Sé misericordia #BeGodsMercy
Yo era una de esas ateas idiotas que se ríen de la Iglesia. Lo de idiota, ya saben, lo digo yo de mí misma desde que leí “Dios existe, yo me lo encontré”, de André Frossard, quien definía su ateísmo como idiota, refiriéndose al tipo de ateo que no se hace preguntas, y que encuentra “natural estar posado sobre una bola de fuego recubierta por una delgada envoltura de barro seco, que gira sobre sí misma a una velocidad supersónica y alrededor de una especie de bomba de hidrógeno arrastrada en el giro de miles de millones de lucecitas de origen enigmático y de destino desconocido.”
Algunos imaginan que todos los ateos están continuamente preguntándose los porqués del origen, el orden y la muerte. Pues no, existen no pocos “ateos idiotas”. Uno puede estar la mar de entretenido sin hacerse preguntas de esas, incluso asumir la putrefacción después de la muerte como algo normal que, al fin y al cabo, viene sucediendo desde hace milenios…