Un problema de buena educación

Cuando ayer contaba esos bautizos surrealistas que me tocó sufrir en la parroquia, gente tuve que apelaba a la quizá insuficiente preparación de los sacramentos. Pero no es ese el problema. Porque claro, tienes una entrevista con los padres, primero individual, luego algunas charlas sobre lo que es el bautismo a las que en ocasiones asisten también los padrinos. Pero lo que no hay forma es de catequizar de paso a todos los asistentes.

No nos engañemos. Es un problema de mala educación, de no saber estar, de no comprender lo que significa vivir en sociedad.

Se ha ridiculizado hasta el infinito lo que en tiempos se denominaba “urbanidad y buenas costumbres”, que no era otra cosa que el conocimiento del arte de saber hacer agradable la vida a los demás. Porque eso es la buena educación: el arte de la agradable convivencia. Y si la buena educación es denostada, no quiero ni pensar en cosas como el protocolo, que también nos enseña a saber relacionarnos los unos con los otros de forma respetuosa y conveniente.

Protocolo, educación, hablan de hacer la vida agradable a los otros, norma de profunda sensibilidad humana, por la cual uno es capaz de renunciar a sus apetencias por mor de hacer la vida más fácil a los demás. El problema es que nos hemos empezado a creer los reyes del universo y sujetos de todos los derechos, de tal modo que en lugar de ser yo el que se esfuerza por lo común, son los otros los que han de amoldarse a mis caprichos. Así nos va.

Jamás he tenido el más mínimo problema en que asistan personas de otras religiones, agnósticos o ateos a celebraciones católicas. Comprendo que para ellos no tengan significado alguno, pero hay que entender que en ocasiones no les queda más remedio que asistir por compromisos sociales, por ejemplo una boda o un funeral. Una persona educada, sea creyente o no, sabe lo que es el silencio, el no molestar, el hace lo que hacen todos. Lo malo es el mal educado, que en lugar de pensar en lo común, por ejemplo una ceremonia religiosa o laica, piensa en que en este momento le apetece hablar a gritos con Fulanítez, acercarse a dar dos besos a Maripuri, cambiar de banco constantemente o dedicarse a hacer fotos por toda la iglesia. Ayer, por ejemplo, acabo el bautismo, vuelven los padres a su sitio para continuar con los ritos, y de repente veo que se han dado la vuelta, que no me hacen caso y que es que andan haciéndose fotos.

Y todo esto por no entretenernos demasiado en el tema de las vestimentas. Eso para otra ocasión.

Ah! Y no se te ocurra decir nada, porque en ese caso se volverán contra ti todas las iras: intolerante, irascible, retrógrado, carca, insoportable y lo de infocatólico por añadidura no, porque no saben lo que es, que si no, seguro.

Buena educación. Nada más (y nada menos).

34 comentarios

  
Maricruz
Pues si, en un alto porcentaje es mala educación. En mi país le decimos "polada" a lo que hace la gente que no sabe o no le da la gana comportarse a la altura de los acontecimientos.

Actuan rebajando todo lo que a su alrededor no cuadra con sus limitadas expectativas.
13/05/13 12:51 PM
  
DavidQ
Quizás es hilar muy grueso, pero yo creo que el origen de esa mala educación está en la misma educación. Trataré de explicarme:

A los niños desde pequeños los aleccionamos con la idea de que "tienen que ser el número uno". No importa qué hagan, si es en la escuela o las infaltables clases de judo, si el niño no es el número uno se le considera un fracasado. Eso provoca mucha angustia, pues obviamente en cualquier grupo de cien niños, sólo uno puede ser el número uno, y 99 serán llamados "fracasados" por sus padres.

Cuando esos 99 se enfrentan al resto del mundo, están "obligados" a encontrar algo en qué hacerse notar: vestimentas estrafalarias, móviles ruidosos (¿acaso no inventaron hace años el vibrador?), opiniones antojadizas, fotos espectaculares, lo que sea con tal de, al menos una vez en la vida, ser "el número uno".

No es que falte educación, al contrario: los niños hoy reciben más clases que nunca. El problema es que la educación ya no se dirige hacia la convivencia, la colaboración y el diálogo, sino a "destacarse", "superarse", "ser alguien".

