. Como ve, esta vez no me repito citándola.
PD: Cierto, no estoy bien. Estoy un poco acatarrado. Pero el catarro no es lo bastante fuerte como para perder de vista la sensatez, como sí sucede a otros de narices más despejadas y mentes más ofuscadas.
Un saludo.
O sea que según vd, la libertad "verdadera" (siempre poniendo apellidos a los conceptos que se falsean) existe cuando es otro quien decide por uno. Menuda barbaridad.
¿Y la corrupción? Vd afirma que, como el dinero corrompe, hay que quitarlo de las manos de la gente (eso es robo, por si no lo sabe). Una vez robado, propone ponerlo todo en manos del gobernante, de quien supone que será un ente con una sobrehumana inmunidad ante la corrupción. ¿Me puede explicar por qué se supone que el gobernante no se corromperá absolutamente en cuanto se ponga en sus manos el poder absoluto? En toda la Historia humana tal cosa nunca ha sucedido. Muy al contrario, siempre han muerto muchos millones cada vez que alguien lo ha intentado. Aun así, todavía quedan gentes como vd, inasequibles a la tozuda realidad.
Por otra parte, vd se empeña en hacer a la economía de libre mercado (a la que se empeña en llamar capitalismo, aunque eso sea otra cosa) un diagnóstico diametralmente opuesto a su realidad (y encima llama "tozuda realidad" a su absurda ficción que no refleja más que un prejuicio irreal).
Se empeña en afirmar que quienes defendemos el libre mercado por las virtudes que ha demostrado tener, lo hacemos alegando que esas virtudes se basan en que todo el mundo se vuelve beatífico en él, cuando eso no es cierto: la virtud del mercado libre consiste en que alcanza pacífica y fecundamente un equilibrio dinámico entre múltiples fuerzas antagónicas que se contrarrestan mutuamente (o sea, igual a como funciona el Universo, desde la escala atómica hasta la galáctica).
Por si no se le ha fundido la neurona con la frase anterior, le explico que las múltiples fuerzas antagónicas son los intereses particulares de cada uno, que al mezclarse en una sociedad dan lugar a un equilibrio dinámico en el que la mejor forma de alcanzar cada uno su objetivo es siempre más pacífica y colaborativa que violenta y abusiva, y además esa opción se toma libremente porque se comprende que las cosas funcionan mejor así y conviene adaptarse. No hace falta ningún dictador imponiéndolo a punta de pistola: se adopta libremente porque beneficia a todos.
Asi, como cada cual busca su propio beneficio, su propia realización, sus propios objetivos, trabaja para ello, y la forma más eficaz de hacerlo es mediante una mezcla de cooperación y competencia con el resto de la sociedad, cuyo funcionamiento se armoniza y optimiza en esta dinámica.
Y es precisamente cuando aparece algún imbécil que se cree con capacidad de dirigir la economía, que ese mecanismo engrasado y eficiente se va al garete, para desgracia de todos.
Por último, vd idealiza al dinero como un fin en sí mismo, cuando no lo es. El dinero no es más que la mejor forma en que puede realizarse un intercambio genérico de bienes y servicios entre todos, lo cual favorece la especialización del trabajo, la creación de riqueza y la mejora en el nivel de vida de todos.
Le aporto una breves pinceladas de teoría del dinero:
Antes del dinero, estaba el trueque: así, el pescador cambiaba peces por carne y pieles con el cazador. No lo hacía con el fabricante de barcas porque ya tiene una y no quiere otra, de modo que no le interesa un trueque con él. El problema es que, si solo tiene peces y lo que quiere el cazador es una barca, el intercambio entre pescador y cazador es imposible (salvo una compleja reunión a tres bandas con el barquero).
El dinero viene a solucionar el problema representando el valor equivalente de cada una de esas mercancías. Así, el pescador puede vender los peces al barquero, recibiendo a cambio dinero en lugar de una barca; el cazador acepta ese dinero del pescador a cambio de las pieles, ya que sabe que podrá entregar ese mismo dinero al barquero para comprar su nueva canoa. Y en la misma dinámica entra el agricultor, el ganadero, el tejedor, el soldado, el comerciante, el alfarero, el carpintero, el herrero...
Así pues, el dinero es, simplemente, el mecanismo que interconecta a las personas en una sociedad, de modo que su trabajo y sus bienes les sean útiles a ellos y a la sociedad en su conjunto. Como ve, el dinero, en esencia, no solo no es malo sino que cumple una función absolutamente indispensable para la sociedad, que gracias a él se vuelve más eficiente, cómoda y próspera.
