Hay que dar un voto de confianza a Fellay
Desde que Benedicto XVI “osó” levantar la excomunión a los obispos lefebvristas, el espectáculo al que hemos asistido los que queremos el bien mayor para la Iglesia ha sido bastante deprimente. A través de declaraciones más o menos claras, algunos obispos europeos han demostrado que la medida del Papa no les ha gustado. Y da la sensación de que harán todo lo que esté en su mano para que fracase la posibilidad de que se produzca la reintegración de los obispos de la FSSPX a la plena comunión con la Iglesia. Por otra parte, es también evidente que algunos sectores del lefebvrismo se sitúan en posiciones incompatibles con la condición de futuros fieles de la Iglesia Católica. Son los que piensan que Roma se tiene que convertir al lefebvrismo, que ellos identifican como la Tradición con mayúscula. Porque una cosa es que el más alto magisterio de la Iglesia responda a las dudas legítimas que hacen los obispos lefebvristas sobre el Concilio Vaticano II y el magisterio posterior al mismo y otra, muy distinta, que pretendan torcer el brazo de toda la Iglesia hacia sus posturas sobre ambos asuntos.
Desde un primer momento ha quedado claro que no es casual que monseñor Bernard Fellay sea el máximo responsable de su Fraternidad. Se ve que es el más sensato de los cuatro obispos de la FSSPX. Sin apartarse de las líneas maestras del lefebvrismo, su tono conciliador y su prudencia hacen de él la persona ideal para conducir el proceso desde su “bando”. Del resto de obispos lefebvristas, salvo quizás Galarreta, lo mejor que se puede decir es que cuanto menos abran la boca, mejor.
Entre las dificultades que se están presentando figura la futura ordenación sacerdotal en Alemania de varios seminaristas de la Fraternidad. Roma ya ha dicho que las mismas son ilegítimas, pero tanto el tono del comunicado como lo que se sabe del diálogo discreto de miembros de la curia con Fellay está muy lejos de la amenaza de volver a las excomuniones que ha lanzado el obispo de la diócesis alemana donde se van a llevar a cabo las ordenaciones. Y si finalmente Roma envía un observador al acto, estaremos ante un nuevo gesto, ¿y van?, del Papa ante los lefebvristas.
El tema no es sencillo. La Iglesia mantiene la suspensión a divinis de los obispos lefebvristas. Pero hagamos el ejercicio de ponernos por un momento en el pellejo de Fellay. Tenemos a un gran número de seminaristas que han acabado sus estudios y está preparados para ser ordenados. Sabemos que pueden pasar años hasta que se arregle del todo el conflicto con Roma. ¿Qué hacemos? ¿dejar a todos esos jóvenes en el limbo de la condición de seminaristas sin nada que estudiar y sin ordenar?
No sería justo para ellos. Y además, eso podría provocar la ruptura de la Fraternidad. Si tal hecho se produjera, estaríamos ante otro cisma con visos de prolongarse en el tiempo porque cualquiera de los otros tres obispos lefebvristas podría pasar a ordenar como obispo a alguno de sus sacerdotes.
Ciertamente lo ideal sería esperar a que todo fuera de fábula antes de que sigan las ordenaciones en la Fraternidad, pero también hay que dar a Fellay un margen de actuación razonable para que pueda conducir las cosas con sabiduría. De hecho, que él haya escrito al Papa para pedirle que no considere las ordenaciones como un acto de rebeldía es un gesto que va en la buena dirección. Al fin y al cabo, antes del levantamiento de la excomunión la Fraternidad no daba explicaciones a nadie cuando procedía a ordenar sacerdotes. Ahora sí.
No me parece prudente ni racional el pretender que la Iglesia sea absolutamente estricta con los lefebvristas al mismo tiempo que no lo es, ni de lejos, con los auténticos deconstructores del catolicismo en su seno. Creo sinceramente que hay que dar un voto de confianza a monseñor Fellay. Que luego se haga buen uso del mismo, es algo que depende enteramente de él y del resto de los miembros de la FSSPX, a los cuales recomiendo vivamente que se sometan cuanto antes a una cura de humildad que les libre de ese espíritu de soberbia que tantas veces se transluce en sus escritos y en sus actuaciones.
Luis Fernando Pérez Bustamante
36 comentarios
Si hay católicos que tratan de poner palos en la rueda de la bicicleta, algún día tendrán que dar cuentas a Dios de lo que hacen.
Curiosa, en ciertos círculos progres, esta preocupación por la ordenación de sacerdotes. Sobre todo, después de haber dinamitado la doctrina tradicional sobre la única Iglesia de Cristo, que ES la Iglesia catolica. El relativismo, el indiferentismo y el ecumenismo aquí mágicamente desaparece para dar paso a un análisis de los lefebristas bajo estrictos parámetros ultramontanos, dignos de Feeney.
