¿Quién hará justicia a Terry?
En esta sección del blog que estrenó Fray Nelson Medina, hoy le toca el turno a mi buen amigo Isaac, ingeniero sevillano y sevillista, insaciable esponja que sobre teología lo lee todo, lo quiere saber todo y te lo pregunta todo, je je. Tiene 32 años, está casado con Yolanda y son padres de dos criaturas, Mateo y Carmen Elvira, la pequeña de pocos meses de vida. Creo que la iglesia sevillana haría bien en aprovechar sus talentos. Este es su fenomemal artículo sobre una noticia que casi pasó como de puntillas.
¿QUIÉN HARÁ JUSTICIA A TERRY?
El pasado 8 de Septiembre, el diario El Mundo daba la siguiente noticia: "El cerebro de las personas en estado vegetativo reacciona cuando se les habla". Un estudio realizado por científicos británicos y publicado en la revista Science, mostraba que, utilizando técnicas de imagen cerebral, se detectaba actividad en el cerebro de las personas en estado vegetativo.
De hecho, cuando los pacientes escuchaban frases, se activaban las mismas zonas cerebrales que cuando las escuchaban los voluntarios, o que cuando se le estimulaba con frases ambiguas, se producía un aumento de la actividad también. Lo más sorprendente es que cuando se les pedía que imaginasen un partido de tenis, las imágenes escaneadas eran las mismas que en las personas sanas. Incluso se llegó a ver como el paciente cooperaba voluntariamente con las pruebas.31 de Marzo del 2.006, Terry Schiavo, una paciente con daños cerebrales acaba de fallecer. Según los tribunales norteamericanos, Terry se encontraba desde 1.990 en "estado vegetativo permanente" debido a un infarto al corazón que le provocó daños irreparables en el cerebro. Se le hizo juicio sumarísimo y se decidió condenar a Terry a la pena de inanición. Y así murió finalmente. Nadie se planteó en ningún momento si lo que decían los informes científicos era mentira: se los tomó como la verdad plena, mayúscula. Ninguno de los jueces que apoyaron su desconexión de la máquina que le servía de soporte vital, se planteó si Terry los escuchaba, si sufría al no poder comer. Ni se preocuparon de su muerte: su muerte como un perro.
En nombre de la ciencia se decidió condenar a una mujer al patíbulo de la inanición. La ciencia que nació de la Filosofía, que nos ayuda a comprender el mundo, ahora no sólo nos dice "como va el cielo", sino "como se va al cielo". Se ha prostituido su uso: es un arma arrojadiza contra el hombre. Pero, ¿puede la ciencia determinar lo que es el bien y el mal?. Parece que no, porque su ámbito es muy reducido: se limita a lo físico, a lo comprobable en un laboratorio. Estaríamos hablando de la ciencia en minúscula, la ciencia de los físicos.
Antes, la filosofía buscaba el modelo de la ciencia. Hoy la ciencia quiere ser filosofía: nos dicta la ley moral y entra en clasificaciones absurdas (como cuándo un hombre es hombre, ya que antes es feto, embrión, mórula… para así poderlo asesinar). Es la religión a seguir, el nuevo dios al que sacrificar en una moderna hecatombe a las criaturas más débiles: las no nacidas. Tiene sus mecanismos: apelar a las pasiones humanas, a lo menos racional (precisamente en esta época donde se exalta la racionalidad, nuestra razón es la que tiene menos parte), nos promete la felicidad, una vida indolora, sin preocupaciones;en definitiva el soma que no nos despertará del sueño de la juventud eterna.
Sin embargo esto no siempre fue así. La ciencia sólo pudo nacer en el seno de una religión ilustrada como la cristiana, una religión que siempre se vio en la necesidad de dar una justificación de su fe. Porque su Dios es Logos. Pero la ciencia buscando la objetividad encontró la subjetividad y al final renegó de Dios. Y al renegar de Dios lo hizo del hombre. Y ahora está por encima del hombre.
En efecto la ciencia se "ha descolocado" posicionándose en la irracionalidad. Por eso es necesario que vuelva a su posición original: al servicio del hombre.
La ciencia no podrá salir nunca de su ámbito sin convertir al hombre en un instrumento. Porque sus respuestas son pequeñas: no nos dicen "como ir al cielo", ni quién es el hombre, ni que es el bien y el mal. Cuando sale de su espacio no nos da ninguna respuesta: nos dice que a Terry había que matarla, pero no quién la juzgará.
Sin embargo el cristianismo se nos presenta como la clave que nos permite comprender el mundo, el cielo y cómo se llega a él. Porque el cristianismo usa la ciencia, usa la razón. Por eso es el único que nos puede contestar a la pregunta: ¿Quién hará justicia a Terry?. Sólo los cristianos pueden contestar, porque tienen la respuesta. Los demás miran mudos mientras la oyen: El Hijo del Hombre, el Kyrios, Jesucristo nuestro Señor.
Isaac García Expósito.
10 comentarios
Un cordial saludo.
Saludos. Camacho.
De la misma manera que no podemos facilitar el suicidio de los depresivos, no podemos facilitar el suicidio de los paralíticos.
Eso sí, hay que hacer lo posible y lo imposible por dar a todas las Inmaculadas que haya todos los adelantos que puedan mejorar sus condiciones de vida.
Yolanda: ni tu ni nadie quisiera hacer eso. Los mismos que están a favor de la eutanasia activa no quieren ejecutarla, y pretenden que sean los médicos los que la hagan. Pero el caso es que el 95% de los médicos (igual que en el caso del aborto) no quieren practicar eutanasias: han sido formados para curar, no para matar.
Pero quien no ama la vida, y ve que estas personas son como estorbos, se convierten en criminales con disfraz de médico, científico, político...
El crimen también tiene nombres como, "aborto" "eutanasia" por ejemplo, y precisamente, los criminales siempre están al acecho.
Dice Cristo Jesús: «Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará.» (Mt 24, 12)
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