Frente al neopelagianismo: más sacramentos y menos autoayuda
Las viejas herejías son como las olas de calor: siempre vuelven. El pelagianismo está superado desde el concilio de Éfeso (431), pero sigue apareciendo de cuando en cuando y con especial fuerza en estos tiempos.
Normal. Vivimos momentos de exaltación del ego: “tú vales mucho”, “tienes que cuidarte”, “cultiva tu yo”, que suena muy bien pero que es de un egoísmo que tira de espaldas. Al rebufo de estas viejísimas teorías revestidas de modernez de lo más “in” se ha desarrollado una corriente de libros y experiencias de autoayuda que a servidor le parecen una mezcla de engaño, ingenuidad, comercio y ganas de vivir a la última.
Merece la pena darse una vuelta por cualquier librería y observar los títulos que más se venden. Gente como loca que desea corregir su yo profundo, enfatizar sus experiencias vitales, sublimar las energías positivas, analizar el subconsciente edípico y neutralizar la negatividad para conseguir el equilibrio cósmico y la armonía existencial. Hasta en mi pueblo, donde he venido para celebrar el cumpleaños de mi anciana madre, he visto carteles anunciando cosas de estas.
Pues señores, en todo esto hay un fallo fundamental. Y es que la clave en los desórdenes del ser humano está en una cosa mal vista, y que se quisiera ocultar, y se niega, y se omite, pero que está ahí y se llama pecado.
Y querer vencer el pecado con autoanálisis del yo y reconocimiento de funciones discordantes, con el esfuerzo de uno sin más es como pretender alcanzar la luna meneado los bracitos a guisa de alitas en ciernes. Vamos, que no.
El hombres sólo puede vencer el pecado y llegar al hombre perfecto en plenitud por los méritos de Cristo. En Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Sin la ayuda de Cristo, sin su gracia, sin su amor, sin su perdón, no somos nada. No hay transformación, no hay santidad, no hay vida, no hay misericordia.
Cristo nos da su gracia en la oración y en los sacramentos. Por eso pretender cambiar, convertirse, llegar a la perfección a la que nos sentimos llamados desde lo hondo –Dios está en lo más íntimo del hombre, San Agustín dixit- sin oración y sin sacramentos es tarea baldía.
¿Quieres cambiar de corazón, quieres ser la persona perfecta, deseas ser santo? Deja los libros de autoayuda. Pídeselo al señor de corazón, reza con insistencia. Una buena confesión para que el Señor perdone tus pecados. Misa y participar de la Eucaristía, que es el alimento del camino. Y olvidarse de Pelagio que lleva enterrado muchos años.
28 comentarios
Estas ofertas están llenas de errores, de mezclas indigestas de viejas y nuevas doctrinas humanas, sin base científica, y sin consistencia razonable. Aderezadas con deshonestidades intelectuales.
Emplastos peligrosos para la psique y para la fe.
Cada día estoy más convencida que la mayoría de los problemas mentales son exceso de pecado y falta de virtudes como consecuencia.Aunque primero, nos lo deberíamos creer nosotros, religiosos y laicos. Que Dios sana y obra milagros todos los días y en todas las personas. Probad y ved qué bueno es el Señor.
El fenómeno actual de exaltación del yo como vía de perfeccionamiento individualista es de carácter agnóstico y ateo (New Age). Para esta corriente de pensamiento NSJC fue sólo un hombre que, mediante la introspección interior, pudo alcanzar las más altas cotas de perfección que sólo han alcanzado unos pocos hombres (Buda, Jesucristo y algunos pocos más). En este contexto Dios no existe, y los/as seguidores/as de la New Age piensan que, desde la materia, con la sóla ayuda de terapias o técnicas de meditación e introspección interior, se puede acceder a la perfeccion característica del nivel espiritual, asimilable a la divinidad.
Desgraciadamente, estas ideas perniciosas que son presentadas de manera sutil con apelaciones a la espiritualidad, pueden llegar a cautivar a muchos espíritus sensibles cuando no se tiene la necesaria capacidad de discernimiento, apoyada en una Fe consciente y compartida con la ayuda de la oración.
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Jorge: tiene razón, he cambiado el título, me parece que ahora está mejor.
Lo malo de estas críticas es que se hacen indiscriminadas para toda una profesión y un campo de conocimiento como es la Psicología, tan malentendida y hasta despreciada, no sin motivos en no pocas ocasiones, por muchos, también por nosotros los católicos, sacerdotes y feligreses. Y esto es muy injusto, además de erróneo.
