Caramelos del PSOE en la cabalgata de reyes
Ayer pasé la tarde de reyes en mi pueblo natal. Una gozada. El volver a los recuerdos de la infancia, pasar un rato con mi anciana madre y concelebrar la eucaristía en la parroquia del pueblo. Por cierto, que coincidí con Miguel Ángel, otro sacerdote paisano ahora destinado en Argentina, y con Mariví, religiosa cisterciense, también paisana, ahora en el pueblo con un permiso especial para cuidar de su madre. Los reyes con los sobrinillos son otra cosa. En un rato iré a su casa a ver el despliegue de ilusiones y sonrisas. Es más, me han dicho que los magos siempre guardan la dirección de cuando uno fue niño y que es posible que esta noche me hayan dejado algo.
Cómo ha cambiado la cabalgata de reyes. Cuando yo era niño la cabalgata eran tres reyes magos a caballo que recuerdo siempre entrando en la plaza. Ahora son coches y coches decorados, llenos de niños que lanzan caramelos, y que se encargan de poner en marcha el ayuntamiento y alguna que otra institución. Nada que objetar en principio.
Pero sí decir que me han llamado la atención sobre todo tres cosas:
La cabalgata la he visto pasar desde la puerta de casa. Vivimos en pleno recorrido de procesiones y desfiles y basta asomarse a la puerta para ser espectador de primera fila. Aquí en vez de carrozas son coches y camionetas decorados. De repente, uno raro. Alguien que estaba a mi lado me dice: “anda, pero si estos son moros”. Efectivamente. Al pasar la carroza, decorada en verde y rojo, vimos el cartel: “patrocinada por la mezquita”. Qué quieren que les diga. Servidor es de esos de no juntar churras con merinas y de alianza de civilizaciones lo justo. Quizá el día que vea en una fiesta musulmana desfilar un vehículo de la parroquia cambie, pero no será mañana.
La otra cosa es que han llegado los pequeños a casa a ver a la bisabuela y enseñar los caramelos que habían recogido. Mal está que lleven publicidad de alguna empresa, pero bueno, puede pasar. Lo triste es que también había caramelos con envoltorio rojo y propaganda del PSOE. Pues hombre de Dios, yo creo que estas cosas no se hacen. ¿Tan mal está un ayuntamiento que ni puede invertir en unos kilos de caramelos para los niños y tienen que dar caramelos del PSOE? Aprovechar la cabalgata de reyes para la propaganda partidista me parece muy bajo.
Por último, señalar que al llegar a la plaza del pueblo sus majestades han recibido a los niños uno por uno –paciencia de majestades- y hemos sido obsequiados todos los asistentes, aunque con una variedad este año. Los que hemos querido, el tradicional chocolate con bizcochos de soletilla, y los que no, té marroquí a discreción. Hay que ver lo que es la democracia, el respeto y la multiculturalidad. Tanto que cualquier día nos contarán cómo en las fiestas musulmanas participan carrozas cristianas y además de té moruno se obsequia a los asistentes con galletas María y chocolate de parte de la comunidad católica. Es lo que tiene ser avanzado.
Definitivamente me gustaba más la cabalgata de mi infancia. Con caramelos sin propaganda, tres caballos y unos cromos para los críos. Pero mucho más auténtica.
8 comentarios
Es mayor la ilusión de los padres que la de los niños. Los niños se creen todo lo que se les dice, pero aman la verdad y confían en los mayores. Luego, con los años, llega el desengaño, y la desconfianza en los mayores, cuando no, se sienten disgustados por el día en el que se enteraron de la verdad: no se les ha enseñado a amarla, y prefieren vivir de ilusiones. (No pretendo generalizar).
¿Por qué unir lo pagano a lo cristiano? Y no sólo ocurre en Navidad, donde nos olvidamos su preparación: el Adviento. También, antes de la Cuaresma vemos con naturalidad el carnaval, y en Semana Santa, no vemos la parte religiosa de las Procesiones, sólo la turística.
Hay que inculcar Esperanza en los niños, o, si se quiere, aquella ilusión que es traje de la Auténtica Esperanza, no la que es fruto de una nostalgia de los mayores que huye de una realidad religiosa que se les ha escapado, y en la que, posiblemente, han dejado de creer, y que ahora dicen que “es cosa de niños”. ¡Claro, y el carnaval, y todo aquello que se lo parece, es cosa de mayores…, y a la postre, de todos!. Y después, de Cuaresma, nada; y en Semana Santa, de vacaciones y ajenos a cualquier preocupación religiosa, etc.
La de los “reyes magos”, así, con minúscula, es, en los niños, una ilusión que desemboca frecuentemente en el desengaño, contagiada de la misma ilusión desesperanzada de los mayores, y, ya de mayores, vuelta a empezar en la nuevas familias formadas.
