Ni perros ni personas así
La noticia me ha llegado gracias a la amabilidad de una buena amiga. Una familia de cinco personas, una de ellas en silla de ruedas, hace una reserva para pasar tres días en un hotel de Benidorm. Al llegar a recepción les dicen que no pueden quedarse en el hotel porque ellos “no admiten perros ni personas así”. Incluso, según la denuncia formulada por la familia, desde la dirección les dijeron que “heriría la sensibilidad de los clientes, que se quejarían de ver a una persona así". La noticia puede leerse aquí y aquí, recomendando especialmente los comentarios vertidos en esta última.
No voy a entrar en si hubo malentendidos entre familia, agencia y hotel, que pudo haberlos. Ni en legislación sobre accesibilidad. Creo que en la noticia hay cosas que subyacen, tanto en la propia noticia como en comentarios que suscita. Voy a intentar exponer algunas reflexiones:
1. La consideración de la persona con discapacidad como alguien de “segunda categoría” a quien podemos cercenar derechos y libertades. Todavía se escucha eso de que si está en silla de ruedas que no salga de viaje. Recuerdo una anciana que al contarle que su amiga, ciega, estaba de viaje con un grupo de ciegos, exclamó: ¿y si están ciegos, por qué los sacan? No. Habrá que ir dando pasos para que la gente con discapacidad o necesidades especiales pueda vivir como gente.
2. Pero me conmueve más un mundo que se mueve por estética. Es muy serio escuchar que “una persona en silla de ruedas puede herir la sensibilidad de los clientes, que se quejarían de ver a una persona así”. Estamos en la época del culto al cuerpo, la gente “guapa”, los cuerpos “danone”. Auténtica obsesión por ser perfectos, las clínicas de estética hasta los topes a pesar de la crisis, la moda, la nariz 10, el trasero perfecto. Ya se sabe que incluso cuando se va a hacer de público en programas de televisión, los menos agraciados físicamente son ubicados en las últimas filas. Todo es estética. Incluso una vez alguien me dijo que no tenía más ética que la estética.
3. Vivimos además en una sociedad que esconde el sufrimiento. Los enfermos, al hospital. La muerte, en tanatorios especializados y asépticos. Molesta encontrar en el hotel a una chica en silla de ruedas: que se quede en casa o en una residencia de gente como ella. Otra vez la burbuja. La gente “distinta” que se esconda.
4. Con estos planteamientos la consecuencia es el aborto “estético”. No es igual salir de viaje con la niña rubita, mona, arreglada a la última, o el niño peinadito y tan guapo, que con el hijo con síndrome de Down, espina bífida, parálisis cerebral o discapacidad severa. Qué lata todo el día pendiente, pañales, silla de ruedas, centros especializados y problemas en algunos hoteles. Se aborta y que el pobre no sufra. Y encima disfrazamos de humanidad lo que no es más que puro egoísmo.
Esta familia se ha quedado sin los tres únicos días de vacaciones que podía permitirse. Parece que por un mal entendido entre familia, agencia y hotel. Es igual. El problema, la hija con su seria discapacidad. Ahora vendrá una persona llena de buenísimas intenciones y dirá que pobrecita, que para estar así mejor se la lleve Dios, que es en definitiva anunciar que en caso de discapacidad diagnosticada en el embarazo lo mejor es el aborto, y si no hubo aborto o nos encontramos con una discapacidad sobrevenida, viva la eutanasia. Y a lucir todos el cuerpo 10.
Y ahora me pregunto yo… Como sigamos así con el culto a la estética, cualquier día a los gordos nos hacen algo… Nos prohibirán acudir a la playa o a las piscinas públicas, o quién sabe si inventarán alguna especia de burka ad hoc. Pues mira que me lo temo. Por si acaso, a andarse con cuidado.
17 comentarios
Si fuéramos a extrapolar la situación de este hotel a la sociedad en general, deberíamos darnos por dichosos, porque se trata de una minoría en vías de extinción. En la industria del turismo el que no se adapta se muere y no hay ningún peligro que se nos persiga a los obesos por exhibir carne de mas en las playas.
Lo lamentable, para mi, es que se mediatice una situación que debió haberse resuelto en la recepción del hotel y se obtenga el resultado opuesto al deseado. Ahora esta persona -que usa silla de ruedas, pero sigue siendo persona- se ha convertido en bandera y objeto que se puede o no subir y bajar de las escaleras como equipaje, según el lado del debate que uno esté. Nadie cambiará su opinión (el hotel, menos), y se polarizará aún más la cuestión sobre donde sí y dónde no puede ir un discapacitado.
En mi opinión, se trata de una PERSONA que recibió mal servicio en un hotel. Punto. En TripAdvisor hay un par de comentarios que se resumen en "si eres joven, no vengas", "si no eres español, no vengas", hay que añadir otro que diga "si usas silla de ruedas, no vengas". Y a correr.