Mientras digo esto, sé que hay miles de padres -yo incluido- pensando: "es que así es el mundo", "es la ley de la selva", "si no comes te comen" y me pregunto, ¿es cierto? ¿Acaso no es más importante sobrevivir como sociedad que matarnos unos a otros?
13/05/13 1:04 PM
  
Roberto
Sí, es cierto que el no saber comportarse durante una ceremonia religiosa, aunque no se sea creyente, es una falta de educación o saber estar, de acuerdo. Pero el problema de los sacramentos de iniciación tal como están planteados actualmente en la iglesia es bastante más hondo y complejo y creo que no se están dando soluciones pastorales que sean eficaces e incisivas, es que el asunto casi ni se habla, no sé por qué. Padrinos que no están preparados para educar en la fe, niños para los que la primera comunión es casi la última(bastante numerosos, por cierto), jóvenes que reciben la Confirmación y ya no aparecen por la comunidad parroquial ni de broma. Ya sé que me desvío un poco, porque no era el tema en concreto, pero tangencialmente lo quería expresar. No es una situación óptima la que estamos viviendo con estos sacramentos (tampoco se puede generalizar), pero creo que la problemática es importante, aunque algunos lo vean como algo normal.

- - - - -
Jorge:
El tema es gravísimo. Seguimos administrando sacramentos como si fueramos una sociedad de católicos, cuando en realidad vivimos hace tiempo en un pais de misión.
13/05/13 1:20 PM
  
Juan Mariner
No es mala educación, es mala educación "selectiva": cuando hay "algo que realmente les importa", estos personajillos se conportan de forma exquisita (lo tengo comprobado)
13/05/13 1:30 PM
  
Carmen
D. Jorge, es patético lo de bodas, bautizos y comuniones, alguna vez me han dado ganas de echar a más de uno/a a la calle por su comportamiento o forma de vestir. No sé si habría que tomar medidas, pero algo habría que hacer. Lo que es seguro es que no hay educación ni para estar en la Iglesia ni en ningún otro sitio.
13/05/13 1:57 PM
  
Alvaro
Tristemente, la buena educación escasea, y en gran medida se debe a la sociedad antieducativa que padecemos.

En alguna ocasión he mencionado la esquizofrenia de que en el ámbito laboral debamos ser serios, trabajadores, maduros, respetuosos... y que en la vida privada se nos inste a ser egoístas, caprichosos, irreflexivos, derrochones...

Lógicamente, la personalidad se conforma según lo más cómodo (que es lo segundo), aunque durante ocho horas al día, cinco días a la semana, se procura aparentar que se es lo primero (con irregular éxito, como suele quedar patente cuando vienen mal dadas).

¿Qué pasa con la "educación"? Pues pasa que "educar" viene de "conducir", y "conducir" significa marcar la dirección hacia la que se va, aunque haya la tendencia espontánea de ir hacia otro lado.

Educar significa forzar la voluntad del educando para que vaya en la buena dirección, y por ello la educación lleva inherente una disciplina de carácter (que ahora se pretende erradicar pretextando que "el niño se puede traumatizar") por la que la persona educada es capaz de hacer que su voluntad y la conciencia de su deber dominen a las apetencias y pasiones del momento, todo ello fundamentado en el conocimiento de cómo han de hacerse las cosas.

Pero claro, si la sociedad les exige ser "egoístas, caprichosos, irreflexivos, derrochones..." entonces no cabe esperar que también hagan gala del autocontrol, la sensatez y, en definitiva, la educación mínima exigible.


DavidQ:

Imagino que se refiere vd a esas homogéneas legiones de personas que se uniforman en su ansia de ser "diferentes".

Por otra parte, me temo que considerar equivalentes la "educación" y las "clases" es hoy tremendamente aventurado, por cuanto los paradigmas educativos que predominan han convertido (salvo honrosas excepciones) las tan abundantes "clases" en una especie de tiempo de ocio en el que un señor mayor, despojado de su autoridad, se esfuerza por hacerse "colega" del heterogéneo grupo de niños, a ver si así le hacen algo de caso (casi siempre con nulo éxito).

Un saludo.
13/05/13 2:38 PM
  
DavidQ
Álvaro:

Obvio que no es lo mismo "educación" que "clases", pero para bien y para mal, el ser humano está condicionado a aprender lo que le muestren. Si lo único que le muestran es un sistema corrupto donde lo único que importa son las notas, aprenderá a sacar notas, aunque no tengan ningún valor. Esa es la educación que estamos dando.

De poco sirve que el padre dedique 15 minutos a la semana de una estupenda homilía -suponiendo que el niño vaya a Misa- si los restantes siete días menos quince minutos de la semana lo que le decimos es lo contrario. Y de esos siete días, más del 80% del tiempo de vigilia se dedica a "clases" de las que usted describe. No, no es una buena educación. Pero ES educación, de la mala.

Para más inri, súmele a eso que cuando el niño vuelve la vista a su héroe, su padre -y cuando falta, su madre-, este le reafirma que "lo correcto" es lo que le están enseñando en el colegio. ¿Tiene alguna culpa el niño de portarse mal durante el bautizo? ¿O más bien es una muestra de santidad heroica que aún hayan quienes guardan silencio durante la ceremonia?
13/05/13 2:59 PM
  
Arantza
Las vestimentas, sí, por favor, ¡escriba sobre ello!
13/05/13 4:20 PM
  
Diáconus
¡Que nos va a contar Don Jorge! Si yo le contara mi corta experiencia (8 años) de Diácono en la parroquia a la que sirvo¡¡¡
13/05/13 4:33 PM
  
Percival
En Venezuela decía un famoso libro de Urbanidad (el "Carreño") que la urbanidad es la flor de la caridad. Sí, no tiene sólo que ver con el respeto, sino con el amor fraterno.

