Españoles en la curia

Llueven los rumores sobre el traslado de algún cardenal o arzobispo español a la curia romana. Desde el arzobispo de Granada, monseñor Martínez, hasta el Primado de España, cardenal Cañizares, pasando por el también cardenal Martínez Sistach, es muy probable que la iglesia española “ceda” a alguno de sus pastores a Roma. Lo del arzobispo granadino no lo veo claro porque Roma no suele ser el destino de quienes han tenido “problemas” en sus diócesis. No entro en las razones de los conflictos que ha tenido monseñor Martínez, pero que los ha tenido, es claro.

En el caso de Monseñor Cañizares, iría para ser prefecto de alguna congregación. En ese caso se convertiría, si no lo es ya, en el único papable español con alguna posibilidad de “éxito” en mucho tiempo. Pero a su vez dejaría un hueco en la iglesia española difícil de llenar, no sólo porque ocupa la sede primada de Toledo, sino porque ha sido uno de los obispos más mediáticamente activos contra la ingeniería social zapateril. Por otra parte, dada su personalidad, su presencia en Roma haría que la iglesia española tuviera una influencia más notable allá donde se toman las decisiones más importantes.

Además, la partida de Cañizares hacia el Tíber supondría dejar a monseñor Rouco Varela sin el sucesor que hasta ahora todos pensaban como seguro. Y no sólo me refiero a la sucesión en el arzobispado de Madrid sino también en Añastro. De los actuales arzobispos españoles, no hay ninguno que destaque especialmente, aunque yo creo que la cosa estaría entre Osoro y Ureña. Para Toledo podría ir también alguno de los dos…. o incluso Blázquez, que antes o después será arzobispo de “algo". Tampoco es descartable que alguno de los obispos de “nueva generación” (nombrados en los últimos 5-7 años) dé un salto importante. No creo que Roma guste de dar esos cambios tan grandes pero pienso que cuanto antes tomen más responsabilidades aquellos que acabarán por tomar el mano de la iglesia española, mejor.

Sistach sonaba para la Signatura apostólica, cosa que encaja muy bien con su condición de canonista. Su salida de Barcelona provocaría alegrías y nerviosismos a partes iguales entre los diversos sectores de la iglesia católica en Cataluña. De hecho, sea ahora o sea dentro de 4-5 años, cuando al cardenal le toque retirarse por edad, si algo parece claro es que el futuro de la iglesia catalana estará marcado en gran manera por la elección que desde Roma se haga para suceder a Sistach al frente de, primado honorífico tarraconense aparte, la archidiócesis más importante de Cataluña. Mientras llega ese momento, los nombramientos de Gerona y Lérida servirán para hacernos una idea de lo que Roma quiere para la región más descristianizada de España. Y mis fuentes me hablan de que dichos nombramientos están al caer y serán “buenos". El que me conoce ya sabe lo que yo entiendo por “bueno".

En todo caso, mis capacidades como analista y futurólogo de la realidad episcopal española son todavía bastante limitadas. Aparte de que a mí no me llama el cardenal Ré -je, je-, tampoco es que tenga mucho interés en hacerme experto en política eclesiástica de altos vuelos. Los obispos son importantes, sin duda, pero en todas y cada una de las diócesis de todo el mundo, los obispos pasan y curas y seglares quedan. Tener buenos pastores es necesario, pero en las circunstancias actuales es fundamental que los laicos tomemos conciencia de que gran parte del futuro de la Iglesia, al menos en España, está en nuestras manos. De nosotros dependerá que el catolicismo reviva o siga languideciendo en un país que cada vez está más necesitado de volver a sus raíces.

Luis Fernando Pérez Bustamante