De modo que lo que vd propone no es abolir el dinero sino abolir la sociedad. Lo justifica afirmando la ñoñería de que lo quiere es sustituir el dinero por "algo" con sus ventajas e inconvenientes, como si hubiera partidas sin contrapartidas. Pero en cuanto explica sus "ideas", lo que describe es una dictadura totalitaria de la peor calaña, eso sí, vista desde los acríticos ojos obnubilados de un lavado de cerebro.
Hágase un favor: infórmese primero de cómo funcionan las cosas y de por qué funcionan así antes de ponerse en ridículo saliendo con necedades como las que nos ha participado.
Un saludo.
"Bueno, con esto ya me he explicado. Aquel que lo quiera rebatir, pues que lo rebata. Pero más claro agüa. "
Rebatido está desde hace bastante tiempo: vd presenta una dictadura comunista con cartilla de racionamiento como si fuese la de más alta y sublime moral de entre todas las posibles organizaciones sociales (millones de víctimas aparte).
Basa sus absurdas afirmaciones en una ignorancia enciclopédica acerca de lo que es el dinero, de qué papel juega en la sociedad, de cómo funciona un mercado libre y de cuáles serían las verdaderas y trágicas consecuencias de la barbaridad que propone, afirmaciones que adoba con otras que no son ignorantes sino mentirosas como calificar de "verdadera libertad" a las prohibiciones impuestas por un dictador, u otras lindezas parecidas.
Por cierto, ¿qué es el "agüa", con diéresis? Para mí que debe ser algo completamente opaco. Lo digo por su bien, para no agregar una nueva mentira a la larga lista de las que viene diciendo.
PD: ¿No será vd del 15M, verdad? Es que ese discurso tan lisérgico como radical, revolucionario y empapado de odio me suena conocido...
Un saludo.
Quedan claran las respectivas posturas.
Vd. no es partidario de poner un límite a los niveles de vida más altos. En el ejemplo de la familia de 4 miembros y la barra de pan de 150 gr. que puse antes, a Vd. no le importa que, por ejemplo, tres de sus miembros se quede cada uno con 50 gr., aunque ello suponga que uno de sus miembros se quede sin pan.
Incluso tampoco le importará que un sólo miembro de la familia se quede con los 150 gr. de pan dejando a los demás sin comer.
Para Vd. la libertad humana implica que cada cual pueda tener el mayor nivel de vida posible sin importar poco ni mucho si tal nivel de vida es compatible o no con el bien de todos, es decir, con que todos tengan un nivel de vida digno.
Según su actitud nunca será posible conseguir el bien común, aunque desde luego algunos se harán ricos, muy ricos.
Según su postura, la sociedad es ante todo un espacio o ámbito en el que los más capaces, inteligentes o hábiles compiten entre sí por alcanzar el mayor nivel de vida posible, y queda descartado el bien común como objetivo principal a conseguir.
Lo importante, según Vd., es que exista libertad para que los más hábiles se hagan ricos y poderosos y el bien común de todos pasa a un segundo término, queda postergado.
En todo caso el bien común sería, según Vd., lo que graciosamente los ricos quisieran dar a los más pobres y punto. O lo que las instituciones de caridad y benéficas, ya sean públicas o privadas, pudiesen dar a los pobres.
Para Vd.lo importante es competir por ser más rico y no trabajar para que todos tengan un nivel de vida digno, es decir, por el bien común de todos.
Por tanto Vd. prescinde del principal objetivo ético de debe de tener la economía, que no es otro sino lograr el bien común, es decir, que con arreglo a la riqueza disponible tengan un nivel de vida digno el mayor número de personas posible.
Su concepción de la sociedad es darwinista, pues la reduce a ser un mero espacio o cancha en el que puedan competir libremente los individuos para que cada cual se haga lo más rico y poderoso que pueda. Es la selección natural aplicada a lo social y económico.
Según su postura el bien común no es cosa que deba preocupar a los ricos. Ellos sobre todo han de competir lo más hábilmente que puedan por hacerse cada vez más ricos, y el poder político debe de abstenerse de interferir en dicha competición, ni siquiera fijándo un nivel máximo de vida del que los ricos no puedan pasar para que sea posible el que todos tengan un nivel de vida digno sin necesidad de recurrir a la beneficencia pública o privada.
