De confesiones, horarios y estar en el confesionario
Cada vez que aparece el tema del sacramento de la reconciliación, vulgo lo de confesarse, suscita un clamor entre los fieles que se quejan de la poca facilidad que encuentran para acercarse a este sacramento. Muchos templos directamente carecen de horario de confesiones y en no pocos se resuelve con un “estamos disponibles, avisen”.
Para la gente no es nada fácil. Llegan a la iglesia, y cerrada. Van al despacho y encuentran a un sacerdote quién sabe si atendiendo a una persona, charlando con los catequistas, organizando las flores del domingo o hablando por teléfono. Comprendo que es una heroicidad plantarse en medio para decir que si confiesa… No digamos si está el sacerdote en la sacristía con los lectores, tres monaguillos, el responsable del coro y la señora Rafaela: “que si confiesa…”
Lo útil y cómodo es que haya un horario MUY AMPLIO de confesiones y con el sacerdote en el confesionario, porque eso es lo que facilita al fiel el acceso al sacramento y es además lo que atrae como un imán a los que no pensaban confesarse pero vieron al sacerdote y… acabaron haciéndolo. He de decir que las grandes confesiones suelen producirse justo en esas circunstancias.
En la práctica esto plantea un problema que me gustaría dejar aquí para conocer sugerencias o experiencias de sacerdotes y fieles. O al menos a mí me lo plantea.
Para un sacerdote estar un rato en el confesionario no debería ser problema. Entre rezar el oficio, un poco de lectura, el rosario, algo de oración mental… se te va hora y pico sin demasiadas complicaciones. Pues sin problemas. Se reza en el confesionario y uno está disponible. Pero claro, horas…
Entre que tal vez uno no sea demasiado rezador y que siempre andamos con mil cosas, se me ocurría la posibilidad de tener en la parroquia, en algún lugar cómodo, un confesionario dotado como de una mesita donde uno puede estar trabajando, leyendo, preparando cosas y a la vez disponible para las confesiones. No, no pido una mesa de despacho, ordenador, teléfono, secretaria y ordenanza. Una mesita, un pequeño lugar para trabajar lo cotidiano.
Por eso quisiera preguntar a mis lectores, curas o laicos, si tienen idea de algo parecido. Si la cosa podría funcionar, si conocen experiencias similares. Nosotros ahora estamos en eso dando vueltas a muchas cosas: cómo hacerlo, dónde (junto a la capilla de adoración perpetua, en el templo parroquial)…
Lo que es claro es que el horario de confesiones debe ser más amplio. Pues nos vendrían muy bien sus sugerencias. De manera especial, los que conocen la parroquia y la capilla de la adoración, ¿qué piensan? ¿Donde pondrían el confesionario?
57 comentarios
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Jorge:
Hala...
Carlos
Una buena confesión no consiste solamente en exponer una lista de pecados. El confesor representa a Cristo, actúa en su nombre, y el Espíritu Santo mediante la gracia de estado le inspira los mejores consejos. No podemos renunciar a esto porque nos duelan las rodillas. Y no se trata de confesarse en la sacristía, el penitente tiene derecho a la rejilla del confesionario que protege el anonimato.
Padre Jorge, usted es un párroco que quiere hacer bien su labor, creo que necesitamos confesarnos mucho (como antaño) y hacer además "una pedagogía del Sacramento de la confesión", que entre unos y otros nos lo estamos cargando.
Creo que todas cuestiones que no remitan al PECADO y a la CONVERSIÓN deben abordarse en la sacristía o en el despacho parroquial: las relaciones padres-hijos y de los demás miembros de la familia, las votaciones en las elecciones, las disputas familiares y vecinales,las cuestiones de salud,los problemas económicos, las cuestiones sentimentales... Un amplio horario de confesión en un horario compatible no puede perjudicar a nadie.
La idea de un confesionario compatible con el trabajo de despacho es bastante buena, hoy en dia con una mesita pequeña, un netbook que no cuesta mas de 300€ y conexion wifi se puede hacer cualquier gestión de este tipo sin mayores reformas.
En la iglesia donde suelo asistir diez minutos antes de cada misa entra un sacerdote a confesar y se queda hasta que se confiesa todo el que quiere y si no hay mas gente se retira justo antes del evangelio, no es mucho pero todos sabemos que nos podemos confesar antes de cada misa, lo cual ya es una ventaja.
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Jorge:
Trasladado a la sanidad del cuerpo, la solución es la aspirina colectiva, tenga uno un tumor o una lumbalgia.
