Cuando tus compañeros curas se ríen de ti
He tenido una enorme suerte con mis compañeros sacerdotes, tanto en la parroquia como en el arciprestazgo. Por supuesto que hemos tenido nuestras diferencias y hasta discusiones en algún asunto puntual, pero jamás recuerdo que nos hayamos faltado al respeto o uno haya ridiculizado la vida o el ministerio del hermano.
Los modos son inevitables. Hay sacerdotes digamos más piadosos, los hay con una vocación muy determinada hacia los pobres, puntillosos en la liturgia, de clergyman y de paisano, unos muy vocacionados hacia los jóvenes, otros se encuentras mejor con las familias, los hay “catedralicios” y los hay con menos afición a encuentros multitudinarios. Todos diferentes, pero todos sintiéndonos miembros de un único presbiterio y respetuosos con las formas de cada cual.
Por eso me resulta especialmente doloroso encontrarme con sacerdotes que están sufriendo por la incomprensión de sus hermanos. Tengo que decir que en pocos días me han llegado noticias de tres casos que cuento como es natural sin decir nombres ni diócesis más que donde es necesario hacerlo.
D. Andrés, que generalmente va de clergyman, pero que me dice que a las reuniones de curas sobre todo de arciprestazgo va de seglar, harto de risitas, descalificaciones y burlas.
D. Antonio se ha encontrado una parroquia en la que apenas había más que las misas –no todos los días-, funerales y poco más, como en toda la zona. Ha comenzado tímidamente algunas cosas, como por ejemplo sentarse en el confesionario, pero no se atreve a decirlo en las reuniones de sacerdotes por miedo. Una vez lo medio soltó y los ataques fueron de los que hacen época.
D. Manuel ha tenido que escuchar a un compañero que pasó por su parroquia un día que tenía expuesto el Santísimo que “por qué había colocado un ventilador sobre el altar”.
Sacerdotes que sufren y que además apenas pueden desahogarse con su obispo y sus vicarios con miedo de que encima en la curia aún se rían más de ellos por esa pretensión de ir de cura, confesar, hacer algo de pastoral y exponer el Santísimo.
No es nada fácil. En teoría sí: denunciarlo ante el obispo y en Roma si hiciera falta. En la práctica es muy posiblemente enfrentarte a un buen número de sacerdotes que acabarán haciéndote la vida imposible a base de hacerte el vacío. Comprendo que no es fácil: un mundo hostil, una sociedad pagana y encima tus compañeros que se ríen abiertamente de ti por cosas tan raras y anómalas como confesar, exponer el Santísimo, usar una camisa con tirilla o celebrar todos los días.
¿Nos extraña que muchos sacerdotes prefieran vivirlo en el silencio, en la oración, en el sacrificio? En algunas diócesis no queda otro remedio. O largarte…
34 comentarios
Es bueno que se sepan estas cosas.
Que Dios le bendiga Padre.
Est me ha recordado a una niña bien del barrio de Salamanca que se metio monja de vida activa,de esas de 2 horas de misa y oracion y despues pobres,de habito de paño en verano en Sevilla y de no comer carne jamas.
Estudio Teologia con unas cuantas de su orden y al llegar a clase,le decian sus condiscipulas.."mirala,la del Antiguo Testamento".
Esta niña bien,llego a ser general de su orden y fue beatificada tan solo a los 12 años de su muerte:Me refiero a la Madre Purisima,de la Compañia de la Cruz.
El martirio por la verdad forma parte de la esencia del buen sacerdote. A menos que vea amenazada su vocación sacerdotal debe permanecer a pie de obra.
Esos sacerdotes que aguantan fieles son semilla de fe en la iglesia local a la que pertenecen. Los buenos pastores tienen la obligación de mimarles, cuidarles, protegerles de los malos sacerdotes, que hacen de auténticos lobos en medio del rebaño.
Entiendo que si un buen sacerdote ve que su obispo mira para otro lado cuando le cuenta estas cosas, puede caer en cierta desesperación. Pero tiene de su lado al Señor y toda la corte celestial.
Los fieles debemos rezar constantemente por nuestros sacerdotes. Por todos, pero especialmente por aquellos que sufren por ser, simple y llanamente, fieles a la vocación que Dios les ha dado. Y si de paso les mostramos, siquiera sea de vez en cuando, nuestra gratitud, el Señor nos lo premiará.