Y por supuesto que a nadie se le ocurra pretender la supresión o derogación del dinero, ya que él facilita enormemente el juego de esa competición egoista y la acumulación de riqueza en poco espacio, así como sustraer la riqueza del control público escondiéndola en los paraísos fiscales.
Mucho me temo que con su concepción darwinista y competitiva de la sociedad y la economía, jamás se logrará el bien común de todos, pues inevitablemente sucederá lo que en el ejemplo de la familia y la barra de pan que puse: que entre sólo algunos se queden con toda la barra de pan y no haya pan para todos.
No me parece muy conforme con la Caridad de Dios ni con la sana Doctrina de la Iglesia el modelo de sociedad y economía que Vd. defiende.
La Caridad y la Doctrina de la Iglesia proponen ante todo, como el principal fin de la sociedad y de la economía, el conseguir el bien común de todos, a fín de que todos tengan los bienes y recursos suficientes para realizarse integramente como seres humanos e hijos de Dios.
Y por supuesto el dinero consigue grandes bienes, pero también causa muy graves males. Hay por tanto que inventar otro instrumento económico que ofrezca las ventajas del dinero y evite sus inconvenientes.
Quedarse conforme con la existencia del dinero es tomar una postura moralmente inmobilista y éticamente tibia.
No sólo cae en la idolatría del dinero aquel que hace mal uso de él, sino también el que defiende su existencia, negándose a sustituirlo por otro instrumento que teniendo sus ventajas no cause sus grandes males.
El progreso moral debe afectar también a la derogación del dinero y a su sustitución por otro mecanismo que no dé tantas facilidades para la acumulación injusta de la riqueza en detrimento del bien común.
No sólo adora al Becerro de Oro quien se postra servilmente ante él, sino también todo aquel que se niega a que se destruya el Becerro de Oro cooperando con ello a que siga teniendo adoradores.
Por último, Nuestro Señor Jesucristo tuvo tal aversión al dinero que ni siquiera lo tocó. La bolsa la tenía Judas. Y cuando la cuestión del tributo al César, pidió que le mostrasen la moneda pero sin cogerla. Y cuando pagó el tributo hizo a Pedro pescar un pez en cuyo interior estaba el dinero para pagar el tributo, pero tampoco lo tocó.
El dinero como muy bien dice Papini es el estiércol de Satanás. Así como es imposible que donde hay estiércol no nazcan moscas y gusanos, es imposible que donde haya dinero no surgan grandes injusticias con grave detrimento del bien común.
Cierto, quedan claras las respectivas posturas: se enfrenta la ignorancia enciclopédica con el conocimiento (nada del otro jueves, pero suficientemente contrastado) y luego pasa lo que pasa: que en su impotencia acaba vd acusando ad hominem a quien no comparte sus disparates ni su visión totalitaria y marxista del mundo.
¿Su ejemplo del reparto de pan? No es más que la clásica falacia marxista que presenta la economía como un juego de suma cero, ejemplo que no refleja la realidad y que ha sido diseñado para despertar odios clasistas contra los que tienen más. ¿Qué tal un ejemplo donde cada cual obtiene su pan fabricándolo o comprándolo y no sólo por concesión graciosa de quien lo aporta y reparte? eso sería mucho más realista y mucho más cristiano ("El que no trabaje que no coma", dice la Biblia).
¿Sus acusaciones de querer el mal al prójimo y defender privilegios? Eso no es más que la clásica pataleta del envidioso a quien no le jalean el poder vivir a costa del trabajo de los demás. Una acusación personal ad hominem, un juicio de intenciones, una calumnia. Lo típico de quien sólo sabe usar la fuerza y no los argumentos.
¿Llamar "libertad verdadera" a la esclavitud, a la negación de la libertad? Demagogia e ignorancia por toneladas.
¿Sus exabruptos contra un capitalismo que ni siquiera sabe lo que es (pero le suena muy feo)? Ladridos que nos indican que cabalgamos.
Sinceramente, su sarta de disparates me supera y, habiendo demostrado que vd no tiene el menor interés en conocer la realidad sino sólo en machacar su espantajo, desisto.
Eso sí, húndase vd solo. Si tan malo le parece el dinero, deshágase del suyo y sufra las consecuencias, pero procure no arrastrar a terceros inocentes en su locura.
PD: Probablemente no se habrá dado cuenta, pero lo que yo defiendo figura en la encíclica Rerum Novarum de León XIII, a lo que agrego algunos conocimientos someros de economía real (o sea, nada de errores marxistas).
