Niño, eso no se hace

- Niño, si metes la mano ahí te vas a quemar. Y el niño vuelve a meter la mano.

- Niño, si rompes esa vajilla, me voy a enfadar contigo. Y el niño rompe la vajilla.

- Niño, no se te vaya a ocurrir meter los dedos en esos dos agujeritos de la pared, que te puedes electrocutar. Y el niño se lanza a meter los dedos en el enchufe.

Y el padre, aparte de avisar, no hace nada. ¿Cabe alguna duda de cómo acabará ese niño?

Bien, veamos otra versión de la cuestión.

- Estimados presbíteros, no deben ustedes celebrar absoluciones colectivas. Y algunos las siguen celebrando

- Estimados presbíteros, "todo intento de ponerse a sí mismos como protagonistas de la acción litúrgica contradice la identidad sacerdotal". Y algunos hacen de esa contradición motivo de auto-propaganda.

- Estimados presbíteros, las normas están para algo y deben cumplirlas. Y las carcajadas se oyen hasta en Pernambuco.

Y los pastores, aparte de avisar, apenas hacen algo. ¿Cabe alguna duda de cómo quedará el pueblo de Dios al cargo de esos presbíteros?