Una: Lo mejor es enemigo de lo bueno y más vale pájaro en mano... Quiero decir: lo primero y principal es un horario que sea: claro, amplio, público, bien difundido y...¡respetado!
Dos: Ese horario puede pegarse también abajo, en la puerta de la capilla de la adoración. Indicando dónde está el confesonario y cómo se va.
Tres: Como usted bien dice, esa "hora y pico" se le va al sacerdote en un vuelo si reza, lee, etc. Por lo que yo comenzaría por ahí. Y estaría preparado para ir aumentándolo poco a poco, siempre por delante de las necesidades: es decir, que siempre le "sobre" al sacerdote al menos esa "hora y pico" para sus rezos,una vez atendidos los penitentes.
Cuatro: Todo lo que sea dar sensación de que se está muy ocupado en el confesonario o en la mesita me temo que indirectamente desmotiva al penitente dubitativo. Es importante que el fiel sepa que el sacerdote sabe que lo realmente importante es... ¡su confesión!
Sugiero a todos acudir a San Juan María Vianney para que nos ayude a enfocar y resolver con acierto esta importante cuestión.
Muy cordialmente,
Gonzalo
Ojalá todas las iglesias del mundo funcionaran así.
Todo esto es bueno y conveniente, pero tan necesario o más que ello es que existan buenos confesores y no solo confesores, sean como sean. Así como la mediación es toda una profesión reconocida en la sociedad, con mucho más motivo debe ser poseer una mínima competencia en la mediación espiritual. Es cierto que es Dios quien perdona, que el sacerdote es un mero instrumento de Su misericordia; pero lo hace a través o por medio de una persona: el perdón se realiza mediante un encuentro personal, como no podía ser de otro modo en un Dios que es Persona y que sale al encuentro.
Cuidemos la formación espiritual de nuestros confesores.
A falta de un buen confesor, mis criterios para confesarme, más allá de la necesidad de confesión por la comisión de actos gravemente pecaminosos, son:
1.- Acudir a una iglesia donde sabes que, sea la hora que sea, hallarás siempre a un confesor.
2.- Que el confesor no te conozca de nada.
3.- Si no se acierta a dar con el confesor adecuado, variar siempre de confesor, aun sabiendo que la experiencia de confesión no resulte grata por esa falta de encuentro con aquel.
Trasladado a la sanidad del cuerpo, la solución es la aspirina colectiva, tenga uno un tumor o una lumbalgia.
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-No ha lugar trasladar la absolución de los pecados del alma sinceramente arrepentidos, a la aspirina del cuerpo sea esta colectiva o individual.
-La indulgencia plenaria, como el perdón social colectivo para las gentes de buena fe, es y será potestad de la Iglesia que tiene poder de atar y desatar.
-En tiempos de la Guerra Civil española: ¿no hubo absoluciones generales par aquellos que iban a morir?
- A este respecto del perdón colectivo: ¿Qué diría, cómo obraría la Iglesia Católica si el masacre social colectivo del Holocausto Judío pasado, hubiere sido contra sus propios fieles?
-¿Está segura la Iglesia Católica que no correrá la misma, o peor suerte, que les ocurrió a los judíos?
-En la absolución de los pecados, sea ésta individual o colectiva, quien acierta o yerra no es quien absuelve, sino quien pretende acomodar la ley a su propio interés.
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Jorge:
Las absoluciones colectivas están contempladas en el ritual de la penitencia para casos excepcionales, en ningún caso como medio ordinario para la administración del sacramento.
Todos pecamos ..... y necesitamos encontrar ayuda y cariño . Eso hacía Jesus . Y muchos sacerdotes . Pero hay de todo
Esto de encontrarse en le confesionario a alguien cargado de MISERICORDIA Y PERDÓN amoroso de Dios no siempre sucede ....
Así pues, durante la semana creo que el problema es compatibilizar el horario de confesiones con el horario laboral (nunca se podrá lograr del todo porque siempre hay turnos extraños), teniendo en cuenta que lo normal es que la gente entre a trabajar por la mañana entre las 8 y las 10 y salga por la tarde entre las 6 y las 8, o incluso a partir de las 10 cuando se trabaja en grandes superficies o por turnos de jornada continua (más desplazamientos).
Una circunstancia que parece una tontería pero no lo es tanto: en la mayoría de iglesias se confiesa antes de las misas, pero no después (salvo petición expresa al cura, lo que a veces significa perseguirle un buen rato). Confesar antes tiene la ventaja de que quien se ha confesado puede, a continuación, participar plenamente de la eucaristía, pero hacerlo después tiene la ventaja de que facilita la confesión de aquellos que han acudido a misa a la hora en punto.
