Del cura buenazo, líbranos Señor
Alguien me dijo en una ocasión que es preferible un listo malo a un tonto bueno. El listo sabe lo que quiere pero no estropea el resto. El tonto acaba por cargarse todo a base de buena voluntad falta de luces.
Tengo mucho miedo a los curas “buenazos”, más que a un tsunami. Porque los curas buenazos suelen acabar complicando las cosas, deshaciendo todo y dejando marrones muy considerables al compañero que viene detrás. Eso sí, qué bueno era D. Fulano.
Efectivamente D. Fulano era un buenazo. Tanto que no tuvo reparo en ceder la casa parroquial deshabitada a la juventud del pueblo para que tuvieran un lugar donde encontrarse.
D. Fulano no confesaba. Decía a la gente que Dios es bueno y que perdona siempre y que no hace falta acudir al confesionario. Ya daba él una absolución general de cuando en cuando. Facilitaba las cosas. Bautizaba cuando la gente quería, y no te complicaba la vida con cursos ni cursillos para bodas y bautizos. Tampoco tenía reparo en bautizar o casar en el campo, la huerta, el arroyo o el chalecito.
Nunca se preocupó en exceso de papeles, cuentas y demás cosas burocráticas tan aburridas. Ni de conocer si la parroquia tenía propiedades, o revisar contratos, seguros y documentos varios. Si acudía alguien a casa a pedir algo, le ayudaba y punto. Era un buenazo.
D. Fulano un día se jubiló, como era de esperar, y vino a la parroquia D. Mengano. Se encontró con que lo que debía ser el despacho parroquial y el archivo lo tenían los jóvenes desde siempre, que no sólo no estaban dispuestos a marcharse, sino que le montaron una campaña en contra por insolidario y por no querer nada con la juventud.
Pidió papeles D. Mengano. Ni una línea de contabilidad de los últimos años. Los libros parroquiales sin actualizar en meses y meses. La iglesia y los locales sin seguro. Alguna propiedad de la parroquia perdida porque ni había papeles ni nadie los había intentado arreglar.
Intentó D. Mengano poner un poco de orden en misas, bodas, bautizos, confesiones. Evidentemente se acabaron las celebraciones en el campo y el chalecito, organizó sus cursos de bautismo y novios y fijó un horario para confesiones. Viendo las necesidades de la parroquia, abrió el despacho de Cáritas y buscó apoyo de alguna persona profesional para que la atención fuera más eficaz.
Qué diferencia. Con lo buenazo que era D. Fulano, que todo le parecía bien, no ponía pegas. Y nos mandan ahora a este Mengano que todo son papeles, cursillos, despacho y encima en los sermones que a ver si somos mejores y nos confesamos más.
Y mientras, D. Fulano, tan buenazo, de vez en cuando llama a sus amigos de la parroquia para decirles que cómo aguantan a ese cura, que a ver si hacen algo, que no se dejen avasallar.
No quiero curas buenazos. Los quiero santos, que es diferente. A los curas buenazos los temo más que a pedrisco en la cosecha.
12 comentarios
Por si faltaban, es otra buena razón para pedir al Señor abundantes vocaciones. En los otros oficios, los "buenazos" como este servidor, tenemos la dicha de contar con compañeros y jefes "estrictos" que nos quitan la tarea de la disciplina y nos obligan a mantener las cosas en orden. Cuando el cura esta solo -que es la mayoría del tiempo- corre más riesgo de equivocarse. Que el Señor nos perdone.
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Jorge:
En fin...
Un cura puede ser impecablemente rsponsable, organizado y cumplidor de sus deberes administrativos, y a la vez ser "buenazo", en el sentido de estar siempre disponible y desprendido para todos, y no imponer más cargas que las indispensables. En cambio, YO he conocido curas impecablemente organizado y celosos, que asustaban a la feligresía por su intransigencia, su formalismo burocratico, su rigorismo neojansenista y su falta de adaptación a las circunstancias. Hay un perfil de cura que sí que hunde las parroquiass, que es el del cura que se pasa la vida riñendo a todo el mundo y tratando a los laicos como menores de edad permanentemente necesitados de un tutor.
Dios pasará cuentas, y algunos tal vez ni lleguen a ese paso.
Pues un sacerdote me aconsejó que yo debía ser santo y no dos veces bueno, ya que en catalán dos veces bueno es "bo-bo".
Padre, tiene toda la razón, y todo esto viene por la formación que reciben en ciertos seminarios. Es tal la ideología filoprotestante que corre en ciertos seminarios, que como Dios es tan bueno, tan bueno, no existe el demonio.
Juan Pablo II le dijo al exorcista P. Fortea, que quien no cree en el demonio, no cree en el Evangelio.
Sepa que tengo la costumbre de rezar todos los días por todos los sacerdotes. Por los equivocados para que se conviertan, y por los fieles a la Sta. Iglesia para que perseveren.
Siga así, Padre, que si el diablo nos ladra es que cabalgamos, aunque sea en un pollino como Cristo el Domingo de Ramos.
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Jorge:
Uno acaba teniendo un poco de todo.
Nuestro Señor fue manso pero no "menso"; los buenazos creen que los dos términos son sinónimos.
Los buenazos son los que yo llamo "padres Nueva Era" todo es relativo y depende de las circunstancias, se apoltronan en sus parroquias y que nada les turbe y nada les espante, pues Dios proveerá...
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