Lo que pinta el catolicismo en Polonia, Irlanda y España
Irlanda, referéndum sobre el “matrimonio” homosexual: 62% a favor, 38% en contra. Polonia, elecciones a la presidencia: Candidato provida gana con el 51,55%. España, elecciones municipales y autonómicas. Candidaturas provida y/o profamilia: 0%.
Estimados lectores, los hechos son los que son. Irlanda, Polonia y España tienen en común ser, o haber sido, países católicos. Pero a la hora de votar, eso se traduce de muy distinta manera.
Vamos por partes:
Irlanda. Aunque pueda parecer un desastre, de hecho lo es, la victoria del si al “matrimonio” homosexual no es tan aplastante como cabría esperar si se tiene en cuenta que la totalidad de los partidos políticos irlandeses pedían ese sí. Que casi un 40% de la población haya votado no es un dato muy a tener en cuenta. Sobre todo cuando los obispos irlandeses han mantenido, para vergüenza suya, un perfil muy bajo en la campaña previa. Ciertamente la credibilidad del episcopado irlandés anda por los suelos dado el escándalo del tratamiento infame a los casos de abusos sexuales de décadas atrás, pero qué menos que dar la cara abiertamente, aunque te la partan, para impedir que tu país, “católico", sea el primero del mundo en aprobar por referéndum algo que se da de tortas con la ley natural y la moral cristiana.
La reacción del arzobispo de Dublin ha sido, como poco, flojita. Dice que la Iglesia tiene que revisar la realidad, buscar un nuevo lenguaje, etc. O sea, lo de siempre. Seamos claros, lo que la Iglesia tiene que hacer es predicar la verdad de forma clara y rotunda. Otra cosa es que muchos no hagan ni caso. Allá ellos. Los votos no cambian la naturaleza de las cosas y no convierten en bien lo que está mal. No me imagino a los apóstoles preocupados por la aceptación social de los valores evangélicos. Los predicaban tal cual. Y como dijo Cristo, unos cuantos entran por la puerta estrecha mientras que bastantes más se van por la ancha.