Es preciso que entremos en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones
Primera lectura del martes de la quinta semana de Pascua:
Vinieron entonces de Antioquía y de Iconio unos judíos que sedujeron a la muchedumbre, de modo que apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto. Pero rodeado de los discípulos se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente marchó con Bernabé a Derbe.
Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y hacer numerosos discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, confortando los ánimos de los discípulos y exhortándoles a perseverar en la fe, diciéndoles que es preciso que entremos en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones.
Tras designar presbíteros en cada iglesia, haciendo oración y ayunando, les encomendaron al Señor, en quien habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia; y después de predicar la palabra en Perge bajaron hasta Atalía.
Desde allí navegaron hasta Antioquía, de donde habían salido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado. Al llegar, reunieron a la iglesia y contaron todo lo que el Señor había hecho por mediación de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
Se quedaron bastante tiempo con los discípulos.
Hech 14,19-28
La Iglesia no debe permanecer quieta. Mientras haya hombres y mujeres a los que no se ha predicado el evangelio, ella debe continuar su labor misionera. Aunque ello le lleve a ser perseguida.