Cuaresma 2007, por Monseñor López Martín
Monseñor Julián López Martín, obispo de León, fue ordenado sacerdote el 30 de junio de 1968. Recibió la ordenación episcopal el 25 de septiembre de 1994, pasando a pastorear la diócesis de Ciudad Rodrigo, de la cual pasó a León el 28 de abril del 2002.
Don Julián nos pide que al mismo tiempo que examinamos nuestra condición personal para eliminar lo que nos impide ser más santos, nos dediquemos en esta cuaresma a meditar sobre la situación en nuestro país. Recomienda la lectura de la última Instrucción pastoral de los obispos españoles y nos anima a que seamos capaces de vivir nuestra fe coherentemente y con disposición a dar razones de la misma, para testimonio de vida en una sociedad que se muere.
Cuaresma 2007
Queridos diocesanos:
La Cuaresma está a las puertas. Es tiempo que precede y dispone a la celebración gozosa de la Pascua, ocasión para escuchar más abundantemente la Palabra de Dios y oportunidad de conversión, de actualización de lo que significa haber sido bautizados, de reconciliación con Dios y con los hermanos, y de recurso a las armas de la penitencia cristiana: la oración, la mortificación corporal y la limosna (ver Mt 6,1-6.16-18).
La Cuaresma de este año debería ser para los fieles católicos una oportunidad para leer y meditar la reciente Instrucción pastoral que publicamos los Obispos en noviembre pasado sobre la situación de grave deterioro de los valores morales en nuestra sociedad, en la España de hoy. Sólo unos datos: se percibe una continua crispación en relación con la vida pública, se producen enfrentamientos en el campo político que llegan a la censura de las personas, se avivan viejos recuerdos que se creían superados en el clima de consenso y de reconciliación desde 1978, se manifiesta desconfianza y rechazo hacia la religión católica y se constatan los resultados de una legislación que está dañando seriamente los fundamentos de la familia y del respeto a la vida humana. Entre nosotros se festeja como un logro social el indebidamente llamado matrimonio entre personas del mismo sexo, León registra una media anual de 700 abortos directamente provocados, aumentan las rupturas matrimoniales, la violencia doméstica, las lesiones, los hurtos y los daños contra la propiedad y el medio ambiente, y la delincuencia de menores de edad.
El panorama es oscuro, y no porque nos empeñemos en verlo así. Para nadie es un secreto que existe un proyecto en configurar la vida familiar y social, la educación, la cultura y la comunicación de acuerdo con un laicismo radical y excluyente del hecho religioso cristiano, acusando incluso a la Iglesia Católica de alinearse con posiciones de determinados partidos políticos. No es posible ni recomendable cerrar los ojos a esta realidad, como si no nos afectara. Preocupados por el cambio climático, deberíamos estarlo con mayor motivo aún por el deterioro de los valores espirituales y morales. En este contexto, los fieles católicos debemos esforzarnos en vivir de acuerdo con nuestras convicciones religiosas, reivindicando el derecho y la libertad de dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza, sin privilegios ni discriminaciones, con trasparencia y sin disimulo.
En este sentido la Cuaresma nos viene bien para examinarnos a nosotros mismos, y repasar nuestra manera de pensar y nuestras actitudes de comportamiento ante la situación que acabo de señalar. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para intensificar la propia conversión. El itinerario cuaresmal, domingo tras domingo, invita a cooperar con la gracia divina, para dar muerte al hombre corrupto que actúa aún en nosotros. Se trata de romper con el pecado que habita en nuestros corazones, de alejarnos de todo aquello que nos aparta de Dios, y por consiguiente, de nuestra felicidad personal y en cuanto ciudadanos de este mundo. Con mi cordial saludo y deseándoos una fructífera renovación cuaresmal:
Mons. Julián López Martín,
Obispo de León
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