Doña Catalina
La diócesis de Coria-Cáceres, al frente de la cual está monseñor Francisco Cerro, tiene una nueva persona responsable de la delegación de relaciones interconfesionales. Se trata de la hermana Catalina López Sánchez, M.A.P, primera mujer en ocupar un cargo de confianza en dicha diócesis. Eso ha motivado que un periódico local le haya realizado una entrevista, que reproducimos hoy en Religión en Libertad.
La entrevistadora, ávida de buscar un titular que pudiera ser llamativo, preguntó insistentemente por el papel de la mujer en la Iglesia, y más concretamente sobre la posibilidad de que haya mujeres sacerdotisas. Y doña Catalina, tras haber sorteado con elegancia el primer embate, recordando que “Cristo eligió hombres pudiendo haber elegido mujeres", finalmente cae en la tentación de lo políticamente correcto al afirmar que “me parecería bien que las mujeres pudieran ser sacerdotes pero no creo que haya que forzar la situación". O sea, un sí pero ahora no. Y eso va acompañado de una de las confesiones típicas de aquellos católicos que andan como medio avergonzados de que la Iglesia no vaya al mismo ritmo que el mundo: “Puede que haya llegado el momento en el que sea necesario un cambio. No lo sé. La Iglesia también avanza, lo que ocurre es que lo hace a un ritmo más lento dando respuesta a lo que el mundo y la sociedad va necesitando en cada momento".
Pues no, que la Iglesia haga lo que el mundo hace no es ningún avance. Cuando tal cosa ocurre lo que se produce es exactamente lo contrario. La Iglesia retrocede cuando deja de iluminar al mundo y permite que el mismo la ilumine a ella. Una cosa es la inculturización, que consigue que el evangelio se encarne en cada generación y en diferentes tipo de sociedades y culturas, y otra es dejar que la cultura y los pecados de una generación concreta se encarnen en la Iglesia, aguando su mensaje, desvirtuando su carisma profético y limitando su misión salvífica.
No voy a entrar en la cuestión del sacerdocio femenino, porque ya lo he tratado en otras ocasiones. Baste recordar que ese es un tema zanjado infaliblemente por la Iglesia. Podrá gustar más o menos a unos y otros, pero el magisterio de la Iglesia Católica ya ha dicho su última palabra. Lo único que puede cambiar es que sobre esa doctrina recaiga una pronunciación dogmática, con el consiguiente anatema para los que sostengan lo contrario.
Precisamente por ello, mi queja contra lo que afirma la hermana Catalina no va tanto contra el contenido de esa frase como contra el hecho de que ella, siendo una mujer de Iglesia, no sepa en realidad lo que la misma enseña al respecto o, cuanto menos, no sepa de la inmutabilidad de la doctrina sobre el sacerdocio reservado a los hombres. Que la mayoría de los fieles no conozcan de la existencia de la “Ordinatio sacerdotalis” de Juan Pablo II, tiene un pase. Que no lo conozca alguien con responsabilidad eclesial, no es admisible. Y menos si esa persona es la que va a encargarse de las relaciones con otros cristianos y miembros de otras religiones. Dudo que haya anglicanos y luteranos en Extremadura, pero imaginémonos que en un encuentro ecuménico con ellos saliera la cuestión del sacerdocio femenino, que ellos aprueban mientras que la Iglesia Católica niega. ¿Qué diría la hermana Catalina en ese momento? Y, quede claro, me da igual que sea mujer. Si en vez de Catalina se llamara Catalino y fuera franciscano o jesuita, la cosa no cambiaría nada.
A menos que sea un error de transcripción de la periodista, cosa que no descarto, hay otro detalle en la entrevista a la hermana Catalina que me deja ciertamente preocupado. Es más, me lleva a pensar si no hubiera sido necesario que monseñor Cerro formara un poco más a la persona que ha elegido para ese cargo. Dice la hermana: “soy delegada de ecumenismo. Es decir, se trata de favorecer la unidad de todos los cristianos: los católicos, los ortodoxos, los luteranos, los anglicanos, los evangelistas…” ¿evangelistas? ¿todavía estamos así, doña Catalina? ¿no sabe usted que al nombre de cristianos ellos añaden el apellido de evangélicos?
Ya sé que sigue siendo enorme el desconocimiento en España sobre la realidad del mundo protestante. Pero qué menos que los delegados de ecumenismo de nuestras diócesis sepan como llamarles. Porque si para el diálogo con los hermanos separados no ponemos a personas que sean absolutamente fieles a la doctrina de la Iglesia en la totalidad de aquello que forma parte del depósito de la fe y además no conocen de verdad la identidad de aquellos con los que van a tratar, mejor no tener delegación de ecumenismo y diálogo interreligioso. Al fin y al cabo, no es necesario que las curias de todas las diócesis sean una especie de mini-vaticano, con delegaciones haciendo de mini-dicasterios romanos en versión diocesana.
Dicho eso, deseo a doña Catalina la mejor de las suertes en su tarea. Si su obispo confía en ella es porque habrá visto que tiene cualidades y virtudes dignas de alabanza. Enhorabuena por el nombramiento y que el Señor la ayude a ser un factor de reconciliación y de paz con los no católicos.
Luis Fernando Pérez Bustamante
9 comentarios
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Estoy de acuerdo con esta afirmación. Si no hubiese personas preparadas, mejor dejar esas secciones en manos, por ejemplo, del Vicario General.
Lo más grave no es la ignorancia supina sobre el tema de la ordenacion de mujeres (BTW, esta mujer no está en comunion con un documento pontificio solemne - le exigiran que lo acate para su insercion en la comunidad? digo por los dos pesos y medidas con los lefes), sino la pérdida de sensus fidei.
Segun este personaje, el deposito de la fe sería una construccion ideologica que se va modificando pari passu con el progreso del pensamiento mundano, eso sí, con un cambio menos.
O de otro modo: la Iglesia catolica sería una suerte de Iglesia anglicana en camara lenta.
En cualquier caso, las respuestas de esta religiosa demuestran una falta de conocimiento del magisterio de la Iglesia atroz. Es más, igual considera el señor obispo que el dialogo con otros cristianos u otras religiones lo debe llevar alguien "políticamente correcto", que sea permeable a cualquier idea. Tiendo a creerme esto viendo lo que sucede en muchas diócesis con el diálogo ecuménico e interreligioso.
La Iglesia es atemporal, pues el Reino de Dios es infinito, y, por tanto, eso de que la iglesia no evoluciona al mismo ritmo que la sociedad es falso. Estaría bueno.
+ CREDO IN UNUM DEUM
Con esta forma de pensar estamos como estamos. Que valentia o que sinceridad.
Y es que a los demás cristianos no católicos del territorio de Coria-Cáceres no creo que les importe mucho dialogar con la Iglesia "católica" -es un decir- de Coria-Cáceres.
Porque, al paso que va, con gente como ésta, no creo yo que a esa diócesis -y como a ella, a tantas otras- le quede mucho tiempo.
http://blogs.periodistadigital.com/elpulpito.php/2009/02/23/una-brava-y-un-perplejo#comments
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