Si están fuera de la Iglesia y son cismáticos, como dicen, ¿qué les preocupa? ¿acaso los obispos se preocupan por la ordenación de sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa? Y sin no son cismaticos, ¿qué les preocupa? Si es obvio que se mueren de viejos, están pidiendo ordenar laicos y diaconisas. Deberían allanar el camino para que esta sangre nueva se incorpore a una actividad pastoral que está herida de muerte.
Eso, como cualquiera con un mínimo de formación sabe, es una absoluta falsedad. El significado de la Misa -ya sea según el rito de Pío V, el mozárabe, o el actual que se celebra hoy en la mayoría de las Iglesias del mundo- es exactamente el mismo. Que la liturgia preconciliar le guste más, no le da derecho a mentir.
Tenemos un Papa extraordinario, que no merecemos, y siento (perdón por esta apreciación muy subjetiva) que está como solo, que no le entienden o no le quieren entender. En ocasiones, me recuerda a Juan el Bautista, la voz que clama en el desierto. El desierto, claro, somos nosotros.
Recemos por él; que el Señor le asista en todo momento para que sepa guiar y salvar a esta grey tan perdida.
Se trata de "supervivencia", dice Fellay. Así que si el sucesor de Pedro (habiendo mostrado que está haciendo lo humano y lo divino en búsqueda de la reconciliación), rogando que no se celebren esas ordenaciones, está matando a la FSSPX porque no la deja sobrevivir. Si la FSSPX es la depositaria de la verdadera Tradición de la Iglesia (teoría de la Fraternidad), entonces, el Sucesor de Pedro abandona la Tradición católica: este es el problema. No hay otro. Que no aceptan la autoridad de Pedro. Porque si la aceptan, la FSSPX no sobrevive. O sea, que Pedro y la Tradición -según ellos- han roto.
La pena es que entre los miles de seguidores de la FSSPX hay muchos que por un problema de estética religiosa, les siguen. Y siguiéndoles, entran sin saberlo en la soberbia propia de los cismáticos. En fin, si algo claro queda en esto, es la inmensa caridad del Sucesor de Pedro, y la inmensa soberbia cismática de estos obispos. Después de todos los gestos de Roma, a la que se ve decidida en buscar reconciliación.... ¿no podían haber tenido ellos uno solo? Pues no. Tienen que sobrevivir. A pesar de Pedro.
Así que voto de confianza a Fellay, ninguno. Solamente -faltaría más- al Sucesor de Pedro: en esta ocasión además claramente Primus in caritate.
Al hablar de supervivencia de la FSSPX creo que se refiere más a la posiblidad de una ruptura real de la misma que a que les hagan falta esos nuevos sacerdotes para seguir funcionando. Precisamente el número de sacerdotes de la Fraternidad no es un problema para ellos.
Lo que sí veo es que hay muchos católicos, y no pocos lefebvristas, interesadísimos en que no salga adelante aquello que desea el Papa.
Me permito sí, una mínima observación terminlógica : "descontrucción" es un neologismo de zapa, que oculta su intención. Se lo utiliza mucho en ciencias de la educación, cuando se quiere disimular que lo que se propones es, sin más, dinamitar las certezas cristiana de los educandos.
Yo hubiese escrito, más directamente, "con los auténticos DESTRUCTORES del catolicismo en su seno".
Hablar de los abusos litúrgicos y de las irreverencias y profanaciones del Santísimo "como consecuencia" del nuevo rito me parece un error.
El escrito enviado por los cardenales tuvo como efecto que Pablo VI ordenara una nueva versión de la Institución General del nuevo Misal Romano, en la que se enmendaba el polémico artículo 7. Pero la misa continuó tal cual el "arquitecto" la habìa diseñado. Sería fácil resaltar los puntos en que se atenúa o suprime la idea de sacrificio, lo que no es ningún misterio, porque públicamente Bugnini declaró que se había puesto especial cuidado en suprimir lo que fuere motivo de friccion con los hermanos protestantes.
"No me parece prudente ni racional el pretender que la Iglesia sea absolutamente estricta con los lefebvristas al mismo tiempo que no lo es, ni de lejos, con los auténticos deconstructores del catolicismo en su seno. Creo sinceramente que hay que dar un voto de confianza a monseñor Fellay."
Vamos a ver. Yo, personalmente, lamento que la Iglesia no sea más estricta con los "desconstructores" progres. Si estableciendo la comparación se llega a la conclusión de que no sería racional ser muy estricto con Fellay ya que no se es estricto con los progres, llegaríamos a la peligrosa conclusión según la cual no hay que ser estrictos con nadie.
