Santos con prospecto
Me preguntaban hace poco por la forma en que se debe rezar a san Pancracio para que te conceda lo que le pides. Por lo visto a esta persona le habían regalado una imagen de san Pancracio diciendo que era muy milagroso, pero pasaban los días y nada de nada. Yo le comenté que rezara la oración propia del santo. Pero el problema era otro. Porque había llegado a sus oídos que además de rezar era imprescindible colocar una moneda en una de sus manos y ponerle perejil. La duda era si el perejil hay que cambiarlo cada día o dejarlo como está hasta que se seque… Al final lo que me decía era que los santos deberían venderse con prospecto, como las medicinas.
No es fácil responder a algo así. Porque la devoción a los santos, reconocida y recomendada por la iglesia, demasiadas veces ha terminado en un culto medio mágico, medio supersticioso que a un servidor no le gusta nada. Tenemos santos “especializados” para empezar: San Antonio para objetos perdidos, santa Apolonia para muelas, santa Lucía para la vista, san Blas garganta, santa Bárbara abogada contra tormentas. Podemos seguir casi hasta el infinito… No me parece mal. Siempre han existido santos patronos, protectores, abogados para mil causas…
Lo malo es cuando te llega el prospecto con el manual de uso. Ya sabemos que San Pancracio precisa de moneda y perejil, aunque con la duda de si hay que cambiárselo todos los días como si fuera un canario. San Antonio, cobra, al menos eso dicen: que es avaro para los pobres y que si no ofreces algo a los pobres no funciona. No acabo de explicarme la necesidad de hacer no sé cuantas copias de la oración a San Judas Tadeo y repartirlas por siete iglesias para conseguir lo que se le pide. Por no hablar del pobre san Cucufato al que le ha tocado penar de la forma más ignominiosa y tan de moda últimamente.
La auténtica oración, al Padre, a María, a los santos, es una oración que hace sus peticiones dentro de un contexto: la santificación de Dios, la venida del Reino, conseguir el pan de cada día, pedir perdón por los pecados y suplicar poder vivir como cristianos si caer en la tentación.
Pedir cosas al Padre por intercesión de María o de los santos está dentro de la más pura tradición cristiana. Lo peligroso es añadir esa magia según la cual cada santo necesitaría una especie de manual de uso y un ritual propio sin el cual no concede la gracia pedida. Y eso es entrar ya en caminos muy próximos a la superstición.
8 comentarios
Creo que el problema de fondo es muy, muy antiguo y bien conocido. Hay documentos de la Santa Sede que tratan en profundidad sobre el riesgo de confundir devociones populares con superstición. Proviene de la época en que el Imperio Romano fue adoptando toda clase de deidades a través de sus conquistas. De forma que, literalmente, coexistían miles de dioses cada uno con su forma particular de ser adorado mediante ofrendas. Cada uno requería un protocolo muy específico para conseguir que hiciera caso a las peticiones. Y, tristemente, esa mecánica se ha importado en demasiadas ocasiones a los santos y sus patronazgos. Por ejemplo rezar un Padrenuestro al revés, o... creo que en el caso de San Antonio, para encontrar objetos perdidos, se requiere rezar el Padrenuestro repitiendo cada parte dos veces.
En muchas ocasiones la Iglesia ha tenido oportunidad de advertir contra ese riesgo de confusión. Sin embargo, a nivel de calle, como suele decirse, se prodigan poco las advertencias y avisos para educar a los fieles en lo que significa orar a Dios, el valor de la intercesión de los santos, etc... Y creo que se evita, a veces, por una especie de temor a contrariar a la gente y provocar un rechazo. Y es cierto que a veces ocurre. Recuerdo al párroco de mi pueblo, durante una misa, explicando que veía con tristeza a muchos postrados ante la talla de la Virgen de Fátima o la de Jesús Nazareno, pero que todos pasaban ante el Sagrario y no se detenían ni para hacer una pequeña reverencia. Y una mujer detrás mío pronunció su sentencia: "Que barbaridad, meterse con la Virgen de Fátima por un armarico, que vergüenza".
Ánimo, don Jorge, porque hace una gran labor delimitando tan claramente lo que es una sana devoción por los santos, que no debe confundirse con magia, santería, superstición o algo que a veces parece casi chantaje.