A las personas que por las razones que sean están más expuestas a ser heridas, les daría este consejo, si me lo permiten, que no soy quien para dar ninguno: sepan preservarse a sí mismos de este mundo. A veces es un error obstinarse por integrarse en un mundo que te rechaza. Esto es muy duro de aceptar, pero es un hecho incontrovertible. Con esto no quiero hacer ni mucho menos la apología del gueto. Al revés, es este mundo miserable el que se ha convertido en un gigantesco gueto de gente, ellos sí, tarada. No merece la pena estar en un mundo así. Mi consejo es que vivan su marginación como un don del cielo. El Señor les da una oportunidad de oro para compartir su designio divino. El reino de estos hermanos especialmente expuestos a la maldad ajena no es de este mundo: son del Señor.
Oremos por ellos.
@majovimo
http://about.me/majovimo
Pero me parece que si se generalizase la conducta de "retirarnos" de este mundo cruel, este mundo se haría más cruel y más inhumano.
Lo que procede es hacer todo lo posible por cambiarlo. Y, en este caso concreto, sí, retirarse del hotelucho. Pero después de dejar constancia clara de su injusticia, denunciarlo, y hacerle saber de ese comportamiento a cuantos más mejor. Ya verías cómo cambiaría la cosa...
Es que es inaceptable.
La madre de una amiga mía que tiene 92 años y quiere ingresar en una residencia geriátrica de pago no la admiten porque pasa de los 80 años….Y se supone que pronto va a estar impedida y dependiente…
Hay ejemplos en todas las áreas de la vida en cuanto a discriminación se refiere. Es como en algunos colegios, que hace años, no se si ahora también, hacían test de inteligencia a los que solicitaban entrar y admitían a los que tenían el coeficiente más alto….
¡¡En qué mundo vivimos!!
Las últimas líneas que tienen algo de jocoso en cuanto a “los gordos”….También tienen algo de realidad….Que se presente a un puesto de trabajo una chica “muy mona” y otra con bastantes Kilos de más…..Aunque sea para vender helados….¡¡¡Se podía hacer la prueba!!!....
-No provoques aquello que no puedes cambiar.
-No vayas allí donde puedas ser causa de la atención que no deseas.
-Ama a tu prógimo sí; pero cada cual en su sitio: El gordo en su gordura. Y el necio en su necedad.
-No exijas derechos sino obligaciones.
-
En muchas aceras en cada esquina las sillas de ruedas, personas ancianas, ninos o personas con muletas bien pueden cruzarse la calle ya que existe rampas para crusarlas.
Hace falta mucho que hacer por las personas descapacitadas.
Yo me margino voluntariamente de esa sociedad miserable.
¡¡bien por Rastri ¡¡
De joven estuve trabajando como voluntario en un manicomio - no se le podía definir de otra manera - de mi ciudad .Y observaba que más que la falta de derechos lo que más devastaba a aquella pobre gente era la ausencia de obligaciones , salvo aquellas , mecanizadas por el miedo , impuestas por la institución .
Pués eso , ¡ bien por Rastri ¡
No prejuzguemos la situación de nadie. Por respeto elemental y por la dignidad de las personas. No conocemos a rastri. Simplemente ha hablado con una profundidad y acierto extraordinarias. Esa lucidez desde luego no común hay que reconocerla siempre. Pero no cataloguemos a nadie.
Cometarios sobre manicomios ligados a la felicitación a rastri están fuera de lugar. ¿Me entiende, verdad?
Saludos cordiales, Guillermo.
No creas que lo avala mi profesión. Mis compañeros están empeñados en hacer de los paralíticos, baloncestistas; de los mancos, pianistas; de los ciegos, pintores; o de los personas con distrofia muscular degenerativa, levantadores de pesos. Y no digo que esté mal, pero ¿por qué negar lo que se es para demostrar al mundo que no se es lo que eres? Quiero decir, está muy bien la hipercompensación (destacar en aquello en lo que uno posee una imposibilidad), pero ¿no sería tal vez mejor aceptar que uno no tiene piernas y que no podrá saltar, lo que le dejará libre para poder hacer cualquier otra cosa en que las piernas no sean tan necesarias? Frente a la hipercompensación, la compensación pura y simple. Pero el orgullo del hombre moderno nos impide aceptar nuestras limitaciones, incluso las obvias. Uno puede construir una identidad muy fuerte y sólida aceptando lo que es, cueste lo que cueste.
En cuanto a lo de alejarse del mundo, no me refería a los católicos. Yo no tengo por especialmente frágiles a los católicos. Antes al contrario, somos los más duros de roer. Quienes nos contemplan, se admiran de lo que aguantamos. ¡Y tanto! ¡Ya van 2000 años en esta selva!
Me refería a personas como las de este caso que deben preservarse para no exponerse directamente al contacto con el rechazo brutal y la incomprensión. Quienes debemos abrir campo para ellos somos los cristianos, pues en este mundo ¿quién si no? Soy de los que piensan que los católicos debemos estar en la vida pública y en la política con todas sus consecuencias. Y una de sus consecuencias es proteger a personas "así".
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Ni usted ni el director de este portal son gordos. Mirelo de esta forma: estan fuertes.
Por lo demás un excelente post que va directo al meollo del asunto: la crueldad con la que se impone una "estética" hedonista y el ocultamiento del dolor en una sociedad que tiene miedo.
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