¿Más cosas? Pues por ejemplo el problema de cuando el cura debe ausentarse y llega alguien para confesarse. En algunos bares y restaurantes se dispone de pequeños "llamadores" inalámbricos en las mesas para dar aviso a los camareros, que acuden a la mesa que les ha solicitado. Un "llamador" en el confesonario sería algo de lo más útil cuando alguien acude a confesarse y resulta que en ese momento el sacerdote está en otro sitio (sobre todo en parroquias grandes, donde hay que ir más de acá para allá). Con eso, el sacerdote sabría al menos que hay alguien solicitándole, y podría ver la mejor forma de acudir lo antes posible.
¿Dónde poner el confesonario? ¿Y qué tipo de confesonario?
Confesonarios, los hay que van desde una mera rejilla en forma de biombo para ponerla en un banco hasta inmensos armatostes a los que sólo falta recibidor, cocina, baño y portero automático, pasando por los clásicos con sólo reclinatorio a ambos lados y los "empotrados", construidos sobre plano, como si fuesen una garita de conserje dividida por un panel y con dos puertas de cristal esmerilado y visillo, por aquello de la privacidad.
Así, estaría bien disponer de varias rejillas-biombo, instalables donde haga falta (como con las habituales sillas plegables).
Y respecto a los confesonarios fijos, coincido en que es idóneo que dispongan de asientos para quien se confiesa, por si no puede mantenerse de rodillas, y que se ubiquen en el templo principal y, tal vez, en (o junto a) la capilla de adoración.
PD: Hay otra cosa que parece una tontería pero también condiciona no poco las confesiones en las grandes ciudades: que se pueda aparcar bien junto a la iglesia.
...Pero sobre eso poco suele poder hacer el párroco.
Un saludo.
En mi pueblo no hay horarios para ello, el cura llega a la iglesia escasos cinco minutos antes de oficiar y se mete corre que te corre en la sacristia para revestirse, con lo cual poco se puede hacer...Después de oficiar siempre hay gente que va a pedirle misas, o las catequistas, o mil cosas..Complicadito está el tema.
El cura facilita la labor y dice que para confesar solo hay que llamarle por teléfono, que el está siempre disponible( bueno, siempre, siempre...ya será menos...) pero ¿qué quieren que les diga? eso de llamar al móvil del cura para concertar cita, se me hace violento, además que el confesionario está dentro de la iglesia y allí se oficia unos meses al año, el resto se oficia en una capilla para ahorrar recursos y allí como comprenderán ni confesionarios ni nada por el estilo así que si se te ocurre querer confesión en la temporada otoño/invierno...es preciso abrir la iglesia con el consiguiente revuelo y jaleo.
Así que para confesarse o cita previa telefónica ( ergo iglesia = seguridad social) o vaya usted a otra iglesia donde se facilite la labor...Otra cosa interesante es que en sus homilías nuestro cura nunca saque el tema de la confesión, eso ayudaría mucho.
Como dice una señora que conozco...estos curas quitan la ilusión y la fe a la gente ( no será tanto, pero casi, casi...)
Creo que es importante:
- Sacar el horario de confesiones de las horas de misa. Conjugando con confesiones media hora antes de misas...
- Hay otros curas que se sientan en el último banco para confesar. Error, si hay confesionario, al confesionario. La gente joven creen que están rezando y no se acercan para no molestar (es verídico).
- En misas con jóvenes conozco algún caso en el que se ha planteado que haya un cura en el confesionario por si alguien se quiere acercar. Es como todo, la gente se confiesa pero... no escucha la homilía, las lecturas, etc. Yo lo considero un error.
En cuanto a lo del horario, en algunas parroquias he encontrado, sobre todo donde solo hay un sacerdote, laicos que se ocupan de aquellas tareas que no son imprescindibles que el sacerdote las realice, con lo cual el sacerdote, aunque no esté directamente dentro del confesionario, puede estar más libre. En otras hay un pequeño timbre (Carmelitas de Plaza de España, Santa Gema...) al cual llamar si no hay un sacerdote por el templo, y en un par de minutos aparece uno para confesar.
En su caso teniendo la Adoración las 24 horas yo lo aconsejaría poner el lugar de la reconciliación dentro de esa misma capilla, así no tendrían que tener abiertas la iglesia y la capilla, y poner un habitáculo (los hay de cristal con sus puertas y todo, como si fuese (de hecho lo son) una salita y que al mismo tiempo tuviese rejilla.
Si quiere puede pasarse a verlo por Jesús de Medinaceli o por el Santuario de María Auxiliadora de Atocha, que también los tienen.
Un fuerte abrazo. Paz y Bien.
