El hermano Víctor, O.H., conoce las intenciones ocultas de los cardenales
En las antiguas cartillas militares existía un epígrafe que rellenar sobre el valor del titular de la misma. La respuesta era siempre la misma: “Valor: se le supone”. Por principio creo que lo normal es suponer la buena voluntad de las personas y creer que la gente hace las cosas como debe de hacerlas mientras no se demuestre lo contrario.
Estamos a un tiro de piedra del comienzo del cónclave. En apenas unos días los ciento quince cardenales electores darán un nuevo pontífice a la Iglesia. No tengo nada que me haga pensar que todos y cada uno de ellos quieran otra cosa que no sea el bien de la Iglesia.
Puedo comprender que los no creyentes, los anticlericales, los anti iglesia emponzoñen lo que puedan y nos hablen de luchas de poder, deseos de medrar, intenciones ocultas y pagos de favores de toda índole. Es su papel. Lo que no puedo comprender es que un religioso se atreva a decir públicamente que “hay cardenales que están pensando quieren ser papas por el poder”.
Pues esto es lo que afirma el hermano Víctor, director de la Comisión Interprovincial de los Hermanos de San Juan de Dios en España y director de la Fundación Juan Ciudad, en una entrevista para Religión Digital que hoy aparece en portada y con esa frase destacada como titular. Simpático el hermano. Eso sí, luego nos contarán mil veces la milonga esa tan vieja del respeto, del no juzgar, de pensar bien de los otros, de comprender y servir.
Dice el hermano Víctor: “Yo sueño con una Iglesia más samaritana. No creo en un Dios que no sea misericordioso y compasivo. Un Dios justiciero que esté por las alturas no es mi Dios. Mi Dios es el Dios de Jesús”. Sigue afirmando: “El signo principal es el amor al hermano”. Muy bonito todo, muy naíf, todos hermanos, Dios te ama, Jesús te quiere… amémonos unos a otros, viva la caridad sobre todo, pero eso nosotros, los de la base, porque hay cardenales que solo quieren ser papas por el poder.
No sé qué pretende el hermano Víctor. Hermanos he conocido que jamás superaron el no ser sacerdotes, no digamos obispos, y se han ido desahogando a base de tirar chinitas contra curas, obispos, cardenales y todo lo que suene a jerarquía. Espero que su caso no sea ese, sino más bien el de la ingenuidad del que se piensa que soltando la gracieta de que ya se sabe, cardenales poco evangélicos, va a salir en la prensa y recibir unos pobres aplausos. Por cierto, los comentarios a su entrevista en RD no son precisamente elogiosos.
¿Y si yo le dijera al hermano Víctor que hay hermanos que aspiran al puesto de director de la Comisión Interprovincial por la cuota de poder que eso conlleva? ¿Qué me respondería? ¿Qué ellos no son así? Ya. Los hermanos buenos, buenísimos, el evangelio de la misericordia con patas. Y mientras los cardenales, siempre sospechosos de antievangélicos, que quieren ser papas por el poder.
Me parece hermano Víctor que ha metido la pata. Al menos espero que sea sólo eso: una metedura de pata por falta de elemental prudencia.
21 comentarios
Me parece muy bien, pero,... ¿qué Evangelio ha leído este buen hombre?
El sr. Victor, además, habla de "su" Dios - que supongo que habría que poner en minúsucula - con lo que pretende negar la objetividad de la fe.
Y después descalifica a nuestros cardenales por el hecho de serlo. Actitud verderamente grotesca.
Es todo lucir camiseta.
Judas fue el primer progre de la Iglesia, siempre hablando de "los pobres" y criticando a los demás por algo del "dinero".
De hecho es el único con ese discurso.
Justo ese es al que la sabiduría divina destinó a la perdición.
Profunda enseñanza evangélica entre que dice la boca de los hombres y que hay de verdad en su corazón.
Que el hermano "lea" ese Evangelio.
Si yo "Creo en un sólo Dios", es porque ese Dios "ES". Mi obligación, además de amarlo, es conocerlo como ES, no como a mí me da la gana que sea. No hay tales de "mi dios", porque eso solo se aplicaba a los panteones griegos y romanos, donde cada uno podía venerar al dios que más le acomodara a su profesión o sus costumbres. Puestos a eso, mejor digo que "mi dios es Baco" y que viva la Madre Superiora.
Hasta donde mi fe y conocimiento alcanzan, Dios Espíritu Santo que inspira a los cardenales es exactamente el mismo al que yo amo (porque no hay otro). El mismo que hace salir el sol sobre buenos y malos, el mismo que en su infinita misericordia nos dará un Papa. ¿Bueno o malo? No me toca a mí decidirlo, pero creo firmemente que el Espíritu Santo sabe bastante más que yo como para tomar esa decisión.
"Tanto es así, que a mí me interesa la Encarnación, pero me importa más la vida pública de Jesús desde su bautismo hasta su muerte. Le doy mucha importancia también, lógicamente, a su muerte en la cruz, que le hizo unirse a los más marginados, que eran los criminales. Pero en el Evangelio hay más hechos de curación de enfermos y de ayuda a las personas que de palabra. El signo principal es el amor al hermano, la compasión por el otro, el ayudarle, tratar de ponerse en su lugar y sacarlo de su dolor y de su sufrimiento. Lograr que la gente sea feliz, y que seamos más igualitarios y más hermanos"
La Iglesia que cuenta el hermano Víctor, no está pidiendo vivir en la fe, y es que el tentador, engaña a los mundanos, y si el hermano Víctor cuenta con la Misericordia de Dios, también la Iglesia Católica cuenta con la Divina Misericordia, pero también con la Justicia de Dios.