Yo les digo a estas buenas personas que el ritual en cuestión es sólo un recordatorio y que no tiene ningún poder en sí mismo. En su caso, mientras se acuerde de pedirle a Dios, no importa si el perejil es fresco o seco.
Reconozco que la respuesta es demasiado incompleta, pero usted mejor que nadie sabe lo difícil que es mantener la atención de ciertas personas, no digamos explicarles al pasar la comunión de los santos y la oración de intercesión.
A pesar de lo peligrosos que resultan todos estos rituales, cuando se desvían, también pueden ser semillas de evangelización cuando son reorientados. La palabra clave aquí es "reorientación": sería muy contraproducente ir con estas personas en afán iconoclasta y romperle su San Antonio de cabeza, pero sí es posible, con un pequeño golpe de timón bien dado, llevar a las ovejas de nuevo al redil.
Pues todos estamos necesitados de conversión, y de purificación de nuestros actos.
Incluyendo nuestra forma de pedir la intercesión de los santos.
Qué Dios le bendiga.
Como siempre de acuerdo con su comentario.Lo del "armarico " no tiene desperdicio.
Su afín amigo:
Otis B. Driftwood.
También hay que reconocer que a veces nos aprovechamos de estas seudofés o supersticiones para colocar una imagen de san Judas Tadeo o San Pancracio sacadinero en nuestas iglesias. ¿Verdad?
Desde luego, vivimos en una sociedad que aplica prospectos a los santos, a la Fe, a la Moral, a la Iglesia... pero prospectos algo distintos a los que se refiere D.Jorge, y así nos va.
¿Quién no ha leído nunca un prospecto? A veces parecen un copia-pega en vista de cómo se repiten siempre determinadas frases.
Por ejemplo, el inevitable "Manténgase fuera de la vista y el alcance de los niños".
En las perversas sociedades actuales se aplica a rajatabla esta máxima: la sociedad oculta el ejemplo de los santos, acosa a la religiosidad para ocultarla en la "esfera de lo privado", rechaza toda expresión pública de Fe, aunque se trate de un simple belén o una obra de teatro por Navidad en un colegio público, aunque sea la presencia de militares en una procesión, aunque sea la mera libertad de expresión de un obispo para hablar claro.
Nada de "Dejad que los niños se acerquen a Mí". En lugar de eso, "Manténgase fuera de la vista y el alcance de los niños" (incluso habría que decir "enseñe a los niños a rechazarlo visceralmente si lo ven").
Pero hay más "indicaciones de uso". Por ejemplo, esa otra que dice: "evítese su uso durante el embarazo".
También esta máxima se aplica a rajatabla, de modo que la pervertida sociedad envuelve a las embarazadas y las presiona para que se sientan incapaces de su maternidad, para que rechacen a sus hijos, para que los maten por cientos de miles cada año, para que ni siquiera consideren la inmoralidad de sus actos, el crimen que cometen, la salvación que rechazan.
¿Y qué me dicen de aquella otra indicación que dice: "no supere la dosis máxima recomendada" (expresada en miligramos)?
Porque si uno va a misa los domingos le miran raro, pero no más. Eso sí, como a uno se le ocurra ser de misa diaria, rezar habitualmente el rosario, colaborar en actividades parroquiales (que no sean Cáritas, que eso ya se sabe que es "social" y no "religioso"), visitar al Santísimo con frecuencia o cualquier otra cosa con un mínimo de implicación... y no ocultarlo, ya te puedes ir preparando, porque vas a ser la comidilla de unos cuantos, incluso con algún que otro rechazo airado, no sea que lo de ser "bicho raro" sea contagioso.
Así que sí: efectivamente, vivimos en una sociedad que pone un "prospecto" a los santos, a la Fe, a la Moral. Un "prospecto" destinado a evitar su uso.
PD: Como decía, ya sé que D.Jorge se refería al uso de los santos como amuletos con los que hacer un ritual paganizado (puesto que se supone que el poder proviene de la imagen o figura y del ritual, per se y no como intercesión ante Dios), pero supongo que también puede interpretarse de esta otra forma, ¿no?
Un saludo.
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