Y como se señala bien, la falta de educación en el templo -y casi en todas partes- es otro indicio más no sólo de descristianización sino de deshumanización.
Volvemos a las selvas del pasado remoto.
13/05/13 5:12 PM
  
Chabe
El problema es que la gente piensa que la forma de vestir, comportarse y la etiqueta la hizo alguien que "no tenía nada mejor que hacer" y que no importa que vayas con zapatos deportivos a un evento elegante o vayas a Misa vestido de pandillero con tal de que seas "buena persona", que no hay que "juzgar" a las demás personas por como se visten o como actúan, que la urbanidad y buenas costumbres están "pasadas de moda". Como dice el Padre, la buena educación es hacerle a los demás la vida más agradable, pero muchos pueden decir "Y por qué tengo yo que hacerle la vida agradable a los demás, si ellos no han hecho nada para merecerlo?" Curiosamente suelen ser los mismos que viven quejandose de no aguantan a Fulanito porque es un grosero.

Ah y por cierto, por favor uno de vestimenta! Muchos no entienden que a la casa de Dios SIEMPRE se va bien vestido! Dicen "no importa, es una boda/bautismo/Primera Comunión/Confirmación y hay que ir elegante" (me disculpan pero la que quiere encuentra un vestido decente o al menos un chal, y la novia puede tranquilamente mandarse a hacer un vestido) o el "estamos en la playa, no importa ir en shorts y bikini"
13/05/13 5:54 PM
  
Menka
La Logse está en todas partes.
¡Duro con ellos, si no, le ganan! ¿Quién ha dicho que el amor sea ñoño?
Usted tiene ventaja; la parroquia no es la ESO.
13/05/13 6:21 PM
  
FINOJOSA ( Martín de )
Muy sr. mío.
¿Problema de educación? No. De ORDINARIEZ, que es la versión doméstica de la barbarie hacia cuyo absoluto nos acercamos a pasos agigantados.
Por razones varias trajino por el campo y he comido muchas veces de manera espontánea, sin preparación previa, en casas campesinas verdaderamente humildes. No había cubiertos de plata, pero he encontrado en ellas un señorío y una educación tan exquisitas como en casa de mi amigo el duque de X. Acaso en aquellas la porción de pan cada uno haya de cortarla de la "libreta" con una navaja, y se beba del porrón, pero se guardan las formas con extraordinario respeto.
Formas. Esa es la clave. No nos extrañen los comportamientos zafios ("ordinarios") de tantas personas tras la laminación ideológica de las formas de uso social (educación: guardar silencio cuando se debe, mantener la compostura, respetar las costumbres...) que se ha venido haciendo, incluso en la Iglesia, desde mediados de los años cincuenta.
¿Que van a un bautizo como a una sesión del "tapperware". Y qué esperábamos ? Y tiemble, querido sr. párroco, el día que se ponga de moda llevarse un recuerdo de la iglesia; fe ninguna, pero acaban con el retablo.
13/05/13 6:47 PM
  
¿Loqué?
Hablando de bautismos y urbanidad...

Lo más extraño que me ha tocado presenciar: en medio de la misa, una señora amamantando a una niña. La niña aparentaba tener ¡CINCO AÑOS!

(Aquí en mi parroquia de pueblo se hacen bautismos cada semana, en medio de las misas de domingo. El 70 % corresponde a niños provenientes del pueblo vecino: como allí se exigen cursillos preparatorios, y acá nada de nada, caen a bautizar en bandada. Creo que el párroco haría bien en poner un poco de orden, pero si le digo algo se va a reír de mis escrúpulos farisaicos y me va a mandar al cuerno)
13/05/13 7:18 PM
  
DavidQ
Me van a disculpar, porque no me están preguntando, pero con el asunto de la vestimenta sí tengo cierto recelo.

Para dar contexto a mi comentario, les cuento dos aspectos particulares de mi vida: Uno, que vivo rodeado de iglesias protestantes, en las que fácilmente uno reconoce a los asistentes precisamente por su ropa: las maxifaldas de las mujeres y los trajes brillantes de los varones -niños incluídos- sin faltar el eterno libro negro que todavía tengo dudas si es la Biblia o no. Dos, gracias a mis hijos estoy también rodeado de jóvenes adolescentes católicos que se visten poco más o menos según la moda reinante.

