¡Que vienen las primeras comuniones!
Me encuentro en estos días gente disgustada con las primeras comuniones a las que les toca asistir. Algunos me dicen que incluso se han salido de alguna celebración porque no aguantaban ni la misma celebración ni la actitud de la gente: hablar prácticamente a gritos, moverse por todo el templo, fotos, carreras. Todo menos una celebración de la Eucaristía. Me preguntan que si no es posible hacer nada.
También hay compañeros sacerdotes que lo pasan mal. Dos o tres años trabajando con los niños y al final tienes la sensación de que no sirve de nada. Mala cosa que las primeras comuniones nos pongan a todos de los nervios.
Lo que tengo más que observado es que si las cosas no van bien una parte importante de la responsabilidad la tenemos los sacerdotes, que quizá muy cansados de problemas acabamos por tirar la toalla y pasar el trago como buenamente podemos.
La celebración de la primera comunión se empieza a preparar el primer día que aparecen los padres por la parroquia para apuntar el niño a catequesis. Tenemos dos o tres años de catequesis para hablar con ellos, explicar las cosas, tratar de hacerles partícipes de lo que estamos haciendo, de forma que se lo tomen en serio.
Y cuando se aproximan las fechas, es el momento de una reunión muy concreta para explicar los detalles y pedir colaboración para que todo vaya bien.
Una cosa que hago desde siempre es, justo antes de empezar la misa, salir al micrófono, presentarme, y pedir colaboración a todos para que los niños vivan la celebración con intensidad. En esas recomendaciones pido silenciar teléfonos móviles, y les aviso de que durante la celebración no habrá más fotos que las que haga el fotógrafo elegido por los padres, que no deben moverse del sitio y que han de guardar el debido silencio y respeto.
Por supuesto que s durante la celebración hay ruidos o fotos fuera de lugar, no tengo problema ninguno en parar y recordar el aviso. La gente responde.
También está que sepamos hacer una celebración digna y seria. No nos pensemos que por ser primeras comuniones nos está permitida cualquier lindeza. Las ocurrencias para hacer simpática la celebración normalmente solo sirven para infantilizarla y hacer que los fieles no se la tomen en serio. Recuerdo una celebración a la que asistí como invitado y en la que concelebré donde, por ejemplo, el prefacio lo leyeron entre el celebrante principal, una mamá y un niño. Los niños hacían monerías, cantaban con gestos, repartían florecitas, cada lectura a párrafos entre tres o cuatro, la paz a carreras por todo el templo. Aquello acabó como tenía que acabar, con veinte fotógrafos delante del altar, un ruido insoportable, los niños a lo suyo y una celebración de hora y pico. Lo curioso es que tras una misa tan supuestamente divertida, cercana, alegre y simpática, la gente al salir me decía: “vaya pesadez de primera comunión”.
Sobre todo no tiremos la toalla de la resignación: como aquí no se puede hacer nada, como siempre es lo mismo, como la gente no calla… Nosotros, los sacerdotes, a preparar a los padres, a explicar lo que es y a celebrar con toda solemnidad. Al final, todo va bien.
23 comentarios
Pero la cría no estaba dispuesta a quedarse si comulgar, así que un domingo, se fue a Misa y cuando llegó la hora se puso en la fila y recibió su primera comunión. Al regresar a casa le dijo a su madre: "Mamá, no te preocupes por mí. Hoy he tomado mi primera comunión".
Esa niña es hoy mi suegra. Tengo para mí que aquel año no hubo en todo Madrid una primera comunión más bella que esa.
Nos guste o nos deje de gustar, tenemos una religión de tipo 'estatal', representada en un 'papá estado' y llevada adelante por un funcionariado, nunca sufucientemente cualificado.
Justifico mi afirmación:
Si -siendo funcionario- alguien me viene a pedir tal o tal sacramento, y cumple los requisitos, 'tiene derecho' y se lo he de administrar. ¿No es eso una 'religión de tipo estatal'? El Papá estado, hace lo mismo con sus ciudadanos, o debería -en teoría-.
Esto, no siempre fue así.
En sus orígenes, se trataba de comunidades que vivían el «gozo de la salvación»; que se reunían el 'día del Señor' para celebrar, que Jesús -hombre y Dios-, nos liberó.
Y claro, esto a los césar no gustó hasta que vieron que la mejor forma de derribar la religión era abriéndola a todo tipo de personas, de toda condición -ya daba igual si había o no pecado y si era o no era adecuada la contricción-. La religión se estatalizó, y diecisiete siglos después sigue siendo y es, una religión comandada por un Papá Estado, con sus constituciones, y su funcionariado.