En mi Parroquia hay 2 presbíteros, y algunas veces replican esa forma, pero cuando no es posible, media hora antes de la Eucaristía se van al confesionario.
El confesionarios es un cuartito al que, cuando el beato Juan Pablo II pidio que se usara la rejilla para quien quisiera, se agrego, asi que hay rejilla y silla, y al P. Miguel o al Señor cura, el Padre Federico, siempre los veo con el breviario o alguna revista sobre liturgia y no se van hasta que la Misa acabe... Dios los bendiga y a usted tambien Padre Jorge.
Tomar la decisión de regresar a la Iglesia. Pensar todo lo que debía confesar. Organizarlo por mandamientos para que me fuera más fácil no olvidarme nada, preparar una confesión lo mejor estructurada posible.
Incomodidad, un punto de vergüenza de tener que contar cosas íntimas..., algo de miedo a una penitencia dura... Y por otra parte, deseo de ir a misa y comulgar después de tanto tiempo, conciencia de pecado después de lo que me había pasado y había puesto en marcha mi conversión o regreso.
Al fin una tarde, al salir del trabajo, me fui por el centro de mi ciudad a buscar parroquia sin pensar que después de tantos años había cosas que habían cambiado: ya no era fácil encontrar confesor.
Al final, en una parroquia se decía misa. Esperé al final. El sacerdote abandonaba la capilla rodeado por los fieles. Creo que todo el mundo me miró abordando al sacerdote para pedir confesión. ¿Incluso para los fieles de misa diaria es extraño que alguien pida confesión?
Pues bien, aunque pueda parecer lo contrario, recuerdo con mucho cariño y gratitud aquel día.
Confesarse no es fácil pero si queremos de verdad, encontramos confesor.
Un saludo
No me convence del todo porque requiere que el sacerdote esté en la sacristía y que vaya al confesionario cuando se llama... Y, sobre todo, porque se pierde tanto el efecto llamada que tiene el ver al sacerdote en el confesionario como el signo que supone, de que Dios siempre está esperándonos para perdonarnos.
En cualquier caso, es mejor un confesionario con timbre que un confesionario sin él...
En cuanto al confesionario con mesita de trabajo, yo señalaría que se debe conservar la posibilidad de confesarse con rejilla, aunque también haya la posibilidad cara a cara, y que la disposición sea de tal manera que no parezca que el lugar es para otras cosas y, además, para confesarse... sino lo contrario: es un lugar para confesarse dispuesto de manera que, en los "tiempos muertos", el sacerdote pueda aprovechar para otros menesteres...
Cura rezador, siempre confesor, podría decirse. Un cura celoso del bien de las almas se sacrifica por ellas para que se encuentren con Jesús.
Y con rejilla para los que quieran preservar su anonimato, un derecho de los fieles.
Salvo que se tenga un don especial, lo mejor es lo que ya han escrito otros.
Una pieza, con dos sillas y una mesa en el medio.
En la puerta o sobre ella, un cartel que diga Sala de la Reconciliación, o lo que sea más apropiado.
Que no quepa duda, aunque el sacerdote esté leyendo o escribiendo, que cuando está ahí es para confesar antes que nada.
Y en estos tiempos que corren, prudente puede ser la puerta con ventanitas de vidrio, que se vea para dentro.
Aquí en Barcelona la parroquia que me parece ideal en lo que respecta a confesiones es la siguiente: goo (punto) gl/AKwSdC
En cualquier momento puedes encontrar un sacerdote, aunque pocas parroquias tienen tantos sacerdotes (3 adscritos y 4 celebrantes).
Esta mañana he ido con unos amigos a visitar la iglesia de Santa Ana de Granada. Fue mi parroquia desde que yo tenía siete años hasta los once.
Después del tiempo que llevaba sin visitarla, no me acordaba de los preciosa que es, ni de que su altar estuviera al final de una escalinata; ni de la belleza de sus techos de madera tallada por los musulmanes que quedaron en la ciudad después de la Reconquista; ni de lo preciosas que son todas y cada una de sus capillas, cada una de un estilo arquitectónico distinto.
Pero si me acordaba de que en esa parroquia, siempre había un sacerdote o dos en el confesionario, cuando se iba a la iglesia. Y de que esta permanecía abierta durante todo el día, como las demás iglesias de Granada.
Yo por mi timidez soy incapaz de ir a la sacristía a buscar a un sacerdote, por no molestar. Así que cuando he tenido necesidad real del sacramento y no he encontrado a ningún sacerdote para confesar, me he ido a otra.
