La diligencia de un Papa en combatir la herejía

El año 449 de nuestra era asistió a la celebración de un sínodo en Éfeso que habría de situar a la totalidad de los patriarcados de Oriente bajo el manto de la herejía monofisita. Cinco años antes, un archmandrita de Constantinopla llamado Eutiques, comenzó a predicar que la naturaleza humana de Cristo había sido asumida por la divina, de modo que, en la unión de ambas, no había sino una naturaleza. Eutiques pretendía ser alumno de Cirilo de Alejandría, protagonista principal de la condena del nestorianismo en el concilio ecuménico de Éfeso del año 431. La herejía de Eutiques, el monofisismo, se expandió rápidamente debido a la gran actividad proselitista de su mentor. Cuando logró que la abrazara el Patriarca de Alejandría Dióscoro, sucesor de Cirilo, el conflicto estaba servido.

En un sínodo particular reunido en Constantinopla el año 448, presidido por el Patriarca San Flaviano, se denunciaron las tesis de Eutiques y se proclamó la doctrina de las dos naturalezas de Cristo. Presente Eutiques en la asamblea, se negó rotundamente a aceptar la decisión de la misma, reafirmándose en su doctrina de una sola naturaleza de Cristo, por lo que no quedó más remedio que lanzar anatema contra él y contra sus partidarios.

Al hereje no se le ocurrió otra cosa que seguir la tradicional costumbre de pedir amparo al Obispo de Roma. Era obvio que el apoyo o rechazo de la Sede Apostólica era fundamental para el éxito o fracaso de cualquier tesis teológica. El Papa San León Magno le respondió a través de la Epístola Dogmática, en la que se reafirmaba en la doctrina ortodoxa de las dos naturalezas. Eutiques, pertinaz en su herejía, no quiso aceptar el juicio definitivo del Papa y movió los hilos para que Dióscoro, Patriarca alejandrino, consiguiera que el emperador de Oriente, Teodosio II, también monofisita, convocara un sínodo general en Éfeso en agosto del año 449.

San León Magno, por conservar la paz, no se negó a enviar sus Legados, que portaban dos cartas, una al sínodo y otra a Flaviano, donde los errores eutiquianos se refutaban con la claridad de una doctrina perfecta y copiosa. De nada valió porque el concilio, controlado por Eutiques y sus partidarios, fue objeto de violencia por parte de las tropas imperiales, se negó a los Legados Apostólicos el lugar que les correspondía, se prohibió leer las cartas del Sumo Pontífice y los votos de los Obispos fueron arrancados por medio de engaños y amenazas. Se condenó como hereje y se depuso a Flaviano, patriarca de Constantinopla, quien fue conducido al destierro, falleciendo poco después a consecuencia de los malos tratos que le dispensaron sus captores. No es de extrañar, pues, que el mismísimo León diera a aquel sínodo el nombre con el que ha pasado a la historia: Latrocinio de Éfeso.

Si Roma hubiera mirado a otro lado o no hubiera dado la suficiente importancia a la herejía monofisita, hoy todo Oriente sería partidario de esa doctrina que desvirtua la humanidad de Cristo. Pero el Obispo de la ciudad eterna no se quedó de brazos cruzados. En vista de que la actuación imperial había sido decisiva para el triunfo de la infamia, el Papa León escribió al emperador Teodosio II, a su hermana Pulquería, partidaria del entendimiento con Roma, e intentó hacer intervenir al emperador de Occidente, Valentiniano III. Se abrió una profunda crisis entre León y Dióscoro, patriarca de Alejandría, quien, adelantándose a lo que neciamente habría de ocurrir siglos más tarde, llegó a excomulgar al Papa. La Providencia intervino y Teodosio murió el año 450. Le sucedió su hermana quien, junto con su marido, procedió inmediatamente a realizar gestos, como llevar con honores a Constantinopla los restos de San Flaviano, que indicaban su intención de solucionar la cuestión. Finalmente accedieron a la petición papal de convocar un nuevo concilio que, esta vez en libertad, habría de devolver a Oriente a la buena senda.