Rezo x estos sacerdotes, q el Espíritu Santo les dé la fuerza y alegría de vivir con la libertad d los hijos d Dios.
Es duro, sí, lo que cuenta, pero mi posición es que no deben irse. Una cosa es no acudir adonde no te pueden ni ver y otra que te expulsen de tu trabajo, de tu vocación, de tu casa. Eso nunca, aunque solo sea porque eso es lo que pretende la chusma acosadora o humilladora.
Como ya se ha dicho, el cristiano, y más aún el sacerdote en estos tiempos, tiene que ser muy consciente de la importancia de la cruz en su vida, tanto como signo de entrega como de salvación. Por supuesto, a nadie se le puede sobrepujar más allá de sus capacidades. Dios no exige nunca de nadie aquello que le es imposible, salvo intervención directa de la gracia en forma cuasi milagrosa. Pero salvando estas situaciones extremas: resistir y dar ejemplo. Cuando los acosadores ven que dan con un muro inexpugnable sucede dos cosas: primero, que comienzan a tentarse la ropa; y segundo, que la víctima comienza a generar influencia, apoyos, fidelidades, afecto. Y cuando ello ocurre, los acosadores comienzan a esconderse como la gentuza cobarde que es. El que entre ellos pretenda aún seguir en esas condiciones ya lo hace desde la ansiedad, no desde la absoluta impunidad. Además, los feligreses detectamos a kilómetros los sacerdotes que merecen la pena y los que no.
No soy sacerdote, pero por propia experiencia personal sé un poco de qué van estas cosas.
Mis oraciones a estos sacerdotes ejemplares. Oremos todos por ellos.
Con la frente alta, y que los demás se aparten del camino. Para el premio hay que sufrir.
"Cuando dices que quieres ser cura te miran como a un bicho raro. Se mofan, se burlan... Te ven como a un extraño." Lo entiendo porque la sociedad está muy secularizada y si se desprecia al creyente, mucho más a quien consagra su vida al Señor.
Pero viniendo de otros sacerdotes, me parece increíble. Entre otras cosas porque es la primera vez que tengo noticia de que esto pueda ocurrir. Supongo que pasará en todas las diócesis, también en la mía (Cartagena), pero veo que aquí los sacerdotes visten clergyman con absoluta normalidad (empezando por el de la iglesia de mi barrio), la exposición del Santísimo es práctica habitual en toda la diócesis y en una gran mayoría hay horario de confesonario.
Sólamente oí una vez a un sacerdote decir que "confesar es lo que hacen los presos cuando admiten su delito". Ni qué decir tiene que jamás se sentó a confesar a nadie; sólo celebraba penitenciales comunitarias (sin confesión individual, por supuesto), pero nunca lo oí burlarse de quien sí confesaba.
Una pena. Por eso hay que rezar mucho por todos los sacerdotes.
Ya se quejaba el salmista al respecto:"No me ha ofendido un enemigo, lo cual yo podría soportar;ni se ha alzado contra mí el que me odia, de quien podría esconderme. Has sido tú mi propio compañero, mi más íntimo amigo, con quien me reunía en el templo de Dios, para conversar amigablemente, con quien caminaba entre la multitud" (Sal 55 / 54, 14 - 15).
Un pequeño consuelo: toda la oscuridad del mundo es incapaz de apagar la luz de una velita. Y usted, el cura que confiesa, el de la tirita y el que adora el santísimo no son velitas, son cirios pascuales con reflectores de cine. ¡Adelante!
PS: Lo del ventilador ¿es en serio? Porque las ganas que me dan de hacer algo con un ventilador y un paraguas y este señor que no merece el título de sacerdote no son nada santas.
Me duele mucho que usted cuente estas cosas aquí y de esta manera por algunas razones: 1.- Los trapos sucios mejor es lavarlos en casa. 2.- Tal como lo cuenta parece que esto es lo normal entre los sacerdotes. 3.- Se ve la tendencia hacia la que usted se escora. 4.- Como siga por esta línea de descalificar a algunos y ensalzar a otros va producir en muchos lectores perplejidad. Un saludo en el Señor.
Pd. Que conste que le admiro, pero me duele la manipulación.
------------
Jorge:
Son casos aislados como muy bien puede comprenderse. En cuanto a lo de escorarme intento que sea hacia lo que la Iglesia me pide.