Pero la cuestión no es esa, sino la necesidad que tenemos muchas personas de una dirección espiritual, y desgraciadamente eso hoy en día, como dije esta mañana y debido al poco tiempo del que dispone todo el mundo, es un "artículo de lujo".
Así que mientras sigan las cosas como están, seguiré haciendo lo que vengo haciendo hasta hoy. Y espero siempre que Dios me guíe y me ayude en el camino de la vida, para hacer siempre Su Voluntad.
Un saludo afectuoso Padre.
hiperactividad que en los sacerdotes y en la Iglesia en general se ha convertido en una enfermedad. nadie puede estar dos minutos tranquilo , en silencio, con Dios...... porque empieza a entrarles un ataque de nervios, los sacerdotes han olvidado el estar serenos,en silencio para dejar un lugar a Dios en su alma y en su corazon, y asi nos va, a ellos y a nosotros. Un sacrificio insoportable el estar por una hora en silencio en un confesionario,una tortura insufrible ofrecer esa hora a Dios para la salvacion de las almas, funcion prioritaria junto con la Santa Misa para un sacerdote.Uff con todo lo que tengo que hacer, que si aqui que si alli,que si alla,que el computer, el iphone, el ipad..... Pero Padre,....y Dios?,y las almas?. Las almas?.... las almas? pero que es un alma?.... Tendre que buscar en Google
Tenemos en Granada una iglesia, San Emilio, situada en la calle Agustina de Aragón, que fue una de las primeras de la ciudad en acoger al Camino Neocatecumenal. Esta iglesia es algo diferente de las demás, en cuanto a que los bancos no tienen reclinatorio, así es que toda la Eucaristía se celebra de pie.
En esta iglesia hay un confesionario bastante grande, que está metido en una pequeña habitación a la entrada de la iglesia y oculto del resto de templo por una cortina. Esto garantiza la más absoluta privacidad a la hora de confesar. Hay veces que la confesión es no sólo al sacerdote, sino a todo el que esté alrededor.
Buenas noches.
Se dice que la virtud está en el término medio.
Y ahora si. Buenas noches.
Se puede denominar a este sacramento con diferentes palabras, pero el cristiano bien formado no tiene reparo alguno en seguir llamándole como siempre: la CONFESIÓN.
Ya sé que esta palabra a muchos les da “repelús”, y prefieren llamarle “de la reconciliación” u otros nombres, o incluso “de la conversión”. Pero es el caso que el arrepentimiento, la penitencia, la reconciliación, o la conversión en general, pueden darse fuera de este Sacramento, mientras que este Sacramento requiere la “confesión” de los pecados “sí o sí”, y es, justo, el elemento visible con el que CON CLARIDAD entramos en contacto con la Iglesia universal.
Ese elemento es la palabra que reconoce el propio estado y la palabra absolutoria del confesor, mientras que “reconciliación”, “penitencia”, “arrepentimiento”, “conversión”, etc., parecen constreñirse al propio penitente, como si fuera sólo cosa de él: es así como muchos llegan a decir que les basta “confesarse” con Dios, rehuyendo del sacerdote y como separados internamente del resto de la Iglesia.
Esto se evitaría con una buena formación religiosa y una buena educación para el autoconocimiento A LA LUZ DE LO QUE SIGNIFICA PERTENECER (VISIBLEMENTE) A LA IGLESIA UNIVERSAL, no a la luz de la sicología, que es otro campo que requiere otro tratamiento.
Yo creo que los mayores problemas que tenemos hoy día son:
- la catequesis o información CORRECTA de las cosas de Dios y de la Iglesia,
- la formación de las conciencias en su RECTITUD,
- la OBJETIVIDAD en la consideración del sentido de pecado,
- pero sobre todo, el CORRECTO sentido ascético de la vida.
Nos evitaríamos muchos problemas.
Por todo ello, el mayor problema no es el confesionario, sino una ausencia de catequesis con respecto a este Sacramento, el cual, para una conversión es un instrumento o elemento, con frecuencia indispensable para comulgar o para bien morir, pero para la conversión y el perdón no es el único. Los pecados pueden perdonarse de muchas maneras, no sólo con este Sacramento.
Lo importante es revalidar nuestra condición de hijos de Dios, o restaurar y reparar el camino hacia la casa del Padre, camino que no se puede dar por concluido hasta el abrazo definitivo, una vez que hayamos fallecido. En cualquier caso, ha de recibirse una vez al año, en el tiempo indicado por la Iglesia.