Aunque la intención del Papa era que el concilio se celebrara en Italia, nuevamente las razones logísticas provocaron que tuviera lugar en territorio controlado por el Imperio, resultando elegida la ciudad de Calcedonia. El 8 de octubre de 451 tuvo lugar la primera sesión, a la que asistieron unos seiscientos obispos, de los que solamente dos eran occidentales, dejando aparte los legados pontificios. La presidencia fue ocupada por el patriarca de Constantinopla, Anatolio, al lado de los representantes del Papa.

Para hacerse una idea de lo que pensaban los padres conciliares sobre el ministerio petrino y el papado, basta copiar algunos párrafos de las actas del concilio, así como de la carta que el mismo dirigió a León I. En la segunda sesión (10 octubre de 451) se lee la epístola dogmática del Papa León. Dicha epístola, Tomus ad Flavianum, se conoce como el Tomus de León. ¿Cuál fue la reacción del concilio ante la epístola?:

"¡Esta es la fe de los padres! ¡Así es la fe de los apóstoles! ¿Así lo creemos! ¡De tal manera creemos los ortodoxos! ¡Anatema a aquel que no crea de esta manera! ¡Pedro nos ha hablado a través de León! ¡Esta es la fe verdadera!"
(Actas del concilio, sesión 2)

No sólo eso, en la sesión 3 se dijo lo siguiente:

"Por lo cual, el muy santo y bendito León, arzobispo de la gran y antigua Roma, a través de nosotros, y a través del actual y muy santo sínodo junto con el tres veces bendito y todo glorioso Pedro el Apóstol, el cual es la roca y fundamento de la Iglesia Católica y el fundamento de la fe ortodoxa, le ha despojado (a Dióscoro, Obispo de Alejandría) de su episcopado, y le ha expropiado de dignidad"
(Actas de Calcedonia, sesión 3)

Y en la carta Repletum est Gaudio del concilio al Papa, leemos:

"Tú estás puesto como intérprete para todos de la voz del bendito Pedro, y a todos impartes las bendiciones de aquella Fe…

…Además de todo esto, él (Dióscoro) extendió su furia incluso contra aquel que ha sido encargado de la custodia de la viña del Salvador. Nos referimos a Su Santidad…

…. Sabiendo que todo éxito de los hijos repercute en los padres, nosotros por ello imploramos que honres nuestra decisión con tu asentimiento, y que así como nosotros hemos procurado la concordia con la Cabeza en cosas nobles, así la Cabeza también con lo que es adecuado para los hijos…

Porque si donde quiera que hubiera dos o tres reunidos en su nombre, Él ha dicho que allí estaría en medio de ellos, ¿no debería Él haber estado muy particularmente presente con 520 presbíetros, que favorecieron la expiación del conocimiento relativo a Él…. de quienes tú eres el Jefe, como Cabeza a los miembros, mostrando tu buena voluntad"
(Calcedonia al Papa León, Repletum est Gaudio)

Resumamos lo que era la fe de la Iglesia acerca del papado según los padres conciliares de Calcedonia:
Pedro, roca y fundamento de la Iglesia Católica, habla por boca del Papa, el cual es el intérprete del príncipe de los apóstoles, el encargado de la viña del Señor, al que se le implora su asentimiento y quien es Cabeza y Jefe de los presentes en el concilio.

Lo más importante, salvar la cristología ortodoxa, se había conseguido gracias a la diligencia de un Papa que supo cuál era su deber, su misión y su autoridad al servicio de la Iglesia. Incluso en el problema planteado por el canon 28 de Calcedonia, que en base a argumentos cesaropapistas daba una primacía honorífica a la sede de Constantinopla tras la de Roma, el tiempo ha acabado dando la razón a San León Magno, que se negó a ratificar dicho canon. Buena parte de los conflictos internos que hoy existen entre los ortodoxos derivan de aquel canon. Usando los mismos argumentos que se aducieron entonces, Moscú podría pedir hoy una primacía que ya no tiene sentido que siga obstentando una sede que está bajo el poder de un estado, el turco, de mayoría musulmana. Pero ya no existe emperador capaz de convocarles un sínodo para tratar el asunto. Por eso llevan un milenio sin celebrar concilios ecuménicos. Y otro milenio pasarán igual si no vuelven a confesar aquello que confesaron sus antepasados en Calcedonia.

Ayer vimos el caso de un Papa que fue negligente en censurar y condenar una herejía. Hoy hemos visto la situación contraria. Por tanto, guste más o menos a algunos, la verdad es que la Iglesia de Cristo sufre cuando un Papa no cumple bien su ministerio, y se beneficia grandemente cuando al frente del rebaño de Cristo está un sucesor de Pedro digno de llevar las llaves del Reino de los cielos y de confirmar en la fe a sus hermanos. Sin duda la Iglesia es sostenida por el propio Señor, que no ha permitido que la misma fuera destruida por el mal gobierno de algunos de los Papas a lo largo de la Historia. Pero esa Historia, como dije ayer, ha de ser maestra para Papas futuros, que habrán de tener muy en cuenta que al mal, sea cual sea su cara, sea doctrinal y/o moral, no se le enfrenta ni desde la permisividad cómplice ni desde el uso despótico de un autoridad carente de prudencia pastoral (eso ocurrió al principio con la Reforma), sino desde la autoridad que nace de la caridad cristiana y la fidelidad activa a la fe que una vez fue entregada a los santos. Fe que ha de ser siempre defendida de aquellos que son pertinaces en mantener cualquier tipo de heterodoxia. De la buena labor del Papa, y los obispos en comunión con él (no hay nada que se diga del Papa respecto a toda la Iglesia, que no se pueda decir de cada obispo en su diócesis), depende en gran medida la salud espiritual del pueblo de Dios.

Luis Fernando Pérez Bustamante

15 comentarios

  
Hermenegildo
Resulta penoso que por avatares de la Historia, la Iglesia Oriental se separara de la Sede de Pedro, cuando existían mil años de historia común.
22/03/07 12:29 PM
  
JCB
Querido Luis Fernando. ¿De verdad crees que la Iglesia debe de seguir actuando como hace mil quinientos años? Por recordar, también podemos decir que las regiones cristianas de Siria y Egipto no levantaron un dedo contra la invasión musulmana y que los cristianos de Bizancio prefirieron quedar bajo el dominio turco antes que ponerse en manos de los católicos occidentales que en 1204 no dudaron en invadir y trocear al infiel Imperio de Oriente. Y dices que Roma ha salvado la ortodoxia. Buen trabajo.
22/03/07 1:15 PM
  
Luis Fernando
JCB, lo que los cristianos orientales prefirieran hace 8 siglos es algo que ellos mismos sabrán. Lo cierto es que el Islam se los merendó prácticamente a todos. Que cada cual saque sus conclusiones al respecto.

Pero dicho eso, yo hablo de lo que ocurrió bastante tiempo atrás. Y hablo de doctrinas fundamentales y del papel del papado en la defensa de la fe. Y en ese sentido, el Papa tiene, hoy más si cabe, la responsabilidad de velar por la sana doctrina. Con la particularidad de que, gracias a Dios, ahora no necesita de de imperios ni de soldados ni de demás gaitas que crearon más problemas que beneficios. Le basta y le sobra con su autoridad eclesial y doctrinal, puesta al servicio del bien común.
22/03/07 3:35 PM
  
Hirundo Romana
Papa Honorio, que Dios tenga en su gloria, metió la patita como la siguieron metiendo sus sucesores, antes y después de Vaticano I. Como la metió el primero de la lista, S.Pedro, que tuvo la hombría de retractarse a tiempo. Es que nadie es Dios, ni sus representantes.
22/03/07 3:50 PM
  
Luis Fernando
Nadie es Dios, pero Cristo mismo dijo "quien os recibe, a mí me recibe". Y le dio las llaves del Reino de los cielos a Pedro. Y le dio el ministerio de confirmar en la fe a los hermanos. Y le dio el encargo explícito de pastorear todo su rebaño. Y ese ministerio petrino tuvo continuidad en los sucesores de Pedro en Roma. Y es dogma de fe que "sus definiciones por sí y no por el consentimiento de la Iglesia son irreformables, puesto que han sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo prometida a él en San Pedro, y así no necesitan de ninguna aprobación de otros ni admiten tampoco la apelación a ningún otro tribunal. Porque en esos casos el Romano Pontífice no da una sentencia como persona privada, sino que en calidad de maestro supremo de la Iglesia universal, en quien singularmente reside el carisma de la infalibilidad de la Iglesia misma, expone o defiende la doctrina de la fe católica."
22/03/07 4:16 PM
  
JCB
¿Hablas de lo que ocurrió bastante tiempo atrás? Primero: La caída de Constantinopla fue el 1.451; la caída de Egipto y Siria tuvo lugar en el siglo VII. La fecha del 1.204 se refiere a la toma de Constantinopla por los cruzados y a la instauración del Imperio Latino. Segundo: Yo también hablaba de lo que tú. La herejía monofisita de Éfeso y Calcedonia, por causa de la intolerancia e incomprensión entre los diferentes patriarcados, alejó sin remedio a las provincias de Siria y Egipto. Tercero: Haces paralelismos. Pues yo también. Lo mismo que entonces, la actual falta de un diálogo abierto y sincero entre católicos aleja a la Iglesia de sus fieles sin remedio.
22/03/07 5:26 PM
  
sofía
Claro, LF, y por eso Honorio metió la patita. Hirundo tiene toda la razón.
Después de leer todas estas historias que se traían entre manos unos y otros, doy gracias una vez más a Dios por habernos dejado los Evangelios, y porque Jesús mismo dice que la sabiduría es de los sencillos. Con tantos rollos sobre naturalezas e hipóstasis, acababan condenando o no condenando por equivocación.
Es algo tan sencillo como decir: creo que Jesús era un hombre de verdad, exactamente igual a todos menos en el pecado, y creo que ese hombre es Dios, el Hijo de Dios, la Palabra de Dios, la revelación definitiva de Dios, el mensaje de Dios a los hombres, la forma divina de ser humano, la forma humana de ser divino. "A Dios nadie lo ha visto..." Jesús nos revela lo que necesitamos saber. "Quien os recibe a mí me recibe" lo dice de todos sus discípulos. Y Pedro tiene la misión de mantener la unidad de la Iglesia: que lo haga (no es lo mismo unificar tendencias que echar a la mitad de la gente f...
22/03/07 5:36 PM
  
Luis Fernando
Pra los monofisitas Jesucristo no era un hombre de verdad. Era de una sola naturaleza, la divina. Así que aquello no era una simple discusión bizantina. ¿De verdad pensáis que no hubo debate sobre el tema? ¿pero hasta cuándo ha de durar el debate cuando alguien está enseñando una doctrina falsa que afecta a lo esencial de la fe? ¿debió de debatirse eternamente con los judaizantes? ¿y con los gnósticos? ¿y con los arrianos? ¿y con los modalistas en cualquiera de su versiones? ¿y con los montanistas? ¿y con los donatistas? ¿y con los iconoclastas? ¿y con cualquiera de la multitud de herejías surgidas a lo largo de los siglos?
Una vez que un Papa o un concilio ecuménico se pronuncia sobre un dogma de fe, se acabó la discusión. Hoy, ayer y anteayer. En el siglo I, con el concilio de Jerusalén, en el siglo V con el concilio de Calcedonia o en el siglo XIX con el concilio Vaticano I. Si alguien se quiere perder saliéndose de la disciplina de la Iglesia, lo lamentaremos mucho pero la fe...
22/03/07 5:43 PM
  
nachet
Estimada sofía, la definición simple que has hecho de la naturaleza de Cristo emana directamente de las definiciones teológicas de los concilios que se ocuparon de esos temas.

Hombre, JCB, echarle la culpa de la separación entre monofisitas (Egipcios y Sirios) y Ortodoxos (Griegos y anatolios) al papa ya es rizar el rizo del anticatolicismo. Precisamente en ese tema, como en tantos otros, el papa actuó de intermediario y trató de unir a los hermanos que amenazaban separarse. De hecho, a lo largo de la historia, el papado normalmente ha actuado con mayor altitud de miras que patriarcas y arzobispos, que normalmente no han dudado en provocar cismas por arrimar el ascua a su sardina. Y en eso el cisma monofisista de Egipto no difiere mucho del protestante del norte de Alemania.

Ahora, si a lo de Éfeso hay que llamarle robo, porque lo fue, se le llama. Quién roba un concilio ecuménico no merece diálogo, sino reconvención.
22/03/07 6:43 PM
  
JCB
Nachet, que yo sepa no he atribuido a ningún papa la separación monofisita del resto de la cristiandad. Tampoco he hablado de judaizantes ni de gnósticos. Sólo de tener un poco de amplitud de criterio con los propios católicos para que no vayan huyendo poco a poco. En la historia me he metido porque también lo ha hecho Luis Fernando, que pretende analizar el presente con situaciones de un pasado muy pasado. Ya sé que es complicada y que los análisis sesudos de lo ocurrido hay que dejarlos para los historiadores de verdad, pero algo hay de cierto en lo que he escrito. A los monofisitas sólo se les dio palos. Sin ningún resultado. A la realidad me remito.
22/03/07 7:33 PM
  
Tasco Magnon
Estimados: es justamente esta institución (el Papado) la que permite que la Iglesia sea una y no miles. Mirando hacia atrás se ven muchas astillas desprendidas de la Iglesia. Todas desaparecieron. Los ortodoxos orientales separados en 1054 tuvieron que aguantarse muchas otras autoridades (los Soviets, el Islam)aparte del Papado Romano hasta hoy, a otros, como ser los donatistas y los nestorianos, los borró el avance islámico... De la Reforma Alemana... me atrevo a decir que no pasará del siglo XXI-a juzgar por la presente debacle Anglicana y Episcopaliana, etc. La historia siempre le ha dado la razón a los Papas. Han enterrado sin falta a todos sus enemigos, tarde o temprano.
22/03/07 9:39 PM
  
Tasco Magnon
Eso--en mi modesta opinión--es una realidad. La podéis negar todo lo que queráis pero sigue ahí. Por ejemplo:
Si la Reforma durara quince siglos más hasta completar los veinte, por simple extrapolación, deberá haber unas 120.000 denominaciones protestantes al fin de 2.000 años... Como ya algunos protestantes comienzan a darse cuenta, es hora de volver a casa...
http://www.voxfidei.com/blog/070308.asp
22/03/07 9:47 PM
  
sofía
Pues si es hora de volver a casa, habrá que ensanchar las habitaciones y hacer sitio para todos; en vez de poner cada vez más tabiques que nos acaben provocando claustrofobia.
22/03/07 9:59 PM
  
nachet
"Y dices que Roma ha salvado la ortodoxia"
JCB, esta frase después de hablar del cisma monofisita hace pensar que le echas la culpa a "Roma" del mismo. de ahí mi comentario.

Por otra parte, decir que a los monofisitas "sólo se les dio palos" es un error histórico: el emperador Teodosio II tuvo simpatías moofisitas, el emperador Anastasio fue monofisita. El emperador Zenón publicó un edict de unión o Henoticón, entre ortodoxos y monofisitas, que fue rechazado por ambos bandos. A lo largo de la historia los monofisitas contaron con simpatías no solo en sus tierras de Oriente y entre algunos emperadores, sino incluso entre algunos patriarcas de Constantinopla. Sencillamente el error prendió con fuerza y no fue posible la reconciliación. Pretender que los monofisitas (que en sus territorios expulsaron a los ortodoxos siempre que pudieron) eran unos pobres perseguidos por el poder, con evidentes proyecciones contemporáneas, es simplemente una falsedad histórica. Siempre e...
23/03/07 12:45 PM
  
nachet
Siempre es todo más complejo que la maniquea simplificación jerarquía-malos;herejes-buenos.

Sofía, lo que tu llamas ensanchar las habitaciones es simplemente la caridad fraterna. Y tienes toda la razón. hay que olvidar y perdonar todas las simples rencillas humanas que a lo largo de la historia han enfrentado, a veces sangrientamente, a los distintos grupos cristianos. Sin embargo, cuando se trate de temas fundamentales de nuestra fe, hemos de buscar la Verdad, no sencillamente ceder para quedar bien con todos. Buscarla juntos, pero siempre dentro de la Iglesia de los Apóstoles, la heredera de la instituida por Cristo. No podemos romper la comunidad como niños enfurruñados cuando se nos ocurre una variación doctrinal, como han hecho los protestantes (o Lefevbre), y montarnos cada uno nuestra capillita donde estemos a gusto. Comunidad de fieles universal. Como decía san Agustín, unidad en lo principal (lo que serían los dogmas), libertad en lo secundario y caridad en todo.
23/03/07 12:54 PM

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