Aunque entiendo lo que quiere decir, tal como está expresado no es cierto en absoluto que la clave de los desórdenes del ser humano esté en el pecado. Los conflictos emocionales o afectivos de carácter neurótico, no digamos ya las enfermedades mentales (psicosis esquizofrénicas o las de alteración del estado ánimo), pueden reducirse a dimensiones meramente morales. Sin duda, que se da un desorden en la naturaleza psíquica, pero el pecado no es el único factor que lo produce o lo mantiene.
Sería muy bueno que se evitaran estas críticas universales e indeterminadas a esta profesión tan injustamente ignorada aún (salvo, curiosamente, cuando sirve de coladero para abortar con impunidad). A lo mejor así, con más católicos en la profesión, esta dejaría de estar en manos, como hoy ocurre, de la extrema izquierda. Hay partes de la Psicología perfectamente neutras desde un punto de vista antropológico, siempre que no extrapolen sus conclusiones más allá de su estricto campo de aplicación, como todas las subramas que se dedican al estudio de los procesos fisiológicos de nuestra mente, o a los procesos representacionales o de codificación de la información, o a los especializados en el tratamiento estadístico de datos psicotécnicos o provenientes de investigaciones de otro tipo. Los campos de la Psicología social o industrial están más enfocados al comportamiento de grupos en contextos sociales concretos o a la selección de personal o para definir un perfil exigido por una demanda empresarial o laboral.
Otros ámbitos que pertenecen al terreno de lo afectivo, como las corrientes psicodinámicas, si pueden entrar (y de hecho entran) en colisión con la visión cristiana de la vida humana. Pero incluso en este resbaladizo terreno, han generado una serie de conocimientos muy valiosos y aprovechables cuando se sabe cribar la ganga que los cubre. Por desgracia, somos muy pocos los católicos que en este terreno sabemos hacer este trabajo de depuración. Cuando se realiza, los resultados suelen ser excelentes. Y créame, D. Jorge, no hay experiencia menos superficial y menos frívola que una psicoterapia psicodinámica dirigida por un profesional católico, con una buena formación moral y religiosa, y una madurez de vida y espiritual suficientes. Esto no tiene nada que ver con la autoayuda, la new age ni con Pelagio.
"Los conflictos emocionales o afectivos de carácter neurótico (...) NO pueden reducirse a dimensiones meramente morales."
Y:
"(...)no es cierto en absoluto que la clave de los desórdenes MENTALES del ser humano esté en el pecado.
Perdón por las erratas.
Y, por supuesto, saludos cordiales, D. Jorge.
Soy psicólogo y cada día me reafirmo en que el camino es reconocer las equivocaciones y aprender de ellas de varias maneras: (1) solo no puedo; (2) Debo pedir ayuda a Dios; (3) debo hacer algo diferente en el futuro, para no tropezarme con los mismos errores del pasado.
Suponiendo que no existiera Dios, el camino a la salud mental necesariamente pasa por el reconocimiento de la propia culpa. Que es lo que los creyentes llamamos "examen de conciencia, confesión y propósito de enmienda".
Asumo que deben existir buenos y católicos psicólogos, pero en mi limitada experiencia y también refiriéndome a los libros de auto ayuda, muchos se dedican exclusivamente a repartir culpas, enterrar pecados y perpetuar malas conductas, que es precisamente lo contrario a lo que debieran hacer. Desde Freud todo es culpa de la madre, desde Berne todo es culpa del niño y desde Prozac todo se resuelve con una pastillita -mas bien muchas y carísimas-.
Seguramente habrán personas con trastornos metabólicos, pero la verdad es que la mayoría no somos mas que pecadores irredentos, negándonos a asumir nuestra responsabilidad ante la vida futura. ¿Que tuvimos un mal padre? (yo no, bendito sea Dios) pues apechugar y salir adelante. De nada sirven cuatro años de dos sesiones semanales para desenterrar traumas del pasado, si no se asume la propia culpa y se toma el timón de la vida. Cosa que en la Iglesia es gratis, toma cinco minutos y se llama "confesión".
Eduardo Jariot
"(...)no es cierto en absoluto que la clave de los desórdenes MENTALES del ser humano esté en el pecado.
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-Sin lugar a dudas.
-El mayor desorden espiritual, mental o físico natural que le puede condicionar al ser vivo es la muerte. Y ésto, sin lugar a dudas, es consecuencia del pecado.
-Los ángeles, que no tienen cuerpo divisible, mórbido o corruptible no tienen desordenes mentales; o espirituales; Ni lógicamente físicos.
Ya lo dices bien claro:” Cristo nos da su gracia en la oración y en los sacramentos. Por eso pretender cambiar, convertirse, llegar a la perfección a la que nos sentimos llamados desde lo hondo –Dios está en lo más íntimo del hombre, San Agustín dixit- sin oración y sin sacramentos es tarea baldía.”