De los protestantes poco bueno se puede decir, así que prefiero no decir nada, excepto que he aprendido a asociar automáticamente el "uniforme" con la hipocresía. Nada más.

De los jóvenes poco malo se puede decir, así que he aprendido a asociar el pelo largo, las camisas del Barça y los jeans rotos con el entusiasmo, la devoción y la entrega desinteresada. Son jóvenes que construyen casas para los pobres, visitan orfanatos, reparten víveres y encima se ríen, juegan y cantan como si llevaran dentro la vida eterna.

Así que si a mí me preguntaran qué prefiero, las maxifaldas o los "shorts"; las playeras o las corbatas, sin duda me voy a decantar por la ropa informal y hasta un poquito estrafalaria. Cuando veo esas filas de camisas y zapatos de todos los colores caminando hacia la Eucaristía, al Santísimo o la confesión, no puedo decir nada bueno de los trajes negros, las mantillas y los zapatos bien lustrados.

Pero son cosas mías, seguramente en otros contextos las cosas son muy diferentes.

13/05/13 8:21 PM
  
Israel
Me temo que es un tema que no sólo se queda en la Iglesia. Estoy harto de ver a jóvenes que no apagan los móviles en clase (o en la Iglesia). Que no ceden su asiento a las personas mayores (aunque parezca una tontería, es una muestra más de respeto a los mayores). Que no están acostumbrados (o que no les han acostumbrado) a pedir las cosas por favor y dar, después, las gracias, que no cuesta nada. La cuestión es ¿De quien es la culpa?. Muchas veces nos quedamos tan tranquilos echándole la culpa a la sociedad (y la culpa no es suya). Otras veces se las echamos a los profesores y tampoco lo es, yo a mi hijo lo mando al colegio a que le proporcionen conocimientos, no educación, eso es cosa mía (y el que diga lo contrario está enviando a su hijo al cole a que lo adoctrinen). La verdadera culpa es de los padres. Y me incluyo. La educación, esas "reglas de urbanidad" que parece que se han olvidado o que están pasadas de moda, se aprenden en casa. Y quien no las enseñe, que no venga luego pegando gritos...
13/05/13 9:01 PM
  
Luis I. Amorós
Sacramento quiere decir en latín "medio para santificarse" y hace alusión a lo sagrado. A su vez, el latín lo vertió del griego "mysterion", cuyo sentido creo que cualquier hispanoparlante comprende.

Como se ha perdido el sentido de la santificación, de lo sagrado y del misterio, tanto en los sacramentos como en cualquier otro acto más o menos cotidiano, empezando por los propios católicos, no es raro que nadie considere al acudir a un bautismo/primera comunión/matrimonio que haya nada sagrado o sobrenatural, o que haya presencia de Dios en ese acto, o que merezca más compostura que ir al cine.
Bastante es si conseguimos que lo sigan sin armar jaleo.

Y a la hora de buscar responsables de esta situación, no vayamos buscando al laicismo, el Nuevo Orden Mundial, Telecinco o Zapatero. Los responsables de que así sea están mucho más cerca.
13/05/13 11:18 PM
  
PG
Ha esas personas, es necesario que les regalen el Manual de Carreño, esa obra en donde se enseña urbanidad y buenas costumbres.
14/05/13 5:53 AM
  
Natanael
Yo creo que se suman varios aspectos:

La falta de educación generalizada. Aspecto del que ya se ha hablado sobradamente, y no me alargo.

Lo acostumbrados que estamos a llenarnos la cabeza de entretenimientos y ruidos continuos. Por ejemplo, mucha gente no sabe aguantar media hora en el autobús sin buscarse distracciones, porque se aburre, y así los vemos, poniendo música en el móvil o hablando durante todo el trayecto. Y claro, si me aburro en cualquier sitio, pues hago lo que sea para desaburrirme, especialmente si es una celebración litúrgica.

La total pérdida de sentido de lo que se celebra. La gente va solo por lo social, la celebración solo le importa por lo bonito de: las fotos, las flores, los vestidos... y claro, eso sumado al punto anterior, y sumado al desprecio cada vez mas generalizado a la Iglesia... pues acaba como acaba.

Y por último quisiera señalar que si bien se ha perdido el sentido de la celebración, quedan ciertos posos molestos. La liturgia sigue hablando, y en el fondo la persona sabe que lo que se hace en la Iglesia es distinto... en fin, que para quitarse esa sensación molesta se refuerza el ímpetu por banalizarlo todo y esta. Y de ahí el estar en la celebración al mismo tiempo como celebrando (por lo bonito) y al mismo tiempo demostrándose a uno mismo que lo que se hace no es importante.
14/05/13 11:00 AM
  
Juan
Sr. Amorós, ¿cuánto de cerca? Más aún: ¿quiénes son a su entender?
14/05/13 11:18 AM
  
javo
En todo esto lo que subyace es una cultura del relativismo. Magníficamente descrito por Benedicto XVI.