De las obras de San Alfonso María de Ligorio, leemos en Preparación para la muerte, la consideración 27, punto 2: «Engaños que el enemigo sugiere al pecador»
El Señor es Dios de misericordia, ¿quién lo niega? Y, sin embargo, ¡a cuántas almas manda Dios cada día a penas eternas! Es, en verdad, misericordioso, pero también es justo; y por ello se ve obligado a castigar a quien le ofende. Usa de misericordia con los que le temen (Sal., 102, 11-13).
Pero en los que le desprecian y abusan de la clemencia divina para más ofenderle, tiene que responder sólo la justicia de Dios. y con grave motivo, porque el Señor perdona el pecado, mas no puede perdonar la voluntad de pecar .
El que peca -dice San Agustín- pensando en que se arrepentirá después de haber pecado, no es penitente, sino que hace burla y menosprecio de Dios. Además, el Apóstol nos advierte (Ga 6, 7) que de Dios nadie se burla; ¿y qué irrisión mayor habría que ofenderle cómo y cuándo quisiéramos, y luego aspirar a la gloria?
«Pero así como Dios fue tan misericordioso conmigo en mi vida pasada, espero que lo será también en lo venidero.» Este es el cuarto engaño. De modo que porque el Señor se ha compadecido de ti hasta ahora, ¿habrá de ser siempre clemente y no te castigará jamás?... Antes bien, cuanto mayor haya sido su clemencia, tanto más debes temer que no vuelva a perdonarte, y que te castigue con rigor apenas le ofendas de nuevo. «No digáis-exclama el Eclesiástico (5, 4)-he pecado, y no he recibido castigo, porque el Altísimo, aunque es paciente, nos da lo que merecemos.»
Cuando llega su misericordia al límite que para cada pecador tiene determinado, entonces le castiga por todas las culpas que el ingrato cometió. y la pena será tanto más dura cuanto más largo hubiere sido el tiempo en que Dios esperó al culpado, dice San Gregorio.
Hasta aquí este extracto. Es verdad, muchas personas piensan en un Dios misericordioso, pero ya en el olvido de la Justicia Divina, no existe, pues han perdido el sentido grave del pecado, y ya no hay pecado. Incluso los que mueren después de una vida sin vida de oración ni piedad, ni Eucaristía frecuente ni sacramentos, se oye en misas de exequias que aquella alma ha entrado en el cielo. Que ya está gozando de la presencia de Dios, pues tampoco es necesario hablar del Purgatorio. Solo hay tierra y cielo, muerte en este mundo y vida eterna, no hay purificación de los pecados, no hay castigo, solo premio eterno.
Los Novísimos, las verdades eternas no se valora.
Si la Iglesia Católica es la de Cristo, pero el hermano Víctor, está pidiendo otra.
La Iglesia Católica obra la Caridad, “Cáritas”, ¿a qué se refiere entonces el buen hermano Víctor? Lo que yo veo en el ejemplo de este hermano, que el caso de este hermano, no es el único. Pues hay mucha desobediencia a la Jerarquía de la Iglesia Católica, no hay unidad, y es una pena.
El demonio suele engañar a los que se descuidan en la verdadera oración, pues quien piensa sólo en la Misericordia de Dios, al olvidarse de la Justicia, caerá en el engaño del enemigo, para abusar de la Divina Misericordia sin dejar de pecar.
Tal es esta locura, que yo he oído "Esto es un chollo, ser cristiano, porque se puede pecar y luego confesarse", y esto es lo que sucede todos los años, por ejemplo, los libertinos y viciosos cuando desfilan en Carnaval no cesan de pecar, alqunos se dicen creyentes, pero al confesarse no renuncia sus pecados, son confesiones sacrílegas, y el pecador cuando muera, no ha pensando que él mismo ha solicitado la condena eterna. Porque de Dios nadie se burla, lo que uno siembre eso recoge, dice San Pablo.
Hay también quien no ha tenido tiempo de arrepentirse, porque ha estado aplazando tiempo, excusas y más excusas para no acercarse al sacramento de la confesión.
¿Puede asegurar el pecador incorregible que tras cometer otro pecado mortal, tendrá otras 24 horas? Sobrevive esas venticuatro horas, pero no se animará a acercarse al confesionario, si lo hace, sin propósito de enmienda, sin dolor de corazón, ya que son muchos años que ha tenido ese tiempo. Y de repente. Sí, es la Justicia divina.
El que ama la Justicia de Dios no peca contra la Misericordia divina.
Saludos
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Este señor no sabe, no entiende qué es, en qué consiste el verdadero samaritanismo de la Iglesia; Y aquí en su camino el saber conducir a sus fieles hasta allí donde el dolor y la muerte dejan de existir;
Por lo mismo: No entiende no sabe que la verdadera justicia de Dios para con los hombres consiste en rescatarlos de este continuo mundanal morir; Y así dejar de reciclarse en ese eterno morir, para volver a morir, sin poder resucitar.
De aquí que para este señor su dios, no sea el Dios de alturas; El que siendo de Luz y de Vida es todo infinita claridad; Sino el necio dios de los oscuros abismos infernales.
"Santificado sea tu nombre. Y venga a nosotros tu reino. Señor.
-Yo sé que este mundanal reino de oscuridad y de muerte; Y tu celestial reino de luz y de vida, Señor, son incompatibles en el eterno ser y existir.
Por esto yo me congratulo por mi y por mis hermanos en la justicia de Dios; Por lo que siendo para el total y definitivo a este mundo morir; sea para el otro mundo el resucitar.
- Y el reino de Dios, la Nueva Jerusalén, viene que vendrá. Y en el poder de su gloria y claridad a los abismos dispersará todo lo que en este mundo, siendo duda y dolor es muerte y oscuridad.
Un saludo.
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