Gracias por las enseñanzas que dejas en tus escritos.
...la Psicología, tan malentendida y hasta despreciada, no sin motivos en no pocas ocasiones, por muchos, también por nosotros los católicos, sacerdotes y feligreses.
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-Es normal que la psicología o la psiquiatría sea mal vista por lo católicos, sacerdotes y feligreses.
-Básteme tomar nota de cuánto, en dineros, me cuesta una sincera confesión ante de un sacerdote. Y cuánto me cuesta ir al psicológo o al psiquiatra.
-Claro que para confesarse hay que tener fe en lo que es la verdadera y sincera confesión dentro de la Iglesia.
-Y para el psiquiatra, ya lo sabemos: Así es la minuta, así es la exculpatoria disculpa al remedio solicitado.
Por lo demás, sería bueno que por ambas partes no nos viésemos como competidores. El mejor y más comprensivo de los psicoterapeutas no es ningún confesor, evangelizador ni dispensador de sacramentos o "sanaciones" de corte espiritual. El mejor sacerdote no es ningún psicoterapeuta, a no ser que posea formación adecuada al respecto, y ningún sacramento, tampoco el de la confesión, hace de psicoterapia alguna. Quien posea un síntoma neurótico, una adicción, un hábito adquirido, no logrará su curación "civil", por así decir, por mucho que se confiese. Otra cosa es que Dios actúe en él a través del sacramento, pero puede ser en un sentido no esperado o deseado por el penitente o por el confesor. No es cuestión de recordarles aquí la espina que S. Pablo pedía que el Señor le quitase y que Este no le liberó de ella.
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Jorge: Felipe?
Y un psicólogo, aunque fuera ateo, debiera tomar eso en cuenta. Pues supongo que no será lo mismo recibir a un paciente abrumado por la culpa, que a uno aligerado del ese peso. Como mínimo, le facilita el trabajo, creo yo.
Pero no hace ningún bien a nadie promover falsas expectativas y crear confusión donde no debería haberla. No se puede decir que la psicoterapia no vale para nada en ningún caso, como tampoco decirle a alguien desesperado que la confesión le cura seguro. Eso es confundir, y como católicos no debemos confundir a nadie.
Creo que Dios quiere que exista la Psicología, y aún más creo también que quiere católicos comprometidos en el ejercicio de la misma, sobre todo cuando apenas existen en ella, o los pocos que existen son como las compresas: ni se nota, ni traspasa.
Pero son legión aquellos aquejados de una culpa excesiva, abrumadora, persecutoria, claramente neurótica o aun psicótica en no pocos casos. Si a estos últimos les decimos además, tal como nos llegan, que corran a confesarse, créanme que estamos haciendo pura iatrogenia, salvo excepciones milagrosas.
Como me comentó cierto paciente esquizofrénico (estábamos en una minirresidencia para la rehabilitación social de psicóticos): "Aquí estamos porque no nos han amado." En efecto, esta es la fuente de las psicopatologías no endógenas (es decir, de carácter no biológico), el no haber recibido amor o haber recibido un amor defectuoso, pobre, contaminado con mil cosas más que lo enturbian y opacan. El pecado muchas veces es sólo una consecuencia como la mucha o poca culpa.
Comentario de Felipe
Menka, no entendiste nada. Recurrir a la oración y a los sacramentos como antídoto al pecado no son medios humanos, sino confiarse absolutamente en la gracia de Dios.
Pero no hace falta que lo publique.
-Yo tengo una terrible manía persecutoria que me tortura día a día sin que yo pueda hacer otra cosa que aguantarme. Y,... esperar
-Mi manía la siento yo como la insufrible oscuridad y muerte del tiempo, éste que pasa y tanto tarda en pasar; en beneficio de la luz y la vida del espacio éste, como Nueva Jerusale prometida, que estoy seguro que vendrá y no pasará.
-Salvando las distancias de este tiempo y espacio digamos: algo así como cuando Jesús, en la última cena, dice a Judas: -Anda ve y lo que tienes que hacer hazlo pronto.-
Un cordial saludo.
No puedo hablar por otros, sobre todo porque apenas conozco colegas que no sean agnósticos o ateos cuyas opiniones filosóficas o éticas pueden suscribirlas el más radical de los anarquistas. Así está el patio. En mi caso, sí rezo por mis pacientes, sí, y por mí para que el Señor me ilumine en mi tarea con ellos. Y también por otras cosas. Últimamente lo que más le pido al Señor es lo del Sal 50, ya sabes: "Oh, Dios crea en mí un corazón puro etc."
Ana_MS:
Gracias por el apoyo. Saludos cordiales.
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