Aquí lo "autentico" es hacer cada uno lo que le venga en gana.

Recomiendo, insitentemente, la lectura de breve artículo de prensa:

http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20120414&idn=1502662659737

(Absolutistas en lo relativo, por IGNACIO SÁNCHEZ CÁMARA, abc 14/4/2012)

Empiez así:

"EL relativismo ejerce una profunda fascinación en nuestro tiempo, aunque tiene el pequeño inconveniente de que es falso. Pero no es posible negar sus aparentes encantos. El relativista, el verdadero, no su frecuente falsificación, es un buen tipo: no es dogmático (si bien tampoco tiene mérito, ya que niega los dogmas), no se siente en posesión de la verdad (tampoco es algo meritorio, ya que, para él, la verdad no existe), es tolerante (virtud de muy menguada jerarquía para él, ya que no la necesita, pues la tolerancia consiste en el respeto hacia quien consideramos que está en el error, y todos estamos en él), es demócrata (aunque deje a la democracia sin fundamento), es, en el buen sentido de la palabra, liberal (aunque deje al propio liberalismo sin justificación y en precario), es dialogante (aunque no sepamos muy bien para qué ha de servir el diálogo si cada quién tiene su propia verdad, eso sí, relativa). En definitiva, es alguien que exhibe virtudes tan recomendables como inútiles y poco meritorias. Pues ¿cómo va a imponer a los demás una verdad en la que no cree?..."

14/05/13 11:24 AM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
Mi sujerencia: ¿Ha probado alguna vez, callarse cuando durante la homilía note galeo, y tras un silencio decir algo similar a «Cuando los señores acaven de intercambiar sus pareceres, que espero queguarden relacion con el acto que estamos celebrando, por favor, que me avisen, para continuar la homilía. A los que no les interese, se pueden marchar. Gracias.»? Sé que funciona muy bien. Es algo que se suele recordar por largo tiempo, e invita a los participantes a que desaprueben ellos mismos las faltas de respeto de sus semejantes, con miradas asesinas cuando ocurre.
¿Por qué en la homilía? Por el reparo que le puede dar parar en otro momento de la celebración.
14/05/13 12:13 PM
  
Alvaro
DavidQ:

Cierto es que hay mucha hipocresía por ahí, que "las apariencias engañan" y que hay mucha buena gente de mal aspecto y mucho mal bicho con muy buena imagen.

Pero tampoco podemos caer en el error de pensar que es correcto que las cosas sean así, y me explico:

Además del lenguaje verbal, existe el lenguaje no verbal, y la vestimenta (la apariencia, en general, incluidos tatuajes, "piercings" o comportamientos) es un torrente de lenguaje no verbal que lanzamos a quienes nos rodean: independientemente de cómo seas como persona, no puedes culpar a los de alrededor por haber recibido alto y claro el mensaje que tú mismo les estás lanzando. Si tanto te molesta su reacción, mejor deja de pedirla a voz en cuello.

Aun así, hay una importante diferencia entre el hipócrita y el maleducado:

El hipócrita tiene una personalidad que, no siendo honrada, sí es lo bastante lista como para saber gestionar ese lenguaje no verbal, de modo que se esfuerza en aparentar una bondad y una respetabilidad que realmente no profesa.

Por su parte, el maleducado es ignorante de ese lenguaje no verbal, a lo cual a veces se une la incapacidad (o la vagancia) a la hora de empatizar con los demás, que es lo que le permitiría percibirse desde el punto de vista de los demás y darse cuenta de los mensajes que está mandando. Incluso puede ser que, más que incapacidad o vagancia, se trate de desprecio hacia los demás, de quienes presupone y a quienes exige que ignoren su lenguaje no verbal, obligándoles a la hipocresía de hacer como si no tuviesen ojos en la cara.

Tal vez vd perciba "el entusiasmo, la devoción y la entrega desinteresada" en esos jóvenes que "construyen casas para los pobres, visitan orfanatos, reparten víveres y encima se ríen, juegan y cantan como si llevaran dentro la vida eterna", pero no serán "el pelo largo, las camisas del Barça y los jeans rotos" los que le señalan en esa dirección sino que será una conclusión a la que vd habrá llegado A PESAR DE (y no GRACIAS A) "el pelo largo, las camisas del Barça y los jeans rotos".

Un saludo.
14/05/13 2:16 PM
  
Alvaro
javo:

Muy bueno el artículo de ABC que nos enlaza, que viene a desmontar ese "relativismo del embudo", que viene a pretender:
- Con las palabras, que ambos extremos del embudo son iguales (porque todo es relativo, faltaría más).
- Con las obras, que en realidad no eran tan iguales (y claro, a ellos corresponde quedarse con el lado bueno).