En los catecismos de antaño se nombraban nueve maneras de quedar perdonados los pecados “veniales”, como la escucha de la Palabra de Dios, la bendición del sacerdote, el agua bendita, el padrenuestro, el pan bendito, pedir perdón a Dios por los pecados cometidos, la confesión general…
Yo creo que es bueno resaltar el aspecto COMUNITARIO de este Sacramento, llamándole, ¿por qué no?, CONFESIÓN. Se dan las dos “palabras” comunicativas, a la Iglesia o de la Iglesia: declaración de (los) pecados, absolución de (los) pecados).
La confesión siempre será rigurosamente individual, por lo que se debe recomendar vivamente al hermano que requiera una mayor atención o tiempo, que se una a la celebración comunitaria, pero que deje su confesión para el momento adecuado, pues haría excesivamente larga la celebración. Una celebración comunitaria del Sacramento de la Penitencia, ha de ser, por fuerza, para conciencias claras y fluidas, y no para consultas puntuales, salvo que sean muy breves.
Que el Señor nos bendiga
Sobre el confesionario, muchas opciones y creo que todas buenas. Yo suelo ir a un templo grande donde hay algo a lo que yo llamo un "confesionatorio", un salón de unos 5 x 10 metros, con seis confesionarios -a veces todos en servicio-, la imagen del Jesús Nazareno, convenientes carteles para el examen de conciencia, un verdadero lujo.
Pero también he ido a otra parroquia más pequeña donde hay sólo dos confesionarios, diminutos cuartitos donde apenas cabe de un lado el cura y del otro el penitente. Y otra más donde el confesionario es una oficina, con escritorio y todo, y luz afuera para indicar si está libre (verde) u ocupado (rojo). En la parroquia de mi niñez el confesionario era como ver una puerta enmedio de la nada, con la silla del cura de un lado y el penitente al otro, apenas separados por la rejilla. Los de la fila se quedaban lejos por discreción y el penitente tenía que hablar en voz muy bajita.
Yo pienso que el horario antes de Misa es muchísimo más eficiente que el horario "de despacho" por muchas buenas razones. Los horarios de despacho suelen ser en horas hábiles, a las que los que trabajamos nos resulta muy difícil ir. Muchas veces el despacho se usa para funciones distintas a la confesión y las filas se vuelven tediosas, aún con poca gente. En cambio antes de la Misa, ya que uno de todas maneras va, no quita tiempo adicional. Los penitentes van directamente a confesarse y no a platicar, y las filas van más expeditas. Y quizás lo más importante es la certeza del horario. "Antes de Misa" es mucho más fácil de entender y recordar que "martes a jueves de 3 a 5 de la tarde, viernes de 3:30 a 19:30 horas, lunes cerrado".
¿Y por qué tras las bancas del fondo? Es muy práctico. Apenas uno va entrando, de un vistazo sabe si el cura está confesando y si hay fila y cuánta. Mientras uno espera puede participar de la Misa, si ya empezó y los penitentes no le hacemos estorbo al resto de fieles ni nos están mirando.
Perdóneme Padre Jorge, pero este párrafo es lo más desolador que le he leido en mucho tiempo.Pero a la vez, se lo agradezco porque en él están los rasgos que definen la crisis, más bien el abismo por el que está atravesando ahora mismo la Iglesia:
Ausencia de oración y sacrificio.
Ausencia de conciencia de todo lo sagrado, y en el caso que nos ocupa del Mysterium Magnum del sacramento de la penitencia.
Falta de fijeza en lo esencial porque estamos en muchas cosas, pero como decía el Señor "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas pero sólo una es necesaria"Lc 10 38.
Y así nos encontramos misas mal preparadas, confesionarios sin cura y si está, deseando salir de allí como si fuese un "potro de tortura" antes que desgastarlo y desgastarse en el confesionario (Cada día veo tantas Iglesias con confesionarios nuevos, hermosos, pero... sin cura¡¡¡)
Que Dios nos pille confesados a todos.¡¡ (será posible hoy en día esta frase?)
Todo esto lleva a cientos de ovejas a la perdición y desaliento más absoluto...a la desesperanza vital.
Pero, Padre Jorge, por el amor de Dios, ¿tanta tortura es para un cura de hoy estar con su devocionario, o con el rosario, una hora o dos horas en oración?
12 horas al día 6 dias a la semana durante 5 años estuve estudiando lo que no me gustaba porque con ese esfuerzo iba a ganarme el pan en mi casa. Y aquí estoy y no me pasó nada.Ofrecia al Señor ese "pequeño" sacrificio y se me hacía hasta suave pensando en el que Cristo pasó por mi.
