Profecía cumplida
"Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: `Yo, y nadie más´. Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti."
(Is 47,10-11)
Un arquitecto, un hombre de aquellos que ni temen a Dios ni le importan los hombres, se inscribe para una licitación para asumir la construcción de una gran torre de apartamentos en la zona más turística del país . El problema que tiene aquella región es que hay aguas subterráneas que fluyen continuamente de manantiales cercanos. El lugar es maravilloso, pero solucionar el problema de la humedad resulta costosísimo, no importa qué técnica se utilice. Abundan las propuestas, porque el dinero en juego es muy alto y porque se pretende que la torre sea descomunal, pero todas ellas suponen inversiones descomunales.
Juan Antonio, vamos a llamar así a nuestro arquitecto, es un hombre brillante, conocido por sus proyectos urbanísticos de reconocido éxito. En esta materia es toda una autoridad en el país. Pero en el fondo es un hombre desalmado, egoísta e inescrupuloso. No cree en nada distinto de sus ganancias, que son inmensas, especialmente porque a sus 41 años quiere darse una vida regalada, llena de placer, lujo y extravagancias.
Juan Antonio concibe un plan espeluznante. Él sabe que su palabra autorizada es prácticamente ley, y sabe que una propuesta suya para levantar esa gigantesca construcción sería un plato sencillo y jugoso para su avaricia sin límites. A modo de pasatiempo empieza por hacer investigaciones sobre el problema del agua y las diversas técnicas de canalización y secamiento, y finalmente descubre un sistema de gran "fachada técnica" pero de eficacia restringida. Su inteligencia y su equipo de colaboradores pronto tienen los datos que le conducen a una conclusión pavorosa: es posible construir aquella ciudadela de tal modo que cuando se vaya al suelo, con 2200 familias abordo, él ya se haya muerto.
Sentado ante la ventana de su espléndida oficina en el centro de la ciudad, Juan Antonio mira hacia al horizonte, y batalla por extinguir el último tizón de conciencia que le quedaba: "Los estudios son claros como el agua –se dice–. Nuestro sistema, o mejor, MI SISTEMA, porque nadie debe saber de esto, garantiza no menos de 35 años de firmeza. De eso puedo estar tan seguro como de que, antes de 45 años toda la ciudadela se vendrá al suelo. Los diques subterráneos de cemento presecado son perfectos… hasta el día en que se revienten. Y cuando eso pase, los edificios tambalearán y se hundirán como un yunque en tierra movediza. ¡Es espantoso! Pero, ¿a mí qué? Dentro de 35 años, ¿dónde andaré yo? ¿a quién le importa? ¡Tienes 35 años de fama y del más elevado tren de vida que haya podido soñar tu imaginación! ¡No seas cobarde, Juan Antonio! ¡No seas cobarde! Si no lo haces tú, lo hará otro, y tú te quedarás como un estúpido sin poder demostrar nada y sin poder gozar nada."
En estas cavilaciones se pasan las horas, mientras el sol se va hundiendo en el horizonte. Un último resplandor naranja ilumina las colinas del Oriente y las sombras y luces del crepúsculo dibujan una hermosa ciudadela…
Juan Antonio, sin embargo, no contaba con algo que le iba a suceder. Pocos años después de ver culminado su proyecto empezó a sufrir los primeros síntomas de una enfermedad conocida como el mal de Alzheimer. A pesar de todo su dinero nada pudo hacer para evitar el avance inexorable de la enfermedad. Para mayor desgracia suya, la enfermedad había empezado cuando él era todavía joven y en esos casos el deterioro es mucho más rápido. Antes de cumplir los 60 años todo lo que quedaba de Juan Antonio era una persona sentada en un sillón con los ojos mirando al vacío y con su mente totalmente inutilizada. Fue un verdadero milagro que Juan Antonio viviera hasta los 76 años. Precisamente el día de su cumpleaños toda la familia decidió celebrarlo reuniéndose en el restaurante que ocupaba la primera planta del edificio que Juan Antonio había diseñado 35 años atrás.
Su esposa, todos sus hijos y sus nietos estaban presentes cuando el abuelo llegó en una silla de ruedas. Le cantaron el cumpleaños feliz. Sin embargo, la esposa de Juan Antonio notó que el anciano estaba muy inquieto. Se lo comentó a su hijo mayor pero éste le dijo que era imposible que el abuelo mostrara ninguna emoción pues su mente estaba totalmente destruida. Y en cierto modo tenía razón. Pero por uno de esos misterios que tiene la vida Juan Antonio tuvo un pequeño momento de lucidez aquella mañana. Reconoció el edificio que él había diseñado y, desde lo más recóndito de su memoria, surgieron las palabras que él había profetizado sobre su obra. Pero Juan Antonio no podía hacer nada. Era incapaz de hablar. Su lucidez duró lo suficiente como para alcanzar a comprender que la grieta enorme que estaba viendo en el techo aumentaba vertiginosamente. Tan rápido creció esa grieta que lo último que Juan Antonio llegó a saber en este mundo fue que tanto él como toda su familia perecerían en breves segundos. Su profecía se cumplió con exactitud. Los gritos de pánico de sus hijos y nietos fueron el cortejo fúnebre que acompañó a Juan Antonio en el último hálito de su vida.
