Vamos a respetar todas las creencias pisoteando a los católicos

Un juez ha decidido que el crucifijo no puede estar en el aula de un colegio público. Y aprovechando la ocasión, los socialistas, salvo Bono, han salido en tromba a pedir que se retiren todos los crucifijos de las escuelas públicas. Uno de ellos, el inefable Pepiño Blanco, añade al final la coletilla “… y soy creyente". O sea, como si lo más normal del mundo fuera el ser creyente y querer que se quiten símbolos religiosos de los espacios públicos. Claro que Pepiño no nos dice en qué cree, así que podemos especular lo que queramos sobre qué es aquello en lo que el político gallego cree.

La retirada de crucifijos es justificada desde la aconfesionalidad del Estado. Pero aconfesional no significa anti-religioso ni anti-cristiano. La presencia de un crucifijo no debería molestar a nadie, sobre todo porque a nadie se le obliga ni a arrodillarse delante del mismo. Sin embargo, la retirada de un símbolo que forma parte, lo quieran o no, de la historia no sólo de España sino de la civilización occidental, sí resulta molesta para los que lo apreciamos. Se puede ser no religioso de dos maneras: respetando a quienes sí lo son o haciendo lo que sea menester para ofenderles. Y la izquierda de este país ha optado por lo segundo. Nada nuevo bajo el sol, por mucho que algún verso suelto, tipo Bono o Vázquez, hagan de tontos útiles de un PSOE anti-cristiano.

El asunto tiene más importancia de lo que parece, porque si los símbolos cristianos son quitados del ámbito de la escuela pública, ¿qué nos hace pensar que no acabarán queriéndolos quitar hasta de la mismísima calle? Porque más “pública” que la calle no hay. Alguna vez he dicho que lo que a cierta izquierda le molesta de la Cruz de los Caídos no es quién está enterrado allá sino la misma Cruz, que se ve desde kilómetros de distancia. El problema no es que sean aconfesionales. Es que son profundamente anti-cristianos y quieren que se les note.

La foto que acompaño al blog es la de el “monumento a la paz” que hay en Huesca, cerca de donde está la oficina de la Policía Nacional para sacarse el DNI y el pasaporte. En el mismo se invirtieron 3 millones de euros, pagados en su integridad por el Rotary Club Internacional. ¿Y bien? ¿pedimos que sea retirado de la vía pública en base a la aconfesionalidad del Estado?

Luis Fernando Pérez Bustamante