¿No pueden hoy los sacerdotes dedicar 1 hora o 2 al día a rezar en el confesionario, o tratar de estar en contemplación del Misterio, aunque tengan el alma como un palo seco, ofreciéndo, en ese caso al Señor, ese pequeño sacrificio para la salvación de las almas?. ¿O es que sólo hay que rezar o confesar cuando uno tiene ganas? ¿O es que hay que ir a misa cuando el alma esta fresca y devota? Entonces yo no rezaría ni iria a misa casi ningún día, y en mi vida no espiritual, ni hubiera estudiado ni ido al trabajo casi nunca.)
Que usted, al que considero y sigo considerando un buen sacerdote, haya tenido ese desliz y ande buscando ideas para un confesionario con todos los extras como si lo que buscase fuese un coche... Madre de Dios bendita¡¡ Que desolación.¡¡
Ya sé que exagero y que su intención es buscar un confesionario con mesita "donde uno puede estar trabajando, leyendo, preparando cosas". O sea, estar, pero que "pase rapido" que hay trabajos más importantes que hacer.Pero me pregunto qué trabajos tienen que hacer o preparar los sacerdotes más importantes que "trabajar por la salvación de las almas". Esperar orantes a la oveja perdida.El mundo y todo lo que gira alrededor de un confesionario, salvo que sea comenzar la Santa Misa, puede esperar ¡por secula seculorum¡.Aunque,con todo el respeto, el mismo Papa estuviese esperando por nosotros a la puerta de la Iglesia,..pues que espere¡¡ Que no es más importante recibir al Papa que estar confesando a la hora debida.Asi cualquier trabajo o "cosa" que no sea estar con cabeza y espíritu en el misterio del sacramento.
Mi querido Padre Jorge, no se moleste, pero ponerse a confesar es algo grande, no es como estar esperando a un cliente en un bar¡¡
El sacerdote, usted lo sabe bien, más que en otro lugar, en los sacramentos es cuando es más alter christus. No es mero ayudante de Cristo, allí es otra vez Cristo, Mysterium Magnum, esperando un alma por la que el Cordero de Dios, ha derramado su preciosisima sangre y fue levantado en la cruz. Este Mysterium Magnum debe llevarnos a esperar a la oveja perdida en actitud orante casi con temor y temblor con ganas o sin ganas, pero no "trabajando" o distraido en cualquier cosa para que "pase rapido". Madre mía que desolación¡¡.
Un abrazo en Cristo Jesús. Y que conste que considero que usted tiene el cielo ganado hace rato. Gracias por exponerse a diario en este blog. Es una heroicidad.
Miserere mei, Deus.
Asperges me, Domine, hyssopo,
et mundabor;
lavabis me, et super nivem dealbabor.
Aun así, creo que es mejor poner ese confesonario cerca, pero no dentro, de dicha capilla.
Por su propia naturaleza, la capilla de adoración es un lugar extremadamente silencioso, de modo que cualquier confesión sería audible para quienquiera que haya en la capilla (y no sea duro de oído).
Puede suceder que la capilla sea lo bastante grande (cosa que no sucede en la parroquia de D.Jorge), o puede instalarse un confesonario bien insonorizado (lo que obliga a que sea grande como para albergar holgadamente a dos adultos, aparte de que la insonorización podría dificultar una adecuada ventilación).
En otro caso, no creo prudente instalar el confesonario en la propia capilla, ya que el silencio de la capilla pondría en peligro el secreto de la confesión, y el ruido de la confesión perturbaría la tranquilidad de la adoración.
Un saludo.
Puede que haya sacerdotes que rechacen el tiempo de confesión porque no les guste, a quienes parezca "un sacrificio insoportable el estar por una hora en silencio en un confesionario,una tortura insufrible ofrecer esa hora a Dios para la salvacion de las almas", pero en una parroquia siempre hay muchas cosas que deben hacerse, y el sacerdote es a menudo el único que puede hacerlas, o que está dispuesto a ello.
Así pues, salvo que haya varios sacerdotes para atender las tareas (lo que les permite dedicar más tiempo a esperar en el confesonario sin que el trabajo les espere a la salida), o salvo que le parezca a vd que un sacerdote deba cometer la irresponsabilidad de abandonar los quehaceres que le corresponden (¿acaso cabe esperar de ordinario un milagro como el de S.Isidro, a quien bajó un ángel a ayudar con la labranza mientras él rezaba?), muchos sacerdotes no pueden permitirse el estar demasiadas horas sentados en el confesonario sólo rezando oraciones y esperando.
Y digo "rezando oraciones" porque el trabajo ofrecido a Dios es también una forma de oración, de modo que también se pueden "rezar trabajos", a condición de que no se pierda de vista a Dios en ellos.