¿Es esto lo que pidió Jesús?, o quizás nos dijo: ¡Cruz!
No olvidemos que nuestro mandato es amar, olvidándonos de tanto funcionario y de tanto funcionar.
Quiera el Señor, devolvernos a su 'original amor'. Quiera el Señor.
¿Estás bautizado? ¿No? Entonces, no puede velar por ti, este "Papá Estado".
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Jorge:
¿Mande?
Pero también tengo que decir que me he encontrado con celebraciones completamente extremas a mi juicio, como la que describo en http://wp.me/p1zqPA-au o la que describo en http://wp.me/p1zqPA-9x (la primera que referencio tiene que ver con primeras comuniones, la segunda no).
[Nota para el moderador: Si considera que no debo poner estas urls, edite este párrafo para eliminarlo y disculpe las molestias. Sea lejos de mí cualquier intención de molestar]
En cuanto a la Cruz, vasta con el firme propósito, la firme intención, el "intentarlo" de corazón.
¿Vas a poder tu más que el Cristo? Recuerda que la Cruz de JesuCristo en el calbario la cargo cuando fue oportuno Simón De Sirene, y obligado (lo cual no resta a su voluntad que podría ser esa).
Ese comentario me ha parecido lo más hermoso que te he leído nunca.
Hace poco asistí a un evento similar, del que no puedo dar detalles, pero fue tan hermoso como se describe.
El único problema, creo yo, es que la mitad de los niños no llegarían el siguiente domingo. Me queda la duda si realmente es un problema.
El bautizado ha de comprometerse, firme y férreamente, en su lucha contra el pecado. Eso, solo lo puede hacer, el bautizado.
Muchos son los llamados pero la 'corona de gloria', solo la alcanzan los esforzados, los, a sí mismos, -en pobreza, humildad y obediencia, y ante Dios- negados.
Si no niego mi propio amor, si vivo continuamente en mi 'odio y rencor' no doy testimonio de Dios, Y, si antes los hombres -con nuestras mentiras y falsedades- negamos a Jesús, ¿nos dará como premio la cruz?
La cruz es grande ciencia pues abre e ilumina, toda conciencia.
Hermano, queda en paz y pidamos al Señor, la gracia de, a nosotros mismos, renunciar.
PD: soy joven, aquí en el Sur luce un sol asfixiante, me considero moderno, comprensivo y de mente abierta... Pero que muchas asistentes a la boda vengan vestidas como para participar en un reality show de TeleCinco... es una tendencia que no embellece demasiado el templo.
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Le entiendo amigo;le entiendo.
Que uno se tome el asunto como para sacrificar su vida en aras de ésta su principal vocación; Y que otros, la mayoría aquí, lo tomen a folclore de mayo...Pues yo: Bueno sí,..
Si es así, ¿por qué los consideramos como animales escasamente amaestrados? Si un niño no puede comportarse en un evento social, ¿está realmente listo para recibir el Cuerpo de Cristo y confesar sus pecados? Si los padres no pueden controlarlos una hora, ¿están capacitados para darles instrucción cristiana?
Creo que "el evento" podría considerarse un examen final de catequesis. No sería inverosímil que el padre dijera "al que no se porte bien no le doy la comunión". De hecho, debería decírnoslo a todos.
Una celebración cristiana, a la que se vacía de contenido religioso, es una parodia, siempre lo he pensado.
También me gustaría saber su opinión sobre el siguiente tema:
Si los padres no creen en Dios, no le van a dar una educación religiosa, ni van a volver a misa, sólo quieren un acto social, qué sentido tiene hacer la primera comunión?¿
Estaba el padre en misa, y habia un niño corriendo por la iglesia sin parar. Entonces, el padre, varias veces, lo tolero, aunque subia al altar, etc. Llego un momento en que el padre no pudo mas y grito: "es que este niño no tiene papas?!?!???!!!"
La segunda, habia una niña corriendo. Esta vez, el padre, mas paciente, pregunto: "quienes son los padres de la niña?" Nadie salio. Pero entonces la niña, no corta ni perezosa, señala a una dama y grita "es ella! Es ella!"
Luego, es verdad que es dramático y doloroso ver a los padres que no comparten la fe con la que comulga su hijo. Pero a veces, benditas veces, se da el milagro de poder ver a padres buenos que, como quieren a su hijo, y para el niño es importante ir a Misa, les acompañan. En algunos casos acaba siendo un camino de conversión precioso en el que los niños terminan siendo los "catequistas" de los padres.
Cada vez que veo gente hacer estas cosas yo me pregunto: Cuando fue la última vez que fueron a misa?
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