Luis Fernando Pérez Bustamante
9 comentarios
Lo mismo hacen los predicadores de norteamérica: si no te sometes, perecerás. La Psicología de campo lo denuncia.
Sin embargo, Dios, que es mucho más misericordioso, y desde luego más observador que la Biblia y que tus admoniciones, ha querido que el mundo discurra con eso que se llama la Evolución. ¿te suena?
Así, cuando Él veía que durante varios millones de años los hombres venían pasando hambre,-hambre de verdad-, no les ilustró sobre cómo se construyen los grandes edificios, ni tampoco les ilustró en la Agricultura: siguieron de caníbales para acometer la supervivencia.
Nada de los milagros que dicen que hizo Moisés, y Jesucristo juntos, tienen comparación con la ayuda que a muchos millones de personas ha brindado la Medicina. Y Dios, contentísimo, Él ama al hombre que ama la ciencia: Él nunca la dio.
Aún más, ¿ha conseguido algún médico averiguar la pastilla que nos hace salvos para la eternidad?
Yo me alegro mucho de los avances de la medicina. Pero no hay un solo tratamiento médico que consiga convertir un corazón de piedra en un corazón de carne. No hay un solo tratamiento médico que nos lleve de las tinieblas a la luz admirable.
2. En cuanto a la ternura, sí podrás observar que existe entre una madre y su hija, aunque no tengan a Dios, ni sean devotos de tu iglesia. Yo he conocido comunista ateo convencido que supera en bondad a muchos otros buenos practicantes creyentes.
3.Y, mientras que Dios busca sentir al ser humano, recibir su Sentimiento, tú, en vez, propones buscarlo para conseguir de Él la inmortalidad.
Pero ¿no te das cuenta de que esto es un contrato que denota al interesado?. Te haces bueno,...para que te dé el ticket para la inmortalidad.
Yo prefiero SENTIRLO a Él aquí, que lo que pase luego, no lo vas tu a cambiar por muchas limosnas y preces que eleves. Si quiere él tenerte después, así será; y si no, tu serás el primero en no enterarte.
La Vida es presente.
En cuanto a lo de resucitar, pues aparte de los milagros (para los que hace falta tener fe y que yo no tengo) la vida es un bien que se ha de conservar y disfrutar, saber morir y no anhelar la vida eterna.
1- Depende de qué religión. No veo que una sociedad, una tecnología y una ciencia que apoyen el aborto sean ejemplo de nada.
2- El creyente fiel no es superado en bondad por nadie si en verdad refleja a su Señor. Pero obviamente hay muchos creyentes que no llegan a eso
3- Si usted piensa que yo estoy en esto de la vida cristiana "por el interés te quiero Andrés" es que o no me ha leído en días atrás o no se entera de nada.
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César, ni disfruté ni no disfruté al escribir eso. Simplemente lo escribí. Es un simple relato corto, no un deseo de que todos los sinvergüenzas mueran junto con su familia bajo unos escombros.
El que yo anhele la vida eterna no significa que desprecie la vida acá. De hecho, la vida acá es parte ya de esa vida eterna.
Debemos estar bien preparado, porque tenemos un tiempo en esta vida, y es para dedicarnos al Señor, no a una vida sin fe y en pecado, que eso es lo que atrae una ruina inminente en aquel momento.
Ahora es tiempo de conversión, mañana, o podría ser dentro de una hora seremos llevado para ser juzgado, y entonces ahí se sabrá lo que es el miedo.
La misericordia de Dios es buena para los que viven una vida en la búsqueda de Cristo, no sirve para quienes no renuncian a los propios vicios y pecados. Que hablan también pero contra estas personas que hablan de misericordia de Dios, no han tenido misericordia con Dios.
Los justos no sentirán miedo cuando se presenten para ser juzgados, han sido hallados dignos de la Vida eterna.
Se cuenta de almas condenadas que por voluntad de Dios, el cadaver se levanta y dice a los que están allí: "por justo juicio de Dios he sido condenado".
Pero el diablo no quiere que todos crean en estas cosas, porque los mantienen en pecado, esclavos para arrastrarlos al infierno.
Dios quiere que nos salvemos, y por eso debemos y necesitamos la vida de Gracia.
El pecado lleva al odio, y el odio a la condena eterna. Dice Cristo que el que odia es un homicida, y esto es lo que se debe creer.
El amor verdadero en cambio, nos ayuda a vivir, a permanecer más unidos a Cristo en su Iglesia Católica.
Desde entonces el ser humano ha tenido que trabajar principalmente el hombre, y la mujer sufre dolores de parto.Cuando Dios nuestro creador el misericordioso que todo lo puede hacer, derrumbo la Torre de Babel por causa de querer alcanzarlo a el, Dios dividio nuestra lengua, y se crearon lenguas distintas. Cuando aquel hombre montado en el Titanic desafio a Dios el que hizo los cielos y la tierra, provocò la ira de Dios y por esto este barco fue tragado por el mar. Cuando se cumplio la profesia de las Torres gemelas en el apocalipsis, todo esto fue provocado por la ira que el hombre ha provocado contra Jeova de los ejercitos, el rey de reyes y señor...
Debemos evitar la ira de Dios nuestro Señor, porque el es rey de reyes y Señor de Señores. Abre tu corazon y arrepientete. Ya sabes escribime.
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