Porque claro, yo le doy la vuelta al razonamiento : si se le da un voto de confianza a Fellay, ¿por qué no se le habría de dar a los obispos progres?
Me parece que todo esto no lleva a ninguna parte buena. Tan antipáticos y desleales me parecen los rojillos de la Iglesia como los lefebvristas. Soberbios en ambos bandos, rebeldes y desafiadores ante el papa.
Me niego a elegir entre unos y otros. No les doy mi voto de confianza a ninguno, porque al papa no le hacen ni caso, algo muy de moda, por cierto.
Los lefebristas seràn cabrones, pero no son hereticos. Los progres seràn bellísimas personas, pero lo son.
Ese es el problema, no la supuesta "buena fe".
Y lo de los seminaristas esperando en la casa, dejeme decirle que es directamente una broma.
Para eso, se hubiera quedado en su casa Lefebvre, hace 40 años y nos ahórrabamos el problema. Me gustaría ver qué hubiera pasado, y dónde estarìamos ahora.
O el código de derecho canónico es para todos o mejor que no sea para nadie y entonces esto es un cachondeo padre.
Por cierto, un voto de confianza no es carta blanca a Fellay para que haga lo que le da la gana.
No soy especialmente optimista sobre la posibilidad de que el lefebvrismo adjure en bloque de su gran error, pero si se corta ahora, en seco, el camino abierto por Benedicto XVI, el daño causado será peor que no haber hecho nada.
Los que son padres saben que con un hijo, a veces , no se debe ir directo a corregirle, hay que "conceder sin ceder con ánimo de recuperar" (como decía San Josemaría, y que he recordado al releer las propuestaS del blog de ELUTERIO este fin de semana).
Digo a veces, otras no queda más remedio que cortar por lo sano, claro.
Yo no sé si toda esta diplomacia medida y llena de caritas de nuestro Benedicto VXI , llegará a buen puerto, pero al menos lo está intentando. Concedamos sin ceder, por nosotros no quedará. Hay quien piensa que el Papa está haciendo el primo, el tiempo dirá. Más paciencia tiene el Señor con nosotros... ¿no?
Marchando una canción de Lenon y Mac Cartney :
"Give Peace a Chance"
Interesantísima la cuestión tratada por los Luises. luis, veo que has leído el libro recientemente publicado por Ciudadela acerca de la cuesión litúrgica, es una buena introducción para quien no esté familiarizado con el asunto.
Creo al respecto que, a pesar del esfuerzo interpretativo pro novus ordo que manifiesta Luis López y que yo también intento sostener, lo cierto es que el mismo posee elementos cuanto menos dudosos (mala traducción aparte), por lo que ansío la "reforma de la reforma" de la que ya se ha hablado, máxime teniendo en cuenta que nuestro querido Papa anda más que fino en este asunto y lo hará muy bien.
generaciones perdidas, que se revuelven y resisten antes de morir.Gracias a Dios que vela por su Iglesia, hay una luz en el horizonte, esa nuevas generaciones de sacerdotes, a las que no han podido envenenar.Ellos seran los nuevos Obispos Cardenales, Papas.
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=3345
Ahí se notó que Argentina hizo mella en el prelado, y es que más de uno sí se cree por ahí que la Tradición con T es de ellos. No en vano han lanzado proyectos como Radio Cristiandad, que bailan en la cuerda floja del Sedevacantismo...
Pero enfin, siempre es bueno ver que Monseñor Fellay sigue ejerciendo su liderazgo con la moderación requerida para tal puesto. Puede que las ordenaciones no se pospongan, incluso que no haya observador, o "estatuto provisorio" para entonces...
Pero, de toda la argumentación que dan, solo se puede dar por válida una clara necesidad de Sacerdotes que tiene Europa en estos momentos. Ojalá que pronto puedan servir a toda la Iglesia.
Nos podrán caer más o menos simpáticos los de la Fraternidad, pero reconozcamos algunas diferencias con los progres, para no caer en una equidistancia totalmente injusta:
- Los lefebvrianos NO son rebeldes a la Doctrina, y salvo el asunto disciplinar de la ordenación de Obispos, no son rebeldes al Papa. Al contrario, resultan cerriles hasta le exasperación por su defensa de la Tradicióny el Magisterio de los Papas anteriroes, sin flexibilidad alguna en sus relaciones con la Curia.
- Los heterodoxos vacían las iglesias. Los lefebvrianos, cuando les dan la oportunidad, las llenan y, a día de hoy, cuentan con cerca de un millón de fieles. No tienen mérito en esto: simplemente la gente se siente atraída por un lenguaje claro que expresa la Tradición sin contaminaciones ambientales.