Pero la Esperanza Cristiana nunca desaparece, y no rechaza la ilusión, la que es traje de esa Esperanza Cristiana, la cual subyace dentro de tal forma que, desaparecida la ilusión, queda la Esperanza desnuda, limpia y purificada de todo aquello que nos habíamos creído y que no se ajusta a la realidad. Podemos decir que la ilusión tiene sus raíces en nuestro deseo de felicidad, pero la Esperanza, aunque más insípida, nos presenta la realidad tal cual es, acompañada de la responsabilidad del compromiso cristiano, siempre sacrificado: esperamos en las promesas divinas, que se cumplirán en su momento. Una ilusión infantil que no sea vestido o traje de la auténtica Esperanza, es vana, y puede tener consecuencias perjudiciales en la educación de los niños.
Nunca se debe mentir a los niños.
No digo que se les quite la ilusión, sino que no se manipule la verdadera Esperanza que desean los niños buenos: deben saber que es sólo UN JUEGO utilizando elementos bíblicos, reales, y de la vida que nos rodea, y que no destruye ni olvida las motivaciones auténticas que lo han promovido: si un niño recibe regalos de sus padres en este día, que sea para asemejarse a lo que ocurrió en Belén: los Padres son los Magos (Reyes), pero los niños son el Niño Jesús, y deben comportarse como el Niño Jesús.
(Ser como el Niño Jesús, pero sin manipular luego lo del “Niño perdido y hallado en el Templo”, que esa es otra).
No se enfaden conmigo por esto que digo. Admítaseme por lo menos como opinión. Gracias.
Que los Magos, desde el Cielo nos logren la Bendición del Adorado Rey Niño.
Hay que decir que este barrio es atípico, pues aunque barrio, sigue siendo pueblo y es algo que se quiere conservar (¡vaya diferencia con el B° del Pilar padre!). Hasta en la Junta Municipal cuelga la bandera con el Niño Dios.
Mezclan a los Reyes con Pocoyo, Bob Esponja, gnomos y hadas con el consiguiente lío de los niños que ya no saben qué es lo que se celebra.
Eso sí, lo de los moros es la primera vez que lo oigo.
¿Que se entregaron caramelos con publicidad? creo que es algo común en todas las cabalgatas. Si en 2013 algunos de los caramelos los cedió el PSOE, en 2012 además del PSOE tambien colaboró el PP y nadie puso el grito en el cielo. Personalmente no considero un acto de carácter infantil el lugar ideal para hacer gala de ningún símbolo político.
Por último mi estimado cura Jorge, no se por qué ha de llamarle la atención que, tras la cabalgata, se ofreciera a los asitentes tanto chocolate con bizcochos como té con pasteles. Orgulloso debería estar de observar el nivel de convivencia que hay en Miraflores entre la comunidad musulmana y la que no profesa el culto a Alá (no por ello obligatoriamente católicos). Tal vez si, además del rico chocolate, se hubiera acercado a probar un té, habría comprobado que los mencionados "moros" son seguramente más tolerantes que usted y estarían encantados de aceptar en sus fiestas y eventos culturales a personas de cualquier otra confesión.
Ver carrozas cristianas en las fiestas musulmanas no se si lo veremos, pero le aseguro que en la fiesta del Cordero (Aid al-Adha) la comunidad musulmana de Miraflores invita a autoridades, asociaciones, etc, sin que hasta ahora haya aceptado la invitación parroco alguno de la localidad. "Hay que ver lo que es la democracia, el respeto y la multiculturalidad".
Aquí la integración es facilita. Me encantaría que en los paises musulmanes, en sus fiestas pudiéramos paticipar los católicos como ellos aquí. Pero sería impensable. Como también me encantaría que en los paises islámicos se pudiesen abrir tantas parroquias católicas como mezquitas en los cristianos. Tampoco es posible.
Rápido nos rasgamos las vestiduras y atacamos a los demás por intolerantes. Posiblemente tenga un servidor tomado más te marroquí en sus casas de lo que usted jamás pudiera imaginarse. Quizá también le extrañaría que un servidor esté facilitando ayudas en comida a gente de todas las razas y religiones, incluidos musulmanes. Y esos párrocos que por lo visto no acuden a la fiesta del cordero son los que atienden a las necesidades del colectivo marroquí cuando aparecen. Eso sí: sin salir en los papeles ni hacerse ver.
En cuanto a repartir caramelos de partidos políticos en la cabalgata de reyes le invito a ver este link, donde el PSOE de Alicante protesta enérgicamente porque en la cabalgata se repartieron caramelos del PP http://www.diarioinformacion.com/alacanti/2013/01/07/psoe-acusa-aracil-politizar-cabalgata-reyes-lanzamiento-caramelos-pp/1331185.html
Sería bueno que se informase un poco de cuál es la situación de los cristianos, en concreto los católicos, en los países musulmanes. Quizá comprendería un poco mejor mi postura.
