Sugerencia a la Conferencia Episcopal sobre el terrorismo uterino
Por todos es conocido que cada vez que se produce un atentado de Eta, la Conferencia Episcopal Española emite una nota de condena, recuerda el sinsentido del terrorismo y muestra su apoyo y cercanía a los familiares de la víctima o víctimas. Aparte de la propia CEE, no son pocas las diócesis, sobre todo si se ven afectadas directamente por el atentado, que publican declaraciones de sus obispos en términos parecidos. Esto demuestra que la Iglesia española es especialmente sensible a esta lacra que lleva afectándonos desde hace décadas. Sin duda ETA es una losa mortal, un cáncer, el peor síntoma de un nacionalismo idolátrico, irracional y anti-histórico. Y por ello ha de ser condenado, despreciado, arrinconado y perseguido legal, social y políticamente.
Salvo en el País Vasco, donde un porcentaje no pequeño de la población ampara y justifica a los etarras, en la sociedad española hay un consenso prácticamente total sobre la maldad de la banda asesina. Pueden darse discrepancia de opiniones sobre cuál es la mejor forma de acabar con la actividad de esa gentuza, pero todos estamos de acuerdo en que será maravilloso el día en que ETA pase a la historia, si es que llega ese día. Por tanto, la Iglesia “juega a favor de obra” cuando se posiciona en contra de los atentados.
Ahora bien, en España hay una lacra infinitamente peor y más peligrosa que el terrorismo etarra. Hablo del terrorismo uterino, el que provoca la aniquilación de centenares de miles de inocentes antes de que puedan ver la luz del sol. No hay cosa más peligrosa para el ser humano en España que ser concebido. En uno de cada cinco casos, acabas como desecho orgánico en un cubo de basura y engrosando la cuenta corriente de los terroristas de bata blanca que se forran con esa actividad. Pero si malo es que una de cada cinco madres, en su mayor parte animadas e incluso obligadas por los padres, asesinen a sus hijos antes de nacer, peor es que la sociedad española esté cada vez más dispuesta a aceptar esa realidad sin que se altere lo más mínimo su conciencia.
Lo he dicho alguna vez y vuelvo a repetirlo. Buena parte de la sociedad española mantiene ante el aborto la misma actitud que tuvo buena parte de la sociedad alemana ante el antisemitismo nazi. Buena parte de la sociedad española se sitúa ante el aborto de la misma manera que los batasunos se sitúan ante ETA. Esa mayoría de la sociedad española es genocida, por acción u omisión. Porque la aniquilación de más de 110.000 seres humanos en un solo año sólo cabe calificarse como genocidio, como Holocausto continuo, como crimen horroroso contra la humanidad. En toda su historia tenebrosa, Eta ha quitado la vida a menos de un 1% de seres humanos de los que el aborto logró quitar en tan solo un año.
Es por ello que yo pido a la Conferencia Episcopal Española y a todos los obispos, que hagan el favor de sacar notas de prensa en cuanto se hacen públicas las cifras de abortos en España. Ya sabemos que la CEE y nuestros obispos están contra el aborto. Eso nadie puede ponerlo en duda. Pero es más necesaria la voz de la Iglesia a la hora de condenar un mal que está enraizado en las conciencias de millones españoles, que a la hora de condenar algo que todo el mundo condena. En el aborto la Iglesia no “rema a favor de la corriente". Al contrario, es como los salmones que remontan ríos bravos para lograr transmitir la vida a futuras generaciones. En relación al aborto hace falta rapidez, contundencia y perseverancia en la condena del mal y el ofrecimiento de la conversión y el perdón para quienes lo han cometido. Es preferible que nos llamen pesados en este mundo a que nos llamen apocados en el otro. Así pues, señores obispos, pónganse las pilas. Y no sólo ustedes. Entre todos los fieles debemos de forjar el “espíritu de Ermua” contra el aborto y la cultura de la muerte.
