Post para cristianos occidentales pesimistas
1. La enfermedad
Hay una frasecilla que en mi casa se nos escapa demasiado a menudo, casi cada vez que sabemos de una de tantas noticias que gritan lo lejos que están nuestras sociedades de Cristo: “Occidente se hunde”. A veces, cuando la noticia es especialmente cruenta (estoy pensando por ejemplo, en la públicamente financiada Planned Parenthood) se nos escapa un “Occidente se ha hundido ya”.
Sí, no hay quien lo niegue: el occidente civilizado apóstata está fatal. Y, claro, los cristianos empezamos a ser gente incómoda. Al pensamiento único dominante, nuevo totalitarismo disfrazado de democracia, no le viene bien que pensemos distinto, y nos van ahogando con reinas magas, belenes prohibidos, colegios con conciertos amenazados, supresión de símbolos cristianos, trabas para celebrar el culto público y mil y una lindezas con peste de azufre que se nos vendrán encima bien sujetas por las leyes que se nos avecinan. (A las atrocidades que, a día de hoy, son legales nos hemos acostumbrado ya por eso, porque son legales y, por tanto, tal vez no sean tan malas. Vamos, que se nos viste el demonio de graciosa pastorcilla y ya no nos parece tan feo.)