Poner a legislar a un relativista verdadero (es decir, a alguien que niegue la existencia de los absolutos, entre otros la Verdad y la Justicia) sería como poner a un ciego a conducir el autobús.

Pero claro, es que los "relativistas" que padecemos no lo son realmente: Son malvados que hacen ver que su maldad sólo es "cuestión de perspectiva". Y así nos va a los pasajeros del autobús que conduce ese kamikaze que se hace el ciego para saltarse todas las normas al grito de "no lo he visto".

Un saludo.
14/05/13 3:23 PM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
Alvaro: ¿Entonces en que quedamos, en que el pelo largo es de malotes y el pelo corto de buenotes, al contrario, o ninguna de estas?
14/05/13 3:39 PM
  
Luis I. Amorós
Juan:

"Sr. Amorós, ¿cuánto de cerca? Más aún: ¿quiénes son a su entender?"

Los curas y los fieles, los obispos y los monaguillos, los catequistas y los rectores de seminarios, los beatos y los profesores de religión, los que contraen los sacramentos y los tutores de aquellos menores de edad, los ortodoxos y los menos ortodoxos, los que quieren innovar y los tradicionalistas, el papa y el sacerdote indigno. Usted y yo.

O sea, todos los actores secundarios de los sacramentos (el protagonista único es Dios).

Cada cual según su responsabilidad, que es pública y notoria; cada cual según sus actos, en privado y frente a la comunidad parroquial; cada cual según lo que le dicte su corazón, que sólo Dios conoce.

Si los católicos no mostramos respeto por nuestros sacramentos, indiferentes o agnósticos no lo harán.
14/05/13 3:47 PM
  
Alvaro
Ignacio Jonatan Hernández López:

¿Por qué me lo pregunta a mí? Yo me he limitado a citar una frase ajena en la que se contrasta el aspecto "cuidado/descuidado", y a constatar que el lenguaje no verbal transmite mensajes claramente a quienes nos rodean.

Así pues, si quiere una respuesta sobre lo del pelo largo o corto, mejor pregunte a quien lo citó en primer lugar. Y si lo que quiere es empezar una discusión bizantina sobre la cuestión capilar, a ver si acabamos midiendo la cabellera como criterio moral, no cuente conmigo.

Un saludo.
14/05/13 4:39 PM
  
javo
Alvaro,

Touché! Da Usted en el clavo. Sí que hay perversión.

Por otr parte, bien mirado, no puede existir el relativista verdadero, pues la Verdad es Absoluta, por mucho que esto le pueda reventar al relativo.

Podemos definir al relativo como nihilista, nada bueno por cierto. La única lógica que llega a aplicar es la de la "equidistancia", el elegir siempre el término medio como lo óptimo. Lógica que queda desmontada en cuanto la confrontamos con La Verdad. Esa es su moral, la media aritmética o la mayoría. Pura destrucción, no creer en nada .

Aprovecho y recomiendo otro interesante artículo del mismo:

http://www.abc.es/20110526/opinion-la-tercera/abcp-proyecto-ingenieria-social-20110526.html

"Un proyecto de ingeniería social", por IGNACIO SÁNCHEZ CÁMARA, abc 26/05/2011


Como no hay monos leyendo el blog -mal que les pese a los relativistas-, podemos decir que sería como un mono conduciendo un autobus, o un mono con pistolas.
14/05/13 4:48 PM
  
DavidQ
Alvaro:

Estoy de acuerdo con usted. Pero me gustaría señalar algo adicional.

En mi comentario yo no me referí a los maleducados, sólo a los hipócritas y si usted quiere, a los inconscientes, aunque yo no los había definido así antes.

De los hipócritas creo que no hace falta decir más.

Los muchachos a los que yo me refiero, si algo, no están conscientes de lo que su vestimenta transmite A LOS NO INICIADOS. A estas alturas de mi vida -ya peino canas hace muuuucho-, todavía los tatuajes me causan repugnancia y no le encuentro ninguna gracia a los piercings. Pero no es así entre los jóvenes. Para ellos el tatuaje tiene otro significado que para mí aún no es conocido. Me lo han tratado de explicar, pero aún no puedo asimilarlo. Sólo sé que no es malo siempre.

Con el pelo largo, las camisas de colores, los jeans rotos y los zapatos fosforescentes el lenguaje es mucho más simple, pero también incomprensible para el no iniciado. Pero tampoco es malo.

Desde MI punto de vista, yo no puedo imponer mi "moral de vestuario" a una generación que estará aquí, primero Dios, muchos años después de que yo me vaya. Sobre todo si mi alternativa no es buena (el traje negro, sinónimo de hipocresía). Todos aceptamos sin ningún problema que hay ocasiones especiales donde se impone la corbata (las confirmaciones, por ejemplo, o el grupo que ayuda en el altar). Pero al resto del grupo no me siento cómodo imponiéndole la camisa blanca cuando se siente tan a gusto con la del Barca, o los zapatos de charol cuando sus Nike anaranjados son más cómodos y útiles.