Nuestra admiración y apoyo a los sacerdotes fieles. Los necesitamos más que nunca. Que cuenten con nuestra oraciones y les pedimos las suyas para nosotros.
Al final, y parece que se ha olvidado, todos compareceremos ante Dios. A los perseguidos por causa de Jesucristo les espera lo mejor. Simplemente que pidan fortaleza, porque el premio que recibirán es el que queremos todos.
No se advierte tal cosa. Para nada. Y eso tal vez es lo más preocupante de todo.
Como laicos, creo que nuestra posición debe ser clara: que no nos usen. Que no nos usen para hacernos formar parte de un "pueblo" que supuestamente está en contra de las "jerarquías". Nosotros no tenemos por qué apoyar a la disidencia de ningún ex-sacerdote, porque como cristianos seguimos a Cristo, y no a un señor que opina que tal vez la Misa sería mejor celebrarla como una comida campestre, u otro que opina que la pacha mama tiene algo que ver con Cristo, o peor aún, una tercera que opina que Dios pone la vida de un niño no nacido en manos de su madre, de forma que no hay pecado si debe abortarlo, et cétera.
[Por cierto, padre, que si hubiera hablado Ud. con mi conocido d. Oñoro le contaría que ocurre cuando el dicterio es "ese es del Opus".]
Para que un civil "fiche" a un sacerdote sin contravenir la ley de PD ni equivocarse, sólo tiene que averiguar si se confiesa, y a ser posible cuántas veces. Bueno sería, por tanto, conocer la frecuenta penitencial de la clerigalla que zahiere a d. Antonio, a d. Manuel y d. Andrés ( y a d. Oñoro).
-----------
M.A. Barriola
No olvide la crueldad verdaderamente inaudita de los calzados con S. Juan de la Cruz. Ni la persecución miserable de sus hermanos de orden (¡para que te fíes de la familia!) a S. José de Calasanz, cuya "Ultima comunión" (el cuadro de Goya) lo explica perfectamente. Ni al beato F.J.Chaminade, al que le dieron un golpe de estado --también sus hermanos-- y se quedaron con la orden. Casos hay también femeninos.
Les dejo la reflexión de ésta persona (que, además, es mi mujer) para que católicos mejores que yo la puedan valorar.
Lo que nos dice es ciertamente triste. Me parece que muchas veces los sacerdotes deben sufrir del peor de los males, que es la soledad. Esos sacerdotes ciertamente sufren de ella: no tienen ni a quién contar sus penas, ni al Obispo ni a otro hermano sacerdote.
Y lo que me preocupa es que esos sacerdotes puedan perseverar. Por eso, ¿por qué no se conocen esos sacerdotes y se reúnen periódicamente? Aunque sean de arciprestazgos distintos, incluso de diócesis distintas (no es tan difícil, pienso en casos de diócesis muy cercanas, como Madrid, Getafe, Alcalá, Toledo). Si se reúnen, se fortalecen y se animan.
En cualquier caso, esos sacerdotes supongo que se confiesan de vez en cuando, y por esa vía seguro que pueden conocer a otros que les puede ayudar. Es importante que pierdan todo el tiempo que sea necesario hasta encontrar un hermano sacerdote que les escuche con respeto y afecto.
Hay mas Amor de Dios en el hombre que se alegra de padecer por EL,que en el que el padecer por EL,es un sacrificio.El primero es mas perfecto,y tiene mas merito,porque ya ni sufre,ni le cuesta,el Amor de Cristo a doblegado su resistencia.El Espiritu vence a la carne y se alegra.Atras quedan los respetos humanos,y la indifencia.
La mente puesta en glorificar a Cristo,con humildad,que es la semilla que da mas fruto.