Luis Fernando Pérez Bustamante
6 comentarios
Así, si en aquella ocasión los desmanes de Hitler y compañía llevaron al resto del mundo a levantarse en armas contra la barbarie, hoy en día no se haría la guerra para frenar este holocausto. Vamos, no se haría ni la guerra ni nada, a nivel geopolítico global. Por eso es una lucha mucho más difícil. Porque se trata de mover la conciencia enferma, o cuanto menos, delicada de salud, de una sociedad que ha perdido el norte a nivel mundial.
En España el problema es especialmente grave, porque se está presentando la cuestión del aborto en términos de ampliación de derechos (de las madres), y se está haciendo bajo la tutela de un gobierno que presume de ser adalid de ampliaciones de supuestos derechos. De modo que será muy difícil echar marcha atrás en términos legales si llegamos demasiado lejos. Es como el matrimonio homosexual: a ver quién es el guapo, el fascista reaccionario, retrógrado teocon, que lo quita, cerrando los ojos a la demanda de la sociedad moderna.
También es verdad que se llegó a abolir la esclavitud, que enfrentó en guerra civil a la primera democracia del mundo; pero en fin, con el aborto no estoy yo tan optimista.
Escuchaba en una tertulia radiofónica el horror y desprecio que sentian los contertulios, tambien yo, cuando comentaban que el asesinado ayer se dirigía a jugar la partida, y que los compañeros de partida, puesto que el asesinado no podía llegar, le sustituyeron por otro y continuaron la partida de mus.
Desgraciadamente la sociedad española está llegando a una situación de insensibilidad que lo importante es que "la vida tiene que seguir", no podemos dejar de jugar una partida de mus por que a uno de los participantes le hayan asesinado. Sin embargo era nuestro contertulio, le veiamos cada dia, era nuestro "amigo".
¿Como vamos a reaccionar cuando el asesinado no era nuestro amigo?. Y no lo era por que no le hemos permitido nacer.
Vaya por delante que, como católico, debo estar en contra de los nacionalismo, y ese es mi sentimiento. Como católico debo estar, y estoy, en contra de los asesinatos.
Como católico me parece absolutamente insoportable el hecho de que el gobierno publique que más de 100.000 personas han sido asesinadas el año pasado y nadie, nadie, instituciones, grupos sociales, excepto alguna voz de la Iglesia, muestre el horror que eso significa.
No se qué podemos hacer. Desde aquí le lanzo la idea a D. Bruno para que organice alguna Vigilia en pro de esos seres a quien nadie les concede el derecho, ni siquiera, de nacer.
Mientras tanto lo único que se me ocurre es rezar por que el Espíritu infunda un poco de cordura a esta sociedad enferma.
La situación actual de la sociedad respecto del aborto y de la Iglesia respecto al aborto es mucho más grave que en la Alemania Nazi.En aquella sociedad alemana los campos de concentración fueron ocultados a la mayoria de la sociedad.No existía la información que existe actualmente.Si en todos los medios de comunicación mundial de la época nazi hubiesen salido los datos del exterminio, la misma sociedad alemna no hubiera permitido.
Ahora ,con luces y taquígrafos se nos dice que casi 120000 bebes son cruelmente troceados impunemente y se nos presenta como un casi Derecho Humano.
Nuestros Obispos,pastores, y resto de católicos nos hacen parecer unos frikis a los que, fuera respetos humanos, llamamos holocausto y crimen de la humanidad a este hecho.Y eso me apena, pero a la vez me hace sentir bien, pues veo, a través de esta pagina que no soy el único que piensa así.
Eminentísimos cardenales y obispos, pastores y católicos de apie: DESPERTAD YA¡¡¡¡
No solo en la condena sino en la pedagogía y difusión de la cultura de la vida: hay, fácilmente detectable, muchísima ignorancia, en personas de buena (y mala) voluntad. Y mira que la cosa se explica con argumentos nada complejos, pero hay que remar contracorriente, yo llevo muchos años haciéndolo, y he criado unas espaldas que ni te cuento.
Tal vez los obispos no se pongan las pilas, pero aporto una idea,¿y nuestra Parroquia podría ser pionera?,¿después,quizá, nuestro Arciprestazgo?;¿después la Vicaría?...en fin tal vez estoy soñando despierto.
Feliz Adviento.
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