Sumemos a esto, las restricciones económicas. Ni siquiera yo soy capaz de pagar la lavandería todas las semanas para ir a Misa de rigurosa etiqueta, mucho menos tener los tres o cuatro trajes indispensables para no parecer retrato. Hay jovenes para los que la camisa de Old Navy es la única que tienen aparte del uniforme del colegio. Y no hablemos del calor en un país tropical en un templo sin aire acondicionado.

El otro día, mi propio hijo fue a Misa con el jeans roto, le pregunté por qué y me dijo que porque era uno heredado de su hermano mayor y que jugando se lo habían roto. Y lo dijo con tal naturalidad que no me atreví a imponerle la ideología del consumismo y la inmoralidad de las apariencias (¡vaya a cambiarse que parece pordiosero!) cuando para él lo alegre era estar con el Señor durante ese rato.

En resumen, estoy de acuerdo con usted que la ropa es una cuestión de lenguaje. Mi postura nada más es que yo soy el obligado a aprender el lenguaje de los jóvenes, no son ellos los obligados a hablar en mi idioma.
15/05/13 1:05 AM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
La necesidad que cubre el ropaje no tiene nada que ver con la ornamentación o la comunicación, aunque gran cantidad de ropa esté repleta de anuncios publicitarios y casi toda tengan motivos ornamentales. Incluso hay ropaje culla función es exclusivamente alguna de esas dos.
La necesidad que cubre el ropaje general es la de arropar: Tapar la desnudez y proteger de las inclemencias ambientales.

Que puede constituir un lenguaje, y de echo lo haga, no significa indefectiblemente que la ropa sea cuestión de lenguaje: No lo es.

Yo uso estos signos, -letras, palabras, frases-, para comunicarme, y esto sí es lenguaje; Pero yo no uso la ropa para comunicarme, por más que ustedes quieran hacer otra lectura, y no es lenguaje por que no es su función la de comunicar, a menos que convengan ambas partes o al menos el emisor, en darle ese uso.
Y si convienen dar a la ropa uso indefectiblemente comunicativo, exijo como parte interesada-obligada un diccionario para no ser un analfabeto, ya que no puedo dejar de vestirme, por no ir desnudo. Si no me lo conceden, al menos no terjiversen mi mensaje, que es ausente, o si acaso, el de "no quiero ir desnudo".

En ciertos países, -aún-, enseñar la planta del pie a otra persona, aunque sea que hayas querido quitarte una piedrecita de la sandalia, es considerada una acción grave con consecuencias penales, un insulto. ¿Quien no se ha sacudido la sandalia lebantando el pie para sacarse la arena? Pues levántenlo hacia adelante, no hacia adetrás o hacia el lateral, no vaya a ofender a alguien. Creo que no se os escapa la injusticia, como sí que se os escapa la injusticia de la que habláis sin tomar consciencia.

La ropa no debe ser en absoluto objeto de juicio moral. Distinto es cuando con la ropa se transmiten mensajes escritos o escénicos.

A modo de lo comentado, la estética capilar, puede transmitir un mensaje, pero también puede no hacerlo: Ello depende del supuesto emisor. Por esto mi pregunta retorica anterior, del significado del pelo largo o corto.

Un tatuaje siempre transmite un mensaje, pues consiste precisamente en una imagen. Es injusto tratar como igual, aquello que es distinto, tanto como tratar distinto lo que es igual.

Si tuviéramos que evitar pasar por debajo de las escaleras para que no se entristezca la abuela Francisca pensando que nos va a ocurrir algo malo de inmediato, o andar con excesivo cuidado de no verter una gota de sal para que no salga huyendo la tía Pepa. o no poner el pan boca abajo para que no se ofenda Juanito, seríamos más supersticiosos que los supersticiosos.
15/05/13 2:33 PM
  
DavidQ
Ignacio:

Estoy muy de acuerdo con usted y me parece un excelente resumen su frase

"La ropa no debe ser en absoluto objeto de juicio moral."

A eso podríamos añadir lo del pelo y excluir los tatuajes.

Sin embargo observo también que tiene validez lo que dice Álvaro. Sin querer, la ropa transmite mensajes. Para muchos, sobre todo los de la vieja generación, la ropa de la nueva generación es escandalosa (y así ha sido siempre, no es nada nuevo). Mi madre pensaba que yo me "vestía de payaso", yo todavía no puedo verme a mí mismo con unos zapatos color fucsia fosforescente.

Pero, como usted señala, el problema no es del inadvertido emisor, sino del receptor que interpreta a su antojo el "mensaje" que cree que la ropa del vecino le transmite (por cierto: aquí en mi país tropical, casi todos secamos la ropa al sol. La mayoría aún se resiste a colgar la ropa interior en lugares visibles desde la calle, asumo que por el "mensaje" que pueda transmitir).