Fíjese que a mí me duele que usted vea manipulación. Podría decir que en mi diócesis de origen, en el Norte de este País ante llamado España, desgraciadamente, es más habitual de lo que se puede pensar. En este Post no he visto, salvo error por mi parte, ningún insulto, ni mucho menos desprecio, hacia los criticadores; tan solo un profundo dolor por una realidad dura para quien la sufre, a pesar de que la Historia esté llena de ellas. Curiosamente, la humillación y el desprecio siempre va en la misma dirección: nunca he visto hasta ahora, que un sacerdote con su alzacuellos, que trabaja en la parroquia en las actividades pastorales, que confiesa, etc. nunca hasta ahora le he visto, digo, criticar ni despreciar a esos otros que sí le humillan y desprecian a él. ¿Quién no ha oído, hablo entre curas, este comentario despectivo hacia un compañero sacerdote, simplemente porque va de clregyman: "ése es que es del Opus"? Como si ser del Opus Dei fuera una especie de desgracia apocalíptica? Jamás he oído a un sacerdote del Opus (y conozco a unos cuantos, igual que de los otros)criticar ni menosprecias a un compañero sacerdote. No quiero extenderme (tengo hechos para escribir un libro, pero amigo mío, de vedad, aquí no hay manipulación; ojalá sí haya una mentalización en todos los seglares para que comprendamos que tenemos que rezar por nuestra sacerdotes, sí, y también acogerles, acompañarles y quererles, para que en la medida de lo posible no se sientan solos.
En la Iglesia Catolica cada vez hay menos fieles, menos practicantes, menos familias cristianas numerosas, menos vocaciones al sacerdocio.
Y entre esos pocos fieles, entre ese ddcreciente numero de practicantes resulta que un porcentaje no pequeño estan expuestos a doctrinas y a practicas liturgicas que son claramente a-católicas.
Por otro lado, los resultados de la formacion en los Seminarios son espectaculares, vamos, apabullantes.
Si a esto le sumamos que el que se sienta en la Sede de Pedro no puede, no sabe o no le deja poner orden... apañados vamos.
Una dosis de sentido comun bastaria para resolver pequeñas cosas. Llamenme pelagiano.
Todos somos pecadores y pensar que unos son más santos que otros o menos pecadores que otros es una gran injusticia. Lo del alzacuellos o exponer el Santísimo o rezar el rosario con las cuato señoras fieles de la parroquia no es ni mejor ni peor que atender todos los días a la hora que sea con santa paciencia a varias personas que sabiendo donde vive el cura van a pedirle, o acercarse al hospital a visitar enfermos de la parroquia, o acompañar a aquel anciano al médico porque no tiene familia. Conozco algún cura que es de alzacuellos, exposición y rosario, pero no le pidas favores que siempre tendrá alguna excusa para decirte que no. De verdad que no entiendo por qué hacer esta oposición entre unos y otros ensalzando a los de tendencia más clásica y abochornando a los que son de otra manera.
A don Jorge le reprocho que no hable bien de ciertos curas fomentando entre los lectores la antipatía hacia éstos. Otra cosa es criticar a alguien que se opone abiertamente a la doctrina o a la moral de la Iglesia para que todos sepamos con qué lobo disfrazado estamos tratando. Y lo repito: admiro a don Jorge (por eso compré "De profesión Cura") y por eso mismo se lo digo, si no siquiera le leería.
- - - - - -
Jorge:
La inmensa mayoría de los curas que conozco son gente abnegada, entregada, fiel, trabajadores hasta decir basta. Y no hago distinciones entre más o menos progres, más o menos conservadores. Tengo compañeros de lo más progre, llenos de buena voluntad, entragados, serviciales, ejemplo de mil cosas.
Pacote: yo he conocido, personalmente, casos bastante peores que los que suele contar don Jorge, que es generalmente moderado en su crítica. Algún párroco he conocido al que no se le podría definir como católico catecismo en mano.
No creo que sea bueno andar señalando, sino buscar soluciones entre todos. Pero, en este caso concreto, es obvio que la principal responsabilidad de que existan sacerdotes impresentables como los que comenta don Jorge en este post es de sus obispos.
Porque si la razón de ser de los sacerdotes es la de administrar sacramentos (además de predicar el evangelio y orar), la razón de ser principal de los obispos es, precisamente, vigilar la buena formación y pureza de costumbres de los curas de su diócesis.
Es que para eso se inventaron. No para recibir con trajes de gala al presidente de la comunidad de turno en el día del patrón, ni para reuniones infinitas con cientos de "grupos de trabajo" que deberían trabajar perfectamente sin reunirse cada dos por tres con el obispo.
La primera tarea del obispo es girar rondas y hablar con sus sacerdotes, para ver si actúan como católicos coherentes y comprometidos con su vocación, y arbitrar lo que toque.
Si no cumplen esa misión, entonces están incumpliendo la principal de sus funciones.