Por eso precisamente hablamos de confesonarios con llamador (la ventaja del llamador inalámbrico es que puede avisar al sacerdote donde esté, tanto en la sacristía como en el campanario), o con mesita para trabajar (lo que le permite ir sacando trabajo mientras nadie acuda a confesarse).
Además, "Contra la pereza, diligencia", ¿o no?
Un saludo.
Por lo menos su confesor tenía mucha miga...
PD: Es broma, claro.
PD: Si aun así necesitan el bocata, al menos que no sea de chorizo, arenques, queso azul...
PD: De una sotana se quitan las migas mejor que de un jersey...
PD: Sí, sigue siendo broma (o no tanto)
Un saludo.
No hay forma de asistir al sacramento de la confesión.
Hay que hacer una serie de recobeos, entrar al despacho, con público a la vista. No nay intimidad.
Esto se repite en sitios cernanos como LOS PULPITES y ALGUAZAS.
En una palabra tienes que ir a Santuarios situados a 50 Km. para poderlo hacer.
Los parrocos no son conscientes de este tema.
En fin, no perderé la fé porque cuatro curas no estén haciendo lo que deben.
Que Dios nos bendiga.
Saludos.
1) Sabemos del enorme trabajo de los sacerdotes. La mayoría de las veces más burocrático que propiamente ministerial. En esto, tenemos la obligación de ayudarles.
2) No olvidemos que estamos en el Año de la Misericordia y que esto -sobretodo- se debería convertir en un celebración de la reconciliación a través del sacramento del perdón-confesión.
3) Voy a misa a diferentes parroquias y no falla. Si el sacerdote vive la Misa, predica enseñando y confiesa (antes de cada misa en el confesionario) dando buenas recomendaciones, tratando a la persona y no dando consejos abstractos y para todos los usos, la iglesia tiene fieles.
He visto una iglesia confesar a diario antes y durante la misa, había colas para confesarse, con gente que entraba se confesaba y se iba. Murió el sacerdote, ya no hay nadie en el confesionario, y la gente dejó de asistir a la misa de los días laborables (y festivos).
4) Una recomendación a los sacerdotes en su predicación. Explicad la riqueza del sacramento de la penitencia, explicad que no coméis a nadie en el confesionario, guardad 20 minutos para confesar antes de la misa, dad buenos consejos de modo personal y haced catequesis en las predicas sobre el sacramento de la penitencia.
5) Confesaos los sacerdotes (y anunciadlo a los cuatro vientos). Me encanta oír del sacerdote de mi parroquia que cada semana él también se confiesa. Que él, como todo el mundo. es un pecador, y que necesita pedir el perdón de Dios.
El peor confesionario que he visto es el de el Cerro de Los Angeles. Uno entra a una oficina, indistinguible de un ministerio. Con la puerta totalmente transparente. Antes de decir los pecados, uno se vuelve hacia la asamblea, levanta la mano saludando y dice “Va por ustedes !!”.
Horroroso.
El confesionario ya dijeron Trento como tenía que ser. Déjense de innovaciones.
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Además, eso de que los curas no tienen tiempo para estar en el confesionario: con perdón, no se que c*ñ* más importante tienen que hacer.
¿Nadie se está preguntando por ese contraste?
El sacramento de la misericordia, está ahí puesto por el Señor, como signo real de su amor.
En mi modesta opinión es el sacramento que permite recibir la gracia de forma más directa.
Si embargo es es sacramento menos desarrollado en cuanto a liturgia. La mayoría de las veces se convierte en un relato de pecados y escuchar (si el sacerdote es claro y no hay mucho ruido en el templo) a través de la celosía del confesionario un pequeño sermón. ¿Por qué no se reflexiona más con el pecador?¿por qué no se le ayuda a sanar y curar su alma, a hacerlo con la ayuda de Dios?.
Soy consciente que "la mies es mucha y los operarios pocos", pero está en juego la salvación de las almas.
Sí, señores sacerdotes, las almas de los hijos de Dios, y a esas no las trata ningún psicólogo.
San Juan María Vianney debe estar muy triste y apesadumbrado de ver los confesionarios vacíos y sin usar, y quien dice confesionario dice un lugar donde se pueda hacer una confesión de forma personal y discreta, sin ser un potro de tortura, especialmente para las personas mayores que no se pueden arrodillar.
Que el Santo Cura de Ars interceda ante Dios Nuestro Señor para que ilumine a su Iglesia, y a nuestros sacerdotes, para que el sacramento de la reconciliación surta la eficacia y nos beneficie de los dones con los que el Señor le ha instituido. Amén.
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