Y en esa encíclica, León XIII condenaba a los que, como vd, piden el robo y la esclavitud como si fuesen la solución de todos los problemas y no, como quedó después trágicamente demostrado, un problema inmensamente mayor y más criminal.
Un saludo.
Si va a servir para que deje de deslizar tantas impertinencias y para que abandone el tonillo ofensivo que se gasta conmigo y con el bueno de pepito, lea esto.
RETIRO QUE EL DINERO SEA MALO O LO QUE QUIERA QUE YO DIJERA EL OTRO DIA, QUE YA NI S'E EXACTAMENTE que dije. Pero usted lo sabe de memoria. Pues eso, retirado. El dinero es lo que usted haya dicho. Como no me leo entero lo que usted dice, porque paro en cuanto aparece la primera impertinencia, el dinero es lo que usted diga.
Le ruego que se entretenga dedicando sus larguisimas impertinencias a otras personas. Yo ya le he dado entretenimiento dos d'ias, ya vale.
Vaya, este teclado no me pone bien las tilde.
"El gran problema que el dinero ha tenido y tiene desde que se inventó es que no refleja el valor real de las cosas"
¿Qué es "el valor real de las cosas"?
Un saludo.
Vaya, cómo se pone vd en cuanto se le pide que precise un poco, que sea coherente y que exprese un mínimo de conocimientos.
Para nada pretendo sentar cátedra. El problema es que hay unas cuantas cosas que conozco lo bastante bien como para saber en general cuándo se dicen verdades y cuándo mentiras. En estas cuestiones, si veo que otros afirman que son verdaderas cosas que sé que son falsas, me veo en la obligación de oponerme firmemente a tales afirmaciones, a fin de evitar que terceros desinformados puedan dejarse engañar. Lamento que argumentar y explicar sea siempre más largo que sólo afirmar sin más.
Por descontado, puedo estar equivocado, pero para revisar mis opiniones exijo argumentos y no sólo insultos y soflamas, que es lo único que se me ha opuesto hasta la fecha.
PD: es curioso, pero ahora a hacer acusaciones gratuitas se le llama "no pretender sentar cátedra" y a argumentar describiendo la ínfima calidad de los argumentos contrarios se le llama "ser impertinente".
PD: por lo visto, llamarme entre otras cosas enfermo (al decir que "usted no está bien") debe ser un gesto de una sublime educación por su parte que no logro valorar como es debido.
PD: el dinero es lo que es, no lo que yo diga. Lo que pasa es que yo me he informado antes de hablar, cosa que evidentemente otros no han hecho.
PD: por mucho que lo pinte color de rosa, lo que el "bueno" de Pepito defiende no es más que la implantación de una dictadura totalitaria con su correspondiente confiscación de bienes, estado policial y cartilla de racionamiento. Con "bondades" como esas, para qué queremos a los malos...
Un saludo.
El dinero es injusto porque no refleja el valor real de lo que se compra y se vende con él, incluido el salario que recibe el trabajador. Me explico brevemente. El precio de las cosas está puesto por quien vende. El que vende pone el precio que el comprador está dispuesto a pagar. De modo y manera que quien no tenga el dinero del precio estipulado no puede comprar. La prueba está en la diferencia de precios de un mismo producto (incluido el salario) que existe entre los paises y dentro de un mismo país. El dinero es muy injusto porque quien no lo tiene vive miserablemente deseando tenerlo para vivir como los ricos. El mismo Jesús lo llama "dinero de iniquidad" (Lc 16, 9). Y finalmente el dinero en sí mismo es perverso porque ha ocupado el lugar que le corresponde a Dios.
Por favor, no te dejes impresionar por Alvaro cuando dice que soy totalitario. A algunos les parece totalitarismo lo que simplemente es aplicación de una elemental norma moral: Que nadie viva por encima de lo que permite el bien común de todos.
Puedo estar equivocado en mis ideales de suprimir el dinero y de poner un tope al nivel de vida máximo de las clases altas, que sea compatible con que todos tengamos un nivel de vida digno, pero nunca lo impondría totalitariamente sin antes proponerlo democráticamente y contar con el mandato de la mayoría de la sociedad.
Te felicito por tu paciencia y buen hacer en la polémica que traes con Alvaro.
O mucho me equivoco, o para Alvaro el valor real de las cosas es el que fija el libre mercado liberal capitalista.
Pero eso sí, no se quejan cuando el Estado les concede ayudas y subvenciones a los empresarios capitalistas para vender sus mercancías.