Ruego desde aquí a todos los obispos que puedan leer esta página que se ocupen de ese tema, y llamen la atención (con caridad pero con firmeza) a los curas-funcionario, a los curas-ausentes, a los curas-bullangueros, a los curas-conflicto y también a los curas me-río-de-la-devoción.
Esa acción episcopal siempre es necesaria, pero en estos tiempos recios, más aun.
Es terrible que don Jorge nos cuente que algunos de los humillados se planteen dejarlo, porque lo que nos viene a decir es que los otros se quedan. Si se quedan dentro de la Iglesia los más pasotas, explíqueseme hacia dónde irá, por pura lógica, la calidad cristiana de esa diócesis, si hacia mejor o hacia peor.
Y se burlaba de algunos seminaristas que todavía en su tiempo la usaban. Yo no sé que cara puse, pero le dije que era digno de respeto ver a un seminarista o sacerdote yendo con sotana, así uno sabe a la primera que son sacerdotes y no los confundimos con cualquier laico. Se quedó callado y cambiamos el tema, viendo las cosas como están yo me conformo con verlos llevando el alzacuellos.
Y sobre todo, señor pacote, crea auténtica perlejidad que un sacerdote diga de la Exposición del Santísimo que qué hace un ventilador encima del altar y otro que se dice católico pretenda pasar por alto tan grave ofensa al Santísimo y le parezca reprochable su denuncia en favor de no sé qué equidistancia entre unos pecadores y otros. Eso también le retrata, señor pacote. Más de lo que usted dice que se retrata el sr. blogger con sus comentarios.
D. Jorge menciona hechos que, no siendo frecuentes, tampoco son tan infrecuentes como podría pensarse, y su pincelada crítica no va dirigida hacia lo que de bueno puedan tener o hacer esos sacerdotes, ni siquiera hacia las formas que estos sacerdotes pueden adoptar en el ejercicio de su ministerio, sino únicamente hacia esas actitudes concretas de acoso y ataque directo contra las buenas actitudes de otros buenos sacerdotes, a quienes poco menos que obligan a ocultar su buen ejemplo, como si fuese algo vergonzoso.
Dice Pacote que "no entiendo por qué hacer esta oposición entre unos y otros ensalzando a los de tendencia más clásica y abochornando a los que son de otra manera", lo que parece indicar que no ha leído el párrafo de D.Jorge donde dice:
"Los modos son inevitables. Hay sacerdotes digamos más piadosos, los hay con una vocación muy determinada hacia los pobres, puntillosos en la liturgia, de clergyman y de paisano, unos muy vocacionados hacia los jóvenes, otros se encuentras mejor con las familias, los hay “catedralicios” y los hay con menos afición a encuentros multitudinarios. Todos diferentes, pero todos sintiéndonos miembros de un único presbiterio y respetuosos con las formas de cada cual".
Yo diría que D.Jorge deja bien claro que admite sin ningún problema que haya variedad de formas y vocaciones en la Iglesia.
Debería darse cuenta Pacote de que en la entrada D.Jorge no critica esos usos, a menudo inadecuados, de algunos sacerdotes poco o nada ortodoxos en su praxis. Lo que claramente critica es el acoso activo que algunos de estos perpetran contra otros sacerdotes por razón de que estos últimos sí cuidan bien la forma en que ejercen su sacerdocio.
¿O es que a Pacote le parece bien que algunos sacerdotes se burlen del clergyman, de la confesión o del mismísimo Cristo expuesto en su Custodia? ¿Supone Pacote que "estar con los pobres" es patente de corso para todo tipo de desafueros? ¿Supone Pacote que un cura con alzacuellos, confesonario, rosario y Exposición del Santísimo tiene por qué desentenderse de los pobres?
Me da que a veces cuesta distinguir los hechos de los prejuicios.
Un saludo.
En términos absolutos, el número de católicos practicantes crece en todo el mundo año trás año, como también crece el número de mártires potenciales y la formación teológica de los que se toman en serio su fe. El padre Jorge habla de una situación que afortunadamente es minoritaria pero que cuando se da hay que saber afrontarla.
2 Bienaventurados los perseguidos por mi causa...
3 Cuando sus compañeros sacerdotes tengan un problema gordo, no acudirán a los colegas criticones, sino al que han martirizado entre todos.
Mucho ánimo y rezamos por los sacerdotes
Dejar un comentario