"Queríamos atacar a los cristianos que estaban celebrando la Pascua"

- ¡Jesucristo ha resucitado!

- ¡Verdaderamente ha resucitado!

Este es el saludo que muchos cristianos pronuncian en Pascua. Son palabras que no pueden decirse sin sonreír, porque en Su resurrección están nuestra fe y nuestra esperanza. Y es que a pesar de los cadáveres descuartizados que saltaron por los aires en Lahore, a pesar de las decapitaciones, violaciones, de los niños enterrados vivos, de tantos despojados de todo…hay esperanza. Porque verdaderamente Jesucristo ha resucitado, y “si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.” (1Cor 15, 21-22) En Cristo todos serán vivificados. Porque Cristo en verdad resucitó, nosotros esperamos “la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.”

Sí, lo sé, vivimos tiempos recios, que parecen querer poner a prueba nuestra esperanza.

El cristianismo es la religión más perseguida del planeta. Tres de cada cuatro perseguidos por su fe son cristianos. Algunos de ellos perseguidos hasta la muerte: son los despedazados, quemados, decapitados, asesinados de mil maneras: “Vuestro país está devastado, vuestras ciudades incendiadas, vuestros campos los devoran los extranjeros, ante vuestros ojos. ¡Hay desolación como en una catástrofe causada por enemigos!” (Is 1, 7)

Si miramos al occidente otrora cristiano, encontramos la tibieza y la apostasía: “¡Cómo se ha prostituido la villa fiel!” (Is 1, 21). Las fiestas tecno en templos desacralizados por la escasa asistencia de fieles son la banda sonora perfecta para acompañar a este pueblo que se aleja de Dios, caminando hacia el crepúsculo de su civilización. El titular lo dice todo: “Metz: una basílica nuevo templo de los DJ".

Nuestros gobernantes, liberales de uno u otro color pero en todo caso apartados de Dios, se preocupan más por sacarse los ojos -si es en un debate televisado, mejor- que por el bien común de sus gobernados, y entre sus prioridades no parece estar, por ejemplo, el buscar remedio a lo que denuncia Mons. Shlemon Warduni, obispo auxiliar de los caldeos de Bagdad, que en declaraciones ofrecidas a AsiaNews, afirmaba que en tanto Occidente, Europa, los Estados Unidos “sigan comerciando armas, no habrá paz. Las guerras se hacen con armas, por esto, debe cesar la venta, entonces sí se podrá hablar de reconstrucción, de desarrollo”. “Tus gobernantes son bandidos, cómplices de ladrones: amigos de sobornos, en busca de regalos. No protegen el derecho del huérfano, ni atienden la causa de la viuda.” (Is 1, 23)

La tierra está de luto y se marchita, languidece y se marchita el orbe, languidecen los cielos y la tierra. la tierra ha sido profanada por sus habitantes, que han transgredido la ley, han quebrantado los preceptos, han violado el pacto eterno. Por eso, la maldición devora la tierra, sus habitantes se han hecho culpables: por eso se consumen los habitantes de la tierra y quedan hombres contados. (Is 24, 4-6)

El pueblo de la Antigua Alianza acostumbraba a oír en su historia la voz del Señor. Dios era para ellos el dueño de la historia. A Él ofrecían cánticos y oraciones de acción de gracias cuando recibían su favor, e imploraban Su misericordia cuando los acontecimientos les decían que apartarse de Él no les había salido gratis. Pero hoy el pueblo de la Nueva Alianza se ha vuelto liberal: por un lado está nuestra piedad y, por otro, las elecciones, las guerras, la persecución…la historia, vamos.

Casi han pasado cien años desde el 13 de julio de 1917, día en que la Virgen, tras mostrarles una visión del infierno, dijo a los pastorcitos de Fátima:

“Habéis visto el infierno donde van a terminar las almas de los pobres pecadores. Para salvaros, el Salvador quiere instituir en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se hace lo que yo os diré, muchas almas se salvarán y se tendrá la paz. La guerra va hacia el fin; pero si no se cesa de ofender al Señor, bajo el reinado de Pío XI comenzará otra peor.”