- La actitud de los lefebvrianos es, en muchas ocasiones, reprochable, pero reconozcamos que algunas de sus críticas son absolutamente acertadas. En algunos puntos, cuando se oye predicar a muchos obispos y sacerdotes, no se identifica la doctrina tradicional de la Iglesia Católica. El indeferentismo, el relativismo, el ocultamiento en la pastoral del carácter sacrificial de la Misa, el silencio sobre los Novísimos, etc., son hoy aspectos que desconciertan y desmotivan a muchos fieles.
- Una última y clara diferencia, es que unos son cerriles por amor a la Iglesia y otros son contumaces por su empeño en la destrucción de la misma Iglesia.
A mi en ocasiones me han escandalizado algunas declaraciones de los Obispos de la FSSPX, pero ni de lejos se me ocurre compararlos con los heterodoxos.
Personalmente, y aventurándome a especular nada menos que sobre los designios de la Providencia, creo que a la Fraternidad, aún con esa actitud cerril, o incluso en parte gracias a ella, le ha tocado un papel particular en la restauración de la Tradición allá dónde está herida. No nos engañemos: como dijo el Papa poco antes de subir al trono de Pedro, la Iglesia hace aguas. Como nunca. Se hunde paulatinamente y esa situación se debe principalmente a una razón: el abandono de la Tradición. No desde el Magisterio, pues éste se ha enriquecido notablemente con los últimos Papas, si no en la pastoral y la predicación.
Hoy mismo Infocatólica da como primera noticia el avance espectacular de los evangélicos en Guatemala. En la noticia se comenta en un momento dado que muchos curas católicos se pasan a las filas evangélicas en cuanto un pastor herético les discute dogmas marianos o sobre el papel del Papado. Sinceramente, éso no podría ocurrir con el clero lefebvriano. Más que nada porque, además de su exhaustiva preparación, tienen una fe íntegra, lo que significa que no aguan, ni ocultan ningún aspecto de la fe trasmitida por la Tradición. Cuando, como ocurre hoy en tantísims sectores de la Iglesia, se tapan y velan aspectos fundamentales de la Tradición, el edificio se cae. ¿Quién no sabe hoy de muchos católicos de Misa dominical que ponen en duda las enseñanzas de la Iglesia en diversas materias? Lógivo por otra aprte cuando, desde los púlpitos y los episcopados el mensaje que se da es tan flojo y tibio.
Así es imposible que se mantenga a flote el barco. Éso, con todos sus defectos, es lo que dicen los lefebvrianos, y éso es lo que algunos en la Curia no quieren aceptar.
Quizá Radio Cristiandad esté bailando en la cuerda floja del sedevacantismo. Y eso más que malo, es malísimo.
Pero no hay que olvidar que pone a disposición de todos los católicos recursos de apologética y doctrinales que son mucho más efectivos e igual de "ortodoxos" doctrinalmente hablando que, por ejemplo, el Catecismo de la Iglesia Católica.
Haga la prueba: tome un grupo de postconfirmación, ya no son niños, y enséñele con el Catecismo de la Iglesia Católica; luego tome otro grupo, y enséñele con los recursos de Radio Cristiandad, Convicción Radio (chilena) y www.statveritas.com.ar
Yo he hecho la prueba, y por los frutos he conocido; la obra dirigida por Schönborn tiene la rara cualidad de atravesar sus mentes como un rayo de sol el cristal, sin dejar rastro. Sin embargo, los recursos arriba apuntados se les quedan grabados con fuego.
Por supuesto, los chicos no saben de dónde he extraído esos recursos.
ADVENIAT REGNVM TVVM.
1º me alegra inmensamente que se haya iniciado el retorno de unos hermanos separados. No cabe en mí otra actitud que apoyar con mis oraciones y penitencias tal proceso y el deseo del Papa.
2º A mí, como católico, sin embargo, me preocupan muchísimo más aquellos que, supuestamente estando dentro, se comportan como aquel hijo de la parábola que dice que va a la viña, y luego no va. Es decir, todos aquellos que, desde “dentro”, hacen aguas. Ultimamente, por desgracia, hemos podido ver casos así. Pido a Dios también, y tanto, que esos “hermanos” vivan como tales.
Como veo que tienes experiencia en el manejo del Catecismo oficial, el de Schönborn, ¿podrías escribir un post al respecto en tu blog y así discutir (en el bien sentido) este tema?
Se em aparece de lo más interesante, máxime visto lo visto del ilustre cardenal de Viena.
Desde luego, no sabemos qué pasaba por su cabeza. ¿Quizá temor ante la situación que se vivía? ¿Exasperación? ¿Tendría un cabreo sordo? En todo caso, es profundamente injusto tacharle a él y la institución de cismáticos y compararlos con los herejes. Es una falta a la verdad y a la Caridad.
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