Primera charla cuaresmal en la parroquia de doña Rafaela
Aquel año el párroco anunció una sola charla cuaresmal, pero advirtiendo, eso sí, que valdría por tres o cuatreo, ya que la daría un ponente de campanillas.
Parece ser que acababa de encontrarse con un compañero sacerdote dedicado al estudio y la docencia. Licenciado en un par de teologías, doctor en algo, y profesor muchos años en España y América. Y al párroco no se le ocurrió cosa mejor que por una vez en la vida llevar al pueblo una primera figura de la teología planetaria.
Causó su poco de expectación. Porque generalmente las charlas, cuando las había, las daba el mismo párroco o algún cura de los pueblos vecinos. Total, que uno y otros suficientemente escuchados. Por fin un hombre sabio, como lo presentó el párroco. Profesor durante años, estudioso, conferenciante por medio mundo, autor de libros y artículos. ¿Se lo van a perder?
El día de la charla hubo algunos más que de ordinario. Tampoco tantos, que al final en estas cosas acaban siendo casi siempre los mismos, pero alguna persona más del pueblo apareció y hasta vinieron tres o cuatro de Madrid. La charla, como siempre, en la iglesia.
Rafaela en el segundo banco, por si querían ponerse primero los de Madrid, que venían con cuadernos para tomar notas y hasta grabadoras para no perderse nada. No le gustó que comenzara la charla sin un padrenuestro por lo menos, sobre todo estando en la iglesia, pero pensó que un despiste lo tiene cualquiera.
Bien se explicaba el padre, pero que muy bien. Utilizaba palabras nunca antes oídas. Habló de la apertura del corazón ante la inmensidad de lo divino y la misericordia compasiva frente al sufrimiento planetario. Dijo que Dios quería hombres muy humanos embarrados en el dolor para que pudieran vivir una profunda metanoia desde la vivencia de la kenosis radical en la apertura a la trascendencia. Les exhortó a ser ellos mismos, a purificar el yo profundo y comprender que la gran tarea es construirse uno mismo en la apertura a la alteridad.
A los pocos minutos, Rafaela ya había desconectado y decidido que mejor aprovechaba ese rato en la iglesia para rezar por sus difuntos. Irse no, porque es mujer educada, pero perder el tiempo tampoco. Una ovación de gala la sacó de su ensimismamiento. Había terminado la charla y todos se hacían lenguas de la sabiduría del ponente.
Juana, por lo bajinis, se dijo a Rafaela: hija, qué bien habla, lo que pasa es que una es ignorante y no termina de entenderlo muy bien. No mujer, le respondió Rafaela, si es facilito. Ven, vamos a preguntarle.
Tuvieron que esperar un poco, mientras la gente felicitaba tan brillante exposición, sobre todo los de Madrid que debían entender más. Cuando por fin llegaron a él, Rafaela, después de darle las gracias por haber querido venir al pueblo, le dijo:
“Mi amiga, Juana, que dice que alguna cosa no le ha quedado muy clara. ¿Verdad que lo que usted ha dicho es que tenemos que ser mejores, cumplir los mandamientos, venir más a la iglesia, confesar, comulgar y ayudar a los pobres? ¿A que también ha dicho que es bueno hacer algún sacrificio por nosotros y por los demás? ¿A que sí?”
El predicador quedó un tanto desconcertado… “bueno sí, claro…”. Rafaela se volvió a Juana y le dijo: “lo ves, ¿ves como era facilito? Lo que pasa es que como han estudiado lo saben decir con otras palabras, pero era eso, lo mismo que se nos ha predicado siempre. ¿O es que tú habías entendido otra cosa?”
Me cuentan que los amigos del predicador, los que llegaron desde Madrid, no sabían qué cara poner. Sólo acertaron a decir eso de que esta gente de pueblo no entiende nada… Rafaela se volvió y con una sonrisa enorme les dijo: “a lo menor los que no entienden nada son ustedes…” Eso lo aclarará Dios al final de cada uno.
Anda Juana, que he hecho unas rosquillas esta mañana. ¿Te vienes a casa y las probamos?
20 comentarios
- - - - -
Jorge:
Hablaré con ella a ver qué le parece.
Es innegable que muchas veces los intelectuales, sobre los de la "intelligentsia" les encantan sus lenguajes y sistema endiablados, pero no hay que olvidar que si uno hace el esfuerzo de entenderlos conseguirá colocar en otra dimensión su conciencia.
No puedo evitar empatizar con Rafaela, arquetipo de los simples en este caso, pero por otro lado no idealizemos el sentido comun popular, no es para tanto y creo que lo vemos cada dia.
Ojalá que algún dia todas la señoras rafaelas del mundo alcancen la conciencia del teologo sabio. Hasta ese momento respeto y cariño.
Párrocos lleven al Padre Sayés y gente como él a dar charlas a sus parroquias. Otro muy bueno es Don Santiago Arellano (aunque este más para Navarra, creo yo).
Que no, que no sé yo, que vivo en Madrid, si lo he vivenciado mejor que Dª. Rafaela, o me he quedado en la metá...¿qué?
Sólo de pensar en las rosquillas, se me hace la boca agua. Lo que se ganó la Juana por acudir a la charla "de campanillas". ¡Así cualquiera!
- - - - -
Jorge:
No se ponga así. Si un día me hago con una bandeja de rosquillas, le aviso.
Me lo paso estupendamente con sus artículos y algunos comentarios.
No se si Dª Rafalela tiene en su casa el TACO del Corazón de Jesús. Si lo tiene y ha leído el comentario de hoy, se habrá quedado de piedra –como me ha pasado a mí y a otro con el que he comentado-: Nos ponen un pensamiento de Rousseau: “La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se someta a ninguna”…¡Toma cuello! Suelen poner últimamente sentencias de grandes pensadores como Barac Husein Obama…
Me parece que han cambiado el agua de la pecera, sin que nos enteremos los peces (No recuerdo a quién escuché esto).
Un saludo
- - - - - -
Jorge:
Fuertecilla la cosa. Pronto agarra Rafaela el taco y lo aprovecha para encender la chimenea.
¿Habrán agotado los pensamientos del Evangelio, de los clásicos griegos, de grandes pensadores católicos,…? (los de la misma Dª Rafaela, me parecen más atinados)
Podían darle vueltica, que no nos los sabemos todos y viene bien recordar
Eso piensan algunos y lo practican. Tampoco defiendo ser simplón, sino claro. Pero hay que ser muy inteligente para expresarse con esa claridad. Ejemplo, Benedicto XVI. Inteligencia excelente demostrada en la claridad radiante.
Pasa que a los niños ya no les enseñan las cosas como antes. Jajaja!
Muchos de mi edad (aunque en aquella época éramos niños todavía), puede que se acuerden del "Señor Nicasio", de "Doña Veneranda y doña Verebunda", y de otros personajes ideados por el Padre Marcos.
Saludos.
Desde luego, sí coincido en que no tiene sentido explicar la doctrina y el magisterio empleando fórmulas que ninguno de los oyentes va a entender.
Y desde luego, sí estoy de acuerdo en que muchos ponentes pueden usar un lenguaje ampuloso y complicado para tratar de esconder el hecho de no estar diciendo nada.
En este sentido, contaba monseñor Munilla una anécdota de cuando era seminarista: acudió junto con un profesor y algunos compañeros a una conferencia de un teólogo italiano de alto copete. Al rato, Munilla dijo discretamente a su profesor:
- Perdone, pero hace un rato que no entiendo nada.
A lo que el profesor contestó:
- No se preocupe. Yo sí le entiendo y no está diciendo nada.
De todos modos, coincido con Josafat en no idealizar el sentido común, porque si doña Rafaela entendió lo que entendió, resulta que doña Juana entendió que lo que hay que hacer es estar con los pobres y que lo demás no importa.
El lenguaje filosófico y teológico permite describir realidades con una precisión y una riqueza de matices que no permite el lenguaje común, de modo que esa "profunda metanoia desde la vivencia de la kenosis radical en la apertura a la trascendencia" no significa "que tenemos que ser buenos" sino, "grosso modo", que tenemos que experimentar un arrepentimiento profundo, una conversión en nuestro fuero interno (metanoia) por haber dejado de centrarnos en nosotros mismos para, una vez vaciados de nosotros mismos (kenosis), poner nuestros ojos y nuestra voluntad en la Salvación (trascendencia).
O sea, que al final resulta que doña Rafaela no se había enterado de nada de lo que dijo el teólogo, de modo que se lo inventó. Lo que no entiendo es por qué el teólogo le dio la razón cuando no la tenía...
Un saludo.
Eulogio.
Nunca he oido que tenemos que rezar por el Santo Padre. Imagínese todo lo demás.
- - - - -
Jorge:
Es que no sé aún cómo va eso de las categorías, a ver si me lo aprendo.
El Papa Benedicto ha dejado claro cuál es la verdadera "fe adulta", la de doña Rafaela:
“Con frecuencia se entiende [la fe adulta] como la actitud de quien no escucha a la Iglesia y a sus pastores, sino que elige de forma autónoma lo que quiere creer y no creer, es decir, una fe ‘hecha por uno mismo’. Esto se interpreta como ‘valentía’ para expresarse en contra de Magisterio de la Iglesia. En realidad para esto no es necesaria la valentía, porque se puede siempre estar seguro del aplauso público. En cambio la valentía es necesaria para unirse a la fe de la Iglesia, incluso si ésta contradice al ‘esquema’ del mundo contemporáneo. A esta falta de conformismo de la fe Pablo la llama una ‘fe adulta’. Califica en cambio como infantil el hecho de correr detrás de los vientos y de las corrientes del tiempo”, “la fe adulta no se deja transportar de un lado a otro por cualquier corriente. Se opone a los vientos de la moda”.
Dejar un comentario