Pío XI publicaría en 1937 las encíclicas Mit brennender Sorge, una explícita condena de las doctrinas nazis y Divini Redemptoris promissio, que se publicó sólo cinco días después, sobre el comunismo ateo. Angustiado por la terrible situación que veía cernirse sobre europa, ofreció su vida a Dios “por la paz y la prosperidad de los pueblos” y murió unos meses antes de que estallara la II Guerra Mundial.

Nos hemos alejado de Dios. Y el hombre sin Dios es, por ejemplo, alguien capaz de colgar en Instagram la foto de un yihadista del Estado Islámico capturado en las inmediaciones de Mosul invitando a votar si el prisionero debía o no ser ejecutado. Cuando leí esta “noticia” (le pongo comillas porque bien podría ser un rumor) me cayó como una losa la cruda realidad de la venganza que, si no se ha desatado ya, se desatará con total seguridad. Sólo en Cristo se puede perdonar lo humanamente imperdonable, como los asesinatos de tantos domingos de sangre en Pakistán:

“Anteriormente ha habido varios ataques suicidas contra la minoría cristiana, irónicamente todos en domingo - nuestro día sagrado de culto. El 28 octubre de 2001, un domingo, había un enorme ataque terrorista en la iglesia de Santo Domingo de Bahawalpur. Fue el primer ataque horrible en el que murieron 15 cristianos y un policía musulmán. El 22 septiembre de 2013, un domingo, otro ataque a la Iglesia de Todos los Santos en Peshawar causó el martirio de 126 cristianos. El 15 de marzo de 2015, siempre en domingo, otro acto suicida contra los cristianos de Yuhannabad ha causado 26 muertes y varios heridos. El último ataque, el 27 de marzo de 2016, también se llevó a cabo el domingo. Normalmente los militantes eligen el domingo porque saben que los cristianos se reúnen en grandes números para la misa y la adoración.” (p. James Channan OP, director del Centro de la Paz en Lahore)

Ese domingo 27 de marzo de 2016 estalló pegada al cuerpo de un yihadista la “bomba de Pascua", y murieron más de setenta cristianos y musulmanes. (El objetivo eran, a decir de quienes han reivindicado el atentado, “los cristianos que estaban celebrando la Pascua", pero a los autores no les importó que en los tiovivos del parque también estuvieran jugando niños musulmanes.)

Señor, la tierra está de luto y se marchita, languidece y se marchita el orbe, languidecen los cielos y la tierra. ¿En qué bien ahogaremos esta abundancia de mal? ¡Sólo tú tienes palabras de vida eterna! ¡Tú eres la Buena Noticia! ¡Aumenta, Señor, mi fe, mi esperanza y mi caridad! En Tí espero, Señor, y sé que no quedaré defraudado, porque dijiste: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.” “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.” (Jn 15, 5, 9-11)

Sin él no podemos hacer nada. Debemos desear y suplicar la conversión de los que no conocen a Cristo, sin olvidar a los asesinos, a los perseguidores de nuestros hermanos en la fe. No hay otro camino, no hay otra verdad, no hay otra vida fuera de Jesucristo resucitado. Sólo Él puede obrar el milagro de esas necesarias conversiones. (”Sacrificaos por los pecadores y decid a menudo, pero especialmente al hacer algún sacrificio: Oh Jesús, esto es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de las ofensas hechas al Corazón Inmaculado de María.") En Él, nuestros hermanos mártires serán vivificados. Y no dejemos de rezar por los cristianos perseguidos, de hacer lo posible por atender esa llamada del Padre Douglas, sacerdote iraquí, que nos decía: “Estamos viviendo en un permanente viernes santo. Ayudadnos a llegar a la resurrección.”

Para la oración confiada en la protección divina, propongo hoy el salmo 91 (90):

Tú que habitas al amparo del Altísimo
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti".

Él te librará de la red del cazador
y de la peste funesta;
te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás: su verdad es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha,
a ti no te alcanzará.

Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio
tomaste por defensa al Altísimo.

No se acercará la desgracia,
ni la plaga llegará a tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos.

 Te llevará en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

“Se puso junto a mí, lo libraré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación".