Inmaculada quiere morir
Inmaculada Echevarría no quiere seguir viviendo. Treinta de sus cincuenta y un años los ha pasado postrada en una cama debido a una distrofía muscular. Y como no quiere seguir viviendo en esas condiciones, ha pedido que la desconecten del respirador que la mantiene con vida en el Hospital San Rafael de Granada. Hospital que, dicho sea de paso, pertenece a la Orden de San Juan de Dios.
En Andalucía hay un Comité Autonómico de Ética, que hace cosa de un mes decidió que la solicitud de Inmaculada es un rechazo de tratamiento, y por tanto un derecho reconocido en la ley española de autonomía del paciente. Los responsables del hospital donde está ingresada decidieron esperar a la resolución que tomara el Consejo Consultivo de Andalucía, que acaba de pronunciarse a favor de la petición de la enferma con el único voto en contra de uno de los dos consejeros propuestos por el PP. Tengo verdadero interés en saber qué harán ahora los médicos de ese hospital dependiente de una orden religiosa católica, pero de momento Inmaculada parece contentísima de que la vayan a permitir desaparecer de este mundo. Ha dicho, ni más ni menos, que lo ocurrido es "el milagro más grande y lo mejor que me ha podido pasar".
No voy a entrar a juzgar a fondo a esa mujer y sus razones para querer morir. A Dios tendrá que dar cuentas. Ahora bien, aunque no tengo claro que sea igual desconectarse de una máquina a tomar un veneno para morir, ¿de verdad es aceptable que haya que ayudar a morir a los que no quieren vivir?, ¿cuál será el siguiente paso?, ¿por qué se protege a la sociedad de quienes tienen trastornada la mente y son peligrosos para los demás, y no se protege a los que son peligrosos para sí mismos?, ¿es la voluntad humana la que determina si la vida merece ser vivida, ya sea la propia o la ajena?, ¿desde cuándo la dignidad de la vida humana implica el que la persona sea quien decide cuándo ha de acabar o cuándo continuar?, ¿no sería lógico que un verdadero comité de ética se dedicara a buscar argumentos para ayudar a vivir en vez de a morir?, ¿dónde queda la salud mental de aquellos enfermos que, viviendo en las mismas circunstancias que Inmaculada, quieren seguir vivos pero ven como se les abre legalmente el camino para suicidarse?, ¿o es que alguien piensa que lo que haga con su vida no afecta a su entorno?, ¿han pensado los de ese comité sólo en Inmaculada o también en los que viven commo ella?
Una sociedad donde se apoya la muerte, acaba muriendo. Cuando queramos reaccionar, será tarde.
Luis Fernando Pérez Bustamante
32 comentarios
Es una especie de pecado original al revés, en vez de la soberbia de querer ser como dioses, ya sea adquiriendo el conocimiento del bien o del mal, ya sea constuyendo la torre de Babel, ahora es la soberbia de querer autoeliminarse, y la sociedad indiferente ante el SER, lo consiente.
La cultura de la muerte avanza.
Quienes esperan en Dios, siempre aman la vida, una vida entregada a Dios orando con perseverancia, cualquier adversidad, tristezas, oscuridades, se pueden resolver.
Esto solo lo remedia la FE.
Otro asunto es aprobar la eutanasia, a eso ya sabes que me niego.
Déjese de demagogias. Se puede hablar de ensañamiento terapeútico en otras ocasiones mucho más trágicas, donde no hay salida. Esta señora mantiene el uso de razón...su situacuión no es mucho peor que la de un tetrapléjico, por ejemplo. No revistamos la situación con palabras bonitas. Esta señora está bajo el dominio de la soledad, la desesperación y la depresión, situaciones bajo las cuales considero que no se puede tomar ninguna decisión de vida, simplemente porque no se es dueño de sí.
Lo que Inmaculada está pidiendo en el fondo es que la ayuden a superar esa crisis, y a vivir una vida digna. Lo que pasa que en esta sociedad utilitarista, desde una falsa piedad, todos se compadecen de su situación, no para ayudarla, sino para eliminarla. Que triste!!
Efectivamente, Dios, que sabe más, se la llevará cuando crea conveniente, ya sabes que no somos dueños de esta vida que llamamos "nuestra".
Con todos los respetos.
En ningúna parte del Evangelio se nos dice que estamos exentos de sufrimientos, más bien todo lo contrario...Hasta que Dios quiera.
A mí no me lo parece, ni tampoco creo que la situación de esta persona pueda calificarse de ensañamiento terapéutico.
Normalmente cuando decimos que queremos morirnos es porque sentimos que nuestra vida no sirve, no vale, no la estimamos, pero no es así, toda vida es digna. Y esta afirmación, la dignidad de toda persona y de toda vida, es algo que no está al albur de lo que la propia persona pueda sentir o pueda parecerle en cada momento. Debiéramos luchar por propagar esa afirmación, toda vida es digna, pero ya veo con tristeza, que incluso en personas de las que no tengo que dudar ni de su buena fe, ni de su catolicidad, lo discute, y eso sí que causa desazón y mucha tristeza.
Con esto concluyo mi intervención.
«Creemos que la profesión médica no está hecha para matar enfermos. Desde siempre, profesionales y muchas instituciones internacionales han reconocido que la mejor manera de actual contra la eutanasia son los cuidados paliativos» (A.M. núm 703. 2004)
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Los verdaderos profesionales de la medicina, no son asesinos ni verdugos.
Nuestra sociedad se ha impuesto la idea de "calidad de vida", que implica que las vidas sin calidad no merecen ser vividas. esa idea ha calado también en algunas personas en situación difícil, como esta mujer. El sufrimiento que ella padece es puramente psicológico (verse impedida), puesto que no hay un dolor incoercible (causa habitual de petición de eutanasia) ni otros problemas, y sin duda el que nosotros nos conmovamos y pidamos su muerte se debe únicamente a que ella la reclama. Motivo, pues, puramente emocional. Antaño se planteaban tratamientos psiquiátricos (y más antaño aún, espirituales) para estos casos, ayudándoles a sobrellevar lo que le quede de vida. ...
Con todo, el suicidio sigue siendo pecado, pues nosotros no podemos disponer de la vida de nadie, incluyendo la nuestra. Sin duda, hay que confiar en la misericordia de Dios para con los desesperados. Eso sí, también Dios nos preguntará el día del Juicio a nosotros qué hicimos para que su vida fuese más plena y feliz. Si contestamos que desconectarle el respirador, no me gustaría saber qué nos espera.
Yo en su situación querría morir, cosa distinta es que pusiera los medios para conseguirlo. Le pediría a Dios que me llevara cuanto antes, pero lo dejaría en sus manos.¿Motivo? porque me importa más la vida eterna que los sufrimientos, al fin y al cabo temporales, que pueda tener aquí. Con ayuda psicológica tiene que asumir su realidad y conseguir llevar una vida digna (que conste que ya lo es, porque toda vida es digna de ser vivida). Creo que desde la fe esa situación se lleva de manera radicalmente distinta. Es posible que la fe es lo que a Inmaculada le falte. Si supiera que esos padecimientos si los ofrece a Dios por la conversión de tantas almas que lo necesitan (o necesitamos), adquieren un sentido inigualable, quizás cambiaría de idea.
Dedicar toda nuestra oración de cuaresma por ella.
Ayunar por ella, para que recupere la esperanza y el sentido de la vida.
Enviarle cartas de ánimo y proponerle una amistad fiel.
Pedirle al Señor que ponga en su camino personas que necesiten de Imaculada,
Pedirle a ella, a Inmaculada que rece por nosotros.
Decirle que la necesitamos. Que el mundo es más triste y más feo si ella se deja morir.
Decirle que necesitamos que ella recupere la esperanza, para que otos más débiles no la pierdan.
Si alguien está cerca de ella que tome el compromiso de visitarla periódica y fielmente.
Hacer una cadena de rosarios por ella...
Pedir a la Virgen de Lourdes (Inmaculada) por su sanación interior.
Encomendarla en la misa diaria.
Pedir la interseción de San Juan de Dios.
Renunciar a algo que nos apetezca por su bien espiritual.
Bueno, son mis ideas, requieren un...
Bueno, son mis ideas, requieren un esfuerzo y paciencia que a mi me faltan a veces. Pero me voy a poner a ello.
Si alguien tiene alguna más...
Comparto la opinión de Ester, y lo más adecuad...
Un saludo
A mí también me parece la respuesta de Ester bastante más adecuada que la tuya. Y la de Alfa muchísimo más.
Dices tú: "¿apreciar las cosas buenas que tiene la vida, y aprender a valorar lo que tienes?"
¿En esas situaciones? ¡qué realista eres! Mi pregunta no era una pregunta retórica y queda contestada con bastante más realismo por Ester, y por alfa, aportando soluciones positivas.
Gracias a vosotras dos por contestar a mi pregunta.
Me impresinó el libro de Viktor Frankl, el hombre en busca de sentido, allí narra su experiencia en un campo de concentración, en condiciones inhumanas, como dice este eminente psiquiatra, fundador de la tercera escuela de Viena, allí sobrivivía no el más fuerte, no el más sano, no el más listo, sino simplemente el que tenía alguna razón para seguir viviendo. Lo triste, tristísimo del caso de Inmaculada, es que ella no encuentre razones para seguir viviendo, por eso hay que pedir por ella, incluso pedirle que sea ella quien pida por los demás.
No he leído ese libro de Frankl, pero sí "La idea psicológica del hombre", que recopila varias de sus conferencias, y lo encontré muy interesante.
De todas formas yo no sirvo para enferma, y no tengo ningún inconveniente en no gozar de ese tipo de beneficios de la ciencia médica.
Desde luego, si creemos que tienen que vivir así, hay que exprimirse el cerebro para hacer que se les haga más soportable. Pienso como tú, que debemos pedir por ella, que supongo que tendrá, además, una depresión de campeonato, y serán los más cercanos los que juzguen si es conveniente decirle que pida por los demás o no.
En fin, los que sí debemos valorar lo que tenemos somos nosotros.
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