Cierto, el que no trabaje que no coma, San Pablo dixit, y es palabra de Dios adorable y digna del mayor aprecio y sincero acatamiento.
Pero tampoco me parece bien que el que trabaja, por muy importante y bien hecho que esté su trabajo, exiga un nivel de vida que esté por encima de lo permitido por el bien común, porque entonces no dejaría que comiesen muchos que también trabajan, o que si no trabajan no es porque no quieran sino porque no hay donde, al comerse él solito más parte de la que le corresponde del pastel que hay que repartir entre todos.
El que no trabaje que no coma, cierto, pero que el que trabaja no se suba a la parra y deje sin comer a los demás que también trabajan o que si no trabajan es porque no pueden o no hay donde, adjudicándose un nivel de vida superior al que permite el bien común de todos
Es Vd. de los que o Don Juan o Juanillo, es decir, que por ser yo contrario al capitalismo ya por eso tengo que ser marxista bolchevique o castrista bananero y autoritario.
Pues mire Vd., va a ser que no. No soy capitalista ni comunista, sino que simplemente aspiro a una economía católica ordenada de verdad según la Caridad de Dios y no por los egoismos humanos.
Una economía católica debe estar al servicio ante todo del bien común y no del narcisismo egoista de los que son más hábiles o más capaces y mejor trabajan.
A mí me parece bien que el empresario, que tiene empleados a su cargo y otros diversos costes de producción, ingrese las cantidades precisas de dinero para hacer frente a tales costes, pero el mismo empresario personalmente no debe de reservarse para sí, si es verdadero católico, unos ingresos superiores al nivel de vida compatible con el nivel de vida digno para todos.
Ya sé que tal comportamiento empresarial exige virtudes cristianas, que por desgracia escasean en la clase empresarial católica, y ello es una gran asignatura pendiente que habrá que aprobar.
Yo no quiero oprimir a nadie sino simplemente proponer democráticamente una sociedad en que los empresarios sean verdaderamente católicos, imbuídos de un serio y sincero afán por conseguir el bien común de todos y que no lo miren de reojo como algo secundario.
El mismo San Pablo nos dice que "el rico debe de alegrarse o gloriarse en su humillación", es decir, que el rico empresario debe ajustarse al nivel de vida llano y plebeyo que tienen los cristianos ordinarios, y en eso se ve humillado en comparación del alto nivel de vida de lujo o superlujo en que vivía antes de abrazar la Fe.
La Fe tiene sus obligaciones empresariales y hay que descubrirlas, enseñarlas y practicarlas. Un empresario católico debe distinguirse netamente en su modo de vida personal y en su administración de la riqueza del resto de los empresarios ateos y materialistas.
Mi principal preocupación en economía es el bien común, que le voy a hacer, y toda la grandeza tecnólogica y habilidad humana de los empresarios no me hará vacilar para decirles que deben ser humildes y ajustarse al nivel de vida llano y sencillo del resto de los hermanos, aunque para él eso signifique una cierta humillación como dice San Pablo.
Así que una cita de San Pablo por otra, hagamos caso a las dos. El que no trabaje que no coma, pero el que trabaja aunque pueda llevar un nivel de vida alto y ser rico gloríese en su humillación y viva en comunión con sus hermanos ajustándose al nivel de vida honesto y sencillo que hace posible el bien común de todos.
Como dice el lema de Cáritas: "Vive sencillamente para que otros puedan sencillamente vivir." Y esto debe valer también para empresarios y ricos católicos.
Observo con preocupación que sigue Vd. empeñado en defender la existencia del Becerrillo de Oro, el dichoso dinero, y le sugiero que lo piense más detenidamente.
No lo dude, el dinero nos tiene atrapados por el brillo de una cierta eficacia, que indudablemente tiene, pero ese brillo nos ciega para no ser ecuánimes y no nos deja ver los grandes males que produce, así como los más grandes bienes que podríamos conseguir si fuésmos capaces de hacer una economía sin dinero.
Ese paso, de una economía del dinero a una sin dinero, debería ser uno de los distintivos de una economía verdaderamente católica. Pero el estiércol de Satanás nos ciega con su falso brillo.
Yo por mi parte renuevo mi renuncia a Satanás, a sus pompas, a sus obras y a su estiércol (el dinero) y me entrego a Jesucristo y a su Iglesia y al bien común de los hermanos y de toda la humanidad para siempre.
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