Y no acuse a los sacerdotes de Miraflores de cerrazón ante la comunidad musulmana. Pregunte a los musulmanes si reciben ayuda de la parroquia, que hasta les prestó locales para sus actividades cuando no los tenían. Imposible que hubiera sido al revés en un país islámico.
Recuérdese que el acto de "integrar" implica que el que llega se adapta a lo que se encuentra en el lugar al que llega (como dice el refrán, "donde fueres, haz lo que vieres"), y eso no es tan frecuente como debiera en el caso de muchos musulmanes, que se empeñan en que somos nosotros quienes debemos adaptarnos a lo que quieran ellos (su refrán debe ser "donde fueres, impón lo que quieres")
Y muchos progres, encantados de apoyar esa labor de acoso y derribo a lo que somos.
Así pues, agrego un par de pinceladas sobre las "libertades" de los cristianos en tierras islámicas:
Por ejemplo, el predicador islamista Hisham el-Ashry dijo recientemente en Egipto, en horario de máxima audiencia televisiva, que el modelo para Egipto debía ser Arabia Saudí (de hecho, a finales de año aprobaron una nueva constitución fundamentada en la "Sharía").
En ese sentido, el predicador televisivo dejó claro cuál era el camino a seguir: "para que Egipto sea plenamente islámico el alcohol debe ser prohibido y todas las mujeres deben ir cubiertas".
¿Todas? ¿También las cristianas? He aquí su delicadísima y respetuosísima respuesta:
"Una vez me preguntaron: ¿si llegara al poder, dejaría que las mujeres cristianas siguieran yendo sin velo? Y yo les conteste: si quieren ser violadas en la calle, entonces pueden".
Y semejante amenaza no es una bravata. Como era previsible en una sociedad en la que la mujer apenas pasa del grado de animal al servicio del hombre y en la que se está permanentemente en guerra contra "el infiel", el maltrato es generalizado, sobre todo a las extranjeras:
"Según un estudio publicado en 2010 por el Centro Egipcio por los Derechos de las Mujeres (CEDM) y el UNFPA, dependiente de la ONU, casi la mitad de las egipcias declara sufrir acoso sexual de manera diaria mientras que un 83% lo ha experimentado alguna vez en su vida. Este porcentaje aumenta hasta el 98% en el caso de las mujeres extranjeras que viven en la capital de Egipto, tal y como informa El País."
Pero están los derechos humanos, dirá alguno. ¿Cómo no van a respetarlos?
No creo que eso les plantee ningún problema: según Muhammad Musa Al-Sharif, uno de los clérigos con más predicamento de Arabia Saudí, "cuando la ley islámica se refiere a un tema determinado, no necesitamos de los derechos humanos", sobre los que agregaba: "¿Quién es responsable de los derechos humanos y los tratados internacionales? Los ateos, los cristianos y los fornicadores, con todo el debido respeto".
¿La presión internacional, entonces? Me temo que tampoco:
"Estamos comprometidos con los tratados internacionales siempre y cuando no violen la ley islámica. Si violan la ley islámica, deberíamos arrojarlos por la borda, porque no valen la tinta con la que fueron escritos. Con todo el debido respecto, los tratados internacionales no tienen ningún valor"
Estas declaraciones sobre los Derechos Humanos y los tratados internacionales venían a cuento de la costumbre islámica de contraer matrimonio ancianos con niñas. Pero esa cuestión no planteaba ninguna duda al modélico clérigo: "Aisha dijo que cuando una niña llega a la edad de nueve años, se convierte en una mujer".
Baste decir que Aisha era la esposa favorita de Mahoma, con la que contrajo matrimonio teniendo él 45 años y ella 6, aunque no consumaron el matrimonio hasta no tener ella 9 años. Ese ejemplo sigue siendo canónico para el islam actual, que admite tranquilamente como válidos los matrimonios que se celebren incluso con bebés, estableciendo una edad mínima únicamente para la consumación de tal matrimonio, no así para el matrimonio mismo.
Curiosamente, aunque estos aspectos del islam son perfectamente reales, suceden cotidianamente en los países islámicos y no entran para nada en conflicto con su doctrina, resulta que, para muchos, aquél infierno y las garantías y libertades que disfrutamos aquí deben ser realidades comparables.
Incluso hay desnortados que nos tachan de intransigentes e intolerantes a nosotros, poniendo al islam como modelo a imitar en cuanto a sensibilidad y tolerancia. ¿En serio quieren que seamos tan "tolerantes" como ellos? ¿seguro que tienen suficientes medios para huir en masa si nos diera por proporcionarles una buena dosis de su misma "tolerancia"?
Pero tal cosa no sucederá: los valores judeocristianos y los Derechos Humanos nos prohíben practicar semejante "tolerancia".
Muy al contrario, les damos de comer si les vemos hambrientos, de beber si les vemos sedientos, les vestimos si están desnudos, les proporcionamos enseñanza gratuita, locales para sus actividades, etc, etc, etc. Intolerancia pura, oiga.
Un saludo.
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