Poniéndolo en el tema de la ropa para ir a Misa... ¿es malo que mi hijo lleve los jeans rotos? Yo creo que no. Creo nada más que ya es tiempo de comprarle otros, cuando el Señor me socorra.
15/05/13 11:00 PM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
El mejor mensaje que puede transmitir una ropa es el que transmite un hábito. :-)
Lógicamente que quien lo usa pretende eso, evanjelizar con él.
16/05/13 12:47 AM
  
Alvaro
Diría que aquí se está confundiendo la realidad del lenguaje no verbal con la intencionalidad de su uso o con las distintas claves que, en ciertos lugares o círculos, pueden tener algunas expresiones de dicho lenguaje (por ejemplo, el luto occidental es de color negro, pero en los países africanos es blanco; cambia la clave, pero no el mensaje ni el hecho de su misma existencia).

"Donde fueres haz lo que vieres", dice el refrán, dejando claro que las costumbres cambian de un sitio a otro, y que si vas a un lugar que te es extraño, debes tener cuidado para no violentar las costumbres que pueda haber allí (y las iglesias, que es a lo que viene la entrada del blog, no son una excepción). Lógicamente, el refrán no se refiere a imitar el mal comportamiento de los maleducados foráneos.

Del mismo modo, al igual que "el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento", el desconocimiento del lenguaje no hace desaparecer la realidad de su continuo uso sino que simplemente hace que ese uso sea inadvertido. Así, si un inconsciente ofende inadvertidamente a otros con su comportamiento o apariencia, éstos podrán disculpar al ofensor por su falta de intencionalidad, pero ello no elimina la realidad de la ofensa en sí (me viene a la mente la frase de Cristo "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", donde queda claro que el desconocimiento de la ofensa no anula la ofensa misma, que por ello sigue exigiendo de reparación o perdón).

Entren calzados en una mezquita y aleguen que "yo no sabía que haya que ir descalzos". O mejor aún, intenten argumentar que "pues en mi casa no es problema ir calzado" y que "el problema es de usted, que no entiende la 'clave' de mi lenguaje". Imagino la lógica respuesta del musulmán: lo que haga vd en su casa es cosa suya, pero aquí se va descalzo (a lo que podría agregar claras y contundentes muestras de lenguaje no verbal, aplicadas sobre todo a su retaguardia).

No debemos olvidar que hablamos de la asistencia a ceremonias SAGRADAS, en las que es obligado un mínimo de pulcritud, de recato y de recogimiento (siempre dentro de lo posible y de lo razonable). El aspecto innecesariamente desaseado, la ropa provocativa o con mensajes o imágenes ofensivas, el comportamiento inadecuado, son -literalmente- agresiones contra los presentes y contra lo sagrado del lugar y de las ceremonias que en él se celebran, lo sepan los agresores o no.

Por descontado, basta un poco de sensatez para discernir que si entra en la iglesia un niño pobre con unos pantalones que se le han rasgado y que no puede cambiar, no es lo mismo que si entra una joven llevando unos pantalones igualmente rasgados, pero esta vez "a la moda" y con los rasgones estratégicamente ubicados en lugares provocativos.

Cosas del LENGUAJE.

Un saludo.
16/05/13 5:11 PM
  
Alvaro
Por cierto, la educación es, entre otras cosas, conocimiento.

Una persona bien educada sabe cómo debe comportarse en según qué situaciones, y también sabe, llegado el momento, autoimponerse ese comportamiento adecuado.

Quien no está bien educado puede no saber cómo comportarse (en cuyo caso "está mal educado") o sí saberlo pero no querer actuar en consecuencia (en cuyo caso "es maleducado"). No hablo, pues, de la ignorancia insalvable, siempre disculpada.

Incluso ahora abundan quienes son conscientes de su desconocimiento pero no quieren aprender porque desprecian a aquellos a quienes su buen comportamiento demostraría respeto. También estos "son maleducados", porque el desconocimiento buscado adrede como pretexto anula su carácter de eximente.

En cualquier caso, la entrada de D. Jorge trata sobre "Un problema de buena educación", y esas personas que desconocen cómo han de comportarse carecen precisamente de esa "buena educación" a la que alude D.Jorge.

PD: Sobre la frase de Ignacio "La ropa no debe ser en absoluto objeto de juicio moral", creo que es equivocada.

Basta con aplicar la sensatez: la ropa no debe ni ser objeto absoluto de juicio moral, ni debe eximirse absolutamente de dicho juicio, simplemente porque habrá ocasiones en las que su uso tenga implicaciones morales y habrá otras que no.

Un saludo.
16/05/13 5:55 PM

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